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Análisis del nuevo paquete de asistencia militar de los EE.UU. a Ucrania

Fuentes: Rebelión

La cámara de representantes de los EE.UU. acaba de aprobar un nuevo paquete de ayuda para Ucrania. En realidad, es un paquete que se relaciona con financiamiento a la ayuda militar directa o indirecta a los varios escenarios en los que EE.UU. está actualmente involucrado en forma determinante: Ucrania, Israel, e Indo-pacífico. El paquete de 95.000 millones de u$s ha sido aprobado luego de duras negociaciones con sectores del Partido republicano que negaban especialmente dedicar tantos recursos a Ucrania, y ponían énfasis en la cuestión de la frontera mexicana o Israel (y en la atención a China). El tema inmigración ha quedado separado del paquete; y además se especifica que los 60.800 millones que corresponden al tema ucraniano serán préstamos y no donaciones. Aunque hay una “trampa”, ya que se deja al presidente la posibilidad de condonar deudas en el futuro, lo que patea para adelante la cuestión y deja la responsabilidad política al partido que detente el gobierno más adelante.

El voto republicano se dividió con 112 votos en contra de los trumpistas, o los más firmes opositores y 101 a favor, aunque sin dudas existió una negociación que incluyó a Trump para que saliera este resultado. Sabemos de la oposición del caudillo republicano a continuar gastando dinero en la guerra con Rusia, y de su afirmación (exagerada sin dudas) de que él terminaría la guerra en una semana. 

Sin embargo, es cierto que a partir de que comenzó este debate la presión para que se aprobara la ayuda ha sido muy grande. Desde hace meses una fuerte campaña destinada a operar sobre la opinión pública, habló en los medios, en diversos analistas o grupos de estudio vinculados al a defensa, insistiendo con el colapso ucraniano inminente sin ayuda inmediata, con que Rusia no se detendría hasta ocupar todas las repúblicas ex soviéticas y cosas similares. En ese contexto, la administración Biden ha enviado diversas ayudas directas (aunque claramente insuficientes) y ha presionado a Europa para que tome la posta de EE.UU. ; y se puede asumir que, si no ahora, muy probablemente el año que viene los EE.UU. dejarán de destinar esta cantidad de recursos (aunque no suspenderán la ayuda, eso también lo podemos afirmar) a los ucranianos. 

Grafico de “Le grand Continent”

Aun así, el presidente republicano de la cámara de Representantes, y opositor a la ayuda, Mike Jhonson justificó estos 61.000 m señalando que “el 80% irá a la reposición de armas y reservas estadounidenses”. Suponemos que se refiere a las armas ya usadas, averiadas, destruidas en Ucrania. Como también a volver a nutrir los arsenales semivaciados por las urgencias de las guerras en que se le pide ayuda. Los EE.UU. han enviado en varios momentos diversos tipos de ayuda (militar en mayor parte) con otros paquetes similares, consumidos en las batallas anteriores. 

También es cierto que los arsenales occidentales en general se encuentran al límite. De hecho, los europeos (tanto sus existencias de armas y municiones, como sus ejércitos en concreto) han evidenciado estar totalmente fuera de capacidad de enfrentar una guerra como la que se da contra Rusia: convencional que requiere muchos hombres y armas, con grandes unidades de batalla y alto consumo de material militar y seres humanos. No es la misma situación de EE.UU., cuyo complejo militar industrial es mucho más activo. Tal es así que hoy está beneficiándose de la incapacidad europea de producir sus propias armas y de que estos occidentales deban recurrir a compras en EE.UU. 

Sin embargo, los mismos Estados Unidos, venían manejando una doctrina en la que las guerras serían más “livianas”, más cortas y con menos consumo masivo de material pesado y hombres. Lo que incluso para ellos implica un cambio de prioridades, y reorientar el gasto, cuando debe además cubrir con urgencia las necesidades de Israel y aumentar su atención al Indo-pacifico frente a sus “adversario sistémico”: China. 

