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Comentario a las 15 Tesis de Bertinotti para el V Congreso

¿A dónde va Rifondazione Comunista?

Fuentes: Reencuentro Comunista

Ante la inminente convocatoria del V Congreso de Refundación Comunista, su secretario General, Fausto Bertinotti, ha presentado como contribución 15 tesis que pretenden fijar las coordenadas ideológicas del proyecto de Rifondazione. Para muchos compañeros y compañeras, Rifondazione y Bertinotti son uno de los referentes del comunismo en el siglo XXI. Por eso se hace preciso […]

Ante la inminente convocatoria del V Congreso de Refundación Comunista, su secretario General, Fausto Bertinotti, ha presentado como contribución 15 tesis que pretenden fijar las coordenadas ideológicas del proyecto de Rifondazione. Para muchos compañeros y compañeras, Rifondazione y Bertinotti son uno de los referentes del comunismo en el siglo XXI. Por eso se hace preciso dedicar unas líneas a comentar ese documento.

Las Tesis de Bertinotti comienzan diciendo que «La verdadera novedad del inicio de este siglo es el nacimiento de nuevos movimientos y su capacidad de  conectarse en un proceso colectivo. Ella ha hablado al mundo de una nueva posibilidad de transformación». Evidentemente se refiere al llamado «movimiento antiglobalización», del que hace el eje de su propuesta política. Pero ¿puede basarse el proyecto comunista del siglo XXI en el movimiento antiglobalización? Se trata de un movimiento interclasista, dirigido por partidarios, no de la ruptura con el capitalismo, sino de la «humanización de la globalización», y financiado por las propias instituciones del capital, bien directamente (el Foro Social Europeo de Saint Denis era financiado por el Estado francés y el Parlamento Europeo), o a través de agentes (la Fundación Ford es una de las principales financiadoras del Foro Social de Porto Alegre) o de las ONGs, como Intermon-Oxfam, principal financiadora del Foro de Mombay. En el siglo XIX, en el XX o en el XXI, el comunismo parte de la ruptura con el capitalismo, no de su «humanización». Y sólo pueden construirse partidos independientes del capital si lo son financieramente.

La opción estratégica por el movimiento antiglobalización como base de la acción política supone otro grave problema: la dilución del carácter obrero, base de toda organización comunista. Bertinotti expone en su tesis nº 4 que : «Es necesario trabajar en un proyecto global de movimiento por la reforma de la sociedad italiana. Para ello es necesario trabajar en la construcción de un encuentro de las experiencias críticas y de lucha del mundo del trabajo, de las ciudades y los territorios. Sólo de la conexión con el movimiento de los movimientos, con el movimiento por la paz, con las experiencias de los conflictos sociales y laborales, puede nacer la oposición eficaz y alternativa al nuevo desafío liberal y sólo así puede renacer, aquí y ahora, la política». Es un eje que recorre todo el documento: la dilución del proyecto comunista y de las organizaciones obreras en un movimiento confuso e interclasista. La negación de la independencia del movimiento obrero.

Bertinotti señala, acertadamente, en la primera de sus Tesis que «La incertidumbre domina nuestro tiempo. La disyuntiva «socialismo o barbarie» no está fuera de este tiempo. Pero el problema es que la alternativa socialista o las propuestas socialistas están ausentes, como veremos, de las Tesis de Bertinotti. Y es que Bertinotti opina que  «Es necesario trabajar en un proyecto global de movimiento por la reforma de la sociedad italiana». Tomamos nota de la opción por la «reforma de la sociedad italiana», (la referencia al «socialismo o barbarie» de Rosa Luxemburgo lleva obligadamente a pensar en la otra alternativa de la gran luchadora: «reforma o revolución»), con la que Bertinotti demuestra que RIFONDAZIONE no es sino la continuadora del eurocomunismo del viejo Partido Comunista Italiano. En este sentido, Bertinotti opina que «El movimiento obrero ha sido el gran protagonista del siglo pero ha sido derrotado en primer lugar por el fracaso allí donde se constituyó en Estado, en las sociedades post-revolucionarias, en las que las instancias de liberación por las que había nacido se convirtieron en formas de opresión dramática».

