La relación gobierno-movimiento social, es un tema de análisis y preocupación en varios países de Latinoamérica, mucho más cuando se tiene la presencia de gobiernos de corte progresistas, que han surgido «cercanos» a los movimientos sociales y la crítica férrea al Neoliberalismo, pero que no ha significado precisamente el abandono o el reemplazo de dicho […]
La relación gobierno-movimiento social, es un tema de análisis y preocupación en varios países de Latinoamérica, mucho más cuando se tiene la presencia de gobiernos de corte progresistas, que han surgido «cercanos» a los movimientos sociales y la crítica férrea al Neoliberalismo, pero que no ha significado precisamente el abandono o el reemplazo de dicho modelo. Para proponer algunos elementos de análisis en este texto traigo a colación las ideas de algunos reconocidos autores con respecto al tema.
Empecemos con una expresión de Emir Sader, 1 quien dice lo siguiente: «El neoliberalismo no terminó, se moderó con grados de apoyo estatal», un elemento que nos ayuda quizá no para cerrar sino que para abrir una caracterización que se aproxime al contexto de los países latinoamericanos, cuando muchos debates apuntan hacia la victoria de los movimientos sociales sobre el neo liberalismo, y el mismo Sader menciona en varias partes de su análisis el «Pos Neoliberalismo», quizá el triunfo de los movimientos sociales respondan a una victoria parcial en una determinada fase del neo liberalismo y en algunas regiones del continente, por un lado Sader pone el dedo en la llaga cuando menciona las fragmentaciones existentes aún en los movimientos sociales y la falta de un modelo alternativo; recordando además algunas deudas pendientes que deben ser abordadas por los gobiernos «moderadamente antineoliberales» como ser: la hegemonía del capital financiero, agro negocios y democratización de los medios de comunicación.
Al respecto del pos neoliberalismo Svampa 2 prefiere no caracterizarlo de ese modo y plantea que es necesario «analizar las continuidades y las rupturas del modelo neoliberal para cada caso en particular». Afirma que el contexto latinoamericano podría ser hoy definido como un laboratorio político, en el que se encuentran por lo menos tres aspectos muy positivos:
«el avance de las luchas indígenas, sobre todo en los países andinos; la propuesta de creación de estados plurinacionales, principalmente en Bolivia y en Ecuador, con una vocación por la interculturalidad; por último, la proliferación de lenguajes sobre la territorialidad, que también se expresan en términos de derecho«.
A pesar de esto Svampa advierte que simultáneamente el modelo extractivista exportador se va asentando en América Latina, que es donde hoy se encuentra la mayor tensión entre movimiento sociales y gobiernos, ya que el «estilo de desarrollo adoptado, más allá de las diferencias entre países, muestra un claro acoplamiento entre modelos neodesarrollistas y gobiernos conservadores, gobiernos de centroizquierda, gobiernos de izquierda. El estilo de desarrollo adoptado se coloca por encima del signo ideológico«.
El complejo sistema de dominación neo liberal ha sufrido importantes modificaciones, y una de esas modificaciones tiene que ver con la incorporación de movimientos dentro de gobiernos progresistas, con discursos anti neoliberales, pero que no oponen resistencia al modelo imperante hoy: Extractivisimo – Agronegocios – Poder Trasnacional; ¿nuevamente el Estado está organizando la explotación a escala social ?. Podríamos decir que estamos frente a nuevos escenarios de conflictos sociales?
Si en el marco de la industrialización el conflicto era protagonizado por los grupos obreristas y la mediación del Estado entre capital, «la fábrica se convertía en el espacio central del conflicto, un espacio de dominación pero también de gestación y despliegue del antagonismo» 3 , ¿cuál es hoy el espacio central del conflicto? ¿Desde donde surgen los nuevos «insubordinados» a que y contra qué?, pues una de las características es que «se destaca la emergencia de «sujetos» o «actores» con una gran fortaleza en torno a conflictos ubicados en los límites entre la esfera de la producción y la de la reproducción de la vida» 4 , como la experiencia de la ultima lucha por el agua en Perú, donde se pudo «visibilizar la existencia de un conflicto entre grandes empresas multinacionales y comunidades locales que buscan asegurar su sobrevivencia» 5 .
Hoy la lucha contra el modelo no está centrada en un solo actor o sindicato, o en organizaciones tradicionales. Entre estos nuevos «sujetos» o «actores» emergentes también empiezan a cuestionarse la toma del poder para la transformación social, muchos de ellos ponen en tela de juicio si el poder necesariamente tiene que ver con el poder estatal, enriqueciendo el debate sobre el poder como una cosa que se toma o el poder como una relación que precisa la diferencia entre el «poder-sobre» y el «poder-hacer», en este sentido el siguiente párrafo es muy ilustrativo:
«El Estado se concibe única y exclusivamente como una herramienta de las clases dominantes para someter a las clases subalternas. Y por lo tanto se cuestiona que deba emplearse, para la liberación, el mismo instrumento que usan las clases dominantes para la opresión » 6 .
Svampa resume de manera muy interesante dos miradas posibles sobre los movimientos sociales-gobiernos: » por un lado se les reconoce que desde abajo construyen nuevas redes de solidaridad, nuevas formas de auto-organización, pero por el otro, se les reclama que abandonen la dinámica defensiva o destituyente, y que se involucren en la construcción del nuevo poder del Estado. Ese es un reclamo de los gobiernos progresistas, de centroizquierda, de izquierda. Por el otro lado, existe siempre el riesgo de la subordinación, la instrumentalización, y la estatización de los propios movimientos sociales, que ha sucedido, y continúa sucediendo en los propios gobiernos» 7 .
Los sujetos o actores sociales no se centran en uno sólo, son variados y adquieren distintas formas, demandas, lo que a veces hace difícil una buena articulación, son los movimientos sociales los que vienen colocando en la agenda los temas más trascendentes para la búsqueda y construcción de alternativas al modelo hegemónico.
El sistema capitalista ha complejizado su forma de dominación de los de abajo, ya no es una relación fábrica, sindicato, estado, sino que una dominación a cielo abierto como proponen algunos autores, y las formas de lucha no precisamente se centran en tomar el poder estatal, la contradicción principal podría centrarse en el modelo extractivista, desarrollando luchas contra el despojo de Derechos, territorios, recursos naturales desde una esfera extra institucional, en donde, al decir de Zibechi 8 : ya no se tratan de luchas legales o ilegales, sino de luchas legítimas por la vida y la defensa de los pueblos.
Notas:
1 Revista de crítica Social: «los gobiernos progresistas en la región: escenarios futuros» pag. 8. 2010
2 Idem, pag. 11 y 12
3 Idem, pag. 65
4 Debates y enfoques críticos en el estudio de los fenómenos de acción colectiva en América Latina. Clase desarrollada por Iglesias y Modonesi, Clacso 2011.
5 Resitencias locales, movimientos globales. Zibechi, 2012 en la Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2012/03/09/index.php?section=opinion&article=023a2pol
6 Debates y enfoques críticos en el estudio de los fenómenos de acción colectiva en América Latina. Clase desarrollada por Iglesias y Modonesi, Clacso 2011.
7 Revista de crítica Social: «los gobiernos progresistas en la región: escenarios futuros», pag. 36. 2010
8 Ver en la jornada: http://www.jornada.unam.mx/2012/03/09/index.php?section=opinion&article=023a2pol
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