En que consiste el paquete

Lo aprobado por los congresistas son 95.000 millones de dólares relacionados con conflictos externos. De esos 95.000, 26.400 son para Israel; por ejemplo: reposición para la “Cúpula de Hierro”, combustible, repuestos municiones etc. recordemos que el complejo militar israelí y su aparato militar funciona con inyección de recursos externos, no puede sostener un conflicto prolongado de cierta intensidad solo. 8.100 millones son para el indo-pacífico; para intentar equilibrar el cada vez mayor despliegue chino, aunque allí los aliados, Japón, Corea y Taiwán, son mucho más sólidos que Ucrania (y potentes económicamente más que Israel) y no están en una guerra abierta como el estado judío. Y 60.800 millones de u$s para Ucrania.

¿Cómo se discrimina esta ayuda?: 34.000 millones para “operatividad y mantenimiento”. Esto incluye unos 23.000 millones de dólares destinados a la reposición de armas, arsenales e instalaciones estadounidenses, y más de 11.000 millones de dólares que financiarían las actuales operaciones militares estadounidenses en la región. 5.610m para municiones, 3.110m para misiles y 4.400m para otros sistemas de armas. Todos esto va desde vehículos de combate (Bradley o Abrams, por ejemplo), hasta (especialmente) los sistemas avanzados que tanto se vienen reclamando en occidente y que eran parte de las necesidades indispensables mínimas planteadas en el “paper” critico presentado por el general Zalushny antes de su destitución. Nos referimos a las “armas salvadoras” como la munición inteligente Himars, o los misiles de precisión de mediano alcance Atacams -300 km- (supuestamente se entregarán unos 300, lo que permitiría a Ucrania atacar la retaguardia rusa, aeródromos y bases logísticas de los ejércitos). A esto habrá que agregar sistemas de defensa antiaérea (para el terreno de combate y para las infraestructuras clave) que son clave para enfrentar el total dominio del aire actual por parte de Rusia. 

El resto del paquete a Ucrania va discriminado así. Para que disponga el Departamento de Estado y la USAID 11.620 millones. “Asistencia a Seguridad” 2.000 millones. Apoyo a la economía 7.900 millones. Otros apoyos económicos varios 1.600 millones. Y algunos ítems menores complementan el paquete que aparecen en “otros”. Hemos discriminado la asistencia “civil” de la “militar”. Aunque sin dudas toda es una unidad ya que Ucrania depende en todo para su funcionamiento de esta ayuda. Sin ayuda occidental la población no tendría luz, comunicaciones, la administración colapsaría, etc. Además, debemos tener en cuenta que ya en Ucrania existen fuerzas de las potencias occidentales. Sean disfrazadas como voluntarios, como asesores no publicitados, o como fuerzas especiales encubiertas. Estas fuerzas además de combatir, principalmente permiten la operación eficaz de sistemas muy diversos y nuevos, que los ucranianos difícilmente pudiera operar sin un periodo de entrenamiento. O, en el tema civil; cuando Rusia destruye la principal central generadora de energía de Kiev ¿cómo se reconstruye? Con la ayuda occidental, etc.  

Situación militar del occidente geopolítico

Es de destacar, complementariamente, una serie de datos que sirven para comprender esta cuestión de la ayuda y su eficacia o no. Primero, la mitad de la ayuda proporcionada a Ucrania hasta ahora ha sido europea, principalmente alemana, y después británica. Unos 85.000 millones de euros de la UE en su mayoría no directamente militar, y unos 70.000m de parte de los EE.UU. en un 60% militar. Pero Alemania ha proporcionado unos 22.000 millones más, también en su mayoría militar, y Reino Unido unos 16.000m de la misma composición (Francia por más que habla mucho apenas proporcionó unos 2.000 millones). Todo esto a enero de 2024. En los meses que corren hasta mayo la ayuda europea se ha intentado intensificar y en los EE.UU. se dio la discusión de este paquete (mientras tanto se enviaron algunas ayudas inmediatas de cientos de millones de u$s). La ayuda europea es proporcionalmente muy grande acorde a su PBI en los países de Europa del Este, aunque en volumen poco significativo. 

