Introducción
La región de América Latina y el Caribe está experimentando un conjunto de procesos contradictorios en torno a las modalidades de plantear su futuro inmediato y mediato en relación a la democracia, el desarrollo económico, las perspectivas financieras y la integración regional en medio de una crisis internacional que se agudiza de manera constante ante transformaciones geopolíticas, financieras, económicas y diplomáticas mundiales que dejan abiertas las alternativas de avanzar hacia la construcción de un espacio autónomo e integrado o de mantener una situación de disgregación y dependencia.
Los desafíos que se presentan esperan respuestas que tienen como telón de fondo la mutación de un mundo fundado en la unipolaridad de las últimas décadas del siglo XX, hacia uno más abierto en el cual las tendencias permiten advertir, en este siglo XXI, la formación de varios actores y potencias internacionales configurando un orden multipolar inestable y de desequilibrios e incertidumbre permanentes.
En América Latina y el Caribe, como articulación de treinta y tres países, en las últimas dos décadas se han tenido experiencias fluctuantes entre un inicial proyecto de mercados abiertos y librecambios con Estados Unidos, a través de los Tratados de Libre Comercio y el Área de Libre Comercio de las Américas; seguido por su declinación ante el rechazo a los mismos por parte de la mayoría e los países, abriendo la perspectiva de los proyectos de la Alternativa Bolivariana de las Américas, la Unión de Naciones Sudamericanas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; para posteriormente generarse un retroceso y debilitamiento de la integración emancipadora con la asunción de gobiernos muy dispares, dejando una situación de incertidumbre y duda, aunque con visos de moderado optimismo para rearticular la unidad regional.
La realización del Seminario Internacional Nueva Arquitectura Financiera Regional. Desafíos para una mejor Integración en un mundo de cambios, organizado por la EGPP y FONPLATA en Santa Cruz de la Sierra con la participación de los ex presidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de Argentina, Alberto Fernández y de Colombia, Ernesto Samper, de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez y del Secretario Ejecutivo de ALBA, Jorge Arreaza,
Transformaciones en el contexto mundial
Los procesos internacionales de los últimos años están caracterizados por las grandes crisis que afectan a todas las regiones del mundo y en especial a los sectores de trabajadores, de jubilados y de marginados, quedando como únicos beneficiarios las pequeñas elites que acumulan riqueza aprovechando precisamente la crisis económica y financiera, la pandemia y los cambios climáticos. “Estamos en un periodo bélico” afirmó Rodríguez Zapatero, con la existencia de más de cincuenta conflictos bélicos en el mundo, de los cuales los más graves y profundos son los de Ucrania y Gaza.
Frente a esto se encuentra la “debilidad de la comunidad internacional” que no encuentra soluciones, salidas y respuestas a la situación. “El siglo XXI es el siglo de la violencia” sentenció el ex presidente español. En muchos ambientes políticos la guerra es bien vista y se advierte la debilidad de los movimientos y personalidades pacifistas; en tanto también es notable la debilidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mientras Occidente pierde terreno en todos los órdenes de la realidad.
Hasta los años sesenta del siglo XX, Estados Unidos y la Unión Europea controlaban el 60% del Producto Interno Bruto Mundial, ahora este control se ha reducido de manera notable por el ascenso de las nuevas potencias económicas y comerciales.
La ONU está en crisis, “no ha sido capaz de enfrentar y solucionar el problema del COVID, la crisis sanitaria mundial que afectó la cabeza de la gente y que profundizó la injusticia y la desigualdad” señaló el expresidente de Argentina Alberto Fernández, manifestando que la distribución de los recursos a nivel mundial es totalmente inequitativa, como lo fueron la vacunas y los insumos y medicinas.
Es en esas condiciones que se fue pronunciando “la crisis de la hegemonía de Estados Unidos junto a la de Europa” y se acentúa la violencia en varias regiones del mundo, de ahí que “el papa Francisco reitera que la violencia ceda, que la violencia deje de ser el modo de solución de los problemas de la humanidad” subrayó Fernández.