La crítica al estalinismo no es, pues, simplemente la crítica a las degeneraciones de aquellos sistemas sino al núcleo duro que ha determinado aquel final y es por este motivo el punto irrenunciable para construir una nueva idea de comunismo y de una nueva forma de llevarlo a cabo.». De este modo, y siguiendo la tradición eurocomunista, la crítica al estalinismo se convierte en una crítica al «núcleo duro» del marxismo, a la revolución proletaria y al mismo leninismo. Así, Bertinotti niega la revolución al decir que «mediante la opción por la no violencia como guía de la actuación colectiva aquí y ahora, contribuye a la búsqueda de una nueva idea y práctica de la política como proceso actual de transformación y de liberación». Y lo repite al decir que «No sólo es equivocado sino ilusorio pensar en la construcción de este nuevo orden como en parte ha ocurrido en el pasado o bien mediante la creación de un equilibrio fundado en la fuerza de las armas. El estímulo fundamental para esta empresa es el nuevo movimiento por la paz, como fuerza desarmada y de desarme». Pero la «transformación y  liberación» mediante la «opción por la no violencia» no es sino la vuelta a las tesis de Bernstein y de Kautsky. Y los partidos comunistas surgieron precisamente en ruptura con esas propuestas, como organizaciones revolucionarias de la clase trabajadora. Para  reformismo ya está la socialdemocracia.

Señala Bertinotti en su tercera tesis que «el neoliberalismo (1), en crisis como estructura ideológica y como modelo general de política económica y social, busca una nueva vía para volver a proponerse e impedir el despliegue de una nueva política. La nueva versión del neoliberalismo se esconde tras el «realismo» de la supervivencia de la empresa. Incumplidas las grandes promesas, se propone el estado de necesidad. Se pide el reconocimiento del carácter objetivo de las crisis y el carácter indiscutible de las necesidades impuestas por la competitividad internacional. El objetivo es revisar a la baja el sistema de derechos, de las condiciones laborales y del salario con el chantaje de la competitividad como algo objetivo.» Es una clara referencia a la política de «deslocalizaciones» y de chantaje a los trabajadores y sus organizaciones. Pero le falta algo esencial: la política es siempre concreta, y la política «neoliberal» en Italia y en Europa se aplica de una manera más que concreta: a través de las Directivas y las imposiciones de la Unión Europea. Sin embargo, en las Tesis de Bertinotti buscaría uno en vano toda referencia concreta a la Unión Europea o incluso las mismas palabras «Unión Europea». Lo único que se dice al respecto -y esto sirve para que se nos disparen todavía más las alarmas- es que hay que avanzar hacia un «nuevo estado social supranacional» (tesis 13).

 
Lo que sí encontramos en el texto son propuestas para la reforma de la Unión Europea que no modifican la naturaleza capitalista de este proyecto de las multinacionales y oligarquias. Ya que se trata de buscar «el terreno constituyente de otra Europa en la que el descubrimiento de esta misión pueda, releyendo sus raíces, llevar a cabo un modelo económico, social y cultural alternativo al neoliberalismo y a la guerra. Sobre esto podría apoyarse la autonomía y la independencia de Europa de los Estados Unidos.». Pero la Unión Europea se funda sobre la base del tratado de Maastricht, que supone la imposición de la «libre competencia» sin cortapisa alguna, la liberalización, el déficit cero, las privatizaciones … Y Bertinotti nos dice que «El Partido de la Izquierda Europea, del que somos, junto a otros, promotores y fundadores, quiere ser un instrumento para llevar a cabo ese objetivo.». Pero el Partido de la Izquierda Europea es un partido acogido a la regulación de partidos políticos de la Unión Europea, que señala que «Es necesario prever un estatuto para los partidos políticos europeos y actuar de forma que respeten los derechos fundamentales y los principios de democracia y de estado de derecho, en base al tratado y la carta de derechos fundamentales de la UE» «para ser inscrito por el Parlamento Europeo, un partido debe (…) hacer de manera que los estatutos y las actividades del partido político europeo respeten los objetivos fundamentales de la Unión» Es decir, un «partido de la izquierda» basado en el Tratado de Maastricht.. El Manifiesto del Partido de la Izquierda Europea no parte de la ruptura con la Europa de Maastricht, sino de que «la Unión Europea, así como el continente europeo en su conjunto,  están siendo un espacio de importancia creciente para una política alternativa». Un partido que no rechaza el proyecto de Constitución Europea, ya que su manifiesto habla de que «independientemente de lo que pueda ser nuestra opinión global sobre el «Tratado Constitucional» (algunos de sus componentes están a favor del «constitución, otro no, de otros no se sabe», pero que se pronuncia claramente por la «reforma», la «humanización» de la Unión Europea.

