Tengo la muy acusada sensación de vivir en un país de mentecatos o semisalvajes, que viene a ser lo mismo. Pues sólo un país atrasado, un país que no ha traspasado el nivel de aprobatura política y de convivencia pacífica puede tener a su frente un gobierno y un partido político que se limitan a […]
Tengo la muy acusada sensación de vivir en un país de mentecatos o semisalvajes, que viene a ser lo mismo. Pues sólo un país atrasado, un país que no ha traspasado el nivel de aprobatura política y de convivencia pacífica puede tener a su frente un gobierno y un partido político que se limitan a prestar atención a los aspectos técnicos de la política, pero es incapaz de distinguir diáfanemente que una cosa es una consulta popular o un referéndum y otra una declaración de independencia unilateral. Y digo que es un país atrasado, porque esta sencilla premisa no sólo no la quiere captar el gobierno y sus secuaces. Tampoco la ven ni la quieren ver ni se expresan en esos términos los políticos que no son del gobierno. Y tampoco la casi totalidad de periodistas que braman y echan sapos y culebras contra una decisión tan lógica, tan democrática y tan útil como la convocatoria del 1 de Octubre en Catalunya.
Critican a los países árabes por sus bárbaras decisiones sobre la vida pública. Critican a Venezuela porque se dice es una dictadura… (aunque con ambos espacios territoriales se hagan transacciones comerciales multimillonarias). Persiguen con saña a los partidos emergentes que han dado un salto cualitativo en la altura de miras. Destruyen discos duros o queman miles de legajos comprometedores… Y luego califican de ilegalidad lo que les conviene cuando ellos permanecen dentro de ella. Y al mismo tiempo convierten el asunto de la consulta catalana en un «casus belli».
La atrocidad nos hace a muchos que nada tenemos que ver con Catalunya, desear profundamente que no nos confundan en el exterior con un español de los que vienen dominando en España durante siglos, esos que hacen las leyes a su gusto, y luego las interpretan los jueces como quieren los jerifaltes mal llamados ahora políticos porque son literalmente salvajes de la especie de los cretinos….
Jaime Richart, Antropólogo y jurista.
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