El orden de los países del siguiente grafico de barras es:  Unión Europea – EE.UU. – Alemania _ Reino Unido

Datos del “Kiel institute for the world ecopmomy” hacia fines del 2023. Tomados del portal 20 minutos

Como vemos las cifras son enormes, pero merecen alguna atención. Si bien en varios casos son envíos de armas directos sacado de los depósitos occidentales (hablamos específicamente de la ayuda militar, armas letales, no financiera ni no letal en general). En muchos más casos son destinadas a financiar pedidos a empresas que pueden o no estar con condiciones de cumplir rápidamente, y que “hacen sus negocios”, quizás encareciendo el costo de la guerra para los occidentales; cuestión que sucede en Rusia menos (o en todo caso puede ser de otra forma como corruptelas), ya que dispone de su propia producción puesta a disposición y control del Estado, en un país con mayor presencia estatal y en economía de guerra. Por ejemplo, hace unos meses los europeos se habían comprometido a enviar dos millones de municiones, no pudieron cumplir ni una mínima parte. Mientras que Rusia las obtuvo en poco tiempo de sus países amigos como Irán o Corea del Norte para salir del paso, y hoy ya produce por sí misma los millones necesarios. Esto no es menor, nos encontramos en un tipo de guerra donde el poder de fuego de la artillería está siendo determinante, tanto para objetivos en tierra como en el aire. Es una “guerra de atricción”, si te ves obligado a racionar la munición… iras a la derrota más temprano que tarde. 

Y aquí es la segunda aclaración que debemos realizar, de la cual ya hemos señalado mas arriba alguna advertencia. Los occidentales, y especialmente los europeos occidentales, no están en condiciones (actualmente, por ahora) de enfrentar en forma directa una guerra de envergadura que requiera el consumo masivo de armas y municiones. Y sin ninguna duda no pueden enfrentar el consumo del otro material fundamental de la guerra: hombres.

Cualquiera que compare el PBI en forma abstracta de Italia, Francia, Reino Unido o Alemania, verá que están al nivel de Rusia o muy por arriba. Sin embargo, no es el PBI (se puede producir mucha soja como sabemos, o inflar el PBI con exportaciones de petróleo, y ser un país sumamente débil, aunque aporte mucho a un gráfico genérico). Lo que importa es la composición del PBI y el tipo de organización, integración y nacionalización de la economía. Rusia dispone de un aparato militar industrial mucho, muchísimo más potente que el de los europeos en su conjunto. Dispone de tecnología, y dispone de bienes primarios exportables que mantienen su demanda en el mundo y le otorgan superávit comercial, para financiar el enorme gasto militar sin afectar (por ahora) su economía en sentido negativo (por el contrario), ni deteriorar al nivel de vida de la población. 

Lo europeos, por el contrario, si bien podrían disponer de grandes ejércitos y una industria de defensa muy desarrollada si estuvieran dispuestos a realizar ese sacrificio, lo han delegado a los EE.UU.  De lo que sí disponen en este momento es de la ciencia y tecnología que les permitiría producir armas de calidad, pero hoy no en la cantidad necesaria: para eso deben cambiar la organización de su economía, destinar una parte de su producción industrial a cuestiones militares. 

En definitiva, los europeos occidentales se enfrentan a la misma alternativa que le planteó Hermann Göring a los alemanes en 1936 “mantequilla o cañones”; y desarrollada como ejemplo de dilema económico de la administración de recursos existentes por Paul Samuelson en 1948. Es en realidad el viejo dilema de la asignación de recursos finitos a bienes de consumo inmediato de la población o a otros bienes cuya utilidad se vería en el largo plazo, y que (quizás) sería mayor. Si el famoso líder nazi resolvió esto ante su auditorio con la idea de que “La mantequilla nos hará mas gordos, pero los cañones nos harán mas fuertes”; los europeos de hoy no dudan de mantenerse gordos (mas con el resultado de la apuesta de aviador alemán). Por ello en Europa se encuentran en una campaña para lograr el cambio de opinión de la población respecto de las cuestiones militares.

