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El infierno es un lugar muy pequeño

Fuentes: Desinformémonos

La idea del infierno nace con las primeras civilizaciones como aquel lugar para el castigo ubicado en el inframundo. Un lugar que, aunque haya ido cambiando por la influencia de diferentes culturas y religiones, siempre ha sido representado como un espacio de tormento y sufrimiento eternos. En la actualidad, comparar algo con el infierno es evocar algo doloroso, penoso, angustiante, y torturante. Si pensamos en el mundo carcelario, el averno serían las situaciones de aislamiento penitenciario.

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“El infierno es un lugar muy pequeño”, de hecho, es un libro1 que recopila los testimonios de hombres y mujeres que están o estuvieron presos en régimen de aislamiento en las prisiones de Estados Unidos (el país que más personas encarceladas tiene en el mundo). Los textos que se recogen describen los efectos devastadores que el confinamiento solitario provoca en sus mentes y cuerpos. Sin embargo, también describe la solidaridad expresada entre individualidades que viven unas al lado de las otras durante años sin encontrarse nunca cara a cara. En esta situación límite siempre están presentes los espectros de la locura, el suicidio, y la lucha por mantener la esperanza y la humanidad frente a la soledad forzada y la privación paralizantes. Los relatos recogidos se complementan con las voces de otras personas que desde su profesión pueden constatar los devastadores efectos en la salud física, mental y emocional.

Pero no tenemos que irnos muy lejos para encontrar otros testimonios igualmente aterradores en nuestros países. Las narraciones de las experiencias vividas en las secciones de aislamiento en las prisiones por todo el mundo son un potente grito de angustia de hombres y mujeres enterrados en el fondo del pozo. Aislar física y socialmente a las personas (apartarlas de la compañía de otras), reducir cualquier tipo de estimulación sensorial y ambiental (encerradas en lúgubres cubículos con apenas actividades) y arrancarlas el control sobre casi todos los aspectos de la vida cotidiana (no tener autonomía y estar estrechamente vigiladas) son lo que caracteriza este encierro dentro del encierro. Algunas de las experiencias que esta forma de maltrato y tortura generan dicen que:

Es volverse invisible. Mualimm-ak escribe que las personas en aislamiento “se vuelven desesperadas por tener contacto con otro ser humano […] Al perder ese contacto, se pierde el sentido de identidad. Uno se convierte en nada. Eso es lo que quiero decir cuando digo que me volví invisible incluso para mí mismo”.

Es como estar muerto en vida. Jacques Merine lo definía como lo más parecido a estar en una lápida a la que, de tanto en tanto abrían la tapa para comprobar si aún continuabas respirando.

Es volverse loca. Miguelina así lo vivió: “Estás todo el tiempo sola. Sentía angustia, llanto. Me estaba trastornando, como viendo cosas que no había, ya hablaba sola. Estaba como enloqueciendo, porque ya creo que pensaba tonterías, hablaba sola, y nunca había nadie”.

Es animalizarse. Santi relata como en esa situación era inevitable animalizarse, al mismo tiempo que imprescindible para sobrevivir. “Te obligan a renunciar a la humanidad y acabas convirtiendo el odio en pura pulsión”.

Es desear morirte o acabar suicidándote. Javiera así lo contaba: “No tienes donde mirar, todo igual, solo la pared y el muro. Entonces empiezas a pensar, a pensar, a pensar y eso te va deprimiendo. Es algo para lo que una tiene que prepararse psicológicamente. Porque hay personas que le afectan, que no son tan fuertes como otras y les afecta, o sea, salen medio mal o incluso… no salen”.

La lacra de los suicidios en las prisiones es otra realidad silenciada. Estar en aislamiento, además, es un factor de riesgo que incrementa la posibilidad de llevarlo a cabo.

Visibilizar estas situaciones es una forma de romper los muros y asomarnos al abismo que supone imaginar el encierro desde el encierro. En tiempos donde estamos cuestionándonos nuestra propia humanidad ante el genocidio en directo del pueblo palestino me arrogo la pregunta: ¿Cómo afecta a nuestra humanidad deshumanizar a otras personas hasta tal punto que les permitimos vivir en condiciones degradantes incluso para cualquier animal, y hacerlo en nombre de nuestra propia seguridad y bienestar?

1 https://solitarywatch.org/new-book-hell-is-a-very-small-place-voices-from-solitary-confinement/

Alicia Alonso Merino. Feminista y abogada de derechos humanos. Realiza acompañamiento sociojurídico en cárceles de distintos países.

Fuente: https://desinformemonos.org/el-infierno-es-un-lugar-muy-pequeno/