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Artículos y notas de Eduard Rodríguez Farré en la revista Mientras tanto

Fuentes: Rebelión

Colaborador desde el primer número de la revista, el nombre de este gran y concernido científico franco-barcelonés (nudo esencial del CANC y del movimiento antinuclear español e internacional) aparece como miembro del consejo de redacción desde el número 3, junto a los de Giulia Adinolfi (ya entonces fallecida), Rafael Argullol, María José Aubet, Ezequiel Baró, […]

Colaborador desde el primer número de la revista, el nombre de este gran y concernido científico franco-barcelonés (nudo esencial del CANC y del movimiento antinuclear español e internacional) aparece como miembro del consejo de redacción desde el número 3, junto a los de Giulia Adinolfi (ya entonces fallecida), Rafael Argullol, María José Aubet, Ezequiel Baró, Miguel Candel, Antoni Domènech, Paco Fernández Buey, Ramón Garrabou, Enric Pérez Nadal, Víctor Ríos y Manuel Sacristán Luzón. Allí figura hasta el número 33.

Fueron cinco sus aportaciones, artículos y notas que siguen sorprendiendo por su calidad, su información, su interés, su novedad, su argumentación crítica y su coraje político.

Son estas:

Número 1, noviembre-diciembre de 1979

«Incidencia de la industria nuclear sobre la salud», pp. 45-58 (marzo de 1979).

Número 3, marzo-abril de 1980

«Nuevos mitos para cosas viejas. Algunas consideraciones sobre ideologías en medicina y ecologismo», pp. 5-12.

Número 4, mayo-junio de 1980.

«La circulación mundial de materiales radiactivos», pp. 78-96 (junio de 1980)

Número 6, 1980.

«Ingeniería genética: ¿Prometeo o Pandora?», pp. 17-22.

Número 8, 1981

«El síndrome de Tsuruga (Energía nuclear y violencia institucional)», pp. 15-16 [se interrumpe, por problemas de edición en la página 16]

(Para los editores y dicho sea entre paréntesis: no sería una mala idea recoger en un libro breve estos artículos y notas que tanto interesaron y a tanta gente).

Este gran científico republicano e internacionalista, este viajero infatigable nacido en el campo de concentración de Argelès, dejó de publicar desde entonces no por distanciamiento de la línea editorial de m.t. sino, más que probablemente, por verse inmerso en mil tareas científicas y sociales complementarias. Entre ellas su participación en el comité científico que investigó en España la preocupante y terrible intoxicación por el aceite de colza.

Su aportación al número 6 sobre la ingeniería genética, la abría con estas palabras:

Es probable que la ingeniería genética sea una de las más originales y significativas innovaciones tecnológicas del siglo XX. Su naturaleza y posibles aplicaciones apasionan a unos mientras preocupan a otros, yendo desde su nacimiento acompañada de notorias polémicas sobre sus riesgos, finalidades e implicaciones.

La cerraba con esta llamada, entonces no muy frecuente, al principio de atención, prudencia, precaución y vigilancia crítica:

El problema más inquietante lo constituye el resurgimiento actual de los defensores del eugenismo de la higiene social, junto con la aparición de las teorías sociobiológicas. Estas ideologías reaccionarias encuentran en la ingeniería genética una posible herramienta para sus fantasías de intervención, preconizando ya, en los EEUU, futuras políticas de población para, mediante biotecnología, mejorar la calidad de los genes (es de suponer que según la perfecta forma wasp: white-anglosaxon-protesant). Ante la importancia de las cuestiones ideológicas y políticas y de las repercusiones sociales que plantean las manipulaciones genéticas, conviene seguir atenta y reflexivamente la evolución de esta innovación biotecnológica.

Manuel Sacristán (1925-1985) insistió siempre en la decisiva importancia de las aportaciones de científicos naturales, ingenieros y técnicos en la revista que él dirigió. Una arista que era necesario cuidar, mejorar, ampliar. Es una lástima, una verdadera lástima, que alguien de la altura científica, humana y política del coautor de Ciencia en el ágora y de Crítica de la (sin)razón nuclear, un gran conocedor y admirador de la obra de Henning Mankell, un científico de currículum inabarcable con numerosos artículos en publicaciones de importancia mundial y reconocimiento unánime, no pudiese colaborar con más frecuencia en mientras tanto, una revista de nombre tan lorquiano y tan decisiva en la formación de ciudadanos y activistas de izquierda de varias generaciones en nuestro país.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.