-M.H.: Vamos a dar comienzo a la presentación de «El debate Piketty sobre El Capital en el Siglo XXI» que compilamos con Matías Eskenazi. En realidad este libro tiene su origen en la idea de recopilar una cantidad de artículos que habían salido desde distintas ópticas políticas e ideológicas, para hacer una mesa con un […]
-M.H.: Vamos a dar comienzo a la presentación de «El debate Piketty sobre El Capital en el Siglo XXI» que compilamos con Matías Eskenazi. En realidad este libro tiene su origen en la idea de recopilar una cantidad de artículos que habían salido desde distintas ópticas políticas e ideológicas, para hacer una mesa con un grupo de economistas políticos en un programa de radio. Cuando empiezo a revisar el material me doy cuenta de que merecía editar un libro, lo charlamos con Matías con quien colaboramos hace casi 3 años haciendo programas en FM La Boca. Rápidamente Matías se involucró en el proyecto, fue muy importante porque más allá de que somos colegas en Sociología, Matías tiene una formación en Economía Política que yo no poseo. Su aporte fue muy interesante y permitió hacer una presentación del mismo que introduce muy bien al contenido del libro y luego a la serie de presentaciones que ya hemos hecho.
Este libro se presentó por primera vez en las Jornadas de Economía Crítica en La Plata, luego se hizo otra presentación en el mes de noviembre en la Universidad Nacional de Quilmes, donde contamos con la participación de Rolando Astarita, autor de uno de los artículos del libro y Paul Cooney. Luego dos presentaciones en la provincia de Entre Ríos, una en la Universidad Nacional de Entre Ríos y otra en la Universidad Nacional de Concepción del Uruguay, a cargo de Matías. Esta sería la quinta presentación, en una fecha poco adecuada, hemos tenido bastantes dificultades para armar la mesa. En la última difusión que hicimos anunciamos la presencia de Marcelo Ramal, quien se disculpó debido a la fuerte actividad legislativa que ha tenido durante los últimos días en relación al tema de la resolución judicial contra el acarreo de vehículos en la Ciudad de Buenos Aires. Me propuso la participación de Pablo Heller en su reemplazo. También habíamos invitado a Claudio Katz, pero está en Chile con Rolando Astarita, participando en un seminario. Quisimos contar también con quien hizo la contratapa, Julio Gambina, pero está de vacaciones. José Castillo de Izquierda Socialista cuando le conté que la presentación iba a ser el 14 de enero se empezó a reír. ¿Por qué la hicimos el 14 de enero? Porque en estos días va a estar en Buenos Aires Thomas Piketty, el viernes va a dar una conferencia y el sábado va a estar firmando libros en Callao y Santa Fe, entonces nos parecía interesante aprovechar el momento para hacer una nueva presentación de nuestro libro y, al mismo tiempo, charlar un poco acerca de El Capital en el Siglo XXI, que se ha transformado en un best seller a nivel mundial, algo extraño para un libro de economía política.
Contamos con la participación de Matías Eskenazi, Pablo Heller y Pablo Anino de La Izquierda Diario. Habíamos querido contar con la presencia de Paula Bach que es otra de las que escribe en el libro, pero también está de vacaciones. Hablamos con Esteban Mercatante que tampoco podía estar presente y finalmente contamos con la presencia de Pablo. La idea ambiciosa que teníamos originalmente para presentar esta mesa era «La izquierda discute a Piketty». Esperemos que cubra las expectativas de ustedes que se han acercado a escucharnos. Le cedo entonces la palabra a Matías Eskenazi.
-M.E.: Buenas noches. Mi idea es hacer una breve exposición para dar lugar a las exposiciones de los compañeros, luego al debate y aportar algún elemento adicional.
De por sí es un acontecimiento extraño que un libro como el de Piketty haya tenido la repercusión que viene teniendo. Incluso se viene repitiendo y sucediendo en una especie de reacción en cadena. Veía hace unos días que la edición en español que salió el 24 de noviembre en simultáneo para todo el mundo de habla hispana, la presentó el Fondo de Cultura Económica como lanzamiento mundial, en Bogotá, Santiago de Chile, México DF, Buenos Aires y España. Cuando salió en 2013 no tuvo gran trascendencia en francés, pero sí se vendió y se sigue vendiendo a partir de la traducción al inglés, especialmente en Estados Unidos y en Inglaterra. La expectativa podía ser una incógnita, sin embargo, la primera edición en español se agotó y lo han reimpreso.
Me refiero a esto porque hacer un libro de 690 páginas, plagado de estadísticas, con un lenguaje que no es excesivamente técnico pero que no está destinado al gran público y, sin embargo, es un fenómeno que está llegando al gran público, la pregunta es por qué, al ser una moda y ser un libro caro. Aun así vamos a recomendar su lectura porque, más allá de lo que podamos debatir y los diversos artículos que han salido al respecto, es bueno leer la fuente de primera mano. Es un fenómeno llamativo que se venda tanto y uno se pregunta si será leído en su totalidad por la enorme cantidad de gente que lo ha comprado. Yo soy pesimista en ese aspecto, sin embargo, hay un par de virtudes que cabría destacar, la primera es que el libro de Thomas Piketty compila una gran cantidad de fuentes priorizando las de tipo fiscal y no aquéllas sobre distribución de la riqueza y de los ingresos que son de tipo indirecto, realizadas a través de encuestas, como en el caso argentino puede ser la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), donde se pregunta en los hogares cuáles son sus ingresos, entre otro tipo de preguntas.