Delcy Rodríguez incorporó al análisis el tema de las desiguales relaciones de poder que se manifiestan a nivel internacional, destacando que “existe una tensión geopolítica muy profunda en la cual la guerra es el eje central de la política de Estados Unidos”. A nivel mundial esta potencia imperialista bloquea a treinta y un países de todas las regiones incluidas
Venezuela y Rusia
En el ámbito europeo, Rodrigue Zapatero reconoció que “existe una crisis de identidad en la Unión Europea” junto a la crisis financiera y las secuelas de la crisis de la pandemia. En el pasado se acogió a los países del este, se estableció una moneda fuerte con el euro, se impulsó una buena relación con Rusia, especialmente en la gestión de Angela Merkel. Sin embargo, señaló, “Estados Unidos ha vulnerado el equilibrio internacional y solo se habla de Rusia, Rusia y Rusia, también Inglaterra ha vulnerado ese equilibrio, igual Rusia y Francia, la que no lo ha hecho es China”, dijo.
Concluyó señalando que “no hay solución militar para la Guerra de Ucrania, hay un empate y la solución solo puede ser política, hay que dialogar, pero no se lo hace”, en medio de tensiones y conflictos y esperando hasta fin de año cuál será el liderazgo de Estados Unidos: Biden o Trump.
En las últimas décadas la dinámica internacional está cambiando de manera profunda, generando un nuevo modo de existencia de los países y de las regiones; en un paso o transición de un poder hegemónico unipolar de Estados Unidos, acompañado de la Unión Europea, hacia un conjunto de poderes más plural impulsando un orden multipolar con protagonistas que diversos ubicados en distintas regiones del planeta. América Latina y el Caribe han intentado, en los últimos veinte años, aunar esfuerzos para generar un proyecto propio que les represente en este panorama.
Para reflexionar sobre las tendencias que se presentan, Rodríguez Zapatero destacó que, en septiembre próximo, se realizará la Cumbre del Futuro en el marco de la ONU que será un foro muy importante porque se debatirán los temas de la guerra y de la ruptura del orden internacional, los cambios en el mundo y particularmente los cambios que se producen en China y su influencia mundial.
Se trata de promover el debate sobre los grandes problemas actuales como el del desarrollo sostenible, el acabar con la pobreza, la salud, la educación, el género, asumir la importancia que tiene el conocimiento, el saber la inteligencia y, por supuesto, el cambio del orden político internacional.
Disputas en el contexto regional
“Nunca tan importante la integración de América Latina y el Caribe que en este momento” manifestó el expresidente de Colombia, Ernesto Samper a tiempo de reconocer también que es un momento en el que “estamos tan desarticulados” debido a los contradictorios procesos políticos que se han producido en los últimos años en la región.
América Latina y el Caribe “deberán dar pasos hacia la integración política, económica y financiera puesto que la integración y la unidad será la respuesta frente a los principales problemas como el lento crecimiento económico, la fuerte desigualdad social, desigualdad que es el doble de la existente en Europa, el cincuenta por ciento de trabajo informal, la resistencia de las elites a pagar impuestos” apunto Rodríguez Zapatero y añadió que “son importantes ventajas el bono demográfico con una población joven y la existencia de importantes recursos humanos y naturales”
Asimismo, indicó que la región tiene dos retos: mantenerse como una región libre de conflictos bélicos, como zona de paz, e insertarse efectivamente en el debate favorable al multilateralismo impidiendo toda forma de intervencionismo. Planteó la tesis de “la necesidad de firmar un Acta de la Unión Latinoamericana para cambiar el destino de la Región, como se lo hizo en el siglo XIX con la Independencia” y que pueda efectivizarse con un documento Constitucional conjunto.
Samper, quien fue Secretario General de UNASUR, manifestó que el proyecto UNASUR “surgió ante el fracaso del neoliberalismo, de la política de Washington en la región, del agotamiento de las relaciones interamericanas y de aquella integración bajo la hegemonía y los intereses de Estados Unidos, establecidos por la Cumbre de las Américas”. Se produjo en un momento en que los gobiernos conservadores entraron en crisis y se produjo “la primavera latinoamericana con el ascenso de Chávez, Lula, Evo, Kirchner, entre otros, bajo los principios de Paz en el Mundo, defensa de la Democracia, con cincuenta elecciones realizadas, y la vigencia del concepto del respeto a los Derechos Humanos”.
