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La documentalista brasileña Iara Lee presentó un documental sobre Siria en el X Festival Internacional de Cine del Sáhara

Fuentes: Rebelion

Desde el 8 al 13 de octubre se celebró en el campo de refugiados de Dajla, en territorio argelino, el X Festival Internacional de Cine del Sáhara, calificado por The Guardian en 2010 como el «festival de cine más remoto del mundo». Directores, actores, productores y activistas se han reunido en un remoto campamento del […]

Desde el 8 al 13 de octubre se celebró en el campo de refugiados de Dajla, en territorio argelino, el X Festival Internacional de Cine del Sáhara, calificado por The Guardian en 2010 como el «festival de cine más remoto del mundo». Directores, actores, productores y activistas se han reunido en un remoto campamento del desierto para compartir trabajos que nunca son neutrales, que no son indiferentes a la injusticia, que reflejan las luchas y el sufrimiento de los empobrecidos por el mercado y masacrados por las guerras. Entre una presencia mayoritariamente africana, asiática y europea, destaca una mujer brasileña. Se trata de Iara Lee, quien nació en Sao Paolo hace 47 años, de padres coreanos. Comenzó haciendo películas sobre zonas y regiones en conflicto y empobrecidas, hasta que en un campo de refugiados en Afganistán se dio cuenta de que los afganos estaban cansados de tantas películas sin que nadie les ayudara y decidió combinar su cine con el activismo.

Desde 1984 a 1989, Lee fue productora en el Festival Internacional de Cine de Sao Paulo en Brasil. Entre 1989 y 2003 dirigió la compañía de medios mixtos Caipirinha Productions para explorar la sinergia de las diferentes formas de arte (cine, la música, la arquitectura y la poesía). Tras la guerra de Iraq decidió visitar y luchar por Oriente Medio. Después de tres años de trabajo visitando conflictos y postconflictos en países como Congo, Liberia, Amazonia, Nigeria, Palestina o Colombia, en 2010 terminó su película Culturas de Resistencia, que se ha emitido en más de cien países. A partir de ahí decidió crear la fundación Culturas de Resistencia, con sede en Estados Unidos.

Iara Lee viajó también en el buque Mavi Marmara de ayuda a Gaza que fue asaltado por el ejército israelí asesinando a nueve cooperantes. Sus imágenes fueron prácticamente las únicas que se difundieron del ataque israelí ya que las pudo sacar escondidas.

Al Festival del Sáhara trae el documental The suffering grasses, rodado al inicio del conflicto sirio, del cuál nos habla: «Mi película ya es histórica. Entonces la oposición empezaba y quería defender a los civiles, pero ahora ya no se puede decir que hay un actor bueno en el conflicto. Para los sirios es horrible, ahora es la guerra total y civil. Nos preguntamos cuál podría ser la tercera opción, hay que buscarla, pero la idea de una intervención extranjera es una barbaridad. Es cínico el argumento de justificarla por el uso de armas químicas, el gobierno estadounidense las uso en Vietnam o en Faluya e Israel en Gaza. No es una opción la guerra contra la guerra, la intervención humanitaria no existe».

Según Lee, en Brasil se desarrollan historias que merecen ser contadas y sobre las que ella ha trabajado. «En mi país hay un guerra urbana donde se matan más personas que en una guerra tradicional. Es verdad que no se venden muchas armas, pero las que hay se usan constantemente».

En cuanto a la difusión de sus documentales señala que «hacer la película es difícil, pero luego la difusión es todavía más difícil por el control de las vías de difusión. No se puede contar con el sistema tradicional de distribución. Del esfuerzo a realizar, debemos dedicar un 30% a realizar el documento y reservar un 70% para promover después la distribución». Pero Iara Lee advierte que el problema no es solo el control tradicional de la distribución: «Existe mucha apatía de los espectadores. Hemos de aumentar el interés de las personas por nuestros trabajos. La gente, con internet, ya no va a los lugares, se queda en casa, de modo que debemos llevar las películas a sus casas».

Por último, preguntada por los últimos gobiernos brasileños, afirma: «Antes teníamos miedo del gobierno, pero Lula mantuvo un equilibrio entre capital y pueblo. En América Latina hacíamos lo que quería Estados Unidos pero ahora el continente se encuentra apostando por otra opción más firme. Es una independencia muy positiva que debe inspirar a otros países».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.