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Asfixiantes sufijos

Fuentes: An Arab Woman Blues

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Estaba leyendo lo último de Cisjordania acerca de que unos colonos judíos habían atacado una mezquita en el pueblo de Yasuf, convirtiendo en antorcha la biblioteca de la mezquita y escribiendo amenazas de muerte en las paredes: «Vais a pagarlas, os quemaremos a todos» (fuente).

En esta ocasión, el artículo, y esa no es ni la primera ni la única, llamaba a esos culpables judíos de línea dura. ¡Qué bien!

También se suele llamar cristianos de línea dura a los cristianos que agreden a los musulmanes.

Adjetivos como ese de línea dura, o bien extremista, ultra-ortodoxo, fundamentalista, en ocasiones fanático… es lo que casi siempre precede a esos grupos particulares, diferenciándoles del resto de la línea dominante judía o cristiana. De nuevo, ¡qué bien!

¿Pero han reparado en algo en relación con los musulmanes? Yo sí.

He observado una y otra vez el uso específico del lenguaje a la hora de designar a los musulmanes extremistas y de línea dura. No se les llama musulmanes de línea dura, se les llama islamISTAS.

A los judíos y cristianos de línea dura no se les llama judiISTAS o cristianISTAS, pero a los musulmanes de línea dura sí se les llama islamISTAS.

Ya ven que es una diferencia que para mí es importante. Muy importante en estos momentos.

El uso repetitivo de ciertos términos acaba a la larga por impregnar las percepciones de una, y los sufijos poseen esa extraña capacidad de quedarse fijados en nuestros cerebros, en el uso de nuestro lenguaje y, finalmente, en nuestras percepciones.

Cuando una/o dice, lee o escucha la siguiente frase: un judío o cristiano extremista, de línea dura, fanático, hay una grieta, una separación, un espacio entre el adjetivo y el sujeto, y la mente recoge y registra a determinado nivel que no todos los judíos, que no todos los cristianos, son extremistas o fanáticos.

Sin embargo, cuando lees el siguiente título: Los islamistas atacaron…, la mente registra Islam y, por correlación, musulmanes. Así pues, en algún nivel se correlacionan Islam y musulmanes con el sufijo ISTA. Todo el Islam y todos los musulmanes se convierten, en algún nivel subliminal, en islamISTAS.

Esto está tan extendido actualmente que apenas nadie se da cuenta de esos importantes matices, se asumen como se nos ofrecen y no se cuestionan nunca.

En consecuencia, cualquier signo exterior de afiliación religiosa musulmana se tacha automáticamente también de islamISTA.

Una mujer que lleva velo es una islamista, un hombre con barba se convierte en islamista, pero una mujer judía con el pelo cubierto (sí, las mujeres judías religiosas también se cubren el cabello), o un hombre judío con barba, tirabuzones y kippa se consideran «ortodoxos».

Lo mismo ocurre actualmente con un cristiano. Un hombre o una mujer que lleven una cruz inmensa alrededor del cuello no se convierten automáticamente en un/a «cristianista» ante la percepción de los otros.

Por otra parte, se ha llegado a distinguir a los musulmanes, especialmente a los que viven en Occidente, como EL grupo capaz de los actos más extremistas y se les considera en conjunto, a toda costa, como un grupo extremista. A todos se les identifica como islamISTAS.

Pero cuando te pones a pensar en ello, en realidad son EL grupo de personas que ha venido sufriendo los más violentos ataques, perpetrados tanto a nivel individual como colectivo. Ya sean inmigrantes en Occidente o una persona que está sentada en su propio hogar, en su propio país, en su propia tierra: Afganistán, Iraq, Palestina, Pakistán…

Robert Fisk (y Fisk no me vuelve precisamente loca) dijo que había calculado la cifra de soldados extranjeros presentes en el mundo musulmán y que había llegado a la conclusión de que hay actualmente más «soldados» extranjeros/occidentales en el mundo musulmán que en cualquier otra época de la historia y, ciertamente, muchos más que en la época de los Cruzados en la Edad Media. Pero mira por donde son los musulmanes los que son los ISTAS de este mundo y no los cruzados y colonialistas cristianos o judíos.

No es por tanto sorprendente que los musulmanes se sientan asfixiados bajo el peso de esos sufijos con los que el Otro les obsequia y tampoco es ninguna sorpresa que lo que esos sufijos intentan conseguir es asfixiarles.

Sigan asfixiando y atacando a todo un pueblo bajo el título de combatir a los «islamistas» y pueden estar seguros de que todos ellos acabarán uniéndose en su autodefensa.

Fuente: http://arabwomanblues.blogspot.com/2009/12/suffocating-suffixes.html