Recomiendo:
4

Llamado de una exbrigadista a Brigadas Internacionales de Paz a revertir la posición adoptada frente al genocidio contra el pueblo palestino

Fuentes: Rebelión

América Latina, 6 de marzo de 2024

El pasado 3 de marzo nos encontramos que Brigadas Internacionales de Paz había publicado un comunicado, el primero en todos estos meses desde el comienzo del genocidio contra el pueblo palestino. Sin embargo, para nuestra sorpresa, el comunicado se titula “PBI insta a Israel a implementar la decisión del CIJ para prevenir el genocidio en Gaza; pide a la comunidad internacional aumentar esfuerzos para garantizar la paz”. Desde el título, no llama a poner fin al genocidio ni a un alto al fuego incondicional por parte de Israel, sino que adopta la posición de la Corte Internacional de Justicia que ya ha sido criticada por llamar solamente a prevenir el genocidio, cuando el genocidio ya está en curso. Podemos comprender esa posición de parte de un organismo internacional, pero no de una organización no gubernamental cuyo nacimiento se da en el marco de la persecución a personas defensoras de derechos humanos y a comunidades, en América Latina en los años ‘80, que al igual que lxs palestinxs hoy, su único crimen fue exigir que sus derechos sean respetados y defender el territorio en el que les tocó nacer. 

A continuación, el comunicado comienza citando al secretario general de Naciones Unidas y luego se solidariza con todas las víctimas y dice que la guerra no es la solución. Otra vez, una organización no gubernamental que acompaña a organizaciones defensoras de DDHH en América Latina adopta la posición de un organismo internacional en cual Estados Unidos, con su poder de veto, ha vetado ya tres veces la petición de cese al fuego en el Consejo de Seguridad. El mismo organismo que no ha podido garantizar un solo cese al fuego ni el fin de la ocupación de Palestina.

En Palestina no hay ninguna guerra, hay un genocidio funcional al proyecto colonizador que comenzó hace más de 70 años. Hablar de víctimas y guerras sin explicar en qué contexto se dieron los hechos del 7 de octubre no hace más que alinear a quien firma este comunicado con el Estado opresor, en este caso Israel. Uno de los países más militarizados del mundo, donde entrenan las fuerzas represivas de América Latina y a quienes resisten las mismas personas defensoras a las que PBI acompaña en la región.

A continuación, el comunicado se atreve a citar la importancia de los ejercicios de memoria aprendidos durante el acompañamiento a personas defensoras que han sufrido la persecución de forma sistemática, y en lugar de nombrar la Nakba, elige hablar de “las raíces de la situación actual: la guerra árabe-israelí de 1948-1949 posterior a la adopción del plan de partición de Naciones Unidas para la partición de Palestina de 1947 y el consecuente desplazamiento de 700000 habitantes de Palestina”.

Primero, la propuesta de partición jamás fue aceptada por lxs palestinxs (y las propuestas de la Asamblea General no son vinculantes). Segundo, el desplazamiento forzado no fue consecuencia de la guerra con los demás países árabes, fue realizada por fuerzas israelíes que persiguieron y masacraron a la población originaria hasta conseguir su expulsión. Basta con recordar la masacre de Deir Yassin. De allí el nombre dado a esta catástrofe por el pueblo palestino, La Nakba.

Justamente, lo que hace PIB en este comunicado es un ejercicio de borramiento de la memoria de un pueblo que está siendo sometido a genocidio como fueron sometidos los pueblos originarios de América por parte de las potencias coloniales europeas. Israel es otro proyecto colonialista europeo. Como lo ha dicho el historiador israelí Ilán Pappé, “Los colonos siguieron la lógica más importante adoptada por los movimientos coloniales de colonos y es que para crear una comunidad colonial de colonos exitosa fuera de Europa hay que eliminar a los nativos del país que se ha colonizado”.

