Tres dimensiones resultan esenciales cuando se habla de la autonomía corporal, según el más reciente informe anual del Unfpa: la atención de salud, la anticoncepción y el ejercicio pleno de la sexualidad.
El matrimonio infantil, el derecho a la reproducción asistida para parejas diversas y la respuesta a la violencia familiar y de género son desafíos vinculados a la autonomía corporal, coincidieron especialistas durante la presentación nacional del Informe Estado de la Población Mundial 2021 en La Habana.
De estos conflictos se derivan retos asociados al perfeccionamiento legislativo, a los que se les debe dar un abordaje multidisciplinar, a partir del nuevo texto constitucional y de la diversidad de situaciones que existen en nuestra sociedad, detalló Yamila González, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba (Unjc), durante el panel virtual «La autonomía corporal de las mujeres como un derecho«, desarrollado el 15 de abril.
Una de las brechas actuales es la autorización excepcional para el matrimonio temprano, a los 14 años para las niñas y a los 16 para los varones, que rige en la legislación cubana.
Aunque en Cuba la formalización del matrimonio es legal a partir de los 18 años, el Código de Familia vigente otorga a los progenitores u otras personas establecidas en la ley la capacidad de autorizar la mencionada excepcionalidad, recordó la jurista.
Si bien las cifras de estas uniones tempranas no son altas, las estadísticas apuntan a que ocurren fundamentalmente en mujeres y se resisten a disminuir.
El 15,8 por ciento de las adolescentes de 15 a 19 años de edad estaban casadas o en unión, y de ellas, el 4,1 por ciento lo había hecho antes de los 15 años, según la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (Mics) realizada en 2014 con apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Una nueva edición del estudio, de 2019, reveló que la proporción de adolescentes casadas o en unión disminuyó a 12,4 por ciento, pero las que habían contraído el vínculo antes de los 15 años creció hasta 6,2 por ciento.
Según González, en el nuevo Código de las Familias en camino se prevé la eliminación de esa excepcionalidad, que impacta directamente en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
Bajo el título «Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación», el informe anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) se acerca por primera vez a la autonomía corporal, considerándola como un aspecto central en el ejercicio de los derechos humanos.
El texto, presentado a nivel regional el 14 de abril, analiza tanto el poder de las mujeres para tomar decisiones acerca de sus cuerpos, como el grado en que la legislación en los países apoya o interfiere con ese derecho.
Además de la mirada jurídica aportada por González, para la presentación cubana se combinaron testimonios personales y opiniones especializadas en torno a la educación integral de la sexualidad y el acceso a la salud sexual y reproductiva.
La joven estudiante Karla Ayamey Núñez, participante del Campamento «Juventudes Ya», organizado por el Centro de Estudios sobre la Juventud con apoyo del Unfpa, narró sus experiencias en torno al uso de anticonceptivos, mientras Daysi Oramas, sobreviviente de cáncer de mama, dialogó acerca de la aceptación de su cuerpo tras la operación, con la ayuda del proyecto Alas por la Vida.
En tanto, la oftalmóloga Naomi Castillo contó sus experiencias cotidianas en defensa de sus derechos como mujer transgénero y profesional.
Desde la ciencia y la investigación, Nadina Peñalver, psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y Mercedes Piloto, especialista del Programa de Atención Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), aportaron elementos sobre el asunto a debate, atravesado por múltiples intersecciones.
El derecho a decir SI, el poder de decir NO
Tres dimensiones resultan esenciales cuando se habla de la autonomía corporal, según el más reciente informe anual del Unfpa: la atención de salud, la anticoncepción y el ejercicio pleno de la sexualidad.
«La autonomía corporal sienta las bases para el disfrute de todos los otros derechos», precisó Marisol Alfonso, representante auxiliar de la organización de la ONU en Cuba, durante las palabras introductorias al panel virtual.
Para la también demógrafa y socióloga, las desigualdades de género y otras formas de discriminación constituyen la principal barrera para lograrla. «El poder de una mujer para controlar su propio cuerpo está relacionado con el control que tiene en otros ámbitos de su vida», precisó Alfonso.
A juicio de González, en el caso cubano la necesidad de reconocer el matrimonio igualitario, el derecho de todas las personas al uso de técnicas de reproducción humana asistida, independientemente de su vínculo filiatorio, y la protección frente a todas las expresiones de violencia de género también clasifican como puntos pendientes de atención.
Respecto al acceso igualitario a la reproducción asistida, el doctor Roberto Álvarez Fumero, a cargo del Programa de Atención a la Pareja Infértil en el Minsap, confirmó la voluntad de ofrecer ese servicio a todas las parejas, sin distinción de orientación sexual o estado conyugal, a partir de los ajustes normativos que se derivarán de la más reciente Constitución de la República.
Durante el intercambio virtual, Nadina Peñalver detalló el trabajo del Cenesex en la promoción de derechos sexuales y reproductivos, la prevención del maltrato infantil y la integración social de las personas transexuales en Cuba.
Para la médica y antropóloga Zoe Díaz Bernal, quien participó en los debates desde el chat, espacios como el Cenesex «deben velar por la autonomía corporal desde edades tempranas, deconstruyendo mitos, estereotipos y normas ancladas en concepciones anquilosada al respecto».
Díaz Bernal también comentó la importancia de revisar los programas educativos de diferentes asignaturas, que refuerzan estereotipos, mitos e incluso se distorsiona la realidad científica sobre conceptos como sexo, sexualidad o herencia, entre otros.
Mercedes Piloto explicó que la planificación familiar y la anticoncepción son derechos reconocidos en Cuba y detalló que en 2020 se realizaron 1.114.092 consultas de planificación familiar, pese a la pandemia de covid-19 y de limitaciones en la disponibilidad de algunos anticonceptivos.
Sin embargo, la también médica alertó que, si bien 70 por ciento de las cubanas utilizan algún método anticonceptivo, son las adolescentes entre 15 y 19 años el grupo menos protegido.
El más reciente informe de las Mics señala que 33,2 por ciento de las muchachas de estas edades no emplean ningún anticonceptivo. En tanto, 21 por ciento de las personas adolescentes reconoce necesidades insatisfechas de planificación familiar.
Igualmente, Piloto identificó la fecundidad y el embarazo temprano como retos para el país y su sistema de salud.
González, en tanto, precisó que el marco legislativo cubano actual da cobertura a un grupo importante de situaciones que se pueden manifestar contra la autonomía corporal, como el aborto ilícito, la violación, los delitos de abusos lascivos o el ultraje sexual, entre otros. Pero indicó que no basta con tener la legislación, sin la necesaria capacitación para instrumentarla.
Además, llamó la atención sobre el peligro que entrañan los estereotipos machistas instalados en la subjetividad social cubana y la necesidad de aumentar la cultura jurídica de la población.
«Las personas deben conocer sus derechos concretos, sentir que los tienen a mano cuando de algún modo les son violados», expresó.