Las preguntas por qué reproducen y legitiman las masas [1] la identificación política en/con poderes conservadores y que impide la armonización política entre la situación económica y la determinación ideológica propugnada por el marxismo, siguen sin ser enfrentadas dialécticamente. Que millones de personas parezcan no darse cuenta de su propia esclavización y legitimen con su […]
Las preguntas por qué reproducen y legitiman las masas [1] la identificación política en/con poderes conservadores y que impide la armonización política entre la situación económica y la determinación ideológica propugnada por el marxismo, siguen sin ser enfrentadas dialécticamente. Que millones de personas parezcan no darse cuenta de su propia esclavización y legitimen con su voto a quienes protegen y fomentan esta situación, es una contradicción que ya no se puede seguir explicando con argumentos «masas atrasadas» repetido hasta la saciedad por los creyentes en la determinación de los posicionamientos políticos por pertenencia de clase y economía, discurso vacio, por lo que habrá que referirse a condicionantes culturales como psicología [2] de masas, y su asimilación como ética tribal.
Se deduce de esta situación que el elemento principal de la elección de representación política mediante el voto no se debe a una decisión práctica de las mayorías. La estratificación social/económica real no determina el posicionamiento político/social del sujeto. Este se dirige socialmente, más bien, por una elección ideológica [3] no alejada de la del resto de la población (autodenominarse como de derechas o izquierdas no implica casi diferencias en lo aprendido), identificándose generalmente este posicionamiento con la cultura/ideología generalizada, la representada por las llamadas clases medias -pequeña burguesía [4] para la sociología-, clase de carácter conservador, nacionalista y racista, cuyo papel en la mentalidad social general -aunque esté dirigida y pensada por las élites- es fundamental para el mantenimiento/contrarreforma sistémica.
Pero no es solo ideología, sino mirada, discurso configurador de idea, que va más allá; acto; ética. El origen de la Idea [5] está en las élites, pero el pequeño burgués -como buen aspirante a riquezas y copista de modos de comportamiento- es transmisor interesado de las mismas, integrando aspiraciones y deseos en el aprendizaje, en ese rellenamiento hegeliano que se produce desde el nacimiento del sujeto, de tal forma que, en momentos determinados, y haciendo gala de ese pensamiento no pensado, integre la masa.
Pero la masa no es formada -en exclusividad- por la pequeña burguesía, ya que, la cultura del capitalismo es un hecho de masas, y en este hecho social la realidad toma carácter de verdad emanada de los poderes. Aun así, veamos si es correcto hablar de masa en referencia a la delegación por voto.
Características de la masa son:
– exclusión de la razón en el obrar, pero no de la ideología.
– reacción rápida y emocional de personas indiferenciadas.
– capacidad especial para ser influenciada por el pensamiento dominante.
Por lo tanto, la pequeña burguesía, cuando estas características le son aplicadas, es uno de los integrantes sociales de la masa (solo cuando se comporta como tal; en momentos), pero estas características también deben afectar al otro gran aportador de la masa; el formado por la mayoría de los trabajadores asalariados (también al lumpen [6] y otras estratificaciones sociales marginales).
Tenemos por otro lado que la masa facilita que el sujeto pierda la individualidad, ya que la masa es movimiento colectivo, no pensado, aunque si pueda ser dirigido. Por tanto, la masa (que es acción no pensada, reacción rápida de personas indiferenciadas) no puede explicar el conservadurismo en el voto de la población, voto que certifica la continuidad en el Poder de las élites dirigentes de la economía y la política.
Ejemplo claro de que la identificación ideológica social, así como que la llamada conciencia de clase [7], no determinan la identificación política, lo tenemos en que el nacionalsocialismo no llega al Poder «insuflando» en las masas ideas diferentes, y sin embargo, pequeña burguesía y trabajadores fueron el núcleo de las supuestas masas que ayudaron al nazismo a su instalación en el poder, explicado esto, en parte, porque las personas son tributarias de su condición de existentes a doble título: directamente por sus relaciones económicas y sociales, indirectamente por medio de la estructura cultural/ideológica de la sociedad, las cuales, reproducen también como individuos activos.
