Recomiendo:
0

Una negociación con cambios en el orden mundial de fondo

Fuentes: Rebelión

El mundo unipolar pos guerra fría esta sufriendo transformaciones profundas a un ritmo acelerado; Los liderazgos consolidados en dicho statu quo han entrado en un terreno de disputa. La hegemonía indiscutible a escala global de EEUU comienza a resquebrajarse ante diversos bloques políticos. Acuerdos regionales tales como la CELAC, MERCOSUR, ALBA, asociaciones estratégicas de países […]

El mundo unipolar pos guerra fría esta sufriendo transformaciones profundas a un ritmo acelerado; Los liderazgos consolidados en dicho statu quo han entrado en un terreno de disputa. La hegemonía indiscutible a escala global de EEUU comienza a resquebrajarse ante diversos bloques políticos. Acuerdos regionales tales como la CELAC, MERCOSUR, ALBA, asociaciones estratégicas de países emergentes con suficiente volumen de sus economías como los BRICS, acuerdos de colaboración SUR-SUR, son todos síntomas de una modificación del orden mundial con un liderazgo múltiples. Este proceso dinámico atraviesa una etapa en la cual lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, un tiempo de disputa por antonomasia.

Una de las consecuencias lógicas de esta «dinámica» está vinculado a poner en discusión la arquitectura institucional a través de la cual se ejerció irrestrictamente la hegemonía americana. En ese orden de cosas, el andamiaje legal por el cual se instituyó como única plaza legal para la resolución de las relaciones comerciales a la ciudad de Nueva York, esta declinando. Los países comprometidos en la modificación del orden internacional son quienes comienzan a insinuar la necesidad de retomar la jurisdicción para la resolución de disputas legales. Fuertemente vinculado a esta inercia, se inscribe un sueño y una necesidad nacida de las entrañas del proceso bolivariano, la creación del Banco del Sur, objetivo estratégico de Hugo Chávez y Néstor Kirchner. La concreción y fondeo de una institución de éstas características permitirá desmarcarse de los procesos de endeudamiento producidos entre países que pujan por emerger y organismos internacionales que procuran mantener el orden vigente, a demás de aportar un prestamista de última instancia que configure una opción a créditos a tasas usurarias.

Pero también resulta oportuno indicar que esta nueva etapa pone sobre relieve la perdida de influencia al interior del poder político de las Casa Blanca en su disputa doméstica con los capitales concentrados. La política surgida de la voluntad popular norteamericana ha visto reducir su poder de decisión frente al complejo industrial-militar, y desde la crisis de 2008 hasta ahora, ha quedado en evidencia que el sector bancario y financiero son el nuevo liderazgo americano. En contraposición, la Argentina ha cosechado una lista inconmensurable de apoyos, heterogéneos por cierto; Consenso nacidos de la identificación ideológica, de la integración sincera, del pragmatismo y del instinto de supervivencia de acuerdo al actor del cual se trate. Todo esto pone a las negociaciones que lleva a delante el ministros de economía, Axel Kicillof, con el mediador designado por el juez Griesa, el abogado Daniel Pollack, en el centro de la escena mundial, dándole el carácter de histórica, y constituyendo una bisagra entre lo que viene y lo que se va. El hecho de que un juez de jurisdicción foránea fuerce a un ministro de economía de un país soberano a negociar con grupo minúsculo de la lacra financiera, indudablemente pertenece a un paradigma que día a día se torna más anacrónico.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.