Otro tipo de fuente es la de tipo fiscal, que tiene siempre un montón de limitaciones pero uno asume que puede ser un poco más confiable porque disminuye el aspecto de la sub-declaración de ingresos. Thomas Piketty y su equipo se han basado en una amplia compilación de fuentes para más de 20 países que abarca en algunos casos hasta 200 años.
Este es uno de los problemas que podemos discutir, la pertinencia de tomar extensiones temporales tan grandes, porque hay que ver qué es lo que se está midiendo. No obstante, es una tarea destacable y otra cosa que vale la pena reivindicar es que estas fuentes que han compilado y sobre las cuales se han hecho una gran cantidad de trabajos, las han puesto a disposición del público.
Si hay algo en lo que no podemos criticar a Piketty es que han sido claros respecto de las fuentes que han tomado, a la forma en la que han trabajado estas fuentes y han puesto sus resultados a disposición del público, lo cual permite un debate con base científica.
Vale la pena rescatarlo por dos elementos, uno que quizás es menos accesible sobre todo para aquéllos que no tengan la desgracia de formar parte de los ámbitos académicos, y es que los datos suelen guardarse bajo cuatro llaves de forma bastante deshonesta y es poco común la transparencia en cuanto a los mismos, incluso entre autores de orientación de izquierda, que es parte del problema porque uno después tiene dificultad para debatir concretamente qué es lo que están diciendo los gráficos que presentan.
Y el segundo, que es de una actualidad más inmediata y que no necesita mayores aclaraciones es que, por ejemplo, si nosotros queremos tratar de verificar con alguna de estas fórmulas generales por más que hay datos sobre Argentina en el trabajo de Piketty y su grupo, tendremos una gran dificultad precisamente porque desde el Estado no tenemos datos disponibles, no está claro con qué metodología están trabajados, desde 2006 para acá, con la intervención del INDEC que ha repercutido en el conjunto de los organismos del Estado. Y la no disponibilidad de datos, su incomparabilidad, la imposibilidad de dar cuenta de la forma de construcción, obtura todo debate.
Hoy me fijaba en el último informe publicado por el INDEC respecto a salarios e ingresos, todos los cuadros no pueden ser tomados en serio, los únicos son aquéllos que informan en términos nominales sobre la distribución de los ingresos en términos inmediatos. Por supuesto, lo otro lo podemos reprocesar, pero presenta un alto grado de dificultad, es lo que tratamos de hacer todos los que venimos trabajando en problemáticas de economía política en los últimos años.
Ahora bien, un último elemento de carácter general. En cuanto al análisis de la distribución de los ingresos y la riqueza, el trabajo de Piketty se ha orientado sobre todo al estudio en términos de ingreso personal o de los hogares, no se toma como central medidas como el Gini u otros índices que dan cuenta de alguna medida de dispersión respecto de una situación ideal, sino que buscan una manera más directa y más ilustrativa que tiene sus problemas pero que en un sentido, al ser ilustrativa, tiene un fuerte impacto.
Si uno mira la distribución en términos personales puede subdividirla en diferentes categorías pero generalmente se hace en deciles o quintiles, es decir, se divide todo el ingreso en porciones del 10% o del 5% y se concentran en este caso en ver qué sucede con el 1% más rico, o de mayores ingresos, en todo este conjunto de países. Sobre la base de estos datos, en términos muy generales, dan cuenta del siguiente movimiento: un crecimiento en la concentración de los ingresos y la riqueza desde fines de siglo XVII hasta mediados de la década del ´20 del siglo XX, un descenso en términos relativos que comienza a insinuarse a partir de mediados de la década del ´30, pero que se profundiza a partir de la pos guerra y se mantiene un descenso en términos relativos, hasta por lo menos mediados o fines de la década de los ´70, y un crecimiento muy acelerado de la concentración de los ingresos y la riqueza desde fines de los ´70 hasta la actualidad.
Esta curva da por resultado que hacia 2010, que es donde terminan los datos analizados por Piketty y su equipo, la distribución de los ingresos y la riqueza en términos relativos es similar a la de la década del ´20 del siglo XX. Además, esto desmiente, como lo hicieron otros estudios previos, la hipótesis de Simon Kuznets, formulada a mediado de los ´60, que planteaba que la desigualdad tendía a aumentar en los inicios del capitalismo y luego, al consolidarse y difundirse la innovación industrial, tendería a bajar.
