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Una respuesta a Luis Toledo Sande

Algo más sobre la cultura de la propiedad privada en Cuba

Fuentes: Rebelión

No debe entenderse este comentario al artículo del compañero Sande como una contrarréplica, en realidad seguimos su Blog (el que por cierto recomendamos), atesoramos sus textos, los leemos, estudiamos, y a través de él llegamos a conocer a José Martí, por medio de su obra inigualable: «Cesto de Llamas»; casi que es nuestro amigo desde […]

No debe entenderse este comentario al artículo del compañero Sande como una contrarréplica, en realidad seguimos su Blog (el que por cierto recomendamos), atesoramos sus textos, los leemos, estudiamos, y a través de él llegamos a conocer a José Martí, por medio de su obra inigualable: «Cesto de Llamas»; casi que es nuestro amigo desde la distancia (así al menos, sinceramente, lo sentimos nosotros). Toledo Sande es ese intelectual que desde nuestro punto de vista se mantiene fiel a la causa de los pobres y excluidos de este mundo, yo soy uno de ellos, y al que siempre le he pedido y solicitado que nunca nos abandone. Todo este amplio recordatorio no implica que dejemos, desde nuestro punto de vista, (siempre con el mayor respeto y tacto) dar nuestra opinión de la realidad cubana, tratada por el sabio martiano de Velasco; no creo tampoco que sirva para algo una lectura acrítica de sus opiniones; la crítica es sana y si ésta es constructiva mucho más, en ese ánimo siempre hemos participado en el foro, no siempre de forma tan escueta como preferiríamos.

Al leer este artículo la primera idea que nos surge, no tanto por su letra sino más bien por su espíritu, es que al parecer, con nuestras observaciones al pasado texto de Luis Toledo Sande, hemos exacerbado la «bravura» del pueblo cubano, excitando el honor propio de un pueblo altruista y solidario, valiente e inteligente, que ha dado, creo como ninguno, las más grandes muestras de gallardía de los últimos 70 años. Y precisamente no ha sido esa nuestra intención, no obstante, si a pesar de ello, con nuestros planteamientos lo hemos logrado pedimos humildemente perdón.

Ahora vayamos al tema en cuestión.

Orgullosamente nos consideramos antisistemas, que no sólo implica anticapitalistas (concepto más estrecho), dado el hecho que compartimos la opinión que NO ha existido un sistema socialista mundial, los llamados países socialistas continuaron formando y funcionando como parte de la división social del capitalismo histórico, han actuado, queriendo o sin querer, bajo las implacables presiones de la tendencia a la «acumulación incesante de capital», que es y ha sido la razón de ser de este sistema social. La consecuencia política a nivel interno, ha sido la continuada explotación de los trabajadores, aunque de una forma reducida y mejorada en muchos casos. Esto ha llevado a tensiones internas paralelas a las existentes en estados que no eran socialistas, y esto a su vez ha provocado la aparición en su seno de nuevos movimientos antisistémicos. La lucha por los beneficios siempre acrecentados ha proseguido tanto en estos estados socialistas como en todas partes, porque, dentro del marco de la economía-mundo capitalista, los imperativos de la acumulación han operado a lo largo del sistema, nadie se ha quedado exento de ello. Los cambios en las estructuras estatales han alterado la política de la acumulación, pero nunca han sido capaces de terminar con ella. Esto es lo que nos lleva a afirmar que todos los estados revolucionarios y/o socialistas, han sido productos íntegros del capitalismo histórico, aunque no de forma cínica, ha sido algo que independientemente de sus convicciones y aspiraciones subjetivas, objetivamente ha sido así. No han sido estructuras externas al sistema histórico, sino la excreción de unos procesos internos de ese sistema. Por consiguiente, han reflejado todas las contradicciones y limitaciones del sistema. Y para colmo, no podían ni pueden hacer otra cosa. Creo que entender esto es fundamental. Que es algo que va contracorriente de lo que se ha establecido en la ciencia social e histórica durante casi un siglo es otra cuestión.

Y al decir esto compañero Sande no afirmamos que el derrumbe de la URSS y el resto de los llamados países socialistas del este de Europa demuestre la superioridad de la economía de mercado, como alguien que leyera el párrafo anterior pudiera pensar; al contrario, como pensamos que aquélla formaba de dicha economía de mercado, el derrumbe de los mismos lo que evidencia es que ésta es una carrera cuyo número de participantes se reduce constantemente, a casusa de un empleo mayor de tecnologías para producir a un coste competitivo, y que los excluidos acaban en la miseria. Pasee por Rumanía, Bulgaria, y muchas otras repúblicas ex soviéticas ya verá el panorama desolador un cuarto de siglo después de aquellos sucesos. Ucrania, hoy mismo, es el ejemplo arrollador, quebrada económicamente ¡y sin solución!, pese a ser el granero de la antigua ex URSS y poseer prácticamente las tierras más fértiles del planeta.

