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Entrevista con Luis Mesina, Secretario General de la Confederación de Trabajadores Bancarios

«Alfredo Ovalle, presidente del gremio empresarial, actúa con métodos típicos del fascismo»

Fuentes: Rebelión

Mientras el cobre comienza su epílogo alcista, el gobierno, a través del Ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, se reúne con los principales dirigentes sindicales del país en una clara estrategia de control social. Pero pese a los claros objetivos del Ejecutivo tendientes a contener al sindicalismo en lucha chileno, la Confederación de la Producción y […]

Mientras el cobre comienza su epílogo alcista, el gobierno, a través del Ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, se reúne con los principales dirigentes sindicales del país en una clara estrategia de control social. Pero pese a los claros objetivos del Ejecutivo tendientes a contener al sindicalismo en lucha chileno, la Confederación de la Producción y el Comercio (gremio patronal del país) pone el grito en el cielo, se incomoda, tiembla y llama a imponer orden al Estado, interpretando estas citas gobierno – sindicatos como un desvío izquierdista (!).

La economía chilena fue la de menor crecimiento en la región durante el 2007 (5.6 %), y América Latina la zona de países en desarrollo de menor crecimiento a nivel mundial. Pero mediáticamente, el gobierno se empeña en convencer a los chilenos y a los capitales extranjeros de que el país goza de una economía «sólida», a prueba de crisis imperialistas. Claro. Chile. La patria pequeña que vive del precio del cobre, la precariedad laboral, y la desigualdad sideral.

Cuando es prácticamente una evidencia a voces la recesión mundial producto de la crisis provocada por la voracidad insaciable del capital especulativo de las economías centrales del planeta -cuyo impacto en Chile es inminente-, la burguesía nativa y transnacionalizada muestra su dentadura metálica al pueblo, convoca la violencia legalizada, reimpone sus reglas ante un eventual nuevo ciclo de la contradicción histórica entre el capital y el trabajo.

El Ministro del Trabajo y Previsión Social, Osvaldo Andrade, hace unos días, entre otras reuniones, sostuvo un encuentro con los dirigentes de los trabajadores bancarios chilenos. Allí estuvo Luis Mesina, Secretario General de la Confederación de Sindicatos Bancarios -única organización de los empleados financieros nacionales-, multisindical que aglutina a más de un 12 % de los funcionarios bancarios.

¿Cómo evalúas este «acercamiento» del gobierno a los trabajadores organizados?

«Primero que todo, no tenemos bien claro si el gobierno se está acercando a los trabajadores. Ocurre que cuando es posible que se potencien diversos conflictos sociales, el gobierno simplemente se ve obligado a ofrecer alguna respuesta a las demandas de los trabajadores en lucha. Por el contrario, cuando no hay movimiento laboral, las instituciones estatales se subordinan a los sectores dominantes.»

¿Cuáles son las claves del Código Laboral?

«Sobre concepciones «civilistas» y no laborales, y expresan un evidente retroceso de conquistas de la humanidad. La normativa actual ubica al trabajador casi en el nacimiento de la hegemonía capitalista, cuando los trabajadores recién comenzaban la larga lucha que cristalizaría en normativas más protectoras a la fuerza de trabajo.»

LOS MANDARINES DE CHILE

¿Quién manda en Chile?

«Los empresarios, sin ninguna duda. En nuestro país priman los intereses del gran empresariado chileno, representado en la Confederación de la Producción y el Comercio. Hoy tienen incluso, una mayor preponderancia que la que ostentaron para el golpe de Estado de 1973. Actualmente, con mayor prepotencia y arrogancia, siguen digitando la agenda del gobierno.»

¿Cuál es el papel del gobierno, entonces?

«El de un mero administrador de un sistema y un régimen político cuyo horizonte es mantener los ejes fundamentales que están planteados en la Constitución de Pinochet. Es decir, la consagración de la propiedad privada, el mantenimiento de un orden económico que abiertamente favorece la concentración del capital y agudiza la condición regresiva del ingreso. Entonces, los que mandan en realidad, son el grupo que forma el gran empresariado chileno.»

