La expresión original es ‘G7’, que se refiere al “Grupo de los 7 países más industrializados” del planeta, o sea, los que deciden del rumbo de la economía mundial… para su beneficio. Todo cambia cuando llega Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, que dice “¡Primero Estados Unidos!”, porque desde varios años, la hegemonía norteamericana está colapsando en todos los campos: en lo político hay cada vez más países que se zafan de su dominio, en lo económico China pasó a ser la primera potencia comercial, en lo militar Rusia tiene las armas más sofisticadas y avanzadas, en lo social interno la situación es cada vez más caótica por el desempleo, la violencia, el racismo, la pérdida de valor del dólar… Trump quiere ser el “G1”, es decir el que devuelva al imperio estadounidense la hegemonía global.
Los anteriores presidentes norteamericanos quisieron destruir la economía rusa con el apoyo de la OTAN (Organización del Tratado -Militar- del Atlántico Norte) y de Europa. Por ese motivo desencadenan la guerra de Ucrania con Rusia, por una parte, con las ayudas militares y financieras de Estados Unidos y Europa y, por otra, con las sanciones económicas contra Rusia, la destrucción de oleoducto ruso que traía petróleo y gas a Europa… Pero Rusia demuestra que su economía sigue creciendo, que las armas estadounidenses y europeas son el blanco certero del ejército ruso… y los ucranianos pagan el precio alto en muertos, destrucciones y pérdida de varias regiones por la locura de su presidente nazi…
Trump exclusivamente está promoviendo el “G2”, el ‘Grupo de los 2’, él y el presidente ruso Putin para lograr el fin de la guerra, humillando a los gobernantes de Europa que no participan en las conversaciones de paz (“¡Siempre el diablo paga mal a sus devotos!”) … Trump también desea reabrir el comercio con Rusia sobre las ‘tierras raras’ necesarias para los aparatos tecnológicos actuales y otros materiales como los diamantes…y cierta tecnología rusa.
En cuanto al ‘G3’, se trata de China. La guerra de Ucrania fue programada para debilitar Rusia (y someter Europa), pero con el fin de que Putin detenga su alianza con China. De hecho, más bien se fortaleció la unión entre China y Rusia, como por ejemplo mediante el oleoducto ruso de 4.000 km que lleva petróleo y gas hasta China. Después del fin de la guerra en Ucrania Trump prevé reunirse con China para armonizar los aranceles y el comercio entre ambas naciones. Por eso, Trump patea todos los ‘tableros’ para desestabilizar las economías en su favor… pero no es tan fácil: Hasta aquí, “¡mucho ruido y pocas nueces!” China es actualmente la gran potencia comercial y diplomática que logra acuerdos con muchos países. El ‘G3’, EE.UU.-Rusia-China, es más que necesario en este momento para Estados Unidos.
¿Y el “G4”? Estados Unidos va a tener que enfrentar un nuevo grupo comercial-económico originalmente de 4 países dominado por China y Rusia que conforman los ‘BRICS’ con India, Brasil y Sudáfrica. Estos países ya pagan sus intercambios comerciales en monedas nacionales o con el yuan chino… lo que elimina el dólar. Unos 10 países más están integrando el grupo de los BRICS (Venezuela, Cuba… ya han solicitado su inclusión). Ya no estamos en un mundo ‘unipolar’, o sea, con un solo polo que sería Estados Unidos. El mundo ha cambiado y difícilmente Trump podrá revertir la marcha adelante de un mundo ‘multipolar’, o sea, de muchos ‘polos’, a lo menos de estos 4 grandes contrincantes: China, Rusia, BRICS y EE.UU. El ‘G4’ es ya una realidad.
En Ecuador se mueven las mismas tendencias. El ‘salvador’ de un nuevo Ecuador es el portavoz de la ‘minoría supuestamente blanca’ y la más rica del país. El enemigo a desaparecer a toda costa es el correísmo, por eso las campañas de odio, de mentiras, calumnias, persecuciones, juicios, encarcelamientos, destierros… abusando del poder, de las leyes, de la Constitución y comprando la sumisión de las distintas entidades estatales e incluso de los medios de comunicación comerciales. Al mismo tiempo surgen nuevos poderes mediante la coordinación de movimientos sociales y populares, las alternativas de informaciones e investigaciones en los medios de comunicación digitales, como también las Iglesias más comprometidas con los sectores populares, por ejemplo, la Iglesia de los pobres y ciertos sectores de las Iglesias anglicana y evangelistas. La derecha y la extrema derecha ecuatorianas se vuelven más violentas y fascistas porque aumentan las resistencias y las propuestas alternativas de sociedad que las van desplazando.
Estamos un país en disputa: O se continúa y profundiza la dominación y la explotación de los grandes ricos representados por Daniel Noboa o se opta por una alternativa de sociedad donde se dan una mayor repartición de los bienes y riquezas nacionales, se fortalecen los servicios sociales de la salud y educación, se multipliquen los empleos gracias a inversiones estatales, privadas e internacionales, se detenga la corrupción y el narcotráfico combatiendo el ‘lavado’ de dinero en los bancos y la fuga de dólares a los paraísos fiscales… tal como lo propone el plan de gobierno de la Revolución ciudadana con Luis González y Diego Borja.
Que los cristianos dejemos de apoyar a los que señaló Jesús: “Los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad”. Dejemos de confirmar a nuestros victimarios que se disfrazan de “mansas ovejas” cuando son “lobos feroces”. Como lo dice el cardenal obispo de Guayaquil, monseñor Gerardo Cabrera, para cuando estemos sufragando: “¡Hagamos bien la cruz en las urnas, porque luego tenemos que cargarla!»
Pedro Pierre: Sacerdote diocesano francés, acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador, país adonde llegó en 1976.
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