In memoriam Nicolás Cachinesky (Tío Hilito) A una hora y media de Cracovia, en el pueblo Oswieçim, al que las tropas nazis re-nombraron Auschwitz, después de atravesar los bosques que describe Primo Levy, Yo atravesé estos campos invernales Yo recorrí estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en […]
In memoriam Nicolás Cachinesky (Tío Hilito)
A una hora y media de Cracovia, en el pueblo Oswieçim, al que las tropas nazis re-nombraron Auschwitz, después de atravesar los bosques que describe Primo Levy, Yo atravesé estos campos invernales Yo recorrí estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en busca de un baricentro, de cualquiera que fuera capaz de acogerme. Era verdaderamente la desolación hecha paisaje; después de intentar esquivar la burla siniestra de «el trabajo hace libre» (Arbeit macht frei), Auschwitz sigue ahí.
Espectralmente desnudo, Auschwitz sigue ahí.
Casi terminando 1939, con el objeto de descongestionar las cárceles de Silesia y para poder incorporar nuevos contingentes de presos, el Alto Mando de la SS y la Policía de Wroclaw (Breslau) ocuparon un cuartel abandonado por el ejército polaco, alejado de cascos urbanos, con mucho terreno para futuras ampliaciones, era además un punto de gran importancia en la red ferroviaria. En abril de 1940 se ordenó la creación del campo de concentración de prisioneros, su primer comandante fue Rudolf Höss y los inaugurales presos fueron polacos, destinados a trabajar en las obras de construcción y extensión. De los 20 edificios, 14 tenían una sola planta y los 6 restantes, dos; y a todos se les añadió un piso y se construyeron 8 nuevas edificaciones. En 1942 en los 28 pabellones había entre 13.000 y 16.000 prisioneros. Los presos eran instalados también en sótanos y desvanes. Con el aumento del número de presos también lo hacía la extensión territorial del campo. Es probable que Auschwitz haya sido el mayor centro de genocidio nazi: cerca de un millón y medio de personas asesinadas.
Espectral y desnudo. Tal vez estos cuervos que picotean en este recién comenzado 2008, estén emparentados con aquellos que Víktor Frankl observaba desde alguno de estos barracones, que sólo quedan habitados por la soledad y el frío que deja tanto quebranto e indignación. A pesar de las manipulaciones de los estados comprometidos, sorteando las maniobras políticas, Auschwitz sigue ahí.
Los campos de Oswieçim (KL KonzentrationsLager -Auschwitz I) y en Brzezinka (KL Auschwitz-Birkenau) se mantienen como museo, descarnado, desguarnecido, estacionado en el tiempo del espanto.
El campo base era KL-Auschwitz (stammlager). En 1941 se comenzó la construcción de un segundo campo, Auschwitz-Birkenau, a 3 kilómetros del primero. Durante los años 1942 y 1944, se creó una red de campos subordinados, y se ubicaron cercanos a las grandes fábricas y minas, para aprovechar la mano de obra esclava de los prisioneros. Trajeron prisioneros de todas las zonas y países ocupados.
En Auschwitz-Birkenau se mantienen los restos de cuatro crematorios, de cámaras de gas y de piras, la plataforma ferroviaria donde se realizaba la selección de los deportados, y un estanque donde iban las cenizas humanas que luego eran vendidas para abono para los campos, o drenaje de pantanos o simplemente eran vertidas en los ríos o estanques de las cercanías. En Oswieçim (KL-Auschwitz I), se conserva el «bloque de la muerte». Permanecen aún barracas donde vivían los reclusos, las puertas principales, torres de vigilancia y la alambrada.
Algunas de las instalaciones destruidas por los SS, (Schutzstaffel: Escuadrones de Protección) fueron reconstruidas con elementos originales, tal como el horno crematorio I, que fue apresuradamente desmontado como otros componentes con el objeto de borrar las huellas incriminatorias; pero se reconstruyó, como también el paredón de las ejecuciones y la tarima de la horca colectiva donde se realizaba en recuento en las formaciones de los prisioneros.
A diario los presos atravesaban el portón coronado, «el trabajo hace libre», y en una pequeña plaza con una tarima que se conserva, la orquesta del campo era obligada a tocar marchas para agilizar los movimientos de de los presos.
Desde distintas salas se inicia un recorrer desde el silencio, no para acercarse a los testigos, vestigios y testimonios, no. El conjunto viene a asomarse a la capacidad de espanto que tenemos.
Al iniciar esta suerte de antiguo y obligado abrazo, una urna contiene parte de las cenizas recogidas en el campo. En la sala contigua, está la documentación con las causas de defunción con intervalos de 5 y 10 minutos… En cinco meses murieron 8.320 personas en las cámaras de gas. Los libros de registros fueron incautados y escondidos por los prisioneros. En ellos hay 21.000 nombres de gitanos, pero ciertamente que Auschwitz estaba destinado casi en exclusiva a presos judíos europeos.