En diálogo con Rodríguez Zapatero señaló que existen problemas en América Latina, pero son distintos a los de Europa; hay conflictos, pero no guerras.
De manera coincidente Delcy Rodríguez presentó la tesis de que el gran debate y la gran contradicción en América Latina y el Caribe “es la disputa entre el pensamiento de Simón Bolívar de Integración y Unidad y el de James Monroe que plantea la subordinación y el intervencionismo de Estados Unidos en nuestra región”, este último no es otra cosa que la desunión política que aprovecha el imperialismo para someter a nuestros pueblos aplicando la política intervencionista del bloqueo y la guerra.
Jorge Arreaza completó el panorama de la integración regional presentando los antecedentes y los resultados de la experiencia de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)-Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) destacando que los iniciadores fueron los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez, quienes fueron los visionarios de la estrategia de Unidad de la Patria Grande.
Se trata de “un proyecto de unidad política que se inició con Cuba y Venezuela y se fueron incorporando más y más países de América del Sur, América Central y el Caribe” alcanzando a casi la mitad de los países de la región; con la ejecución de planes y acciones en diversos campos comerciales, económicos, políticos, energéticos, sanitarios, educativos y de seguridad.
La ALBA-TCP se fue consolidando con la derrota del ALCA y de la política de Estados Unidos ocurrida en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata de 2005, subrayó Arreaza. Destacó que “la base de la integración, desde la perspectiva liberadora, se encuentra en los pueblos organizados” y esto debe ser promovido en todas las iniciativas integradoras de ALBA, UNASUR y CELAC.
Crisis y cambio en el sistema financiero mundial
El establecimiento del orden financiero mundial basado en las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) es “un atentado contra los países y los pueblos, tal el caso de las experiencias en América Latina y Argentina”, manifestó el ex presidente argentino Alberto Fernández, quien explicó como el FMI dio “un crédito multimillonario incobrable al gobierno de Mauricio Macri con el único objetivo de que éste siga gobernando el país”.
Es una señal de la crisis del sistema mundial que “la ONU es incapaz de solucionar, como ocurrió con el asunto global de la pandemia del COVID, fenómenos que ha afectado la cabeza de la gente y ha generado grandes injusticias”.
La situación extrema se presentó durante la crisis de la pandemia que provocó la muerte de más de quince millones de personas y, frente a las necesidades de recursos, insumos médicos, vacunas, medios financieros, préstamos, alimentos y otros, el FMI establecía condicionamientos mayores y cobraba los intereses más caros, destacó, a tiempo de afirmar que “todo está mal” en el sistema financiero mundial.
Sin embargo, dijo Fernández, “se están produciendo cambios en el orden mundial con el surgimiento de los BRICS y sus propios mecanismos financieros que van sumando un mayor número de países, con el fuerte impulso de dos mercados poderosos como son los de China e India” y de un avance significativo con la incorporación de los países productores de petróleo más importantes del mundo.
Estos criterios fueron reforzados con la experiencia presentada por Delcy Rodríguez, quien dijo que “si seguimos con la arquitectura financiera establecida por Estados Unidos no existe futuro alguno para nuestros pueblos porque el imperialismo tiene a la guerra como el eje central de su política internacional y que el bloqueo económico y financiero es parte de su estrategia ante una situación de su propia crisis”.
Agregó que el FMI representa “la barbarie” porque es el instrumento financiero de la ejecución de las políticas de Estados Unidos para empobrecer y someter a los pueblos a los intereses de los grandes conglomerados y transnacionales de la industria, la banca, el petróleo y el armamento para seguir adelante con su política de la guerra en todas las regiones del mundo, “arrasando a los pueblos”.
En el caso de Venezuela “los objetivos del bloqueo y las presiones financieras, comerciales, económicas y militares, incluidas las retenciones de millones de dólares y reservas internacionales en el sistema bancario internacional, tienen la intención de apropiarse de las reservas petroleras con las que cuenta el país”, manifestó.
