En estos días hemos visto cómo Coalición Canaria ha ido modificando su estrambótico discurso en el cual equiparaba a Vox con Podemos o Sumar. Estrambótico porque sitúa las dos formaciones en los extremos, la extrema derecha y la extrema izquierda respectivamente, lo cual resulta un tanto extraño, cuando no una burda manipulación, ya que las propuestas de Sumar, lejos de representar algún tipo de “comunismo” se acercan más a las de la socialdemocracia occidental más clásica. Quizás el problema sea que los partidos socialdemócratas clásicos, entre los que se encuentra el PSOE, hayan terminado liberando hacia una especie de social-liberalismo, olvidando incluso el keynesianismo (no siendo John Maynard Keynes ningún socialdemócrata, por cierto, sino un liberal). Los “años dorados” del estado del bienestar en el mundo occidental, no vividos en el Estado español al encontrarse bajo la dictadura franquista, ya son cosa del pasado, y el consenso al cual hasta la derecha moderada democristiana se había sumado, hoy son consideradas propuestas de izquierda radical completamente inasumibles.
Pero yendo de nuevo al discurso de Coalición Canaria, situándose a sí misma como nadando entre dos extremos a evitar, llama poderosamente la atención por su hipocresía o, siendo más suaves, su total falta de memoria. Y falta de memoria sobre sus propios orígenes. Sumar, y las distintas fuerzas que lo componen, ocupan el espacio político e ideológico de otra coalición de principios de la década de los 90 que se denominó Iniciativa Canaria, más conocida por sus siglas ICAN. No sé si la recordarán, pero precisamente ICAN fue uno de los partidos que en 1993 se unió con partidos de centro-derecha para formar Coalición Canaria. Lo que podía asumirse en 1993, treinta años después parece que es una auténtica locura. Es cierto que buena parte del sector de Coalición Canaria procedente de ICAN terminó abandonando las filas coalicioneras para formar Nueva Canarias, pero en la pasada legislatura pudimos ver cómo CC y NC concurrían juntas a las elecciones generales en una interesada coalición electoral. Dentro de CC continúa el sector procedente de Asamblea Majorera, con personas que hace ya bastantes años se levantaron contra los abusos de la legión en Fuerteventura, con una actitud antimilitarista a la que nunca se acercó Podemos en Almería. Quedan ya lejos esos tiempos, los posicionamientos han cambiado, pero los orígenes están ahí.
También es cierto que un sector de ICAN, y eso casi siempre se olvida, no estuvo para nada de acuerdo en esa traición que supuso la creación de CC, y abandonaron para irse a Izquierda Unida, a partidos de ámbito municipal, a otras fuerzas políticas de izquierda minoritarias o incluso hacia el PSOE. Es curioso, porque muchos de esos sectores de ICAN son los que terminaron en su momento dentro de Podemos, Sí Se Puede o Sumar, y los enfrentamientos internos de ese campo político que en ocasiones han trascendido a los medios muchas veces tienen que ver con las recriminaciones sobre quienes fueron culpables del fracaso de ICAN o, antes, la Unión del Pueblo Canario.
Efectivamente, el ejemplo de ICAN posiblemente no sea apropiado porque su deriva supuso una de las mayores imposturas políticas en la historia contemporánea de Canarias, pero se suponía que incluso el ala derecha de CC, la procedente de las AIC y el CDS y, yendo hacia atrás, de la UCD, representaban la derecha o civilizada. Incluso hoy CC se define a si misma como una fuerza progresista en sus estatutos. Pero el discurso que presenta a una fuerza de izquierda moderada como Sumar como si representase a algún tipo de extremismo es sólo un síntoma de cómo el centro del eje que separa la izquierda de la derecha se ha ido desplazando hacia la derecha en el terreno de las políticas económicas, y CC está convirtiéndose con sus actitudes en un agente activo en ese desplazamiento del eje.
Esperemos que reconsideren su actitud.
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