Recodemos que, en Europa, según algunos estudios recientes, mucho menos del 10% de la población estaría dispuesta a pelear por alguna causa que no fuera individual. Y en ninguna por su nación, suponemos que para nada por Ucrania sin un gran trabajo de propaganda y de instalación del cuco ruso. Esto es de destacar no es así en los EE.UU. (en ninguno de los dos puntos que señalamos), ni en Europa del este (en el gráfico siguiente se ve la proporción alta de recursos nacionales que los países de esta región dedican a la guerra, frente a sus colegas occidentales) y no está demás mencionar que tampoco en el resto del mundo no europeo occidental (salvo Japón, otro como Alemania derrotado de la segunda guerra). Aunque la opinión de la gente cambia. 

La movilización ucraniana

Como sabemos hay dos insumos fundamentales y distintos por su naturaleza en todo proceso productivo. Y en la guerra no es distinto. El capital fijo y el variable. Si el capital fijo son las armas, capital muerto: tanques, aviones, cañones, balas, drones, programas de computación, satélites, etc. El capital vivo son los hombres, los que ponen en valor este capital muerto. Hasta aquí hemos analizado principalmente el capital fijo, pero son los hombres los que lo ponen en movimiento y lo hacen productivo (matar, intimidar, imponer la voluntad de un bando al otro, establecer en control en espacios). Son los hombres que se disponen lo que permite hacer eficaz a las armas. Y Ucrania está en un momento crítico. 

Critico en cantidad y crítico en otro factor clave que llamamos “calidad”, pero que en realidad es la “moral”, el factor clave ya señalado por Clausewitz, y que hace que el número y las armas tengan una eficacia mayor o menor. Sobre estos temas podemos apreciar varias cosas. Primero, que como señalamos con el PBI, no importa “tanto” cuántos hombres jóvenes o sanos hay en un país como cuántos de estos están dispuestos a pelear con convicción o, al menos, a no oponerse y cumplir eficazmente. Ucrania, con mucha menos población que Rusia, demostró hasta hoy tener una cantidad importante de soldados que han peleado bien. Sin embargo, estos son los voluntarios y los movilizados al inicio de la guerra que, hasta le dio superioridad numérica sobre Rusia en la zona de operaciones en un periodo. Esta camada se ha ido desgastando (muriendo, siendo heridos) muchos se encuentran en meses y hasta ya un año de combate sin una rotación que les permita reponerse o visitar sus hogares.

Pero, además, la política ucraniana y occidental ha sido propagandizar que habría una victoria sobre Rusia en un tiempo no muy largo. Eso era propaganda ciertamente, pero necesaria para darle moral a las tropas y población poniendo un horizonte a la vista. Esto a su vez se potenció con una gran difusión de la ofensiva de 2023 que pretendía llega a Crimea, con un “gran apoyo” de armas y entrenamiento occidental. Lo cierto es que todo fue, desde cualquier punto de vista, un gran fracaso para Ucrania. 

Luego de la inyección de confianza al gobierno dado el fracaso ruso frente a Kiev al intentar una retroversión del “euromaidan”, o los éxitos ucranianos en Jerson y Karkov, los occidentales hicieron una lectura equivocada, exagerando enormemente las características de esos éxitos ucras y sus posibilidades, y errando con la valoración de las capacidades reales rusas. La ofensiva ucra hecha bajo un paraguas de entusiasmo desubicado occidental fracasó rotundamente con muchas bajas -como era de esperar- para cualquiera que tuviera conocimientos militares y estuviera fuera del clima de los globalistas. Y fracasó además por errores evidentes que debieron ser previstos. Desde esos momentos solo se han visto retrocesos y agotamiento de materiales y hombres. Occidente convenció a los ucranianos de que podían volar muy alto sin alas; y el fracaso y continuas derrotas posteriores sin dudas minan la moral. Hoy, según se dice, la moral está baja. Eso no implica que el ejército esté al borde de entregarse, pero sin convicción ni objetivos visibles, seguro. 