Se ha tratado de dar la impresión pública de que el Ministerio del Trabajo bregaría por los intereses de los trabajadores y el Ministerio de Hacienda por los intereses de los empresarios…

«No hay duda de que Hacienda cumple a pies juntillas los intereses del gran capital. Y con la aprobación de la derecha y el empresariado, el Ministro Velasco ha profundizado los fundamentos del modelo, extremadamente liberal, dedicado a la exportación de recursos primarios sin valor agregado, y garantizando el imperio del mercado.»

EL DISCURSO EMPRESARIAL

Por todo el mundo es sabido que Chile es uno de los 15 países con peor distribución del ingreso. Al respecto, el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Alfredo Ovalle, aseguró que no se puede «echar la culpa a los empresarios de que exista desigualdad en Chile», y que la causa estaría en la falta de educación…

«La propia educación reproduce las desigualdades de la sociedad chilena. En realidad la pésima distribución del ingreso tiene que ver con un empresariado que mantiene sueldos miserables, donde más del 70 % de los trabajadores tienen salarios de menos de 600 dólares mensuales, cuando hay ejecutivos de la banca y el comercio que ganan 90 mil dólares al mes. Ni en Estados Unidos o Europa esta realidad resulta presentable. Y los gobiernos de turno también tienen responsabilidad en este fenómeno, porque Ricardo Lagos fue quien permitió que se produjera la mayor concentración de riqueza en una minoría. Su famosa consigna gubernamental de «crecimiento con equidad» en los hechos fue «crecimiento con desigualdad». En la propia banca hay trabajadores que obtienen 350 dólares mensuales.»

¿Por qué crees que Alfredo Ovalle dialoga asuntos de enorme trascendencia política y económica para el país con el gobierno, sin emplear a los intermediarios históricos del empresariado como son los partidos de derecha?

«Yo creo que el carácter presidencialista heredado de la dictadura prescinde un tanto de los partidos políticos y del parlamento. También el empresariado se ha dado cuenta que con la interlocución directa con los ministerios resultan mucho más expeditas y eficientes las demandas que imponen. Y se encuentran con un gobierno que acoge buenamente sus planteamientos e intereses.»

Algunos dirigentes del empresariado acusaron al Ministro del Trabajo de «activista» por reunirse con líderes sindicales…

«En realidad, el principal activista del gobierno, pero del lado empresarial, es el Ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Él es el agente encargado de colocar al Estado de manera íntegra bajo los intereses de la clase dominante. Él es el mayor activista. Velasco es quien promueve que se judicialice, por ejemplo, la Ley de Subcontratación. ¿Dónde se ha visto que se ponga en los tribunales una ley suscrita por la propia presidenta de la República? Estos hechos nos conminan como trabajadores a colocarnos desafíos de mayor envergadura. Los trabajadores no pueden tener ninguna confianza en las instituciones del Estado. Debemos cuestionar la naturaleza del llamado Estado de Derecho y su fraseología, que sólo se emplea para arrasar contra el patrimonio estatal. Por «razones de Estado» un hijo de Pinochet evade la cárcel cuando el caso de los «pinocheques», y por esas mismas «razones de Estado» son castigadas las demandas mapuche y de los trabajadores movilizados. Los trabajadores debemos emplear la razón, la fuerza y la movilización. Y tener muy claro que el activista más violento de los patrones es Alfredo Ovalle. Él actúa con los métodos típicos del fascismo, estigmatizando ante la opinión pública a los dirigentes sindicales para desprotegerlos y dejarlos vulnerables frente a la represión. Hoy los representantes sindicales corren un peligro grave porque están delante de un dirigente patronal que emplea métodos propios del fascismo.»

¿Cuál es la relación entre el llamado Estado de Derecho y la patronal?

«El señor Ovalle se olvida del Estado de Derecho cuando los grandes empresarios financieros vulneran la legislación, cuando intentan pasar por alto las jornadas de trabajo legales, cuando no respetan el derecho a la maternidad, cuando pagan salarios de miseria. En consecuencia, esa práctica es inmoral porque no ha generado más empleo en Chile, sino concentración y destrucción de fuerzas productivas -como los más de mil desempleados luego de la reciente fusión entre el Banco de Chile y el Citigroup-, la desaparición de más de 5 mil puestos de trabajo con la concentración de las AFPs, etc.»

