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En la tierra de Federico

Fuentes: Huella del Sur

Hemos tenido oportunidad de recorrer Granada hace un par de semanas. Bellísima ciudad, con su herencia árabe, su geografía tan irregular como atractiva, sus múltiples huellas del pasado lejano, incluida la época medieval. Claro que toda visión de esta ciudad andaluza está incompleta si no se incluye en ella al más ilustre y afamado de sus nativos y habitantes.

Por fortuna, hay una presencia importante en Granada y sus cercanías de la figura de Federico García Lorca. La Huerta de San Vicente, el Parque que también lleva su nombre, el Centro Cultural dedicado a su homenaje, el museo en su pueblo natal de Fuente Vaqueros y la casa museo de Valderrubio, donde transcurrió parte de su infancia y primera juventud.

En la casa natal se conservan múltiples testimonios de la vida del escritor, de sus años de infancia y posteriores. Allí nació el poeta en 1898 y su memoria se evoca en este sitio desde 1986. Cincuenta años después de su muerte y luego de superado el silencio censor de los tiempos de la dictadura franquista.

Valderrubio es el pueblo en el que Federico transcurrió buena parte de su infancia y concurrió a la escuela. Allí también entró en primera vez en contacto con el teatro. Luego de mudarse a la ciudad, los García Lorca siguieron teniendo esa propiedad como lugar de verano hasta 1926- Hoy está convertida también en casa museo.

La de San Vicente fue la casa de verano de la familia de 1926 en adelante. Se custodian allí todos los ambientes de la casa y en particular la habitación en la que dormía el artista.

Es un cálido testimonio de un lugar en el que pasó los años jóvenes y al que volvió una y otra vez cuando ya su asiento principal era Madrid. Hay objetos que usaba, incluido un piano, pinturas que integraron su entorno, enseres de la vida cotidiana.

Escribió en este lugar, en su totalidad o parcialmente, algunas obras notables como Así que pasen cinco años, Bodas de sangreYerma y Diván del Tamarit..Su último regreso fue en las vísperas del golpe militar de 1936 que dio origen a la guerra. A poco andar se produjo el arresto y asesinato de Federico por parte de las sombrías fuerzas que respaldaban al golpe.

El centro cultural realiza exposiciones artísticas. Tuvimos oportunidad de asistir a una que aunaba los dibujos del poeta y dramaturgo con obras del celebrado pintor argentino Guillermo Kuitca inspiradas en esas obras de Lorca. También se exhibían allí manuscritos y correspondencia del granadino.

Todos son espacios lorquianos en su tierra granadina. Aparece también en la programación del auditorio de la Alhambra. En las librerías de la ciudad pueden encontrarse las ediciones de sus obras, incluidas las editadas en modo facsímil por sellos editoriales dedicados a su memoria.

El poeta está así presente de muchos modos en su tierra natal. Recorrer los espacios que invocan su memoria produce una particular emoción. En particular para las argentinas y argentinos, con un vínculo tan amoroso con el personaje y a su escritura.

El recuerdo y la vigencia de la injusticia

El reconocimiento a Lorca a través del sostenimiento de espacios destinados a la evocación de su trayectoria vital y de su obra constituye un justo homenaje y a la vez una proyección hacia el presente de su producción artística.

 Ésta se mantiene viva y se enriquece con nuevas versiones y ediciones, con la reinterpretación que otros artistas hacen de su obra. El poeta andaluz se ha convertido hace tiempo en un símbolo, en la clave de toda una época, en encarnación de una forma de vida reñida con los prejuicios de la época.

Hombre de dos continentes, visitante agudo y observador de Estados Unidos, Cuba y Argentina, no dejó de encontrar en Granada la clave de sus afectos, la ambientación de parte de sus poemas y piezas teatrales., su lugar de refugio en los momentos difíciles.

Su ciudad lo tiene presente y le da un lugar de privilegio. Los sitios que habitó son espacios de referencia. Las canciones recopiladas por él son todavía cantadas en los “tablaos” de la ciudad.  Se venden en las tiendas diversos objetos que lo recuerdan, como por ejemplo a través del teatro “La Barraca”. Lorca y Granada son sinónimos.

Empaña estas circunstancias el recuerdo indispensable de que Lorca continúa en su carácter de desaparecido. Asesinado en las inmediaciones de la ciudad, entre Viznar y Alfacar, su cuerpo nunca fue encontrado.  Sigue la búsqueda de memoria, verdad, justicia y reparación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.