Bertinotti plantea abiertamente en sus tesis la posibilidad de la participación de Refundación Comunista en el gobierno de Italia, vinculada a «crear una coalición de fuerzas para dar vida a una alternativa programática de gobierno en el que el Rifondazione y las fuerzas de la izquierda alternativa en su conjunto estén presentes como protagonistas». Y con una propuesta de programa que no sobrepasa los límites del más aguado – e inconcreto- reformismo, que «debe ser entendido como un programa de fase y debe apoyarse en un discurso sobre el capitalismo italiano inserto en el europeo». Así: «Su punto de arranque puede ser el horizonte del programa de fase de las fuerzas del cambio para el conjunto de Europa y para cada uno de sus países, que debe asumir, en esta fase del desarrollo capitalista, una gran ambición, el de la igualdad» (…). «El trabajo asalariado, en todas las formas en las que hoy se presenta, sean históricas o inéditas, debería poder conquistar en ese marco y, dentro de una tendencia a la mundialización de los conflictos de clases, un nuevo estatuto democrático, de poder y de libertad» (…) «Es necesario perseguir la conquista de elementos de autogobierno en las prestaciones laborales y en la relación entre tiempo de trabajo y tiempo de vida. Es necesario conquistar, contra la flexibilización, elementos de «rigidez» para poder satisfacer las propias necesidades individuales y colectivas»

Pero, si bien Bertinotti justifica la presencia de Rifondazione en un gobierno de coalición, con el argumento de la importancia de echar a Berlusconi, acaba de dar un inestimable balón de oxígeno al gobierno Berlusconi al acordar no exigir la retirada de las tropas italianas de Irak en las movilizaciones contra el secuestro de las dos rehenes italianas, desaprovechando así una oportunidad de oro de poner a Berlusconi contra las cuerdas. Las consideraciones de «unidad nacional frente al terrorismo» prevalecieron sobre la lucha contra la guerra a la que tanta atención dice prestar Bertinotti.

Para algunos, Bertinotti y Refundación Comunista son un referente. Pero con esta política no pueden serlo del comunismo del siglo XXI. Sus propuestas, como hemos visto, no pasan de la adaptación a la Unión Europea y del programa reformista más aguado. Supone, además, la negación de un movimiento obrero independiente y su dilución en un entramado interclasista y partidario de la «democratización del capitalismo». Y su práctica política se basa en la aspiración a participar en un gobierno de coalición con algunos tintes «de izquierda».

Los Partidos Comunistas sólo pueden existir como partidos revolucionarios, en ruptura con el capitalismo. Y las propuestas de Bertinotti van por otro camino.

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(1) No discutiremos aquí la oportunidad de este término, utilizado a menudo para referirse a la ofensiva del capital contra los derechos obreros y las conquistas sociales. Peri sí discutiremos una derivación del mismo: la que siembra la posibilidad de un capitalismo «no neoliberal». Algo que los marxistas, ya desde el Imperialismo de Lenin, han demostrado que no es posible. La propia naturaleza del imperialismo lleva al predominio absoluto de la especulación sobre la producción, al ataque a las conquistas de la civilización y a la barbarie.