Empiezo estas brevísimas notas por su conclusión: En el concierto mundial actual Nuestramérica debe hablar con su propia voz plurinacional, unida, soberana, y solidaria. Tal es la senda que le indicaron, entre otros, Artigas, Bolívar, Martí, el Che, y Raúl Sendic Antonaccio.
El espectáculo del 28/2/25 de Trump regañando y prepoteando a Zelensky ante las pantallas de TV del Planeta entero, confirmó que una nueva Geopolítica mundial se está dibujando en estos días.
Trump aplica su MAGA (Make America Great Again, o sea, “Hacer a EEUU grande otra vez”) a la vez con prepotencia imperial renovada y con un cambio de la política hacia Rusia. Trump es consciente de que ésta, acogotada hasta sus mismas fronteras por una OTAN que se comió sucesivamente a todos los ex países socialistas que le hacían de colchón de protección a la URSS, había dicho un “basta” a ese expansionismo al invadir Ucrania en febrero de 2022, cuando Zelensky pretendía ingresar a aquella alianza nordatlántica, primero anti-soviética y luego anti-rusa y anti-china, comandada desde su fundación por los EEUU (secundados por las potencias nucleares europeas, o sea, Inglaterra y la Francia posterior a De Gaulle). Y Trump entendió también que la guerra Rusia-Ucrania, azuzada por la OTAN, podría desembocar cualquier día en una guerra nuclear (y con uso simultáneo de otras armas de destrucción masiva), capaz de acabar con la Humanidad entera.
Entonces Trump decidió que esa guerra tiene que cesar, aunque sea al precio de hacerle concesiones a Rusia. Zelensky no lo aceptó y fue catalogado por Trump como un amante de la guerra, opuesto a la opción trumpista y de Putin por la paz; y Trump lo expulsó de la Casa Blanca sin firmar el suculento (para EEUU) acuerdo que pondría en manos estadounidenses la mitad de los recursos naturales ucranianos.
No se descarta que tras ese episodio, en breve Zelensky sea retirado de la presidencia ucraniana y que allí sea instalado alguien que siga la orden de Trump; el argumento legal para tanto consiste en que su mandato venció en 2024 y que recientemente el Parlamento ucraniano se negó a prorrogarlo.
Ahora bien, en un artículo reciente (“Ecomunitarismo y paz en Ucrania: ¿Trump puede ser asesinado?”) hacíamos dos consideraciones que ganan aún más actualidad tras el episodio del 28/2/25.
Decíamos en primer lugar que para compensar las pérdidas que el complejo industrial-militar estadounidense tendría con el fin de la guerra Rusia-Ucrania y con la diminución de los gastos de Defensa ordenada por Trump al Pentágono para los próximos cinco años, el actual Presidente yanqui lo invitaría a reorientar su producción por lo menos parcialmente hacia tecnologías no directamente militares (que Trump le compraría en EEUU y lo ayudaría a vender en el mundo), pero tan de punta que los EEUU superarían en esos terrenos a China, Europa y sus demás competidores; y para tanto contaría, por ejemplo, con la presencia en el gobierno de Elon Musk, que “casualmente” es dueño de megaempresas de producción no directamente militar, como lo son las fábricas de autos eléctricos y de cohetes espaciales, y un sistema de Inteligencia Artificial asociado a una mega-red comunicacional de alcance planetario.
Y en segundo lugar decíamos que Trump pudiera bien exigir a Putin que, a cambio de lo que le cede en Ucrania, le deje a EEUU “manos libres en América”, donde podría actuar como quiera y sin interferencia rusa, según los intereses del imperio yanqui resumidos por Monroe en la frase “¡América para los americanos!” (o sea, para los estadounidenses). Y agregábamos que hay indicios claros de que eso pudiera suceder. Basta ver las repetidas declaraciones de Trump acerca de que quiere volver a tener el control del Canal de Panamá, su cambio de nombre al Golfo de México por Golfo de América y sus repetidas amenazas de que pudiera intervenir en tierras mexicanas con el pretexto de combatir el narcotráfico, y sus reiteradas declaraciones de que Canadá debería incorporarse a los EEUU como su Estado número 51.
Ante esas muestras de renovado ímpeto imperial en contra de Nuestramérica, reiteramos la frase inicial de estas líneas: En el concierto mundial actual Nuestramérica debe hablar con su propia voz plurinacional, unida y soberana. Eso implica ser independiente respecto de cualquier imperio presente (como el yanqui-OTAN, Rusia o China) y/o de otro cualquier eventual imperio futuro. Y serlo en y simultáneamente (a) la construcción de una sólida y solidaria integración progresiva orientada al Buen Vivir ecomunitarista mediante el apoyo mutuo y en todos los ámbitos de nuestros pueblos originarios, afronuestromericanos, y los de procedencia “blanca-europea” y de cualquier otra procedencia que componen Nuestramérica.
Para tanto debería servir de estructura articuladora ese espacio autónomo respecto a los EEUU, que es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), creada en 2011, y a la que ahora habría que invitar también a sumarse a Canadá, cuando ese país está siendo directamente amenazado en su propia existencia por Trump.
Da vergüenza ajena notar cómo, teniendo ante los ojos la nueva Geopolítica que se diseña en estos días, la gran prensa capitalista de A. Latina, en vez de centrar su prédica en esa evidente necesidad, se duele de la suerte del pro-otanista y guerrerista Zelensky y de la despechada y “abandonada” (por los EEUU) Unión Europea, llegando a reclamar que EEUU vuelva a amparar a ambos (y a esos lacayos de la gran prensa y a los gobernantes de estas tierras que piensan igual a ellos) bajo su gran ala de “protector del Mundo Libre ante las amenazas autoritarias de Rusia y de China”.
Fingen no saber esos señores que el capitalismo es esencialmente autoritario (alienando, oprimiendo y haciendo infelices a los humanos, y devastando y contaminando hasta el exterminio a la naturaleza no humana), que Rusia regresó al capitalismo puro y duro hace tres décadas, y que China tiene mucho más de capitalista que de socialista (y nada de comunista, según los parámetros de Marx).
También contra ellos se levanta la bandera poscapitalista del Ecomunitarismo en todas sus dimensiones: la Educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada, la Economía ecológica y de base comunitaria, la Política de tod@s basada preferencialmente en la democracia directa, la Comunicación horizontal y simétrica que pone en manos de las comunidades la gestión de todos los medios de comunicación, la Estética de la liberación que a tod@s incentiva y educa para hacer arte y disfrutar de las artes, y el Ateísmo no militante que apunta a superar a largo plazo y en diálogo respetuoso con los creyentes de toda religión, la alienación religiosa (al tiempo en que se van erradicando las expresiones profanas de la alienación en el capitalismo).
Bibliografía mínima
Sirio López Velasco. Decálogo, Manifiesto y Compendio Ecomunitarista, Ed. Fi, P. Alegre, 2025, gratuitamente disponible en https://www.editorafi.org/ebook/c054-decalogo-manifiesto-compendio-ecomunitarista
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