Por ello es que el paquete de ayuda occidental está pensado también como un “efecto moral”. Porque no tiene destino sin que el país movilice otro medio millón de hombres. Lo cual es en cualquier situación una cantidad muy alta para un país que ha perdido millones en emigración (muchos jóvenes), que tiene una gran parte de la población en zonas ya rusas y peleando para Rusia, y en cuyo ejército muchos combatientes rondan los 60 años de edad. Por estas razones Ucrania ha debido modificar sus leyes de reclutamiento para garantizar movilizar a todos los hombres en condiciones de combatir. Eliminando restricciones o límites de las leyes vigentes. No es que ahora, ya, vaya a movilizar a todos los hombres, pero genera el marco legal para poder convocar a los que sean necesarios en el momento que la dinámica de la guerra lo requiera. 

Esto ha generado gran polémica. Esta polémica ya de por sí muestra ciertos aspectos de moral de combate de la sociedad. En el mencionado documento de Zalushny de fines del 23, se señalaba la necesidad de una amplia movilización de hombres. Que Rusia tenía en ese momento (y hoy aun más) superioridad numérica, y de materiales. Y que así no tenían posibilidades, que eso se veía en los resultados fracasados de la ofensiva. El gobierno de Zelensky rechazó varios de los argumentos del general, sin embargo, comenzó una fuerte campaña para obtener ayuda masiva occidental y para lograr una nueva movilización de ciudadanos. Y las fuerzas rusas no dejaron de avanzar, poco o mucho de acuerdo al comentarista que sea, pero sin dudas vienen venciendo en esta etapa, paso a paso. 

Finalmente se aprobó estos días finales de abril la nueva ley con voto dividido. ¿Qué dice el texto? Servicio militar obligatorio rebaja la edad de 27 a 25 (no mucho), se tiene temor a la deserción de jóvenes muy jóvenes, pero se espera incorporar rápidamente muchos hombres de esa clase de edad (25 y 26 años). Recordemos nuevamente que los convencidos ya están en las FF.AA. Por ello se han agregado incentivos económicos (como en Rusia) y punitivos.

Se hará un padrón de todos los hombres de 17 a 60 años para conocer su estado de salud, sus capacidades -recordemos que la guerra necesita de personal cualificado en diversas cuestiones más allá de la infantería en la primera línea de fuego- y en la guerra de hoy esto es mayor aún. Y para tener conocimiento de cuántos hombres hay en realidad en Ucrania, algo desconocido desde el inicio de la guerra, recodemos que una cifra indefinida pero que podría llegar a los 10 millones ya no están en Ucrania, sea porque huyeron a occidente, sea por que lo hicieron a Rusia, o porque vivían en las zonas que hoy son parte de Rusia, como señalamos. Y también es de destacar que entre los que abandonaron Ucrania se especula que hay una cantidad proporcionalmente mayor de jóvenes. 

También se ha eliminado la claúsula de que un sodado serviría 36 meses, ahora servirán hasta que la guerra termine o sean baja. Se piensa que con un aliciente económico puede lograrse una mayor incorporación de efectivos. El salario medio en Ucrania es muy bajo y lo era antes de la guerra. Se les pagará unos 1.500 euros, un salario pobre para un europeo occidental, pero alto para los ucranianos. La presentación de todos los hombres desde los 17 años será obligatoria y con sanciones graves a los que eludan las disposiciones militares. No serán de cárcel (eso es un gasto inútil), pero podrán ser mandados a batallones de castigo (o sea a unidades donde el riesgo es mayor) mientras que los voluntarios recibirán un tratamiento mejor o acorde a sus condiciones y capacidades (o sea pueden eludir ser infantería o “carne de cañón”, como gráficamente se suele llamar) si tiene algún tipo de instrucción. Zelensky había dicho a principios de abril que “no necesitamos medio millón” de hombres. Pero ahora se espera poder reclutar medio millón de hombres. Tal como reclamaba Zalushny.

