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La tortura: causar el mayor daño posible al pueblo palestino

Fuentes: El Salto

Las imágenes de soldados de la ocupación israelíes humillando a hombres palestinos en calzoncillos, con las manos atadas a las espaldas y ojos vendados, nos recuerdan que la tortura persiste en nuestras sociedades. No solo eso, ya no se esconde.

En La invención de los derechos humanos (2009) Lynn Hunt afirma que tanto la Ilustración como el constitucionalismo liberal fueron hechos relevantes para la desaparición de la tortura. Así, por un lado, las personas fueron dueñas de sus cuerpos, adquiriendo así derecho a la inviolabilidad corporal; por otro, se empezó a reconocer en otras personas las mismas pasiones, sentimientos y, muy importante, se comenzó a sentir compasión por ellas. Sin embargo, y lamentablemente, podríamos contradecir a Hunt. Las imágenes de soldados de la ocupación israelíes humillando a hombres palestinos en calzoncillos, con las manos atadas a las espaldas y ojos vendados, nos recuerdan que la tortura persiste en nuestras sociedades. No solo eso, la tortura ya no se esconde como se creía en oscuros calabozos o celdas de prisión, la tortura se sigue mostrando al “pueblo”. Un pueblo que puede contemplar el martirio sin estar presente; un logro de la Modernidad, un alivio occidental el no estar en la plaza mirando y escuchando a tu semejante cómo sufre y grita, porque en esa pequeña pantalla el martirio se puede ver en silencio. ¿Acaso podrías escuchar esos gritos de dolor sin estremecerte?

En otro libro interesante sobre la tortura, The body in pain (1985), Elaine Scarry sostiene que uno de los principales objetivos de la tortura en la actualidad ya no es el escarmiento social, sino el de arrebatar la voz a la persona torturada y así reducirla a cuerpo que gime, grita y llora. Scarry analizó diversos casos de tortura producidos durante la dictadura de Argentina (1973-1986) y Chile (1973-1990) y señaló cómo en los interrogatorios la tortura alcanzó un componente de género, de normativización de la identidad femenina patriarcal. La tortura sirvió de castigo a la transgresión política (socialismo) y a la transgresión de las reglas sociales de comportamiento de las mujeres (feminismo). Así, mientras a las mujeres se les violó y se les arrebató su maternidad, los hombres fueron violados. Pero incluso en aquella época oscura de Suramérica —paralela al desarrollo del neoliberalismo— en aquellas celdas apartadas, no se elaboraron teorías morales o jurídicas para justificar la tortura; esta se hacía en secreto.

Sin embargo, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, un grupo de intelectuales y asesores gubernamentales decidieron teorizar sobre la necesidad y utilidad de la tortura y hacer de estar justificación algo aceptable para la opinión pública. El filósofo Massimo de la Torre en La justicia de la tortura (2022) nos habla de que entre este grupo de pensadores están Winfried Brugger, Alan Dershowitz, Kenneth Himma, Uwe Steinhoff, Rainer Trapp, Richard Posner, Eric Posner, Adrian Vermeule y John Yoo. En dicha obra, La Torre desarrolla una argumentación para contrarrestar las razones filosóficas y jurídicas que justifican la tortura.

En otro artículo interesante, “Amistades peligrosas. Tortura y derechos” (2013), el mismo La Torre ya señalaba que, respecto a Israel, “Ejército, policía y servicios secretos israelianos parece que traten con tormentos a los detenidos palestinos. Se quiere —se afirma— evitar actos de terrorismo atroz y por esto se necesitan informaciones que sirvan a contrarrestar el terror. Por lo tanto se tortura”. De hecho, ya en 1987 la Comisión de Landau presentó un informe donde se concluía que era aceptable la moderada presión física; ya en su momento fue denunciado por Amnistía Internacional. La Torre se pregunta en el artículo mencionado “¿cómo definir la línea de lo tolerable en una práctica que está dirigida a franquear el umbral de lo intolerable?”

Recientemente, Mahmoud Mushtaha, haciéndose eco de un informe de la CNN, publicaba en Ctxt cómo desde octubre de 2023 Israel estaba cometiendo prácticas sistemáticas de tortura y de desapariciones forzadas en el desierto de Néguev, a unos 30km de Gaza, en el centro de detención de Sde Teiman. Estas acusaciones habían sido reconocidas por informes de varias ONGs y presentadas ante la Corte Internacional de Justicia. Los presos, en su mayoría hombres, aunque el informe de la CNN también nombra mujeres, se detallan algunas de las torturas, semejantes a las realizadas en Guantánamo, similares a las infligidas bajo la batuta de Santiago Videla y Augusto Pinochet.

