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Acomodarse es transversal

Fuentes: Porlalibre

A diez días de la elección presidencial la lucha está desatada. El trabajo es febril y los nervios políticos se encuentran tensos como cuerdas de guitarra. Claro que no todos están preocupados de que gane su candidato. En la sociedad en que vivimos, la transversalidad es uno de sus elementos consustanciales. En otras palabras, sólo […]

A diez días de la elección presidencial la lucha está desatada. El trabajo es febril y los nervios políticos se encuentran tensos como cuerdas de guitarra. Claro que no todos están preocupados de que gane su candidato. En la sociedad en que vivimos, la transversalidad es uno de sus elementos consustanciales. En otras palabras, sólo los que se encuentran ajenos al esquema establecido son los que desean cambiar las cosas. El resto opta por buscar el mejor posicionamiento para lo que vendrá. Es decir, para el próximo gobierno, que durará sólo cuatro años. Y en tal búsqueda, aparecen las sorpresas.

En esta sociedad mediática, nada más adecuado que hacerse ver. Carecer de visibilidad es muerte política. Por tanto, estar presente es la consigna. Y eso significa salir en la tele o que algún medio le preste centímetros, aunque sean pocos, o su voz sea reproducida en las ondas radiales. En este escenario podemos ser testigos de cómo politólogos se transforman en oráculos. El último caso fue el de Pepe Auth. Este sociólogo, ex dirigente del Partido Por la Democracia (PPD), ex embajador de Chile en Suecia y actual Director del Programa Electoral de la Fundación Chile 21, hace pronósticos. Sí, como cualquier especialista en la Polla Gol. Él no lleva a cabo sondeos de opinión o encuestas, analiza las ya realizadas y lanza sus visiones. En esta oportunidad, dijo que Michelle Bachelet ganaría la elección presidencial (47,3%), pero sin fuerza suficiente para ser elegida directamente. En segunda vuelta se enfrentaría con Sebastián Piñera (26,7%), que desplazaría a un tercer lugar a Joaquín Lavín (21,4%). Como era de esperar, ubicó a Tomás Hirsch en el cuarto lugar, con una votación más bien escuálida (4%).

Auth ya ha hecho este tipo de trabajos en otras oportunidades. La última que recuerdo fue la de las elecciones municipales y estuvo más bien lejos de la realidad. Pero eso no lo amilanó. Ahora volvió a intentarlo. Lo que sorprende es que se trata de un funcionario de una entidad estrechamente vinculada a la Concertación y, más específicamente, al sector PS-PPD. La Fundación Chile 21 es dirigida por la socióloga socialista Clarisa Hardy. Y llama la atención lo de Auth, porque no se trata de un estudio de campo. Es una opinión personal que busca avalar su calidad como analista. Un pequeño gustito, con beneficios -si es que los hay- sólo para él. La Fundación que lo cobija pasa a un segundo plano y la orientación ideológica que le da sustento y apoyo financiero, importa poco, al parecer.

Pero Auth ya habría logrado su primer objetivo: atención mediática. Está por verse si alcanza la siguiente meta: reforzamiento de su posición como analista electoral. Lo que está claro es que las consecuencias de sus opiniones las paga la candidata concertacionista y el abanderado del Junto Podemos Más.

Es interesante el caso Auth, porque muestra claramente el pragmatismo político que impera en la democracia que está reestrenando Chile. Estas bolsas de trabajo que son los partidos políticos estimulan comportamientos como el que ahora vemos. Sin duda, el puesto que ocupa el politólogo sólo lo pudo conseguir gracias a su militancia en el PPD.

Pero la transversalidad es verdaderamente transversal. El Mercurio destaca una crítica frase del diputado de la opositora Unión Demócrata Independiente (UDI), Pablo Longueira. Dijo que ojalá hubiera elecciones todos los años para aprovechar la avalancha de inauguraciones que se ha producido en estos últimos meses. Longueira, sin embargo, estaba en la primera fila para saludar al Presidente Lagos, precisamente en la inauguración de la Línea 4 de Metro de Santiago. Claro, va de candidato a senador y ha dado muestras de una extraordinaria transversalidad. Incluso físicamente. Este sonriente Longueira candidato, no tiene nada que ver con el severo y adusto Longueira que presidía la UDI y recibía mensajes oníricos de su difunto líder Jaime Guzmán.

No deseo transformarme en un oráculo, pero me atrevo a vaticinar que si es que hay segunda vuelta y en ella va Piñera, seremos testigos de otras sorpresas. Hay una cierta transversalidad que dan el poder y el dinero, que generalmente andan juntos. Y cuando la caja está rebosante, es posible que el travestismo político aparezca de manera esplendorosa. Es una forma impactante de pragmatismo, pero que no tendría por qué sorprender.

El general Alvaro Obregón, ex Presidente mexicano (1920 – 1924), solía decir que no hay general que soporte un cañonazo de cincuenta mil pesos. Haciendo los ajustes para compensar la devaluación de los pesos mexicanos desde aquellos años hasta hoy, un Piñera en segunda vuelta tendría bastante munición. Y muchos generales políticos a los que disparar.

No es que uno sea mal pensado. Simplemente que el pragmatismo y la necesidad de alcanzar el poder, son transversales. Y en un escenario en que las diferencias ideológicas, en términos prácticos, parecen haberse esfumado, el tránsito entre una acera y la otra se hace cada vez más fácil. Ni siquiera hay que ocultarse para atravesar la calle. Se puede hacer a la luz del día. ¿Quién ha dicho que acomodarse es inmoral? Sólo transversal.