Según Ivan Jakubez ex comandante de las FF.AA, citado por medios alemanes, Ucrania en poco tiempo se verá obligada a tomar medidas poco populares reduciendo la edad de reclutamiento a 21 años. «La gente tiene que luchar. Porque sin gente que pueda defender (el país), las granadas, las balas, los cohetes, los drones y todas las tecnologías son sólo un pedazo de hierro. Realmente necesitamos una movilización” señala el militar. Esto va de la mano del difundido tema de las carencias en el reclutamiento y la debilidad numérica del ejercito ucra frente al ruso hoy en día. Rusia por el contrario tiene una situación en la actualidad opuesta en cada uno de los puntos. Cubre sus necesidades de soldados y de materiales sin nuevos ajustes que alteren la tranquilidad social.

La ofensiva rusa y el nuevo paquete de ayuda

Se debe tener en cuenta para ver la efectividad de la ayuda occidental y de la movilización ucraniana dos temas ajenos a Ucrania (también). Uno es la capacidad rusa de continuar con su ofensiva, de obtener victorias de carácter estratégico, y/o de desgastar notoriamente mas a Ucrania en término de debilitamiento estratégico en esta situación y en este momento favorable. Como también en que grado y que tiempos llegará la ayuda occidental, lo que afectará su efectividad para intentar estabilizar el frente. 

Razonemos por ejemplo el tema de la movilización. Suponiendo que se logren reclutar estos cientos de miles de nuevos soldados. Deberán ser convocados, recibir un entrenamiento, cuanto más corto y básico implicará llegar tropas en un par de meses, pero más bajas; cuanto más avanzado, tardará más meses y dará más tiempo a Rusia en la misma situación. En el mejor de los casos recién en un par de meses podrán comenzar a llegar al frente los reclutas, menos entrenados y en unos cuantos meses más, (4, 5, 6 meses) el resto de la tropa. Del vamos en hombres implica que la superioridad rusa se mantendrá un tiempo. 

Los materiales

Sabemos que ya, a partir de la aprobación del paquete de ayuda, los EEUU enviaron órdenes para embarcar materiales por diversos sitios. Funcionarios estadounidenses informaron el lunes 22 de abril, de que el primer tramo de ayuda estadounidense incluiría vehículos blindados, vehículos de combate de infantería Bradley, Humvees y vehículos de transporte de personal. Suponemos que algunos de esos primeros materiales tardaran más de un mes en llegar. Biden también aseguró a Zelenski que Estados Unidos debería autorizar la entrega de misiles ATACMS adicionales. Sin embargo, el comunicado de prensa ucraniano no especificaba si formarían parte de la primera entrega, ni la gama de los modelos. Por el momento, Washington sólo ha autorizado la entrega de la versión de corto alcance de estos misiles (160 kilómetros), mientras que los ucranianos piden tener acceso a modelos con un alcance de 300 kilómetros para poder atacar objetivos militares rusos en profundidad, cuestión que según el Instituto de estudio de la guerra (ISW), se concretará, aunque no se sabe la fecha. Pero en cualquier caso además de desplegarlos, lo que debe estar planificado, hay que saberlos operar, aunque suponemos que vienen con norteamericanos incluidos que ayuden a hacerlos eficaces, o quizás hay una cantidad de hombres que ya hayan trabajado con ellos en los envíos anteriores (menores que este). Lo importante es que probablemente (o así debería ser, sino sería una nueva imprevisión grave) estén en condiciones de ser usados con cierta eficacia poco después de desplegados.

Todo esto es pensado para intentar frenar el lento pero constante y sistemático avance ruso desde la toma de Advitka. Además de hombres lo que se insiste es que el ejército ucraniano no tiene oportunidad de resistir sin capacidades de artillería y antiaéreas. Los rusos han logrado un dominio del aire total y una superioridad artillera que obliga a las fuerzas ucranianas a retirarse o llegar al combate de infantería muy golpeados. Además de que las fuerzas rusas pueden atacar la retaguardia cercana y profunda a discreción. En este sentido la discusión hasta ahora está en si Rusia conseguiría la siempre esperada y nunca concretada “ruptura”; o si continuaría avanzado paso a paso en desgastantes batallas de posiciones. Y cuando, al final, las tropas ucras sobre exigidas y sin descanso, colapsarían. 

