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Conversación con Joan Lino Martínez, saltador de longitud

«Así es el capitalismo, amigo»

Fuentes: El País

«Así es el capitalismo, amigo», reflexiona con más filosofía que resignación Joan Lino Martínez. «Cuando produces, vales; si no, adiós». Hay días y días, y el de ayer no era el mejor, precisamente, para visitar a Joan Lino. «No me encuentro perfecto, no», admite el saltador de longitud mientras se masajea con suavidad un tremendo […]

«Así es el capitalismo, amigo», reflexiona con más filosofía que resignación Joan Lino Martínez. «Cuando produces, vales; si no, adiós». Hay días y días, y el de ayer no era el mejor, precisamente, para visitar a Joan Lino.

«No me encuentro perfecto, no», admite el saltador de longitud mientras se masajea con suavidad un tremendo costurón, no menos de 10 centímetros, que marca su muslo izquierdo, señal de la operación que reparó un desgarro en su músculo recto anterior en septiembre pasado. «Para ser más preciso, me encuentro al 37% de mi tono vital, que es exactamente en cuanto me han dejado la beca del Plan ADO. Y me acabo de enterar hoy».

Joan Lino, de 29 años, atleta de origen cubano, llegó como agua de mayo al atletismo español en 2004: tomó el relevo natural del decaído Yago Lamela y consiguió una medalla de bronce en los Juegos de Atenas. En 2005, su último año competitivo pleno, ganó el oro en el Europeo de pista cubierta y fue cuarto en el Mundial de Helsinki, puesto que llevaba aparejado para 2006 una beca del Plan ADO de 60.000 euros. Lo que tenía bajo de moral a Joan Lino ayer era que le habían informado de que debido a su falta de resultados en 2006, la ayuda se reducía a 19.000 euros (unos 1.400 euros mensuales), aunque con la posibilidad de recuperar la beca plena con efecto retroactivo si la recupera en los Mundiales de Osaka, el próximo agosto.

«Así es el sistema establecido», explica Ángel Luis de la Fuente, del CSD. «En 2006 no ha tenido resultados deportivos por baja forma y se rebaja su beca. Es una norma muy clara que ha afectado a otros grandes deportistas, como David Cal o los regatistas del 470».

«Pero mi caso no es igual», se rebela Joan Lino, que fue eliminado en las calificaciones del Europeo de Gotemburgo, en agosto pasado. «Será el sistema, pero, fíjense, yo ahora mismo estaría cobrando lo mismo aunque me hubiera pasado todo el año en Cuba tomando mojitos en la playa. Falta de resultados, baja forma… Y no. Yo me lesioné en febrero y estuve todo el año intentando recuperarme de 20.000 maneras. Me habían dicho que una operación en esta zona era muy complicada, y yo estuve compitiendo hasta que vi claro que no me quedaba más remedio que operarme. Por eso fui a Gotemburgo».

Las normas del Plan ADO, en efecto, tienen en cuenta las lesiones para respetar las becas, pero el saltador no estuvo oficialmente lesionado hasta que no se operó. Tampoco su patrocinador tuvo en cuenta el detalle, y se encuentra ahora sin más ingresos que los 1.400 euros de la beca rebajada. «Y tengo que pagar el piso, y la manutención de mi hija…», dice Lino, cuyo recto izquierdo está aún al 50% de su tamaño habitual y que aún no está en condiciones de volver a saltar. «Ya sé que el sistema es el sistema, pero los deportistas no somos máquinas, somos personas».