Entre estaciones y en invierno un olor se esparce por el aire: el olor ácido del carbón. Pero para nosotros, o el menos para mí, es el olor del Lager. (Primo Levy)
Las personas traídas a Auschwitz llegaban convencidos que iban a ser trasladados a granjas en Europa del este, por lo que los deportados traían consigo los objetos más valiosos. Después de un viaje de 7 a 10 o más días, en trenes de carga precintados (Primo Levy) al abrir las puertas, caían en el terraplén donde los médicos de las SS hacían una selección de los que eran útiles para trabajar y los que iban directamente a las cámaras de gas. En esta sala está el mapa marcado en rojo los puntos donde se cometían los crímenes masivos.
En la sala siguiente hay una maqueta de la cámara de gas y el crematorio, fotos de personas que entran en los vestuarios convencidas que iban a una ducha; otra sala subterránea imitaba un cuarto de baño con las duchas en el techo de las que nunca salía agua. Después de cerrar herméticamente la puerta, los SS echaban por los agujeros del techo el gas ZYKLON B,(1) la gente moría en 15 o 20 minutos, luego los cuerpos eran despojados de dientes, de joyas, les cortaban el pelo y eran transportados a los hornos crematorios. Cuando el Ejército Rojo liberó Auschwitz, (el Ejército Rojo que no los aliados) encontraron miles de kilos de cabellos humanos, casi 7.000, que las autoridades no llegaron a vender como lo hacían para la producción de telas de crin. Los dientes de oro eran fundidos en lingotes. Todos los bienes de los deportados eran clasificados, almacenados, y enviados al III Reich, para las necesidades de las SS.
Los SS de la guarnición se confundían con los cuervos que allí pululaban.
El día antes de abandonar el campo, los SS prendieron fuego a 30 barracones.
Pero ahí siguen montañas de gafas, de zapatos, de cepillos, de brochas, montañas de valijas. Talit (mantos para orar); zapatos, prótesis, ropa de niños, y las fotos, rostros que miran la luz con desconcierto y perplejidad.
En 1943 se empezó a tatuar en los antebrazos de los prisioneros los números de registro. Auschwitz fue el único campo donde se empleaba el tatuaje. En una vitrina están lo uniformes con los distintivos, tristes pijamas grises de arpillera con una absurda clasificación: triángulos rojos; presos políticos, estrella de David amarilla: judíos; triángulo negro; gitanos y prisioneros a-sociales; triángulo morado: testigos de Jehová; triángulo rosa: homosexuales, y triángulo verde: «criminales» (¿?)
La mano de obra era utilizada en la construcción de nuevos bloques, carreteras y desaguaderos. Se recuperaron cuadros hechos por los prisioneros que dan testimonio de diversas situaciones de la vida en el campo de concentración. Los niños recibían el mismo trato que los adultos y los seleccionados para permanecer en el campo eran registrados como presos políticos. Los mellizos eran separados para los experimentos genéticos de Joseph Menguele.
En los camastros solían dormir dos o más presos. El hospital era una antesala funesta, y los médicos Carl Clauberg y Horst Schumann llevaban a cabo ensayos de técnicas de esterilización. Los pabellones 10 y 11 tenían las ventanas tapiadas para ocultar el paredón de las ejecuciones. Estaban además las celdas para interrogatorios y una destinada a los presos condenados a morir de hambre.
En las paredes están las inscripciones… vaya a saberse con qué magia se escribieron…
El crematorio está situado fuera de la alambrada principal del campo. En el crematorio se quemaba cerca de 350 cuerpos diarios; la empresa Topf und Sóhne de Erfurt construyó los hornos(2) Delante de la entrada en el lugar donde estaba antes la oficina de la GESTAPO (Geheime Staatspolizei: policía secreta del estado) se encuentra el patíbulo de la horca en la que fue ejecutado el primer comandante de Auschwitz, Rudolf Höss (3) el 16 de abril de 1947.
En Auschwitz-Birkenau el suelo de los barracones era de tierra apisonada, se convertía en un barro permanente. Las reclusas dormían en camastros de 3 niveles cubiertas con pajas, 1.000 presos por barracón, 300 barracones. En los suelos se construyeron tiros de chimeneas para calentar el interior con el humo que pasaba por ellos; aún hoy subsisten las marcas de las manos sucias, de las palmas heladas en los 45 de ladrillo y 22 de madera que quedan intactos. Había cuatro crematorios con cámaras de gas.
En agosto de 1945, se calcula que sólo en Auschwitz-Birkenau había 100.000 hombres y mujeres.
Se mantienen aún torretas de centinelas, la torre de mandos desde donde se divisa el conjunto de instalaciones, frente a ella la plataforma de descarga donde llegaban la mayoría de los trenes; vías de trenes que no iban a ninguna parte.
Y tal como en otros sitios hay unas flores temerosas y unas respetuosas piedritas. El silencio lo ocupa todo, y, deja inerme.
