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Análisis del 22º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO)

Fuentes: Rebelión

Los pasados días 27, 28 y 29 de octubre, en la ciudad de La Habana, se celebró el XXII Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros que, según los propios organizadores recogieron en la Declaración Final del citado Encuentro, congregó a «145 representantes de 78 Partidos Comunistas y Obreros de 60 países». Nuestro Partido, que no forma parte de ese Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, también denominado EIPCO, ha estudiado con detenimiento tanto todo tipo de noticia emanada del citado encuentro como, sobre todo, los dos documentos emanados por el XXII cónclave del EIPCO como son su Declaración Final y su Plan de Acción.

Sin embargo, tanto la Declaración Final como sus acuerdos, entre los que se hallan las tareas prácticas contenidas en su Plan de Acción como consecuencia de las conclusiones contenidas en dicha Declaración Final, en nuestra opinión son altamente decepcionantes pues, en ellas, comprobamos cómo en una parte importante del Movimiento Comunista Internacional, la parte que forma parte de ese EIPCO, no estudia los cambios que se están operando en la base económica y que tienen un reflejo en la superestructura actual del imperialismo, sino que parten de la superestructura exclusivamente para tratar de cambiar la propia superestructura, una forma de cavilar, de analizar, alejada del método de análisis marxista.

Se elude hablar en la Declaración Final de la situación agonizante del capitalismo monopolista como consecuencia de la automatización de la producción. La automatización de la producción, que desarbola y desequilibra por completo la composición orgánica del capital en favor del capital constante, conduce a la negación del propio capitalismo. Y es este factor el que exacerba y agudiza al máximo la contradicción que arrastra el capitalismo, desde siempre, de decrecimiento de la cuota de ganancia a la par que la tasa de explotación tiende hacia el infinito progresivamente como consecuencia del desequilibrio máximo en la composición orgánica del capital. De tal modo que la parte de capital destinada a la obtención de plusvalía – el capital variable – tiende a cero con la robotización, acreditando cuasi matemáticamente que la automatización o robotización de la producción lo que en la práctica hace es negar el capitalismo.

Es este hecho, la robotización o automatización, el que conduce a una mayor concentración de la producción, a un incremento de la clase obrera como consecuencia del canibalismo del imperialismo para con la pequeña y mediana burguesía, arruinada, despojada y empujada a la miseria, a incrementar las filas del proletariado. La concentración de la producción, el desarrollo máximo de los monopolios, conducen a la reacción política, al fascismo que hoy impera y, por tanto, no puede ofertar otra cosa a la humanidad que la agudización de la violencia, la guerra, al objeto de salvaguardar a su moribundo sistema económico que a cada paso que avanza la automatización se niega a sí mismo. Señalaba Carlos Marx en el prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política que «ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan, o por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización», de tal modo que la revolución ya está lanzada.

Pareciera, a la luz del resultado del Encuentro, que estuviéramos en el año 1994 o 1998, y que para las organizaciones comunistas y obreras que conforman el EIPCO no hubiera habido un desarrollo ni en el mundo ni en la base económica del imperialismo.

La Declaración Final no pasa de ser más de lo mismo. Lejos de estudiar cómo impacta la robotización y los cambios operados en la base, que está llevando al imperialismo a una situación de debilidad, donde el imperialismo se está escindiendo y donde la confrontación política y económica entre las potencias imperialistas y su pugna por sostener el actual sistema financiero por parte de las potencias imperialistas decadentes – EEUU y UE – y la creación de un sistema financiero nuevo con nuevas instituciones y donde se liquide el dólar como moneda mundial; lejos de indagar en la situación revolucionaria que se ha abierto, tal y como establecía Carlos Marx donde el desarrollo de las fuerzas productivas dentro del marco imperialista es máximo, que en la formación socioeconómica imperialista, en su base económica, pugnan el viejo modo de producción capitalista en su forma monopolista y el socialista, donde las condiciones materiales están garantizadas para que se pueda producir un cambio de formación socioeconómica. Hoy las relaciones de producción implican un obstáculo objetivo para el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero en lugar de estudiar el conflicto entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción, en lugar de estudiar esas contradicciones de la vida material y establecer una táctica para que la clase obrera engendre conciencia revolucionaria – con el terreno abonado para nuestro ideario revolucionario como consecuencia de la contradicción mencionada y los efectos que ésta genera en la sociedad –, para ganar influencia en la clase obrera y para organizarla y guiarla a la toma del poder, el EIPCO ha concluido alejarse de hacia dónde va el mundo y sigue apostando por las fórmulas planteadas en la bancarrota del Movimiento Comunista, en buscar alianzas interclasistas cuando se está produciendo una proletarización de capas no proletarias bestial pero nada concluyen para unir al proletariado, o lo que es lo mismo, unir a los marxistas-leninistas en una sola organización.

El imperialismo hoy está en su trance final, negándose a sí mismo. La humanidad no tiene más salida que romper las relaciones de producción presentes imponiendo la propiedad social de los medios de producción, arrebatando el progreso tecnológico representado por la robotización para convertirlo en progreso social. La automatización en manos de los imperialistas lo único que generará es más pobreza, más muerte, más guerras; la automatización en manos de la clase obrera, al servicio del género humano, con la socialización de los medios de producción, incrementará la esperanza de vida, permitirá retirar al ser humano del trabajo, permitirá el desarrollo multilateral e ilimitado del ser humano.

Lo que está en juego es la vida o la muerte. Hoy la consigna socialismo o barbarie es más vigente que nunca. Y en esto es en lo que tendríamos que estar los comunistas del mundo, en cómo fortalecer la organización revolucionaria, cómo hacer una organización lo suficientemente potente ideológicamente y cohesionada para dirigir al proletariado a la consecución de su misión histórica: la revolución proletaria para derrocar el capitalismo y construir el socialismo como paso previo para el comunismo.

El mundo avanza y la necesidad de la humanidad está ahí. Los comunistas debemos ganarnos esa cualidad y debemos cavilar en cual es la realidad concreta y, en base a esa realidad concreta, actuar para dotar a la clase obrera de táctica y de organización para tomar el poder. Sin embargo, una parte del movimiento comunista, anquilosada en el pasado, en lugar de construir la revolución buscan mantener su espacio en el mundo imperialista, un mundo que está feneciendo y que, sin duda, arrastrará con él a todo aquello que forme parte de su superestructura, incluido al oportunismo que es una parte más del imperialismo caduco y agonizante.

Te sugerimos que leas el análisis completo elaborado por nuestro Partido que se encuentra en el siguiente enlace:

Análisis del 22º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) | Análisis (pcoe.net)

COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.