Por supuesto, esta tendencia mirada desde el punto de vista histórico en la que fue formulada tenía algún aval, más allá de que teórica y metodológicamente uno pudiera cuestionarla desde sus inicios. Planteada una lectura de largo plazo y pudiendo constatar que esa hipótesis no se sostiene, se abre el debate, por un lado, si son o no correctos los cálculos de Piketty, uno de los ejes del debate porque es muy difícil sostener como argumento que la desigualdad y la concentración de la riqueza y los ingresos tiende a crecer aceleradamente. Para dar un dato en relación a esto, según sus cálculos, la concentración del 1% más rico a nivel mundial tendió a crecer a un ritmo del 6% anual desde 1980 a la actualidad, cuando el producto en términos mundiales tendió a crecer en un promedio del 2%. Es muy difícil sostener como argumento que eso es legítimo, entonces se abre la opción de cuestionar si los datos están correctamente construidos o de argumentar si esto es algo simplemente temporal que debería luego corregirse más o menos automáticamente, con la difusión de los adelantos tecnológicos, con el derribo de las barreras arancelarias, por ejemplo, al llevar a término el programa de liberalización general y de profundización de la internacionalización del capital propuesto por la OMC.
Ahora, si no aceptamos ninguna de estas dos hipótesis, se abre otro debate que es ¿por qué sucede esto?, y ahí es donde Piketty empieza a trastabillar, al momento de tratar de explicar los motivos por los que esta creciente concentración se produce, y si esta tendencia es de tipo general o no lo es, y por qué tendió a bajar durante un período histórico restringido, que vale la pena decir, visto en el largo plazo, entre 150 y 200 años, el período de post guerra del ´45 al ´75, es una excepción histórica.
A partir de aquí se abre el debate y parte del mismo se dispersa hacia muy diversas aristas. Desde el punto de vista de la teoría, cuál es la concepción que tiene Piketty sobre el capital, a qué responde el capital y los ingresos, por ejemplo, la pregunta de cómo considerar los ingresos de los altos ejecutivos.
Otra de las aristas del debate que ha sido específicamente discutida en un artículo muy interesante de Andrew Kleeman. Otro punto del debate posible es el que se vincula a la crisis internacional, porque Piketty no ayuda a explicar por qué se ha producido esta crisis en la que todavía estamos inmersos desde fines de 2007, cuál es su dinámica y cuáles son sus consecuencias. Es decir, constata una serie de identidades contables y una serie de tendencias empíricas, sin embargo, necesitamos ir un poco más allá de eso para entender cuáles son los procesos sociales que se están desenvolviendo, cuál es su dinámica y, por supuesto, asumiendo desde una posición de izquierda, que es desde donde estamos ubicados en este panel, cuáles son las perspectivas políticas para enfrentar tanto la crisis como las políticas de ajuste que se proponen para salir de ella desde los gobiernos de la Troika en Europa y desde las administraciones de los principales centros imperialistas. Le cedo la palabra a Pablo Anino.
El capitalismo ha caído en un estancamiento, no se encuentra la salida y es probable que se prolongue
-P.A.: Buenas noches, gracias a Matías y a Mario por la invitación. Estaba pensando en que la charla fue convocada como «La izquierda debate a Piketty» y, en realidad, en muchas ocasiones nos hemos juntado a debatir otro tipo de cosas, donde más bien se cuestionan tesis de la izquierda misma o temáticas como «el imperialismo», donde nosotros tratamos de defender a partir de dar cuenta de las transformaciones del imperialismo, pero defendiendo las tesis centrales. Me parece que al título de hoy habría que invertirlo, porque en realidad lo que está sucediendo es que Piketty sale a debatir con Marx y otro de sus oponentes es Kuznets. Y más que a rebatir lo que hace Piketty es confirmar una de las tesis centrales de Marx que dice que el capitalismo es una máquina de producción de desigualdad, o sea, Piketty a 150 años de El Capital y de 250 años de teoría económica burguesa viene a ratificar lo que Marx ya había planteado.
Después Piketty va a cuestionar algunos otros temas que dice Marx en relación a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y en relación a una generación de miseria absoluta, cosas que Marx no dice tal cual como las interpreta Piketty. Para mí hay un aspecto central, que es que 150 años después Piketty viene a ratificar lo que Marx ya predijo. En esa enorme máquina de producción de desigualdad que es el capital, el incremento del 1% o la distribución funcional del ingreso, que crecen las ganancias en mayor proporción de lo que crece la economía, donde sólo hay una excepción que es en el período de la entreguerras y el de la postguerra hasta el año 1975, como para tomar un corte.
Entonces, lo importante es por qué un economista que proviene del mainstream sale a decir esto. También hay todo un debate sobre las categorías que utiliza, pero más allá de esto y de cómo mide la riqueza y el rendimiento, lo que sería para el marxismo la tasa de ganancia, lo que nos describe muy bien Piketty es la situación del capitalismo actual.
Por eso para mí se da la conmoción que estamos viendo en relación al libro, porque aun partiendo de las propias categorías del mainstream económico, aunque tienda a deslizarse hacia el post keynesianismo, usa las categorías de la economía neoclásica, que es la base teórica del neo liberalismo, y aunque lo hace desde ese aparato teórico, viene a reconocer los resultados de lo que plantea Marx y a contradecir lo que dice el propio mainstream económico.
