Esa es la frase que escuché al final de una conversación entre un animador de organizaciones sociales y un ingeniero en construcción. Hablaban de sus actividades, de las dificultades que encontraban, del entusiasmo que ponían en sus respectivos trabajos. El ingeniero terminó felicitando al animador social: “¡Bravo, porque estás haciendo crecer la vida!” Pensé entre mí: ¿No será esta la tarea y la misión de cada ser humano? Hacer crecer la vida en todo lo que hagamos con entusiasmo en medio de las dificultades. Muchas veces asumimos un sinnúmero de actividades, limitándonos a un crecimiento material o profesional, sin saber bien a qué sirve ni a quién, preguntándonos por qué existimos y para qué vivimos. Allí está la respuesta: ¡Hacer crecer la vida, toda vida, juntos, sencillamente y sin desmayar!
En estos tiempos de elecciones es bueno preguntarnos cómo hacer crecer la vida en la situación actual de nuestro país. Con los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso hemos experimentado un proyecto de muerte, de traición, corrupción descarada, destrucción de la naturaleza e empobrecimiento creciente de la mayoría de los ecuatorianos. Con la decisión de disolver la Asamblea legislativa tomada por el presidente Lasso, estamos en una situación parecida a la de un partido de fútbol catastrófico detenido por el árbitro en el medio del segundo tiempo. El primer tiempo era dirigido por el técnico Lenin Moreno asesorado por Guillermo Lasso y el segundo tiempo por el mismo Lasso. Nos damos cuenta que se trata no sólo de detener un partido, sino de cambiar las reglas del juego para salir del desastre de un juego descabellado y peligroso para los jugadores.
Lastimosamente en esta campaña electoral todos los candidatos, menos el binomio de la Revolución Ciudadana, están por la continuidad de la reglas que benefician una minoría de ciudadanos ricos a costa del empobrecimiento de los demás. Es tiempo de votar por un cambio porque esta mayoría de candidatos sin partidos políticos ni programa alternativo no va a traer ningún cambio sino la continuidad de un modelo económico agotado. O seguimos con una economía capitalista que nos empobrece o buscamos progresar hacia hacia un compartir más equitativos de las riquezas nacionales como ya lo hemos experimentado durante los 10 años anteriores al presidente Moreno.
Con esta campaña electoral repetimos lo que pasó en Brasil con el presidente Bolsonaro el año pasado que quería asegurar la continuidad de un régimen opresor de los pueblos y destructor de la naturaleza. ¡Ojalá elijamos a un presidente parecido a Ignacio Lula da Silva! Cuando tenía lugar la campaña electoral brasileña, un grupo significativo de obispos escribió una carta iluminadora que orientaba el voto consciente y acertado. Comenzaban denunciando ‘una economía que mata’ y destruye la naturaleza, en particular en la Amazonía. Denunciaron que “vivimos durante cuatro años bajo el reinado de la mentira, el secretismo y la información falsa. Las fake news (noticias falsas) se han convertido en la forma ‘oficial’ de comunicación entre el Gobierno y el pueblo”… “Hay 2 proyectos para Brasil: uno democrático y otro autoritario; uno comprometido con la defensa de la vida, a partir de los empobrecidos, el otro comprometido con ‘la economía que mata’; uno que cuida la educación, la salud, el trabajo, la alimentación, la cultura, otro que menosprecia las políticas públicas, porque desprecia a los pobres”… “La Iglesia no tiene partido, ni lo tendrá nunca, pero tiene un lado y lo tendrá siempre: el lado de la justicia y la paz, de la verdad y la solidaridad, del amor y la igualdad, de la libertad religiosa y del Estado laico, de inclusión social y buen vivir para todos”… “Los ministros de la Iglesia no pueden dejar de tomar posición cuando se trata de defender la vida de los seres humanos y la naturaleza”… “No hay lugar para la neutralidad cuando se trata de decidir sobre dos proyectos para Brasil”… Nosotros en Ecuador bien podemos aplicar estas orientaciones al caso ecuatoriano y votar por un proyecto de vida contra un proyecto de muerte.
En cuanto a las elecciones de legisladores, debemos dar al nuevo binomio presidencial una mayoría legislativa que le permita lograr cambios significativos para empezar un cambio radical de la organización estatal y nacional. No podemos confirmar a legisladores que sólo buscan privilegios personales y se oponen a mejorar las condiciones de vida en la que nos encontramos la inmensa mayoría de los ecuatorianos.
La pregunta sobre la prohibición de la extracción petrolera en la zona amazónica del Yasuní es muy importante. Nos damos cuenta cada vez más que el cambio climático por la destrucción de la naturaleza nos está trayendo consecuencias desastrosas. Proteger la naturaleza y defenderla es un deber impostergable. No se puede seguir destruyendo la Amazonía y sus pueblos en el territorio ecuatoriano. Por eso el ‘SÍ’ favorecerá la protección de la Amazonía y de sus pueblos, abrirá un futuro mejor para las generaciones venideras y obligará al gobierno implementar la creación de energías alternativas al petróleo, porque sí, hay energías alternativas al petróleo.
Nuestro país necesita un resurgimiento de gentes con buena voluntad decididas a colaborar por una vida mejor para todos. Es nuestra tarea de ciudadanos conscientes y organizados. Hagamos crecer la vida allí donde Dios nos ha sembrado. No desperdiciemos nuestro voto. Seamos en estas elecciones “sal, luz y fermento” del Ecuador que soñamos.
Pedro Pierre: Sacerdote diocesano francés, acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador, país adonde llegó en 1976.
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