Pero en ese monstruoso conjunto de muerte, también hubo resistencia, desde la ayuda mutua a la actividad clandestina que los prisioneros desarrollaban contra las SS. El tener contactos con la población civil de los alrededores hacía posible introducir clandestinamente paquetes de medicinas y alimentos y a su vez se informaba sobre los crímenes que se perpetraban. Los envíos eran escondidos en diferentes objetos especialmente preparados para ello; la correspondencia entre el campo y la resistencia estaba en clave. (4). Otra de las tareas de la resistencia organizada dentro del Lager era la realización de fotografías.
El 7 de octubre de 1944 el crematorio número IV fue parcialmente destruido en la sublevación organizada por prisioneros judíos. Los presos de dos Comandos Especiales de los crematorios (más de 400 judíos principalmente húngaros y griegos) volaron el Crematorio y atacaron a los vigilantes de las SS, con granadas fabricadas por ellos mismos, e intentaron huir; murieron 451 prisioneros, 3 SS y se fugaron 802 reclusos. El crematorio quedó inutilizable. Todo comenzó cuando un grupo de jóvenes mujeres judías, que realizaban trabajos forzados en la fábrica de municiones «Uniónworke» en Auschwitz, lograron suministrar clandestinamente, durante medio año y bajo condiciones muy difíciles, pólvora a la organización de la resistencia. La pólvora era entregada a un miembro de la resistencia que trabajaba en el almacén de ropas, que a su vez la pasaba al «Comando Especial». Con esa pólvora los presos del Comando Especial llevaron a cabo la revuelta. Tras exhaustivas investigaciones, la Sección Política del campo de Auschwitz descubrió que la pólvora procedía de la fábrica Unión. Las cuatro mujeres involucradas, Ala Gertner, Roza Robota, Regina Safirsztajn y Estucia Wajcblum, fueron ahorcadas el 6 de enero de 1945, tres semanas antes de la liberación del campo de Auschwitz. Estos fueron los últimos ahorcamientos llevados a cabo antes de la liberación por los soldados del Ejército soviético.
En algún punto del horizonte las miradas de los antiguos pobladores, se cruzan con las conciencias desnudadas de los ojos que hoy lo miran.
Auschwitz a pesar de ser la representación de la barbarie del siglo XX, ha salido del nazismo y se ha reencontrado en otros genocidios, que sin su dimensión brutal, han repetido pautas similares: planificación del terrorismo de Estado, exterminio de grupos, legitimación social a través de los aparatos estatales… pero junto a los edificios descarnados o adornados, detrás del silencio y la suspensión de vida, emergen los sobrevivientes armados de memoria, para que no sea tan insoportable la herida, y sólo sea la desolación del paisaje de los bosques invernales, la que encuentre Primo Levy.
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Notas
(1) La empresa Degesch productora del gas, entre 1941 y 1944 ganó 300.000 marcos por la venta de producto, entre 1942 y 1943 se gastaron 20.000 kilos de este gas, según Höss se necesitan de 5 a 7 kilos para matar a 1.500 a 2.000 personas, además de las latas, y los cristales del gas que parecen chicles, están los documentos de recogida del gas. En la actualidad dicha empresa sigue operando. Die Hoch- + Tiefbau AG wurde 1943 gegründet «Detia Degesch GmbH, una empresa del Grupo Detia Freyberg, se ha especializado en el desarrollo, la fabricación y distribución de productos plaguicidas con el fin de proteger las provisiones almacenadas y en el campo de insecticidas domésticos, disponiendo de una oferta de soluciones inteligentes. Detia Degesch GmbH como empresa familiar que es, tiene una antigua tradición de más de 175 años. A nivel mundial, Degesch produce en cinco fábricas (Chile, México, Sudáfrica, EE.UU. y la República Federal de Alemania) y exporta a más de 120 países».
(2) La empresa Topf und Söhne (Topf e hijos) quedó dividida después de la guerra; la parte de la empresa que quedó en zona occidental aún existe, continúa haciendo hornos y equipos de calefacción, bajo otro nombre comercial.
(3) Rudolf Höss fue su director hasta el verano de 1943, le reemplazó Arthur Liebehenschel y posteriormente Richard Baer. Höss fue capturado y juzgado en el Proceso de Nüremberg, y condenado a muerte por ahorcamiento en 1947 delante del crematorio de Auschwitz I. Liebenschel fue juzgado también por un tribunal polaco y ejecutado en 1948. Baer logró evadirse y vivir con otra identidad en Baviera hasta que fue reconocido y arrestado; murió antes del juicio en 1960.
(4) Una de las personas de la resistencia polaca y la única conocida que se haya internado voluntariamente en el campo de concentración de Auschwitz fue Witold Pilecki, (1901-1948) soldado de Armia Krajowa (organización de resistencia polaca a la ocupación nazi) quien participó activamente en el movimiento clandestino que funcionaba dentro del campo, enviando mensajes al exterior, escapó en 1943 y participó en levantamiento de Varsovia. Fue ejecutado en 1948 por las autoridades polacas. .