Algo se mueve en la fiesta de las fallas. Tras décadas de monopolio absoluto por parte de la derecha local, se abren pequeñas grietas en la hegemonía conservadora. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberà, ha visto desde el balcón de la Plaza del Ayuntamiento, por primera vez, pancartas contra la corrupción señalando a su partido […]
Algo se mueve en la fiesta de las fallas. Tras décadas de monopolio absoluto por parte de la derecha local, se abren pequeñas grietas en la hegemonía conservadora. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberà, ha visto desde el balcón de la Plaza del Ayuntamiento, por primera vez, pancartas contra la corrupción señalando a su partido y tarjetas rojas de protesta. Todo un sacrilegio hasta la presente edición de las fallas. En paralelo, pequeñas iniciativas continúan sumando fuerzas para que las fiestas recobren su modestia, espíritu satírico y orígenes populares. Pau Cantarell y Marc Gonzalo, miembros activos de las «Falles Populars y Combatives», apuestan por unas fiestas «contraculturales, las de toda la vida, fuera del control del ayuntamiento y de las comisiones falleras».
¿Qué mensaje pretenden proyectar a la sociedad las «Falles Populars i Combatives»?
Aspiramos a vivir la fiesta en la calle; recuperar las fallas como fiesta popular y abierta a todo el mundo; también pretendemos que vuelva la sátira, la crítica, la contracultura y, además, contribuir a la construcción de un contrapoder. Sin intervención del Ayuntamiento de Valencia ni de las juntas falleras. En otras palabras, lo que han sido las fallas toda la vida. Otro punto importante es que toda nuestra actividad se desarrolle en lengua valenciana. También destacamos la idea de «integración»: a cualquier persona que participe en las «falles populars» se le considera fallero; no hacen falta indumentarias especiales; además, todo el trabajo se realiza de manera voluntaria. Músicos, artistas y demás colaboradores no cobran por su labor.
¿Cómo se organiza la iniciativa y de qué manera se financia?
«Falles Populars i Combatives» es un proyecto autogestionario que se organiza y toma las decisiones de manera asamblearia. Para financiarnos, en 2012 hemos adoptado por primera vez la idea del «micromecenazgo» a partir de pequeñas aportaciones, a cambio del derecho simbólico a un «llibret» de falla, salir como personaje en un desfile o un «mocador» (pañuelo). Hemos desarrollado esta fórmula mediante las redes sociales. En ediciones anteriores vendíamos camisetas para sostener el proyecto, pero siempre perdíamos dinero.
¿Cómo surgen las «Falles Populars i Combatives»?
El año que viene cumplimos una década. Las «Falles Populars i Combatives» nacen a iniciativa de algunas organizaciones sociales, primero en Ciutat Vella y después en otros barrios como Benimaclet y el Cabanyal. Los orígenes son muy humildes, pero a partir de 2006 se organizan también conciertos y actividades más vistosas. La evolución se ha dado muy poco a poco. Hay que valorar muy positivamente que la iniciativa se haya mantenido una década y que 165 personas participen este año, por primera vez, en el «micromecenazgo». Es éste un salto cualitativo muy importante.
¿Qué colectivos sustentan el proyecto?
Sobre todo, centros sociales. En Ciutat Vella, el «Racó de la Corbella» y «Ca Revolta»; en el barrio de Benimaclet, el centro social «Terra»; también participan «L’Escola» de el Cabanyal y «El Cau dels Dimonis» en la barriada de Campanar, entre otros. Lo decisivo es que se trata de espacios que, de manera gratuita, abren sus puertas a cualquier expresión política y cultural que se base en la crítica y la autogestión. Se organizan actividades muy plurales. De hecho, no hay una orientación política estricta.
¿Qué herramientas utilizáis para la difusión de la iniciativa?
En los meses previos a las fallas utilizamos las redes sociales y una página web que hemos habilitado. Ya en marzo, cuando se acercan las fiestas, difundimos «Moixama», nuestro particular «Llibret de Falla», donde difundimos la programación con la característica acidez y socarronería fallera. Es una publicación gratuita y realizada íntegramente en valenciano, con secciones de cómic para niños y niñas, crítica política y anuncios sarcásticos. Los bares, sobre todo de Ciutat Vella, Russafa y Benimaclet, que financian «Moixama», se publicitan en la revista y además la distribuyen en sus locales.
En cuanto a la programación para este año, ¿Qué actividades destacaríais?
Celebramos les «Albaes de Benvinguda» con el versador Josemi Sánchez, Trini y Apa, en las que se transmite la idea de sátira y socarronería. También organizamos una «Calçotada popular» antirrepresiva; en 2012 está prevista además una falla móvil que se desplazará a cada acto programado. Ésta se realizará con material de reciclaje: muebles viejos, tela y cartón, con lo que intentamos recuperar el espíritu tradicional de la fiesta. Danzas, «Cant al Rap», conciertos de «Obrint Pas» y «Esoc» y un maratón fotográfico destacan también en la programación. El domingo 18 de marzo celebramos uno de nuestros clásicos, el VIII Concurso de Paellas. Decimos que es «internacional» porque llevamos un jurado de japoneses, senegaleses o gente de otros países.
¿Cómo se posicionan les «Falles Populars i Combatives» respecto a las fallas convencionales?
En este punto nos gustaría ser muy claros. Nuestro discurso se construye en positivo, es decir, apostamos por una vuelta a los orígenes y a la fiesta como crítica y sátira, no a la estética por la estética. Pero, insistimos siempre, cada uno puede hacer lo que quiera. No se trata de atacar a las fallas oficiales, sino de plantear unas fallas diferentes. Es así como defendemos nuestra alternativa. Por otro lado, trabajamos desde la humildad. No inventamos nada, volvemos a la fiesta de toda la vida. Otras fallas, como la de «Arrancapins», que cuentan con Comisión Fallera, al igual que las fallas convencionales, también mantienen un espíritu crítico.
Por último, ¿Qué os parecen las «Intitifalles», es decir, las protestas convocadas en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia contra la corrupción del PP y la política de recortes, mientras se dispara la «mascletà»?
Les «Falles Populars i Combatives» no participan como colectivo en las «Intifalles». Es ésta una convocatoria abierta, realizada desde Internet que nos parece bien, como cualquier otro espacio en el que se desarrolle la crítica al poder. Sobre la polémica generada por los abucheos y las protestas a la alcaldesa y los altos cargos políticos durante les «macletaes», opinamos que el poder no tiene que delimitarnos los espacios de crítica. No podemos dejarles que lo hagan. Si por ellos fuera, nos enviarían a un polígono industrial fuera de la ciudad. Nunca permitirían protestas en la Plaza del Ayuntamiento en plenas fiestas falleras.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.