Simon Kuznets, que es el otro economista con el que discute de manera más directa Piketty, en realidad planteaba esta teoría del «derrame», es decir que el crecimiento del capitalismo o el capitalismo en sus fases más avanzadas, lleva al derrame, es decir, a beneficios a toda la sociedad o genera igualdad. Lo que viene a mostrar Piketty es más bien lo contrario. Entonces la conmoción tiene que ver con el momento que estamos viviendo de crisis capitalista mundial.
El otro día leía un artículo de Paul Krugman, «El valle de la desesperación», un hombre que viene de los organismos internacionales de crédito, Premio Nobel, después hizo una revisión de su pensamiento pero viene también del mainstream, que toma a Piketty y dice que el valle de la desesperación es donde vive el sector obrero, puntualmente la clase obrera norteamericana y europea.
Nosotros estamos en contra de la teoría, si hubiera tal cosa, de que todo tiene que ver con todo, pero en estos días sale también en Página 12 Aldo Ferrer, que toma también a Piketty para decir que los acontecimientos de Francia, los atentados terroristas contra Charlie Hebdo, tienen que ver con el capitalismo como un enorme productor de desigualdad, de pobreza y opresión. Aldo Ferrer es un economista que fue embajador argentino en Francia, ministro de una dictadura de Levingston, entonces son esos hombres los que están reconociendo que el capitalismo vive una fase muy aguda de desigualdad.
Para mí la conmoción que produjo en el mundo anglosajón el libro de Piketty tiene que ver con la situación de profunda crisis que vive el mundo capitalista. Obviamente, también hay un aspecto ideológico que cae en el marco de una crisis del mainstream económico. Salieron hace unos años declaraciones de jóvenes estudiantes de economía de Gran Bretaña que hacían una crítica y un llamado a repensar la economía, a cambiar el artefacto teórico y la gran crisis que tiene la economía oficial es que no pudo explicar cómo llegamos a esto. Ahora lo que discuten es el estancamiento secular, que el capitalismo ha caído en un estancamiento, no se encuentra la salida y es probable que se prolongue. Algunos lo comparan con la situación que se vivió entre 1870 y 1890, donde fue un largo período de estancamiento de la economía mundial que no encontraba posibilidades de crecimiento.
Quería caracterizar el momento político económico y social en el que cae el libro de Piketty y el momento de profunda crisis de la teoría del mainstream económico. Para ir directamente al libro, hay muchas de sus cuestiones teóricas que se pueden debatir, principalmente de lo que interpreta de Marx, aun cuando reconoce que no leyó El Capital. Piketty plantea esta idea de que el capitalismo como regla produjo desigualdad y, como decía Matías, hace historia económica a través de series económicas y muestra que en 200 años lo regular en el capitalismo es la generación de desigualdad y el crecimiento del patrimonio de los capitalistas. Y esa tendencia tiene una excepción que es el período de entreguerras y el boom de la postguerra, es decir, que durante 50 o 60 años, tomando a Manchester de 1750 con la Revolución Industrial como el origen del capitalismo, en más de 200 años de historia capitalista sólo tenemos unos 60 donde se cumple esa excepción.
Piketty no explica por qué, se mueve como en general hace la economía burguesa, analizando la relación entre variables y no la relación entre las clases sociales, que es donde deberíamos asentarnos nosotros y que es una de las cosas que para mí plantea muy bien Rolando Astarita en la nota que escribió para el libro que estamos presentando.
Entonces, lo que tenemos es que en la regularidad del capitalismo aumenta la desigualdad y el patrimonio de los capitalistas, ahí también hay otras discusiones como: qué es la riqueza, qué es el patrimonio, qué es el capital. Pero en principio, como dice Marx, qué es lo fenomenológico, lo que ocurre a primera vista, Piketty acierta en describir este fenómeno y plantea que lo que ocurrió en la Belle Epoque en Francia a finales del siglo XIX/principios del XX, hasta 1914, es que el patrimonio y la riqueza de los capitalistas crecía de manera acelerada y en mayor proporción de lo que crecía la economía, por lo cual iban acumulando crecientemente riquezas o patrimonio, como lo llama él.
Plantea que los capitalistas europeos tenían acumulados unos siete años de riqueza en relación al ingreso que produce un país en un año y los norteamericanos unos cinco años. Él dice que eso se va a revertir con shocks que no explica pero sí menciona. ¿Cuáles son esos shocks? Plantea que en esa época empieza a haber tributación, el impuesto a las ganancias que se establece en la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos y los grandes países de Europa. Pero más allá de la tributación sobre las ganancias, los shocks que van a hacer disminuir el patrimonio o la riqueza del capital y la desigualdad, van a ser la Revolución Rusa de 1917 y las dos Guerras mundiales.
Esos son los shocks que Piketty no va a explicar pero que van a comprimir el patrimonio y la desigualdad a escala mundial y van a llevar a que la riqueza en Europa y Estados Unidos se disminuya de 7 o 5 años a 3 o 4 durante el período de la entreguerras y la postguerra.
En algún sentido es el momento al que Piketty va a aspirar que regresemos, que es también la aspiración de muchos reformistas, volver al Estado Benefactor, como si el capitalismo fuera una maquinaria de generar desigualdad, pero que pudiera conducirse a otro lado. Desde la idea del marxismo, el capitalismo es esencialmente una maquinaria de producir desigualdad, no una maquinaria que uno puede conducir como a un auto hacia un camino distinto al de la desigualdad.
