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Adiós a Manuel Sacristán

Fuentes: Viento Sur [Imagen: Manifestación antiOTAN en Madrid en 1986, la última lucha de Sacristán. Créditos: Fotos Públicas]

En esta nueva entrega del Centenario Manuel Sacristán reproducimos un texto de José María Ripalda en Viento Sur.


Es tarde para un homenaje a 40 años de su muerte. Manuel Sacristán (1925-1985) fue el único intelectual marginado y perseguido por Franco al que “la” democracia no reintegró en la universidad. La normalidad del recuerdo y de los homenajes no puede ocultar la tergiversación que supone, una más, en medio de la restauración democrática del franquismo.

El filósofo español más importante de su siglo carece de lugar en el siglo XXI. Cierto, no se pueden borrar huellas parciales suyas. Incluso algunos catedráticos, v. g. de la filosofía antifranquista de la Autónoma de Madrid, como mi recordado compañero de la UNED Luis Vega, han resistido con él a la normalización que afectó a esa escuela y, de un modo u otro, a todos nosotros. Nuestra intelectualidad adolece de una enorme distancia entre las ideas y los hechos, y se ha sometido en la miseria a la competitividad neoliberal.

El referéndum de la OTAN (1986) fue algo así como la última batalla de Sacristán, que, a semejanza del Cid, libraron notoriamente sus discípulos después de muerto; seguramente significó también la derrota que selló “la Transición”. Felipe González, quien se había opuesto a la entrada en la OTAN bajo Calvo Sotelo, fue quien, como “poli bueno”, convenció de que entraran por el aro a los españoles, traumatizados por el aún cercano 23-F. Pero he creído escuchar un eco del clamor antimilitarista que recorrió entonces las calles de España en las protestas recientes por la destrucción de Palestina, . . . pese a su reformulación como ética de las buenas intenciones y a la incapacidad crónica de reconocer una resaca también de nuestro pasado genocida (con los judíos) en el actual genocidio palestino. Demasiada buena conciencia oficial una vez que algo es declarado pasado.

No hay forma de entrar en todos los temas que Sacristán enfrentó con rigor y templanza incomparables. Nombraría el más de fondo e insoluble: la alteración irreversible de la biosfera. El comunista alemán Wolfgang Harig había planteado la estalinista solución de una dictadura ecológica. Sacristán no podía aceptarla, pero asumió la prioridad de abordar el tema científica y políticamente. La concentración creciente del poder económico no ha hecho entre tanto sino agravar la amenaza bajo la presión añadida de otras urgencias más inmediatas.

Sacristán no es simplemente el mayor intelectual marxista de España. A sus 30 años tenía ya un perfil intelectual definido y sobresaliente; pero fue el año de Münster (1955) el que le añadió su perfil específico neopositivista y marxista. Neopositivismo no significa en Sacristán una nueva metafísica ni su substitución por una antropología, sino el rigor científico como requisito previo al oficio filosófico. Su marxismo fue más el del derrotado Gramsci (y el de su propia compañera Giulia Adinolfi, +1980) que el del respetado Togliatti de postguerra. Estaba predestinado al fracaso: el sistema de oposiciones le relegó directamente en la academia filosófica antes de que fuera expulsado autoritariamente; su brillante comunismo le condenó al fracaso político no solo por la mediocridad aparatchik, sino porque todo estaba “atado y bien atado” en y fuera de España. Se ha querido obviarle. No ha producido la obra sistemática que se podría haber esperado de él, pues tuvo que vivir de la traducción. Pero ha dejado un hueco abierto entre lo que hoy pudiera ser más bien un nuevo panorama de retóricas impotentes.  Mi contacto con él fue intenso, pero parcial; me supera y medio siglo después de haberle conocido sigo tratando de ponerme a su altura.

José María Ripalda es filósofo. Es autor de varias obras, entre ellas Filosofía en tiempo de descuento (Siglo XXI, 2022).

Fuente: Adiós a Manuel Sacristán – Viento Sur