Por tanto compañero, no podemos aceptar establecer y/o restablecer la propiedad privada (como una cuestión estratégica) en ningún proyecto que considere como su fin la liberación del ser humano; si la empresa estatal cubana se reduce y cede a otros tipos de propiedad parte de sus activos, la causa profunda de todo ello radica en el hecho, de que la misma funcionó durante 30 años con la comodidad (y posibilidad casi ilimitada de ser ineficiente) que ofrecían los factores geopolíticos en los que se movió la Isla desde casi el mismo triunfo de Fidel Castro hasta 1990, pero la conclusión de esa etapa, tras la desaparición de la URSS y el mal llamado «campo socialista», obligan a las empresas cubanas con la experiencia de 20 años de duro bregar sin ningún factor compensatorio a actuar con una lógica capitalista, porque se mueven compañero Sande (nunca han dejado de hacerlo) dentro de una división internacional capitalista (no hay otra) del trabajo, y esto es lo que está ocurriendo hoy; tras un cuarto de siglo de aquel impacto, o adaptan su mecanismo o perecen, y esa es la causa de que la propiedad estatal y las empresas vinculadas a la misma se adelgacen. No es que se esté inventando un nuevo tipo de socialismo, es la empresa estatal soltando lastre para sobrevivir en la jungla capitalista.

Este proceso no debe entenderse simplemente como que los ejecutores de la reforma económica cubana hayan decidido reservar para la empresa estatal solo los medios de producción fundamentales, que por extensión son también generalmente los más complejos, resolviendo traspasar el resto a la propiedad cooperativa y a la privada. La cuestión es más importante, el Estado cubano ha tomado la estratégica decisión de quedarse con aquellas empresas que generan un alto valor agregado, que debidamente protegidas (esto es, creándole un espacio de operaciones cuasi monopólico) estarán en condiciones de competir ventajosamente con sus similares de cualquier parte del mundo, más si tenemos en cuenta que tendría entre sus haberes una mano de obra bien organizada, disciplinada, cualificada y barata.

Quisiera hacerle unas observaciones a su «cuidadosa y generosa» defensa de las declaraciones de Silvio Rodríguez a La Jornada el 1 de marzo de 2014(disponible en http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/03/02/silvio-rodriguez-sonar-con-imposibles-es-posible-ignoro-si-aferrarse-tenga-sentido/.U5MwkCgb9Cg y La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2014/03/01/espectaculos/a07n1esp. Las mismas son sencillamente indefendibles. Quienes se han formado su personalidad antisistémica de odio profundo a la sociedad capitalista escuchando canciones como «Vamos a andar» donde se incitaba a «hundir al poderoso alzar al perezoso sumando a los demás», cuya letra era un verdadero himno de combate contra los dueños del mundo capitalista, leer la servil posición frente a la riqueza del autor de esa misma canción protesta y movilizativa, no puede sino ocasionarle asombro, decepción y profunda desilusión.

Pero lo más indignante compañero Sande (en grado de perplejidad) no es lo que dijo Silvio, al que quizás no haya que criticarle su falta de sinceridad, en un mundo donde las tres ideologías que han dominado la geocultura de la modernidad burguesa han predicado lo que no han practicado. Lo repugnante en el caso del trovador de vuestra Isla es que, mientras por un lado piensa una cosa sobre los ricos (básicamente que «no tienen que dejar de serlo»), por el otro lado ofrece conciertos gratuitos en barrios pobres y marginales de Cuba. Me recuerda la acción, al sinnúmero de misioneros, ONG y otras organizaciones caritativas y asistencialistas, que los dueños del mundo han estructurado sobre todo desde los países centrales del sistema-mundo capitalista, para «ayudar» y «socorrer» a los «desechos» humanos de su propia depredación. Los pobres del mundo (donde quiera que nos encontremos, soy uno de ellos compañero) en España, Cuba, Burundi, Guatemala etc, no necesitamos nada gratis, no queremos misericordia de nadie, solo queremos derecho a un mundo donde nadie tenga que venirnos a ofrecer dádivas; si de los pueblos nace la sabiduría y todas las manifestaciones de arte, sin los pueblos el Quijote no hubiese sido lo que fue y es, la obra de García Márquez no hubiese llegado a ser premiada con un Nobel, ni usted compañero Sande hubiese podido hacernos llegar un texto tan rico y tal bello como «Cesto de Llamas», a través del trabajo en la producción material de los pueblos se origina la riqueza que los ricos usurpan y que hay que quitarle, si queremos que el mundo cambie para los millones de desposeídos que somos la mayoría, de ahí que la apreciación y consideración de Silvio para con ellos además de conservadora es reaccionaria, y que sepamos no ha rectificado. Debe saber que sin los pobres ninguna de sus canciones hubiesen tenido sentido, no fue gracias a los ricos. Por tanto no tenemos que mendigar nada, sólo lo que tenemos que hacer es luchar por otra sociedad libre de castas, de desigualdad social, donde el hombre no sea el lobo del hombre.

Finalmente anima mucho a los antisistemas del mundo, que dentro de un panorama tan adverso para las ideas progresistas en la Isla caribeña, como el que retrata en su intervención el compañero Fernando Martínez Heredia en el círculo de la Unión de Periodistas de Cuba, «emerjan sectores de jóvenes politizados o con deseo de estarlo, que rechazan el capitalismo», o de personas como usted que se mantienen al lado de aquellos con los que Martí quería su suerte echar. No podríamos esperar otra cosa de un pueblo como el cubano que desde los años de la brega independentista y política de José Martí a fines del siglo XIX (y parafraseo al maestro), después del suspiro de la noche oscura, siempre vio aparecer por el horizonte puro el sol con su copa de oro.

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