Esta máquina de producción de desigualdad no se aniquila con un impuesto a la riqueza
Entonces el por qué de la conmoción con el libro de Piketty tiene que ver con la situación de profunda crisis que vive la economía mundial desde 2007/08, cuando empieza la crisis en los Estados Unidos. La reversión de esa situación de menor desigualdad y de disminución del patrimonio o la riqueza de los capitalistas, se va a dar fundamentalmente en los últimos 30 o 40 años con la restauración conservadora que significó el neoliberalismo. El ataque a las condiciones de vida del trabajador, la deslocalización de la producción de las principales potencias económicas al este asiático, la flexibilización laboral, la precarización laboral, etc., es decir, la restauración conservadora es lo que va a permitir que vuelvan a recomponerse los patrimonios y las riquezas de los capitalistas y vuelva a aumentar la desigualdad.
Según Piketty estamos volviendo a la situación de la Belle Epoque, es decir, que actualmente el patrimonio de riqueza de los capitalistas y la desigualdad, se ubican en los niveles que existían previos a la Primera Guerra Mundial. Para mí este es un elemento muy importante para pensar porqué los shocks que plantea Piketty hicieron disminuir el patrimonio de los capitalistas, pero no fueron tributarios sino la lucha de clases en los principales estados capitalistas.
Lo que me interesa resaltar es que a lo que estamos volviendo y produce la conmoción del libro de Piketty, es a una situación de pre Primera Guerra Mundial, al menos del punto de vista de los parámetros económicos según como los mide Piketty. En economía ninguno va a reivindicar ningún automatismo ni que la historia se repita pero, no obstante, en el pasado histórico uno puede encontrar experiencias, balances que llevan a por qué determinadas condiciones que se vuelven a producir en un mundo que cambió, podrían llevar a situaciones del mismo estilo. Eso debería llevar a algún tipo de conclusión política al menos para los que estamos en la izquierda revolucionaria.
Antes de avanzar en eso, quisiera plantear otra cuestión que es debatible de Piketty, desde el punto de vista fenomenológico. Más allá de las categorías y las discusiones sobre las mediciones, uno puede decir que es correcto lo que escribe, una situación donde aumentan los capitales de los capitalistas, similar a lo que ocurría previo a la Primera Guerra Mundial o a la Revolución Rusa y una situación de enorme y creciente desigualdad. Eso lo plantea como una situación normal ya que es lo que el capitalismo genera permanentemente. Pero, desde el punto de vista de cómo funciona el capitalismo, quería tomar una cita del libro que dice: «Dada esta situación de aumento del patrimonio, el empresariado tiende inevitablemente a transformarse en rentista y a dominar cada vez más a quienes solo tienen su trabajo. Una vez constituido, el capital se reproduce solo, más rápidamente de lo que crece la producción, el pasado devora al porvenir».
¿Qué quiere decir con esto de «el capital se reproduce solo»? Lleva la interpretación a algo similar a lo que decía Keynes, que lo que predomina en el capitalismo actual son rentistas, es decir, que no se comprometen con el proceso de explotación, aunque Piketty no va a hablar nunca de explotación, más bien quiere naturalizar el sistema capitalista de producción, pero sí destaca el problema del capital rentista, o sea, el «fetichismo del capital», el dinero que produce dinero, y aun bajo las condiciones de estancamiento actual del capitalismo, aun cuando el crecimiento económico es muy bajo, lo que hay que decir es que hay permanentemente una producción de riqueza al nivel que hay y una reproducción del sistema capitalista que está fundamentado en la producción que hace el trabajo vivo.
Cuando Piketty plantea que el rentista es lo que predomina, se refiere al trabajo muerto, lo que acumuló el capitalista anteriormente, el trabajo pretérito pasado es lo que domina la producción. En realidad lo que ocurre en la producción es que los capitalistas son propietarios de ese trabajo muerto, que no solo es dinero sino que es capital en sus distintas formas, es decir, que son los propietarios de los medios de producción los que aun en condiciones de bajo crecimiento, se apropian permanentemente de lo que produce la clase obrera, es decir, del trabajo vivo. Aun en condiciones de bajo crecimiento y de aumento del patrimonio ocurre esto, el capital se reproduce todo el tiempo, no por el trabajo del rentista, que lo que hace es una punción, o una absorción de una parte de la plusvalía que el capitalismo produce permanentemente.
Lo que hay que poner como centro para mí es la existencia de la condición de explotación y lo que habría que discutir con Piketty es que esta máquina de producción de desigualdad no se aniquila con un impuesto a la riqueza, no es un problema de variables económicas.
Piketty se asienta en dos leyes fundamentales del capitalismo. La primera ley fundamental es que la tasa de rendimiento del capital es permanentemente mayor al crecimiento y eso genera un crecimiento permanente del patrimonio de los capitalistas, porque los ingresos de los capitalistas aumentan más de lo que la economía produce cada año.
