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Entrevista con Mario Benedetti

A la Izquierda del Uruguay

Fuentes: La Jornada (edición Morelos) y El Clarín de Chile

«No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido en el que uno puede sentirse árbol o prójimo siempre y cuando se cumpla un requisito previo. Que la ciudad exista tranquilamente lejos… … Ayer llegó el otoño el sol de otoño y me sentí feliz como […]

«No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido en el que uno puede sentirse árbol o prójimo siempre y cuando se cumpla un requisito previo. Que la ciudad exista tranquilamente lejos…

… Ayer llegó el otoño el sol de otoño y me sentí feliz como hace mucho…»

Mario Casasús (MC): Gabriel García Márquez habló de jubilar la ortografía en la Real Academia de la Lengua. Usted hace años que ejerce el oficio literario sin comas y mayúsculas. ¿Por qué? ¿Hace cuánto que no se encuentra con Gabo? ¿Ya hablaron del sistema de previsión social para la ortografía?

Mario Benedetti (MB): Escribo sin signos de puntuación sólo en la poesía porque me parece que queda más libre y despojada, pero en la prosa sigo empleando los signos de puntuación porque allí me parecen imprescindibles. Hace años que no nos encontramos con García Márquez y por lo tanto nunca hemos hablado sobre este tema.

MC: Algunos de sus poemas tienen dedicatorias sin apellidos, definitivamente Piedritas en la ventana es para Roberto Fernández Retamar; para Juan Gelman, Compañero de olvido. ¿Por qué son ellos los únicos que tienen dedicatoria en un poema vuestro y además los cita en otro?

MB: Tanto Fernández Retamar como Juan Gelman son dos buenos amigos míos y la ocasión se dio para que le dedicara un poema a cada uno.

MC: En el semanario Brecha y en la página Rebelión.org se difundió que Obituario con hurras era dedicado a Ronald Reagan. ¿En Chile nos podemos apropiar del Obituario contra el olvido de Pinochet?

MB: Varios medios atribuyeron ese poema mío a diferentes destinatarios a lo largo del tiempo, pero nunca le acertaron. El poema pertenece al libro Noción de patria y es del año 1963. Como ya he dicho, igualmente a Pinochet no le viene nada mal.

MC: La revista Punto Final contaba hasta 1973 con Jean Paul Sartre, Retamar y Nicolás Guillén entre sus colaboradores especiales. Ahora sos vos, Eduardo Galeano y James Petras las cartas fuertes internacionalistas. ¿Cuándo recibió la invitación para colaborar en Punto Final? ¿Por qué siempre le ha interesado lo que pasa del otro lado de la cordillera?

MB: Hace muchos años que colaboro en Punto Final. Lo que pasa en Chile siempre me ha interesado porque he estado en ese país en varias oportunidades y he encontrado afecto y afinidad con importantes sectores del pueblo chileno. Además he sido siempre fiel y atento lector de poetas chilenos como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra y tantos otros.

MC: ¿Neruda tiene algo que ver con su amor trasandino? ¿Cómo recuerda a nuestro Nobel chileno?

MB: He estado con Neruda en varias ocasiones, algunas veces en Chile y otras en Uruguay. Aparte de su calidad de poeta, lo recuerdo como un hombre amable y ocurrente.

MC: ¿Y al norte… México? Usted cita a mi ciudad: Cuernavaca, cuando habla del seminario de Ernesto Cardenal. ¿Superó sus expectativas conocer las tierras zapatistas? ¿Siente que las puertas de México se las cerró Octavio Paz (por el caso de la editorial Era)? ¿Y que las abrieron, junto a Daniel Viglietti, con A dos voces en la UNAM?

MB: En la capital mexicana estuve más de una vez, pero ahora la tengo prohibida por razones de salud, ya que debido al smog allí imperante, en las dos ocasiones que estuve me desmayé. Los médicos consideraron este hecho como riesgoso y por lo tanto no he vuelto. El resto de México que conocí me pareció creativo y el recital A dos voces que hacemos con Daniel Viglietti lo presentamos por primera vez en la UNAM.

MC: Su poema Soy un caso perdido es notable y terrible; ver en la Biblioteca Nacional 287 fichas bibliográficas de sus libros y los cristales biselados con sus Poemas de la oficina, ¿valió la pena no perder la brújula sociopolítica y esperar a ser leído en un espacio público del Uruguay?

MB: Yo he hablado mucho de los intelectuales latinoamericanos, yo diría que hay que mantener los principios y predicar con el ejemplo.

MC: Una de las últimas donaciones en la Biblioteca Nacional es Inventario cómplice y textos de la crítica literaria Carmen Alemany Bay; ambos son editados por la Universidad de Alicante. ¿Por qué decidió donar su Biblioteca del exilio español a la U de Alicante?

MB: Siempre estuve muy vinculado a la Universidad de Alicante e incluso en esa institución crearon un Centro de estudios literarios que lleva mi nombre. Siempre es bueno que los libros estén en lugares donde exista más posibilidad de que sean leídos.

MC: Ahora que en Uruguay se vuelve a hablar de la teoría de Los dos demonios (por las indemnizaciones a familiares de «militares muertos en defensa de las instituciones») ¿por qué todavía nos venden la postal de los milicos «tomando mate en los cuarteles»? ¿Qué pensó cuando leyó el prólogo de Ernesto Sábato para el informe Nunca más argentino?

MB: Como es sabido estoy a favor del esclarecimiento de los hechos ocurridos durante las dictaduras en América Latina, y pienso que los pueblos latinoamericanos, cada uno con sus características propias están consolidando su independencia a partir de gobiernos progresistas, aunque todavía falta mucho por hacer.

MC: Veo en la mesa de su estudio, el libro A dos voces de Fidel e Ignacio Ramonet. ¿Qué dato nuevo encontró o alguna imprecisión histórica? ¿Cuál es su juicio sobre Fidel?

MB: Recién he podido encontrar tiempo para empezar a leerlo. Mi juicio sobre Fidel es que se trata de uno de los políticos más sobresalientes de nuestra época.

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