Los occidentales esperan con esta ayuda frenar el avance ruso. O sea, que el impulso que parece no detenerse, se detenga. Y que Rusia pierda el “momentum” que mantiene hace meses. O sea, por ahora las fuerzas rusas atacan en todo el frente y avanzan en varios puntos en forma significativa (significativa para una guerra de posiciones), especialmente en el frente de Donetsk, desde Advitka o Bajmut en dirección a Kramatorsk y Slaviansk (y así completar la unidad geográfica del Donbass bajo soberanía rusa efectiva). Dos objetivos de carácter estratégico que de ser tomados implicarían una victoria, una verdaderamente importante. Recordemos que en cualquier mesa de negociación juegan varios factores militares y extra militares, pero entre ellos lo que pase en el campo de batalla es uno muy destacado.

Por otra parte, los medios occidentales insisten en informes sobre la posibilidad de que las FF.AA. rusas estén preparando una “gran ofensiva”. El razonamiento que lleva a esta presunción es lógico. Este es el momento de mayor debilidad de Ucrania desde el inicio de la guerra, y Rusia debería aprovecharlo, vienen presionando con cierto éxito y quizás las posiciones ganadas estos meses sean las bases del lanzamiento de fuerzas mayores con objetivos operacionales. Como las mencionadas Kramatorsk y Slaviansk o quizás Karkov (descartamos Zaporiya, y sin dudas descartamos Odesa por requerir esfuerzos militares excesivos para el tipo de guerra que vimos hasta ahora). 

Ciertamente aparenta ser un momento posible para Rusia. El campo de batalla ha demostrado no ser favorable para grandes operaciones que impliquen concentración de fuerzas, ya que se encuentra en las condiciones actuales, “on line”: plenamente visualizado por las tropas enemigas a todo nivel y con una capacidad de respuesta de precisión desde nivel pelotón hasta de armas de mediano o gran alcance. Esto indudablemente desalienta las ofensivas en escala. Pero como venimos señalando las fuerzas ucranianas se encuentra carentes de todos estos materiales necesarios y esa situación permite a Rusia amplia superioridad en el dominio del aire, por ejemplo. Por ello este momento antes de la llegada de la ayuda occidental debería impulsar a que Rusia lo aproveche lo más posible. Asumiendo que esta ayuda occidental posibilitará por un tiempo que el ejército ucra dispondrá de elementos para cubrir sus déficits, que es el objeto preciso de la ayuda y de los elementos enviados. La ventana rusa se cerraría en un par de meses a lo sumo.

Y, obviamente, presuponiendo que Rusia estuviera pensando en cambiar su forma de operar del ultimo año (de dar batallas por posiciones paso a paso) y se implicarán en una maniobra de mayor alcance que permitiera victorias de importancia en menor tiempo.  Pero no podemos aventurar qué piensa el estado mayor ruso, ni mucho menos daríamos saber qué es lo que van a hacer, serían tan tontos como los ucranianos antes de su ofensiva pasada. Y la tontería en la guerra se paga con innumerables vidas.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que desde que Rusia adoptó la actual forma de operar y consolidó sus fuerzas ha cosechado una serie de victorias ofensivas y defensivas, pequeñas pero sistemáticas. Básicamente luego de que, bajo el mando del general Surovikin, comenzó un nuevo tipo de guerra, cuando esta se transformó en “guerra de desgaste”, Rusia le ha ido mejor que a Ucrania. De hecho, no ha habido ninguna victoria ucra, ni en defensa ni al ataque desde sus éxitos en Jersón y Karkov, en el momento en que Rusia aún no se adaptaba a la nueva situación, con la intervención de Wagner en gran escala y los Chechenos; con la planificación de su economía y la movilización de hombres para el frente, lo que llevó un tiempo. 

