(Con mi agradecimiento a Mariano Rajoy a quien, casi textualmente, le he copiado el discurso) Señorías… nos encontramos en una situación extraordinariamente dura, estamos viviendo un momento crucial que determinará nuestro futuro, pero esta es la realidad y no caben ni fantasías ni ocurrencias. Las próximas patadas que nos disponemos a repartir entre sus señorías […]
(Con mi agradecimiento a Mariano Rajoy a quien, casi textualmente, le he copiado el discurso)
Señorías… nos encontramos en una situación extraordinariamente dura, estamos viviendo un momento crucial que determinará nuestro futuro, pero esta es la realidad y no caben ni fantasías ni ocurrencias. Las próximas patadas que nos disponemos a repartir entre sus señorías es lo único que podemos hacer, y no me pregunto si me gusta porque, o todos unidos os entramos a patadas o nuestras piernas serán estériles. La única pregunta que debe importarnos es ¿servirá de algo? Y la respuesta es sí… porque hacemos lo que debemos hacer, porque es nuestra obligación, porque es el único camino que conduce a la recuperación y al crecimiento. Así tengamos que entraros a guantazos, a cachetes, a leñazos, lo vamos a hacer siempre pensando en los intereses de los españoles de hoy y del mañana, en beneficio de los que nos aplauden, de los que se callan e, incluso, de los que nos provocan.
Yo soy el primero en estar haciendo lo que no me gusta: dije que renunciaba a las patadas y estoy hablando de repartir patadas; dije que volvería a poner la otra mejilla y estoy hablando de partiros la cara, pero hago lo único que se puede hacer y no tenemos nada de lo que avergonzarnos.
Sé que las patadas que nos disponemos a aplicar van a ser duras, pero son inevitables, y van a ser repartidas por este pueblo entre sus señorías con sensibilidad, con comprensión y humildad.
Sé que habrá algunos que se resistan a nuestras patadas que, repito, sé que son dolorosas, también difíciles, pero la mayoría silenciosa de buenos españoles afrontarán el paquete de hostias que ya hemos dispuesto con aplomo y serenidad para que salgamos de esta crisis con perseverancia y esfuerzo.
Los excesos del pasado se pagan en el momento presente, y el reto que tenemos por delante es aplicar a las nalgas de sus señorías patadas que nos vienen impuestas por la delicada situación por la que atravesamos y que cuentan con la aprobación de nuestros socios y amigos europeos. Hay que hacer frente a la actual crisis de manera que podamos construir un futuro mucho más seguro para sus señorías que quieren que este pueblo no sólo les diga la verdad, sino que también se la patee.
Y es por ello que, como parte de ese paquete de patadas que hemos aprobado se ha dispuesto duplicar a sus señorías, congresistas y senadores, las patadas extraordinarias por Navidad; vamos igualmente a bonificar con un 25% de puntapiés las nalgas de las organizaciones empresariales y de la Casa Real; vamos a aumentar a partir del 1 de septiembre del 17 al 21% la tributación de patadas y coces al sector financiero y bancario; vamos a acreditarles un 10% del PIB (Patada Interna Bruta) a las distintas familias de mercachifles que se reparten los medios de comunicación; y vamos a exigir que en las comunidades autónomas se proceda al mismo reparto de patadas, hasta que el déficit de puntapiés que nos sigue afectando encuentre su estabilidad en las mullidas nalgas de sus señorías y demás cortes, recortes y consortes.
Y va a ser cada semana, cada viernes, cuando vuelva a ponerles al corriente, si no tuviéramos más remedio, de la emisión de nuevos reajustes en sus nalgas. Muchas gracias por las nalgas que nos están dispensando. ¡Ah… y que se jodan!
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