La otra ley fundamental es que la tasa de ahorro de los capitalistas es mayor que el crecimiento económico. En realidad lo que está expresando cuando predominan comportamientos rentísticos y que se asientan siempre en la explotación del hombre por el hombre, es una imposibilidad del capital para reproducirse permanentemente, lo que está confrontando el capital cuando tienden a predominar los comportamientos rentísticos es que le cuesta superar las trabas que el propio capital produce y reproduce en su funcionamiento. Es lo que David Harvey llama «El enigma del capital», ¿cómo hace el capital para producir y reproducirse de manera ampliada todo el tiempo? Cuando hay bajo crecimiento el capital está encontrando dificultades, limites para poder reproducirse permanentemente, es la situación en la que estamos actualmente, y cuando el capital alcanza esos límites, David Harvey toma una cita de Warren Buffett, uno de los multimillonarios del planeta, que dice: «estamos efectivamente en una sociedad donde hay lucha de clases y en esa lucha de clases va ganando la mía».
Entonces, no pudiendo resolver este enigma que presenta David Harvey, de cómo el capital logra ampliar su escala permanentemente, lo que hace es atacar, aunque todo el tiempo el capital se produce y se reproduce extrayendo plusvalía de la clase trabajadora y empeorando progresivamente sus condiciones. Cuando esos límites aparecen fuertemente, lo que ocurre son ataques generalizados a la clase obrera, que es lo que estamos viendo en Grecia, en la Unión Europea y ni hablar de la situación de Latinoamérica que también está viviendo una desaceleración de su economía.
Entonces, en síntesis, si la situación que tenemos es de características similares a las de 1914 o a las previas a la Revolución Rusa, me parece que desde el punto de vista de la izquierda revolucionaria tenemos que asumir esa responsabilidad, porque lo que confrontamos son situaciones muy catastróficas que nos depara el capitalismo. Continúa Pablo Heller.
Piketty no dice simplemente que el capitalismo es una máquina de producir desigualdad sino que además la aumenta
-P.H.: Agradezco a Mario y a Matías por la invitación. Les comentaba que estuve trabajando en la elaboración del nuevo número de En defensa del Marxismo, y coincidió con la aparición de El debate Piketty, que creo que tiene un enorme mérito por la recopilación de diferentes autores que reflexionan sobre El Capital en el siglo XXI de Thomas Piketty. Antes que nada quiero hacer una referencia porque creo atinado el preguntarse por qué este libro tiene tanta repercusión. Sin ser original, les recomiendo que lean The Ecconomist, que menciona varios libros de gran importancia en términos de historia del capitalismo, entre ellos está el de Madison, un libro fundamental y monumental que no tuvo tanta repercusión como el de Piketty.
Estoy de acuerdo con otro punto que plantean, teniendo en cuenta los sucesos de Francia, la teoría está dada por esos hechos. La actualidad está dada en un proceso muy profundo de contrastes y desigualdades sociales. Un abismo que estremece a todos los países. Incluyo a Alemania también como para desmitificarlo. Allí, aunque no comulga con nuestro punto de vista, el ascenso de la izquierda tiene características más amplias, no solamente en la periferia de Europa con Podemos en España o en Grecia con Syriza, sino que acaba de ganar las elecciones un frente de izquierda en Alemania del Este. Y no gana la socialdemocracia, sino un partido del estilo de Podemos. Y gana un nuevo presidente de Turingia que se declara de izquierda. Entonces, se presenta esta situación, porque en la unificación de Alemania el eslabón más débil fue Alemania del Este. Actualmente hay 7.400.000 trabajadores que se consideran pobres, porque están ganando alrededor de 600 euros por mes, unos 6.000 pesos argentinos, aproximadamente.
Esa es la característica general, como para poder ubicarnos en la actualidad del tema, para comprender las decisiones de Obama, por ejemplo, con respecto a Cuba. Porque tiene una población hispana tremendamente disconforme, que junto con los afroamericanos, que si siguen así van a ser la mayoría del país (como sucede con la población musulmana en Francia), evidentemente están en una situación de pobreza. El famoso milagro de Obama, que fue su base electoral por la cual él dijo que logró sacar de la quiebra a las empresas automotrices, se hizo en base a la desigualdad. Los trabajadores norteamericanos jóvenes ganan la mitad de un trabajador que ya estaba en un puesto. Ha habido un crecimiento de la desigualdad y está presente en la situación general.
Más allá del título, que ya es provocador e invita a la comparación, llamándose «El Capital», Piketty retoma un tema crucial: ¿Es el capitalismo capaz de generar un sistema armónico en términos sociales, es decir, de democratización? Esa fue la idea de los franceses que hicieron la Revolución de «libertad, igualdad y fraternidad», para terminar con los privilegios, sentar las bases de un mecanismo igualitario. Antes de Marx, los socialistas utópicos planteaban la idea de que las promesas francesas no se estaban cumpliendo y, por el contrario, se estaba estableciendo una mayor desigualdad. Por otro lado, siempre se ha cuestionado que Luis XVI fue decapitado y la Revolución culmina con Napoleón, un nuevo rey. Lo que Marx analiza es que este sistema conduce a una mayor polarización social, no como producto de elementos exógenos ni como un accidente, sino como un proceso intrínseco. A medida que se afirma, el capitalismo se vuelve un sistema en el que los antagonismos sociales aumentan. Esta tesis despertó inmediatamente la descalificación y el rechazo general porque todos sabían que si esto era válido, era un régimen con un plazo fijo, porque si la tendencia no es a atenuar los antagonismos sino a desarrollarlos, es evidente que ese régimen va en contra de las premisas de la revolución social, que es lo que está en discusión.