La doctrina rusa es apostar al desgaste, o sea al tiempo y a la sangre, frente a una apuesta de resolución rápida jugándose en operaciones en escala. Ucrania por más que occidente quiera pensar en hipotéticas ofensivas, no puede hacer otra cosa que aguantar, y solo con suerte mucho apoyo. La guerra de hoy está esperando sus Guderian, sus Manstein, sus Tukachevski, sus Fuller o Hart, que renueven, las doctrinas y las tácticas para adaptarse a las nuevas tecnologías. Mientras tanto parece que las “posiciones” se están imponiendo, y como en la primer aguerra mundial señalaba el mariscal Pétain “la artillería conquista, la infantería ocupa” (en realidad fue la mayor carnicería de la historia, pero la idea es esa), veremos.

Con esta táctica Rusia venció en Bajmut y en Advitka y desarmó toda la ofensiva (y con ella al ejército) ucraniana. Dejando a su adversario tambaleante. La pregunta seria ¿Por qué van a cambiar? Si se están preparando a nivel nacional para años de guerra. La respuesta puede ser que la prolongación de la guerra no es beneficiosa para nadie, aunque hoy Rusia tenga mas efectos positivos en su economía que negativos, que geopolíticamente es un signo de un nuevo orden multipolar, que aporta a la “desconexión” de Rusia del sistema globalista, etc. Pero el crecimiento de decenas de miles de muertos y la activación bélica de la economía se pagan en el mediano plazo, si se prolonga mucho tiempo. Y sobre todo (a diferencia de los EEUU) si son propios sus hombres y propio el dinero con que se paga la guerra. No sabemos, eso lo debe resolver el estado mayor ruso y las máximas esferas del gobierno. Lo cierto es que el desgaste relativo es mucho mayor para Ucrania que para Rusia. 

La guerra, desde otro ángulo de observación, es un momento muy propicio para la innovación y experimentación de nuevas tecnologías e inventos, no se repara en el gasto. Hemos visto un salto en muchos sistemas (por ejemplo, en drones) y lo veremos en robótica e inteligencia artificial aplicada al conflicto, etc. Pero debemos sacar de nuestra cabeza las “armas milagrosas”. No hay “misiles hipersónicos”, ni “bombas inteligentes”, o robots, ni nada que sostenga su ventaja mucho tiempo. La guerra es una espiral de invenciones y contra invenciones de los contrincantes. De sorpresas y adaptación a ellas, como ya se ha visto en el caso ruso cuando la anterior oleada de ayuda occidental. Los rusos adaptaron sus defensas y sus contramedidas a la nueva tecnología aparecida en el campo de batalla. O sea, un arma puede ser desequilibrante en un momento, en un frente, pero mientras dure ese momento y el enemigo no se adapte a ella, o no despliegue sus propias armas equivalentes.

Para finalizar

Este no es un artículo para analizar cuestiones tácticas de la guerra, ni como están los frentes, ni cómo operan y que unidades lo hacen. Sino para presentar una serie de hipótesis en torno a lo que puede suceder a partir del nuevo paquete de ayuda norteamericana a Ucrania. Que en un tiempo debería ser completado por una reconversión de la economía europea para hacerlo sostenible en el tiempo. Eso está por verse.

Sin embargo, la cuestión no es la ayuda a Ucrania hoy, sino que en esta época de redefinición del orden mundial y de las esferas de influencia, es notoriamente una época de guerra. Y esto implica un aumento del gasto militar en todo el mundo. Cada potencia, aspirante a potencia, o país que pretende hacer efectivos sus principios de soberanía y/o de despliegue regional está equipándose para defender o conquistar. Eso es una situación objetiva que desde América latina debemos tener en cuanta. Si bien sabemos que la alternativa “mantequilla o cañones” es a veces considerada obscena en países pobres (o empobrecidos) debe tenerse en cuenta (aunque sea como idea sencilla de políticas más amplias) que en muchos casos la carencia de “cañones” suele ser la antesala al saqueo de la “mantequilla”. 

Gasto militar global en el 2023. Con la guerra ya en amplio desarrollo y las nuevas políticas de potenciación del gasto en sus primeras fases.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.