Hacia un sistema financiero regional
Las experiencias históricas de América Latina y el Caribe bajo la presión del Monroísmo y de los centros metropolitanos capitalistas, desde el siglo XIX, se han manifestado y se manifiestan de distintas formas, tanto con agresiones e intervenciones militares, bloqueos y bombardeos de puertos, imposición de políticas económicas y comerciales, presiones diplomáticas y sanciones financieras –incluidas las generadas por las crisis cíclicas del capitalismo– y otras relacionadas a la deuda externa.
“Se trata de un instrumento de agresión sistemática el que utiliza el sistema financiero internacional contra nuestros países” destacó Delcy Rodríguez al referirse a las sanciones del FMI y la red bancaria contra Venezuela y otros países, frente a lo que corresponde, dijo, “de manera imprescindible, crear nuestro sistema financiero propio”.
La desdolarización a nivel mundial avanza sostenidamente y en la región será necesario realizar las transacciones comerciales en nuestras propias monedas en el marco de buscar nuestro propio camino, manifestó la autoridad venezolana.
En esa tónica, Alberto Fernández criticó fuertemente el modo como el FMI impone sus determinaciones a los países de la región y los extorsiona y somete por la vía financiera de los condicionamientos de la deuda externa. Sin embargo, destacó que el fortalecimiento de los BRICS y su propio esquema financiero se está potenciando. Al respecto corresponde referirse a la decisión de los BRICS de nombrar a Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil como la responsable del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS con sede en Shanghái.
Fernández señaló que “estamos viviendo una nueva era, de la alta tecnología y de las relaciones mundiales, lo que hace necesario que la región debe unirse” como proyecto de integración de los países de América Latina y el Caribe, “porque nadie se salva sólo”, destacó.
Al análisis de la presión financiera sobre Argentina planteado por su ex presidente, Delcy Rodríguez denunció el “bloqueo criminal contra Venezuela que es más grave que una guerra”. Por eso “frente a la barbarie del FMI, el gobierno de Venezuela ha determinado que el Banco Central dirija soberanamente la política financiera del país”, complementó.
Al respecto de la integración financiera, Ernesto Samper planteó que la experiencia de UNASUR permitió “concebir un modelo autóctono, un modelo solidario de desarrollo que impulse la superación del carácter extractivista de la economía, impulsando una economía productiva con valor agregado y para eso ahora se requiere crear una nueva arquitectura financiera regional”.
Tomando como referencias los casos negativos de Venezuela, Argentina y otros países de la región frente al FMI, Samper señaló que “una nueva arquitectura financiera deberá crear un fondo conjunto, serio y sólido, que otorgue recursos sin condicionalidades, que impulse los bancos regionales y que se vincule con el Banco de los BRICS”. Se trata de pensar y actuar en grande, como región latinoamericana y caribeña con peso y fortaleza propios en el marzo mundial.
Samper planteó que una nueva arquitectura financiera regional deberá estar vinculada a la superación de las brechas de desigualdad, a las asimetrías existentes, a la lucha contra la pobreza y al establecimiento de una gobernabilidad estable con la participación de organizada de todos los sectores populares, evitando las acciones desestabilizadoras de grupos judiciales, empresariales y de elites de poder fáctico.
En ese marco se recordó que en el periodo de ascenso de UNASUR se desarrolló el proyecto de la creación de una moneda común, que fue impulsada a principios de siglo por Argentina y Brasil en el marco de MERCOSUR, luego activada por Hugo Chávez de Venezuela y que actualmente el gobierno de Bolivia ha planteado su reactivación. Así también se avanzó en la creación del Banco del Sur como banco de desarrollo, con la firma, en 2013, de un acuerdo constitutivo por seis gobiernos sudamericanos.
La experiencia de la Corporación Andina de Fomento (CAF) como banco de desarrollo, del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y de otros Bancos de Desarrollo que se formaron en algunos países también son importantes en un proyecto de nueva arquitectura financiera regional en un contexto de integración de los países de América Latina y el Caribe.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano.
(Seminario Internacional: Nueva arquitectura financiera regional. Desafíos para una mejor integración en un mundo de cambios. Santa Cruz, 11 de marzo de 2024)
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