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Sobre la revolución venezolana

A este lado de la Revolución

Fuentes: Rebelión

¿Cómo convencer a los que recularon que el camino correcto es la revolución? ¿Cómo hacerles ver que la construcción del socialismo no sigue recetas? ¿Cómo aclararles que el proceso es el proceso, que no se equivoca porque no hay parámetros con que comparar la forma de socialismo que aspiramos? ¿Cómo hacerles ver que al socialismo […]

¿Cómo convencer a los que recularon que el camino correcto es la revolución?

¿Cómo hacerles ver que la construcción del socialismo no sigue recetas?

¿Cómo aclararles que el proceso es el proceso, que no se equivoca porque no hay parámetros con que comparar la forma de socialismo que aspiramos?

¿Cómo hacerles ver que al socialismo sólo se llega con la participación de todos y que pasa por socializar la propiedad de los medios de producción?

¿Cómo explicarles que sólo predecimos el error cuando se tiene un modelo para comparar y no hay modelos para lo que queremos construir, porque es inédito?

Cada día, con cada paso que en apariencia no da frutos, obtenemos el fruto de aprender a reconocer los errores, aprendemos lo que para nosotros no es bueno, aprendemos lo que no queremos. No hay otra manera, es por ello que inventar o errar es la forma recurrente de avanzar, dejando a nuestro paso los cimientos seguros de la revolución.

¿Cómo podríamos entrar en sus pensamientos deformados para reparar la idea de que nos mueve un objetivo: La mayor suma de felicidad posible? Y si alguien nos pregunta si al caminar va por la senda correcta, sólo podemos responder como lo hace Aponte: «Las revoluciones deben aprender mientras caminan, deben innovar, enriquecer la teoría y la práctica, deben inventar, errar, luchar contra la tentación dogmática». Dogmática por reescrita, por repetida, por copiada, por programada; cosa que aunque nos empeñemos, no podremos lograr porque no nos parecemos a nadie.

Pensar que nuestro proceso se parece o es como el de algún país, es errar. No obstante, debemos observar, analizar y aprender de sus experiencias, la historia es importante. Cada paso seguro y certero es un avance, pero cada error también. Es por ello, que el arrepentimiento de estos otrora «revolucionarios», sólo es atribuible a su débil conciencia, a la falta de claridad ideológica, a sus aspiraciones personales, a que no agarraron el ritmo y perdieron el paso. Entonces, se va depurando la revolución y al perder, ganamos.

Todavía quedan en el cedazo los oportunistas, esos que se han mantenido porque están consiguiendo lo que vinieron a buscar. Son como tránsfugas que en la oscuridad de la noche, se reúnen con el enemigo y buscan vender el proceso. Esperemos que la historia les de una sorpresa, no lo podemos predecir, porque nada está escrito.

El vaivén ratuno de este grupo, no se detiene, porque hoy se arrepienten aquí y mañana lo hacen allá. Es por ello necesario identificarlos, «por su hablar les reconocerás». Revisar una y otra vez el proceso, las tres R recurrentes son la clave que si hemos comprendido. En el camino hacía la construcción del bienestar de todos, hacia nuestro socialismo, en cada experiencia surge la palabra de Fidel como apoyo y moraleja, como lo refiere el mismo Aponte:

«(…): entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo». Tal vez ahora sabemos más, pero según el propio amigo Fidel, necesario es conocer cómo preservar el socialismo. Por tanto, no sabemos del todo y por ello, por lo cual en primera instancia y entre otras cosas, es importante fortalecer la conciencia y no sucumbir a los oasis capitalistas, a las trampas, a la tentación que nos enceguece y nos empuja a dejar el camino. De esta manera, si nos preguntan ¿Cuál camino?, respondamos pues: el camino de la construcción del socialismo, ese que aparece bajo nuestros pies solido cuando nuestra acción es la correcta y que nos hace retroceder ante el error, para volver a construir camino, a construir socialismo.

Podemos alcanzar entonces situaciones diferentes que nos sugieren estar llegando, pero si el avance no es sostenido no hemos encontrado el ritmo, debemos inventarlo.

Debemos realizar la marcha con entusiasmo, celebrando las victorias y analizando las derrotas, debemos vivir el socialismo, pero esto incluye construir la defensa solida del proceso. Debemos estar preparados cuando el monstruo de mil cabezas, active sus malévolas maquinas tragamonedas instaladas bajo el nombre código «oposición», para intentar nuevamente truncar nuestro propósito. Blindar cada avance requiere, revisar los cuarticos de la conciencia y erradicar los escollos que nos llaman a retroceder en la marcha.

La tierra tiembla bajo nuestros pies, la estremece el paso decidido de la revolución, mientras en las más recónditas catacumbas, retumban los tambores de guerra y se planifican los más atroces crímenes e infamias. Al respecto Aponte nos dice «La situación es de crisis, y la crisis es revolucionaria, es una oportunidad para avanzar, por lo tanto es necesario creer en el Socialismo». Creer significa, que no debemos escuchar los cantos de las ballenas rosaleras ni beber el néctar contaminado de la traición que como mansas palomas, nos tiende el enemigo. No mordamos la soga, no creamos en todo.

¿Cómo explicarle a los traidores que los conocemos?

¿Cómo enseñarles a respetar porque estamos decididos a avanzar?

Nota:

Aponte, Antonio (2008). TAN MALO ES CREER, COMO NO CREER. Un Grano de Maíz. Disponible en: http://www.ungranodemaiz.blogspot.com