¿A quién salvar entre una corona y el coronavirus? ¿A quién salvar entre la monarquía y la república? ¿A quién salvar entre el habitante del Guasmo guayaquileño y el de Sanborondón? ¿A quién salvar entre el que se lleva la plata fuera sin pagar impuestos y el que vende limones en una esquina de Quito?
¿A quién salvar entre Don Quijote y Rocinante heridos por gigantes?, se preguntó Sancho. O tal vez fue el médico de un hospital de Milán, Madrid, Nueva York o Guayaquil. No era una pregunta, era una respuesta con tono de interrogante. ¿A quién salvar entre el negro de Harlem y el jugador de Wall Street? ¿A quién salvar entre el jazz y el ruido de las monedas? ¿A quién salvar entre el saxo y la máquina de contar billetes? ¿A quién salvar? ¿A quien salvar entre la mujer que cruzó el muro con su guagua a cuestas y su patrón de Texas? ¿A quién salvar entre el charro y el vaquero? ¿A quién salvar entre Zapata y Lincoln? ¿A quién salvar entre el niño que cruzó el Mediterráneo en balsa y el que no quería dejarlo pisar tierra? ¿A quién salvar entre los zapatos mojados en la arena y los zapatos de un presidente? ¿A quién salvar entre una abuela de plaza de mayo y un aprendiz de torturador? ¿A quién Salvar entre un pañuelo blanco, amarillento por los años y la picana recién estrenada? ¿A quién salvar entre la vida y la muerte? ¿A quién salvar entre el olvido y la memoria? ¿A quién salvar entre el inquilino de la casa real y un punk del suburbio madrileño? ¿A quién salvar entre una guitarra y una corona? ¿A quien salvar entre un rey y un elefante? ¿A quién salvar entre una corona y el coronavirus? ¿A quién salvar entre la monarquía y la república? ¿A quién salvar entre el habitante del Guasmo guayaquileño y el de Sanborondón? ¿A quién salvar entre el que se lleva la plata fuera sin pagar impuestos y el que vende limones en una esquina de Quito? ¿A quien salvar entre un farsante gobernante y un indígena del páramo o la selva? ¿A quién salvar de la tzantza? ¿A quien salvar entre la mascarilla y la máscara? ¿A quién salvar entre los dueños de todo y los dueño de la nada? ¿A quién salvar? ¿A quién? ¿Al Quijote o a Rocinante? ¿A Rocinante o a Sancho? ¿A Sancho o a los gigantes? ¿A lo gigantes o a los molinos? ¿A los molinos o a sus dueños? ¿A quién Sancho? ¿A quién doctor? En todo caso, no se preocupen: la pregunta no es ¿a quién salvar?, la pregunta es: ¿a quién matar? En fin…