UN ANALGÉSICO CONTRA LA FUTURA RECESIÓN

Ante la eventual recesión económica mundial originada en USA, el gobierno ha señalado que Chile tiene una economía fuerte, con pilares sólidos, que no hay de qué preocuparse…

«Chile es un país extremadamente dependiente y frágil respecto de la economía mundial. Hay que observar la inmediata caída de la bolsa chilena, que implicó casi el 7 % de la pérdida de los fondos de pensiones. Aquí podríamos tener un colapso gigantesco. Por otro lado, nosotros dependemos energéticamente de la importación de petróleo y otros insumos que en la actualidad están subiendo de precio. No existen razones para tener confianza en que la economía chilena pueda resultar sólida y estable para enfrentar la crisis venidera. Sobre todo, porque es una economía que se ha fundado sobre una estrategia especulativa. El gobierno está haciendo los clásicos llamados a la confianza pública, para que la gente no se impaciente y no se produzca una suerte de «corrida» -a la argentina- donde la gente prefiera guardar su plata bajo el colchón que en el sistema financiero.»

LOS TRABAJADORES VERSUS LA CPC

¿Cuál es el adversario principal de los trabajadores, los sectores medios y el pueblo chileno, desde tu perspectiva?

«Los grandes empresarios de este país -dependientes de las exigencias del capital transnacional-, que persisten en consolidar un modelo económico y político que sólo genera mayor pobreza y desigualdad, y que no tiene viabilidad en el largo plazo. La humanidad no se someterá nunca a cuotas tan profundas de inequidad social. Los trabajadores chilenos se encuentran en una indefensión superior a la de los trabajadores del resto del Continente.»

Los empresarios hablan e influyen sobre política todos los días, determinando aspectos sustantivos de la realidad cotidiana y las condiciones de existencia de millones de chilenos. Pero los trabajadores no salen de la lucha economicista…

«Lo que pasa es que Chile no es un país democrático. La asimetría entre el capital y el trabajo es total. Aquí la única voz que se oye es la de los empresarios. Los trabajadores, entre otras tareas, tenemos la gran labor de construir las condiciones para intervenir en los grandes temas del país. Pero habitamos un régimen político -donde el gobierno sólo es parte y el parlamento está prácticamente en bancarrota- que emplea estrategias que invisibilizan a los trabajadores y sus organizaciones; que promueve un pensamiento acrítico e irreflexivo.»

La presidenta Bachelet ha insistido hasta la majadería en que la Concertación no es lo mismo que la Alianza por Chile…

«Aparentemente tienen distancias. Pero, a esta altura, los discursos son prácticamente similares. La UDI también emplea una retórica de ayuda a la clase media y los pobres. En los grandes temas existe acuerdo total entre ambos conglomerados políticos.»

EL FUTURO SINDICAL

¿Es posible pensar en una nueva generación de dirigentes sindicales capaces de actuar independientemente del Estado y el empresariado?

«Las condiciones materiales y objetivas en las cuales se está desarrollando el enfrentamiento entre el capital y el trabajo, tarde o temprano, generarán nuevos dirigentes sindicales que responderán al contexto histórico que transitamos.»

¿La unidad de los trabajadores y el pueblo es anterior a un estadio superior de la lucha de clases, o al revés, el avance de las luchas sociales creará las condiciones de la unidad?

«Al parecer, la historia demuestra que la unidad de los trabajadores y el pueblo no es la simple suma de voluntades unitarias. Algunos sectores se comprometen a procesos de unidad con antelación porque comprenden más que otros su necesidad. La unidad es hija de ambos procesos. La propia lucha demanda dinámicas orgánicas asociadas a la unidad, a articulaciones sociales más potentes. Pero no hay recetas. Me parece que lo determinante es la movilización y la concreta toma de conciencia.»

¿Cuáles son tus perspectivas del movimiento de los trabajadores para el 2008?

«Mejores que antes. Paulatinamente los trabajadores se percatan de las injusticias del modelo y de la manera en que hay que enfrentarlo. Ante la prepotencia y explotación de tantos años de una minoría, los trabajadores se levantarán antes de lo que el empresariado lo calcula.»