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A 100 años de la muerte de Luis Emilio Recabarren, uno de sus artículos sobre las fiestas patrias

Fuentes: Rebelión

La clase trabajadora vivió tres siglos sometida a la esclavitud de la tiranía española, y cuando en Chile sonó lo que se llamó la hora de la libertad y de la emancipación, esa libertad y esa emancipación que conquistó el pueblo-soldado de 1810, sólo fue para la clase burguesa y adinerada, pero en ningún caso lo fue para el pueblo que continuó siendo esclavo de la nueva clase que se erigía en gobierno en Chile.

El 19 de septiembre de 1909, en el periódico El Trasandino de Los Andes, uno de los principales fundadores del movimiento de los trabajadores en Chile, Luis Emilio Recabarren, escribió un artículo titulado «En el aniversario de la patria». A modo de homenaje y a 100 años de su muerte, reproducimos más abajo el texto, por cierto, muy atingente en estas fechas.

Todo un mundo de entusiasmos y de alegrías se desencadena entre el pueblo en estas fechas que se llaman: el aniversario de la independencia nacional. La clase pobre, que también rinde su tributo y hasta el exceso en estos días, se arroja al charco de las fiestas hasta la última moneda que posee. Nosotros, que miramos las cosas dentro de la órbita de nuestra misión de periodistas y de educadores del pueblo, sentimos un profundo pesar cuando vemos a la clase trabajadora participar en una fiesta que no es la suya, y sentir alegrías por la llamada independencia nacional que ninguna libertad real ha traído al pueblo productor.

Se dice que esta fecha significa la emancipación de la opresión española que ejerció su tiranía en estos países sud-americanos durante tres siglos y que la revolución de 1810 dio al pueblo libertad y patria. Nosotros diferimos de este modo de pensar. Si la opresión española desapareció de esta tierra, no ha sucedido otra cosa que un cambio de opresión. La clase trabajadora vivió tres siglos sometida a la esclavitud de la tiranía española, y cuando en Chile sonó lo que se llamó la hora de la libertad y de la emancipación, esa libertad y esa emancipación que conquistó el pueblo-soldado de 1810, sólo fue para la clase burguesa y adinerada, pero en ningún caso lo fue para el pueblo que continuó siendo esclavo de la nueva clase que se erigía en gobierno en Chile.

Desde esa fecha, antes y hoy, el pueblo carece de libertades y de garantías. El pueblo no es otra se cosa que un simple paria. Hoy día, a los 99 años después de la llamada emancipación, el pueblo chileno, es decir, la masa del proletariado productor, no disfruta de mayores garantías ni libertades que aquellas que actualmente existen en la misma llamada madre patria. Tan miserable y esclavo vive hoy el pueblo chileno como el pueblo español. Y si se quiere, entre la clase trabajadora de España hay más educación, más cultura, más conciencia y más capacidad que entre la clase trabajadora de Chile. ¿Qué es, pues, los que hemos ganado con la llamada independencia nacional? ¿Acaso el pueblo de Chile no es ametrallado, asesinado, encarcelado y perseguido cuando pretende hacer uso de sus derechos constitucionales? La tiranía burguesa española ¿no es idéntica a la tiranía burguesa chilena? ¿Qué es, pues, lo que el pueblo celebra en esta fecha?

El pueblo, en realidad, nada tiene que celebrar. El pueblo es arrastrado, en esta época, a prestar su concurso exhibiendo durante una semana toda su desnuda miseria moral y material presentándose, andrajoso o poco menos, en un lamentable estado de embriaguez que revela el grado de cultura que ha alcanzado en un siglo de vida libre e independiente, durante el cual, la clase escogida que nos gobierna, se enorgullece, sin duda, de ser la directora y educadora de un pueblo que no puede ser orgullo de ninguna sociedad que realmente sea culta. En una palabra, en Chile tenemos un pueblo tan atrasado y grosero, como la misma burguesía que lo gobierna, que no se diferencia sino en el barniz de hipocresía con que se encubre.

La verdadera emancipación del pueblo no ha sonado aún, ni sonará hasta tanto el pueblo mismo se eduque, se organice y se emancipe de la tiranía burguesa y capitalista que hoy lo oprime social, política y económicamente, como le ha oprimido toda la vida. Pueblo: si queréis tener verdadera emancipación, rompe primero las cadenas de tus vicios, edúcate, organízate y haz la administración de tus intereses directamente, y sólo entonces serás libre.

Luis E. Recabarren S.