Marx siempre entendió la mecánica propia de desenvolvimiento capitalista ligándolo al desenvolvimiento de la revolución social, si eso no fuera válido, si no hubiera una tendencia a que se atenúen los antagonismos sociales, si no hay una tendencia a la armonización, estaría excluida la premisa de la revolución social y, por lo tanto, sería una expresión moral, pero sin una base de una necesidad de características históricas.
Tenemos un autor como Piketty que retoma la idea de que se marca una polarización. Lo provocativo es que él no dice simplemente que el capitalismo es una máquina de producir desigualdad sino que además la aumenta. Acá viene una cosa importante, de la que habla Marx y que tiene que ver con las tendencias al empobrecimiento, pero el empobrecimiento relativo.
Marx plantea incluso que haya un aumento del salario real pero que, sin embargo, como escribió Rosa Luxemburgo, más importante que el concepto de salario real es el de salario relativo, que significa que un trabajador pueda incluso acceder a un poco más, tener un poder de compra superior, pero en relación al total de la riqueza producida, cada vez la distancia es mayor al capitalista. Entonces Marx dice que inclusive aunque los trabajadores usufructúen algo del progreso, el abismo social cada vez es de características más concentradas.
Marx también decía que el empobrecimiento relativo se puede convertir en un empobrecimiento absoluto en épocas de crisis, porque las consecuencias las pagan los trabajadores con medidas de rebajas salariales y demás.
Esa es la dimensión del problema que está en juego en lo que plantea Piketty. Lo más provocador es que es muy consciente del problema y lo más estremecedor del problema de la desigualdad es el pronóstico que hace, porque Piketty dice que si esto sigue, si estas tendencias se mantienen, el 0,1% tendría un nivel de riqueza y abismo social de características brutales. Para darnos una idea, The Economist se tomó el trabajo en su edición del 4 de octubre de tomar el tema de Piketty y le señala que hay que tomar en consideración el planeta y entonces, si se toman los países del Tercer Mundo, la desigualdad tiene características todavía mayores y que la globalización ha jugado como rol adicional al aumento de los antagonismos. Esto dice la principal revista del imperialismo mundial. Es lo que está pasando ahora, la globalización al abrir las fronteras, como puede entrar más mano de obra barata y hay una competencia mayor, ayuda a depreciar los salarios en los países avanzados, con lo cual todo el hecho de este proceso mal llamado «globalización» tiene que ver con ese proceso de intensificación de la integración de los países periféricos en el sistema mundial.
En uno de los reportajes, Piketty dice «esto pone en peligro el contrato social». Tratemos de ubicar las cosas como son, porque es importante la trayectoria de este hombre, fue asesor de Segolene Royal en Francia, que fue la pareja oficial del presidente Francoise Hollande y fue candidata presidencial. Las propuestas político económicas que Piketty como asesor le sugirió a Segolene Royal en su candidatura fueron muy bien recibidas. Hoy lo vemos recorriendo el mundo promocionando este libro, y una de sus últimas entrevistas fue con el Partido Socialista y con Podemos.
Entonces él sostiene que está en juego el contrato social, y dice que hay que encontrar una salida, que no está de acuerdo con la visión del derrumbe del sistema y la necesidad de una revolución social, pero tampoco con la tesis de los que lo precedieron, como Simon Kusnetz, que afirman que según estadísticas del período de la postguerra, se avanzaba hacia una suerte de atenuación de los antagonismos sociales.
Entonces, ¿cómo se resuelve esto? Se resuelve a través de una política impositiva. Es importante señalar que en su tesis, en realidad, él deduce los problemas de desigualdad, a diferencia de Marx que señala que es un proceso intrínseco del desarrollo capitalista, como algo que viene de afuera del sistema, afirma que el capitalismo tiende a crear cierto tipo de deformaciones que no hacen a la raíz, y que no están en la esfera de la propia producción, considera que el régimen tiene una vitalidad, y señala como error de Marx la idea de que el capitalismo va hacia un derrumbe.
El principio de la idea de Piketty es que la tasa de retorno del capital no decae, sino que tiende a mantenerse estable y en algunos casos hasta puede aumentar. Si el capitalismo es capaz de conservar su tasa de ganancia e inclusive mantenerse, entonces está para quedarse, porque el móvil del capitalismo es la ganancia, justamente el gran problema actual, y en eso coinciden las grandes contradicciones del capitalismo, es que siendo vital la ganancia, hoy viendo la crisis, el capital tiende a socavarse a sí mismo, se funde, no puede reproducirse.
