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¡Agua!

Fuentes: Rebelión

Decir que los «mercados» (¿sombras sin nombre?) son los causantes de la crisis sistémica y del derribo de gobernantes electos de países «euroflojos», es puro cinismo. Países calificados despectivamente por el bloque francoanglosajón como PIIGS (cerdos), Irlanda, Grecia, Portugal y España, fueron bien cebados por los fondos de la UE-9 y el BCE para elevar […]

Decir que los «mercados» (¿sombras sin nombre?) son los causantes de la crisis sistémica y del derribo de gobernantes electos de países «euroflojos», es puro cinismo.

Países calificados despectivamente por el bloque francoanglosajón como PIIGS (cerdos), Irlanda, Grecia, Portugal y España, fueron bien cebados por los fondos de la UE-9 y el BCE para elevar su autoestima y confianza en los mismos «buitres» que ahora devoran sus democracias, bienes públicos, vidas, tierras y aguas. Toda esa riqueza social y emocional creada para nuestros hijos en años, con sudor, lágrimas y también sangre…. confinada en un pis pas.

Sigue habiendo de sobra para todos, pero no para todo. Priorizar el saqueo a «menores», en áreas humanitarias, obedece a la incompetencia y mediocridad de unos gobernantes autóctonos que -primero incumplen el derecho constitucional a una vivienda digna y hoy como muestra última de desafecto de clase próximo al odio, niegan el derecho a la sanidad-, no han sabido poner coto legislativo a los abusos de las entidades financieras, como a su desmesurado poder corporativo, merced a complicidades traidoras…… a cambio de prebendas.

Elites mundiales que manejan una economía especulativa de 3.450 millones de euros al año, han declarado la guerra financiera a la mayoría que se mueve en torno a una economía real, creadora de riqueza productiva (PIB) estimada en 45 billones de euros anuales.

Economía tan gigante como la torre de Babel, pero tan ficticia como los «humanos»- sombra de la caverna de Platón y que ya en el año 1.948, en su particular interpretación, George Orwell la hizo actual, con la nítida visión de lo que hoy evitablemente sufrimos.

Envueltos en esa nube vaporosa de poder que les otorga esa gigantesca liquidez económica, olvidan algo tan elemental como que sin agua no hay vapor. Sin reponer «líquido» de motivación productiva el sistema se aloca, el vapor desaparece, la liquidez se desvanece, el agua se agota…. y la «olla» explota.

Explota, ante quienes despertarán en su desierto financiero al grito de: ¡agua!. No será un espejismo ni sombra sin nombre, será el primer amanecer con todo haciéndose nuevo. Savia de juventud para una nueva era, en que la inclusión y la empatía, serán los primeros pasos de un nuevo caminar, motivados por la máxima: «hemos nacido para ayudarnos».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.