El nazismo se apoyaba al comienzo sobre amplias capas de las llamadas clases medias, es decir, millones de empleados y funcionarios, comerciantes y tenderos, campesinos pequeños y medios, pero pronto contó con el trabajador/obrero manual de ideología socialdemócrata, pero empobrecido, cuya conciencia de clase (si alguna vez la tuvo) se había difuminado al identificarse con la educación conservadora que había sufrido durante decenios. El resultado era que, o bien permanecía en el campo de la socialdemocracia no revolucionaria y conservadora (capitalismo del momento, y pobreza), o decepcionado por su empobrecimiento, se unía al N.S.D.A.P (que prometió a los trabajadores la expropiación de los medios de producción y el fin de su pobreza, y a los capitalistas garantías contra la expropiación).
A falta de organizaciones -ý aspiraciones- revolucionarias, harto de la socialdemocracia, y angustiado por la contradicción entre su empobrecimiento y el pensamiento conservador, el trabajador se identifica con el nacionalismo de carácter socialista, se identifica con el nazismo. Al político no nacional socialista del momento, no le fue suficiente denunciar la miseria material, el hambre, porque esto era lo que hacían todos los partidos políticos, incluso la Iglesia. De este modo, en los momentos en que la miseria y la crisis eran más agudas, se asistía a la victoria de la mística nazi sobre la doctrina económica y social inmovilista de la socialdemocracia.
Esto es facilitado porque la ideología de identificación política cambia más fácilmente que la ética tribal, y el trabajador, el proletario, tiene interiorizado ese nacionalismo conservador como superioridad frente al extranjero, ante el que hace gala de un chauvinismo galopante, y, sobre todo, frente a la competencia económica de otras naciones y de la inmigración.
Es fácil para la ideología nacionalista/tribal afirmar que, el «comunismo» entrega la patria al internacionalismo (según el momento y Estado, el discurso atacará la perdida culpable del corredor polaco al mar (Danzig), o venderse al enemigo en boga; Francia, Venezuela, Irán, etc.), discurso siempre unido al del empobrecimiento de la Nación, antes tan Grande. Parece una tontería no creíble por nadie medianamente inteligente, pero tiene la suficiente fuerza como para aislar/criminalizar a personas, partidos, y grupos políticos, a la vez de promocionar a los partidos de derecha y ultraderecha.
Pero volviendo al tema, recordemos que el nacionalismo -como la masa- no es identificativo de una sola clase social, pero este aprendizaje -como todo lo que conforma tradición, cultura, costumbre, tradición-, impregna a la mayoría de la población. No se trata del papel de la ideología política y de la actitud emocional de las masas en el momento. No: Pesa en gran medida la ética de tribu [8]; la xenofobia mítica al enemigo exterior, al que es diferente, nacionalismo, racismo, violencia, etc., pero también identificación con el sistema, sumisión al poder [9].
Por tanto, es un error acomodarse a las tendencias conservadoras de los trabajadores «para estar más cerca de las masas», ya que hemos visto que las masas no se caracterizan por su uso de la razón – lo que excluye al votante como masa, ya que el voto es pensado, aunque tenga algo de costumbre-. Es un error acomodarse a las tendencias conservadoras de la masa, porque esta, como tal, no vota, y es el sujeto social el que emite el voto conservador. A este sujeto social es al que hay que «llegar».
Sí se quiere modificar la tendencia al conservadurismo, tienen que cambiar el discurso; hay que comunicar que lo aprendido es la dejación de la responsabilidad a cambio de creencias y confianza en el sistema, al abandono de lo social por el interés egoísta de los poderosos, a ese vivir de cara a lo externo, a lo aparente; renunciar a un conocimiento basado en el hábito, acrítico.
No es que (como asevera la socialdemocracia y el eurocomunismo), no se puedan decir «cosas demasiado de izquierdas» porque el voto de centro les huiría, ya que ese voto de centro -afirmación engañosa por sí misma-, es en realidad, y siempre (hasta que otra verdad/realidad lo modifique), voto conservador (aunque alguno de ellos se canse a veces de ser atropellado por las «derechas» y vote socialdemocracia, que lo seguirá atropellando, y de izquierda solo tiene la autodefinición, ya que defiende la economía de mercado, el capitalismo).