Actualmente, estamos en una etapa en la que al capital cada vez le cuesta más poder mantenerse sobre bases normales, necesita cada vez más la asistencia del Estado. Hay un proceso de cierre de empresas, de sobreproducción, todo eso está ausente en Piketty, para él las crisis no existen, o son procesos deshilvanados, no son intrínsecos al desenvolvimiento capitalista, son exógenas, no expresan la naturaleza del mismo régimen social y el proceso que tiende a contradicciones cada vez más profundas y al colapso del capitalismo. Es lo que estamos atravesando hace 7 años, es la crisis más importante del capitalismo, algunos la comparan con la del ´29.
En Europa los niveles de desocupación hoy son superiores a 1929, no así todavía en Norteamérica. Uno de cada dos jóvenes en los principales sectores de la periferia europea no tiene trabajo. Hace un tiempo estuve en Atenas, en una reunión internacional y pude ver escenas que fueron características de acá.
Piketty propone ante esta situación en la que se encuentra el contrato, volver a reeditar lo que fue el intervencionismo, aunque asume que no se puede reproducir automáticamente, añorando lo que fue la época del New Deal de Roosevelt. Propone una política impositiva muy audaz, que Roosevelt también la hizo en su época en una situación extrema, gravando en forma atrevida al capital. Habla en un momento de gravar con el 70 u 80% la ganancia de más de un millón de dólares. Eso no pasa de una expresión de deseo.
Hay que aclarar algo importante, el proceso de salida del famoso New Deal no fueron las medidas intervencionistas de Roosevelt, en el año ´33 se da la mayor movilización de trabajadores desocupados, rodean Washington, antes que los piqueteros argentinos. En 1937 los niveles de producción de acero, todavía estaban un 30% abajo, recién se modifica esto cuando Roosevelt decide que Estados Unidos entre a la guerra.
A pesar de esto Piketty tiene la idea de una política de tipo intervencionista, y acá viene la joyita que lo termina de desautorizar y está todo dicho: el hombre que dice que hay que terminar con las desigualdades plantea que las deudas, la hipoteca que tienen muchos países, deben ser reconocidas al 100%. Y utiliza la tesis que en un momento se utilizó contra Argentina, la que plantea no perjudicar a la clase media, a los plomeros, que son los que compran los títulos de la deuda. Piketty es muy claro y muy cuidadoso en el planteo de su política de salida: el sistema financiero internacional no se toca. Sin embargo, la fuente principal de desigualdad es la deuda, deudas que en muchos casos son de características ficticias porque los propios capitales mandan la plata a paraísos fiscales y vuelven a traerla en forma de préstamos que a su vez sirven como descargas impositivas.
Acabo de sacar un artículo en Prensa Obrera, su título es «Cocaína en Wall Street», ese término no lo inventé yo, lo utilizó The Economist porque hay una crisis tan grande de sobreproducción que las propias empresas compran sus acciones, Google, Apple, General Motors, porque nadie quiere invertir ante la sobreproducción y de esa manera le devuelven la plata a los inversionistas. Entonces, lo que muestra la bolsa no es lo que genera confianza en los negocios, por el contrario, porque no se invierte productivamente. Apple no invierte para aumentar su capacidad instalada porque ya hay una crisis de sobreproducción de computadoras y de programas, entonces no va a renovar todo el parque tecnológico porque no sabe adónde meterse las computadoras.
Hay una capacidad excedente en el mundo y se produce esta situación. Entonces, propone esta política fiscal al servicio del rescate del capital e incluso del sistema financiero internacional. Esto tiene que ver con que se está discutiendo cómo se logra seguir con el rescate, porque el dato ya es Grecia. Cayeron las empresas y el Estado salió al rescate, el colmo de una crisis es cuando el que tenía que rescatar a los demás a su vez tiene que ser rescatado, porque ya no hay nadie que pueda rescatar.
Este es el problema que se está presentando en términos mundiales y es lo que plantea Piketty y por eso Krugman le da validez, porque tiene un interés, porque atraviesa la crisis mundial, y lo que se está planteando son las vías para poder salir. Por ejemplo, Krugman le da importancia porque Estados Unidos está llegando al límite en cuanto a la capacidad de rescate, el año pasado tuvieron un aviso, hablando de default, estuvieron al borde de la cesación de pagos. El endeudamiento de Estados Unidos llega a 60 billones de dólares, 3 veces y media su PBI. El endeudamiento solamente público es del 100% de todo el PBI. Ahora la Reserva Federal puso límites a continuar endeudándose, buscan poner un límite con políticas alternativas. ¿Cómo se va a pilotear la nueva etapa de la crisis, de la cual a pesar de todo el rescate que se hizo no solo no se logra salir, sino que se ha profundizado? La mejor experiencia es la de Grecia, eso repercute en el campo político, se propaga al campo social y plantea el problema de la revolución social. Marx revive a través de todo esto. La «actualidad» de Piketty es la vitalidad de los planteos del marxismo, que aparecen en estos términos oblicuos a través de la figura del francés.
Nueva presentacion del libro: El debate Piketty. Conferencia debate
Capitalismo siglo XXI. Economía de la desigualdad
Con Matias Eskenazi, Lic. en Sociologia (UBA), Lavih Abraham, Economista (UNR) y Paula Bach, Lic. en Economia (UBA)
Miercoles 24 de junio a las 18:30 en Tucuman 2254 (COAD) – Rosario
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