I. En la política chilena, palabras como ruptura y antagonismo tienen razonable mala prensa, no obstante, una paradójica ruptura antagonista puede explicar cómo, en cada elección, el sistema político ha conseguido relanzarse conservando su baja densidad democrática.
II. Lo que la mitad de la ciudadanía decide tragarse antes de ir a votar es el desprestigio de la esfera política completa en su histórica y orgánica separación con la sociedad.
III. Esa ciudadanía que concurre a la cámara secreta, no lo hace engañada; sabe que su poder decisorio es tremendamente limitado, pero también sabe que -cada vez más- la materia a decidir es la relación entre prosperidad y esfuerzo por ganarse la vida.
IV. El estado actual de la relación prosperidad/esfuerzo es cuestionado en algunos aspectos y defendido en otros por la ciudadanía, pero esta misma variabilidad en el ejercicio ciudadano ha engendrado disposiciones más generales, de carácter defensivo por un lado y cuestionador por el otro, que resultan evidentemente irreductibles entre sí (antagónicas).
V. Lo anterior explica por qué la ciudadanía chilena practica recurrentemente una ruptura con su propio juicio crítico sobre la política para así realizar un voto ordenado por las disposiciones antagonistas arriba mencionadas.
VI. El modo de esta ruptura antagonista ha sido insistentemente descrito como adscripción al “mal menor”, lo que ha dejado sin estudio sus componentes paradojalmente democratizadores. Dichos componentes presentan una cara procedimental, vinculada al acto mismo de votar, y una cara intempestiva al considerar su articulación con la movilización social.
VII. Esta ruptura antagonista opera de un modo que se aviene poco y mal con los fundamentos científicos de los estudios de opinión. Por ejemplo, pese a que la ruptura antagonista carece de discursos relativamente desarrollados, sus efectos políticos resultan altamente sensibles.
VIII. Así, al ajustar el análisis a las condiciones del antagonismo descrito, observamos una correlación de fuerzas favorable a las disposiciones cuestionadoras. Lo anterior implica una reserva de votos menguante, pero lo suficientemente sustantiva para estimar una victoria de la opción Apruebo en el próximo plebiscito.
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