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A 43 años del golpe civico-militar, ¿donde estamos?

Fuentes: Corporación Olof Palme

Ya han pasado 43 años desde el fatídico 11 de septiembre de 1973 que nos cambió la vida a todos los que sobrevivimos, y muchas vidas quedaron cortadas como si no valieran nada. Matar institucionalmente, sistemáticamente, pasó a ser algo normal para los que se hicieron del poder del estado por la fuerza de las […]

Ya han pasado 43 años desde el fatídico 11 de septiembre de 1973 que nos cambió la vida a todos los que sobrevivimos, y muchas vidas quedaron cortadas como si no valieran nada. Matar institucionalmente, sistemáticamente, pasó a ser algo normal para los que se hicieron del poder del estado por la fuerza de las armas. Ayer se decía simplemente que vivimos bajo una dictadura militar. Hoy se ha entendido mejor y se ha corregido, fue, en realidad una dictadura civico-militar. En otras palabras los milicos no actuaron solos, ni por propia iniciativa. Hubieron civiles que conspiraron, financiaron, azuzaron, propiciaron, y fueron cómplices de aquel golpe de estado.

Sin embargo, hasta el día de hoy en que se siguen juzgando los crímenes de la dictadura, ninguno de esos civiles ha enfrentado la justicia. Como si no hubiesen existido. Como si no hubiesen tenido culpa alguna. ¿Conveniente, no?

Luego vinieron otros civiles, aquellos que desde sus posiciones profesionales empezaron a darle forma al estado ocupado por los militares. Desde el aspecto económico, la educación, las relaciones trabajadores-patrones, la eliminación de los sindicatos, la estructuración del sistema de salud pública, la misma constitución que se demoraron varios años en escribir, el sistema previsional, todo, absolutamente todo, fue transformado para que funcione bajo un capitalismo salvaje. Las ganancias lo determinaron todo.

Curiosamente y lamentablemente, a partir del plebiscito que determinó que se lleven a cabo elecciones para administrar el estado que los militares y civiles de derecha construyeron, entraron en escena políticos que se identificaban entonces como reprimidos entes de la izquierda. Estos, firmaron antes un certificado de buena conducta, un acuerdo con los civiles y militares en el poder, que no implementarían reformas al sistema. Y así fue que pasaron a ser mejores administradores aún que los anteriores administradores dictatoriales del sistema que les traspasó la dictadura, con constitución y todas las amarras que dejaron establecidas. En eso han estado desde 1990 políticos que se llaman socialistas, social demócratas, étc.

A decir verdad algunas cosas han cambiado en estos 26 años de «vuelta a la democracia.» Pero no lo fundamental. El estado capitalista neoliberal sigue vivito y coleando, tal cual lo dejó la dictadura. La diferencia esta vez, sin embargo, es que la gran mayoría de los chilenos, ya han visto que políticos de una mal llamada izquierda y la derecha, son lo mismo. Son dos tiras de un mismo cuero que busca agradar a sus patrones para sacar dividendos personales, mientras la inmensa mayoría de trabajadores vive duras penas, endeudados a más no poder, con sueldos que no alcanzan para pagar las cuentas del mes. Y al fin de sus días, cuando deberían tener el derecho de descansar y sobrevivir con los ahorros previsionales de toda una vida, no pueden hacerlo. El sistema privado de ganancias de las administradoras de fondos de previsión, les da un ‘concho’, mientras dichas compañías siguen haciendo ganancias cada año y sus ejecutivos ganan millonarios sueldos. Mas aun, desde el gobierno de la llamada Nueva Mayoría se dice ahora que se debería aumentar la edad de jubilación.

¡Lo progresista en el mundo es reducir la edad de jubilación! Tenemos que oponernos con todas nuestras fuerzas a que pase esta nueva aplanadora sobre los trabajadores.

Hoy trabajadores viejos y jóvenes han dicho basta y cansados de tanto abuso están diciendo en las calles de Chile, ¡no mas AFPs!* – Igualmente hace rato ya que se ha dicho que esta constitución de la dictadura hay que cambiarla. El gobierno, sin embargo, ha cooptado esa demanda y avanza ahora en una supuesta reforma de la constitución manejada desde arriba, con la ilusión de que el pueblo puede opinar y que sus opiniones serán escuchadas.

A 43 años del golpe, poco ha cambiado. Nuevos actores sociales demandan el cambio, y en esa medida aun quedan esperanzas de ver un Chile más justo y solidario.

¡Arriba los que luchan!

*) Las AFP son los fondos de pensiones privados instaurados durante la dicatadura – nota del editor.

http://www.chilederechoshumanos.org/