No es cuestión, siquiera, de decir esotéricas «cosas de izquierda», sino de decir cómo afectan las leyes, decretos y normas a la mayoría de la población, y de que, cuando se está en las instituciones, hacer lo que se dijo, apoyándose en la calle -siempre y en todo momento escuchando, y llamando a la calle, porque los medios de comunicación/educación, los tiene el sistema-, posibilitándose de esta forma, cambiar las leyes que dificultan y son obstáculo para hacer política social. Solo así se percibirá que no se hacen parte de lo mismo, y se marca la diferencia.
No hacen falta más políticos profesionales adocenados y anclados en lo posible; de estos están los Parlamentos llenos. La calle está marcando el camino, solo tienen que seguirlo.
Notas
[1] Habitualmente no se usa de forma neutra, sino con intención ideológica, al entenderla como posible sujeto común de liberación. Guarda estrecha relación con conceptos como muchedumbre, plebe, pueblo, chusma, etc., así como con la expresión griega hoy polloi: los muchos, la mayoría.
[2] Psique= alma; actividad mental, y logia= estudio. No se trata de seguir a Freud.
[3] I deología= mistificación, falsas representaciones que los hombres hacen de sí mismos para justificar situaciones sociales particulares. Está estructurada en la cultura. El origen etimológico de ideología procede del griego idea , que se define como «apariencia o forma», y logia , «estudio». También se la define como la parte de la filosofía que estudia el origen de las ideas. En ciencias sociales, la ideología se suele referir a la conducta social identificada en los partidos políticos.
[4] Según la economía clásica, clase media es el grado de la estratificación de clase social que se aplica a las personas con un nivel socioeconómico medio que se sitúa entre la clase obrera/trabajadora (clase baja) y la clase alta. Otros sociólogos y economistas la definen como pequeña-burguesía, y a la clase alta como burguesía-capitalista. No es lo mismo masa que pequeña burguesía, aunque la integre, ya que en esta hay ideología, idea.
[5] La Idea es una representación mental que emerge del razonamiento o imaginación de la persona. La idea da lugar a los conceptos, base de cualquier conocimiento. Es acto básico del entendimiento por el que socialmente se puede transmitir imágenes objetivas o subjetividades que pueden ser malintencionadas.
[6] Lumpen; del alemán: Lumpen: andrajoso. Calificativo marxista con el que se designa a la población empobrecida y socialmente al margen por sus condiciones de trabajo y de vida, formado por los elementos degradados, desclasados y no organizados del proletariado urbano., que, ocasionalmente y en determinados contextos, recurre a la caridad y al robo, carente de conciencia de clase, y por tanto, susceptible de servir de punto de apoyo a la burguesía.
[7] La conciencia de clase consiste en darse cuenta el trabajador de la existencia de la alienación económica, política, social y religiosa en la que vive en la sociedad capitalista
[8] La ética de la tribu es todo el aprendizaje, tradición, domesticación, gobernación, sumisión, cultura transmitida en cualquiera de sus formas, que marcan antropológicamente al sujeto, pero que el individuo responsable de sus actos, interioriza y repite. En la abstracción tribu se horizontaliza una humanidad que antropológicamente bebe de lo mismo, en la que la pirámide social es innegable y no abstracta, pero en la que la ética de la tribu, aunque emane en gran medida de las élites, es asumida, integrada y reproducida por casi todos.
La ética de la tribu es civismo burgués: la potenciación del individuo alienado/alineado frente al individuo social pensante/critico, la loa a un pragmático y corto de miras «ganancia aquí y ahora», frente al abstracto bien común, la descalificación de lo que llama «radicalismo iluso y dogmatico», la defensa del «todo vale» frente al crítico, no porque les de miedo el caos del cambio y apuesten por lo burgués inmóvil, no, solo se trata de que este sistema todavía les beneficia.
[9] https://carlosgosto.files.
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