En su cuenta de X (antes Twitter) el periodista palestino Motasem Dalloul ha publicado algunas de las historias más crueles sobre el destino de muchos hombres palestinos en estos centros de detención, uno de los cuales es Sde Teiman. Una de estas historias es la de Khaleel Refaa Haidar Shaik, estudiante de Medicina que tras seis años de formación decidió ser voluntario en el Hospital de Al-Shifa para tratar a las personas heridas desde el inicio de la masacre a Gaza. El 18 de marzo de 2024 a las 2:30 de la madrugada las fuerzas de ocupación israelíes irrumpieron en el hospital; tres días más tarde, el 21 de marzo, junto con más personal médico de urgencias, Khaleel fue detenido e interrogado. Después del interrogatorio, un oficial de inteligencia le permitió salir. Pero a pesar de salir con las manos levantadas y atadas, Haidar Shaik fue tiroteado: perdió el pulgar derecho y otra bala le alcanzó en la cabeza; aturdido regresó de nuevo al hospital. A pesar de que algunos pacientes fueron trasladados al Hospital Mamadani, las fuerzas de ocupación impidieron a Haidar Shaik ser curado y fue automáticamente detenido. Le vendaron los ojos, fue esposado y luego conducido en un camión que transportaba a otros heridos. Después de horas llegaron a un centro de detención y al salir, Haidar Shaik cayó y se fracturó la mandíbula, la nariz y perdió varios dientes. Lo mantuvieron así durante días, sin tratamiento y sin analgésicos. Finalmente, el 29 de marzo fue trasladado a un hospital donde fue operado. No recibió ningún tipo de apoyo en todo este tiempo. Posteriormente, fue conducido de nuevo al centro de detención, ojos vendados y manos atadas. El 2 de mayo de 2024 Haidar Shaik fue transportado a Rafah, donde lo liberaron: lejos de su familia, con seis fracturas en su mandíbula, sin apenas dientes y sin nada que comer ni beber.

Las historias de Motasem Dalloul nos hablan de médicos, enfermeros, periodistas, profesores, etc, lo que demuestra que el genocidio tiene un alto componente intelectual; es decir, no se trata solo de eliminar a personas, se trata de eliminar todo el capital humano e intelectual de Palestina. Lo mismo podemos decir sobre las mujeres, muchas de ellas son periodistas, profesoras, poetas, artistas, doctoras y enfermeras. ¿Recuerdan a quiénes se persiguieron durante las dictaduras de Videla y Pinochet?

Para aquellos que dudan de dichas historias —curiosamente son los mismos que han votado a la derecha en las elecciones europeas— existe también un informe recogido en abril de 2024 por la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Ya en diciembre de 2023, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos informó de detenciones masivas, tratos degradantes y desapariciones forzadas de no solo hombres, sino mujeres, niños y niñas a manos de las fuerzas de ocupación israelíes. Desde el 4 de abril de 2024, la UNRWA ha contabilizado la liberación de 1506 detenidos de Gaza a través del paso fronterizo de Karem Abu Salem (Kerem Shalom), entre los que hay 39 niños y 4 niñas.

Algunas de las personas detenidas informaron sobre haber estado recluidas en los barracones del cuartel situado en Zikim (al norte de Erez, en el sur de sur de Israel), otros cerca de Beer Sheva, en la base antes mencionada de Sde Teiman. Entre las personas liberadas, la UNRWA relata que no solo había niñas y niños, sino también personas mayores, personas con discapacidad, y todas sufrieron malos tratos y torturas. A parte de las palizas, las personas liberadas relataban haber sido introducidas en jaulas metálicas y haber sido atacadas por perros. Fueron también obligadas a sentarse de rodillas durante 12 y 16 horas, con los ojos vendados y las manos atadas. Podían dormir algunas horas, pero siempre con las luces encendidas y ventiladores que soplaban aire frío. Es así como las fuerzas de ocupación israelíes pretenden convertir esos cuerpos en cuerpos que gimen, gritan y lloran.

La tortura ha vuelto a alcanzar un componente sexual y sexista, y es que, en palabras de Iñaki Barrutia Arregi, psicólogo clínico, la tortura tiene género, ya que esta violencia ejercida contra el cuerpo tiene en cuenta la concepción de los cuerpos de hombres y mujeres, de sus órganos sexuales y de la sexualidad en cada sociedad. La finalidad última es la de causar el mayor sufrimiento posible. En el caso de los centros de detención de las fuerzas de ocupación israelíes, por las redes sociales circulan fotografías (realizadas por los mismos soldados israelíes) donde se ve a niños y hombres (algunos mutilados y gravemente heridos) en calzoncillos y con los ojos vendados. Muchos de estos hombres han recibido golpes en sus genitales. Muchas mujeres son desnudadas durante las detenciones y sufren abusos sexuales; además, a las que llevan hiyab, les son arrebatados.

Si Scarry podría escribir otro libro con lo ocurrido en estos centros de detención, Hunt, en cambio, tendría que corregir su hipótesis. Es curioso ver como la historia se repite. Decía Silvia Federici en Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2010) que la expulsión del campesinado de sus tierras (ocupación de territorios palestinos y expulsión automática del pueblo palestino), el saqueo global (saqueo de los campos de cultivo, del control del agua, del control de las rutas marítimas de sus pescadores por parte de los colonos judíos) y la degradación de las mujeres (asesinato sistemático de mujeres y niñas y niños) son condiciones necesarias para la existencia del capitalismo. Capitalismo y ocupación es barbarie.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/analisis/tortura-causar-mayor-dano-posible-al-pueblo-palestino