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Breve noticia de muchas partes

Fuentes: Rebelión

Para C., que lleva el nombre de Cienfuegos y de Torres. Como dudo o no recuerdo exactamente la fuente, no doy la necesaria referencia. De joven leí en repetidas ocasiones una consideración que entonces me pareció una locura política, puro irrealismo político. Un disparate, un non-sense. La reflexión: nuestro programa mínimo no puede ser otro […]

Para C., que lleva el nombre de Cienfuegos y de Torres.

Como dudo o no recuerdo exactamente la fuente, no doy la necesaria referencia. De joven leí en repetidas ocasiones una consideración que entonces me pareció una locura política, puro irrealismo político. Un disparate, un non-sense. La reflexión: nuestro programa mínimo no puede ser otro que el comunismo; es también nuestro programa máximo.

En tiempos de revueltas, y también, no olvido, de contención social y rabia contenida en otros lugares del mundo, me da que la única posibilidad de intervención real, fructífera, transformadora, de las izquierdas es mantenerse fieles, con el sosiego, paciencia, realismo y la racionalidad que la situación requiera, a ese punto de vista. Sea cual sea la lucha emprendida, sea cual sea la finalidad de la movilización, el horizonte de comunidad socialista y los valores que le son anexos -su lema: «Nosotros no confundimos valor y precios. Aquí no rige el color del dinero»- deben están incorporados, deben estar muy presentes, en el orden del día del combate. Se luche por el derrocamiento de un tirano golpista corrupto, por mejoras salariales, por la anulación de una deuda irresponsable, contra la violencia de género, contra el ecosuicidio de la especie humana o por defenderse ante una infame contrarreforma de las pensiones públicas.

Argumentación: véase el clásico de Willian Morris, Noticias de ninguna parte. «En lugar de las aspiraciones insatisfechas rebelándose contra la pobreza del presente, las aspiraciones realizadas revelan la pobreza del pasado». Es Edward P. Thompson quien escribe. Prosigue más adelante: «A Morris no le preocupa la mecánica social, sino las personas, sus relaciones, sus valores, sus placeres en los detalles de la vida. Y qué notables son sus intuiciones bien se refieran al amor, al trabajo..», o a la vida comunal añade.

De eso se trata: de abonar la vida comunal, sea cual sea la variante socialista y su grado de realización, entre los entresijos del sistema incivilizatorio. Este es el programa de nuestra hora. El único.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.