Posteriormente, y sin ningún tipo de contextualización de la violencia sistemática contra el pueblo palestino en estos más de 70 años de ocupación, el comunicado pasa directamente a las acciones violentas de Hamás del 7 de octubre pasado, pero nada dice del asedio sobre Gaza ejercido por Israel de hace más de 15 años, de los numerosos bombardeos sobre ese territorio, las consecuencias sobre la vida diaria de millones de personas viviendo bajo el bloqueo constante israelí, ni sobre el avance del proyecto colonizador sobre Cisjordania. Nada dice PBI sobre un régimen de apartheid denunciado hace años por organizaciones palestinas y reconocido recientemente por organizaciones internacionales.

PBI elige no posicionarme, elige las pretensiones de imparcialidad, elige protegerse detrás de los argumentos de la CIJ en lugar de asumir una posición propia, acorde y a la altura de las organizaciones que dice acompañar, de las cuales ya varias se han pronunciado en contra del genocidio. PBI asume un discurso tibio para no pagar el costo político y económico de posicionarse del lado de lxs oprimidxs, pero eso solo significa alinearse con el opresor. El silencio es complicidad, las pretensiones de neutralidad también. Igualar al pueblo oprimido con el opresor no es digno de quien dice “abrir espacios para la paz”. No hay paz sin justicia, no hay paz posible cuando un régimen opresor somete a todo un pueblo a la indignidad, la miseria y la violencia sistemática con el objetivo de expulsarlo de su tierra, o eliminarlo por completo, como lo está haciendo Israel desde el pasado 7 de octubre.

Coherente con esa falta de posición en sus argumentos, sus peticiones nos avergüenzan. Ponen en igual posición a opresor y oprimidx. Negando toda la memoria de un  proceso colonialista, que como tal busca la eliminación de la población originaria, PBI ni siquiera es capaz de unirse a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), sino que llama “a no venderle armas a ninguna de las partes en conflicto”, olvidando que Israel es uno de los mayores productores de armas a nivel internacional, que las armas que están matando palestinxs han reprimido a miles de latinoamericanxs, olvidando que sus sistemas de vigilancia son vendidos a América Latina para vigilar a las mismas personas que PBI dice acompañar. De todo esto elige olvidarse PBI.

Frente a más de 30000 muertes en Gaza, a la transmisión en vivo del genocidio por parte de las fuerzas represivas israelíes, de su disfrute de la destrucción de un pueblo, frente a la denuncia de torturas, violencia sexual en las cárceles israelíes, detención y persecución constante de palestinxs en Cisjordania, de la consolidación del proyecto colonialista a través de la demolición y expulsión sistemática de palestinxs de sus tierras tanto en Cisjordania, como en Gaza y Jerusalén, PBI elige ser funcional al opresor y seguir hablando de conflicto y no de ocupación.

Contrario a esta falta de posición, en sus convocatorias PBI se dice feminista y decolonial. Sus acciones dicen otra cosa. Sigue siendo una organización eurocéntrica, tremendamente colonialista y para nada feminista, como se expresa claramente en este comunicado. PBI solamente confirma que en su perspectiva hay unas vidas que valen más que otras, unas vidas más duelables que otras y, claramente, las vidas palestinas no están en esta categoría.

Como exbrigadista, entre lxs cuales hemos sido una minoría lxs latinoamericanxs, me avergüenza  profundamente este alineamiento con el régimen israelí y llamo a que quienes toman decisiones en PBI internacional (que sabemos no son todxs), revisen sus dichos y que si van a citar como ejemplo de aprendizaje a las organizaciones de derechos humanos que han acompañado en América Latina, tengan la misma valentía que han tenido estas organizaciones y PBI se pronuncie en contra del genocidio, llame a un cese del fuego inmediato e incondicional por parte de Israel, se adhiera a la campaña del BDS hasta que se ponga fin a la ocupación y el régimen de apartheid israelí contra del pueblo palestino.

Si no tienen la valentía para asumir una posición clara en contra de un genocidio en curso, entonces deberían replantearse por qué sigue existiendo un proyecto que no cumple con su mandato de origen.

Jessica García, brigadista argentina en Colombia desde 2019 a 2021.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.