Recomiendo:
0

Cronopiando

Bromas elocuentes

Fuentes: Rebelión

Philip Goldberg, embajador estadounidense en Bolivia, ha pedido disculpas en estos días al gobierno y pueblo boliviano por lo que él mismo ha considerado un chiste, una simple e inofensiva gracia destinada a «distender» las relaciones entre Estados Unidos y ese país latinoamericano. A raíz de que Evo Morales propusiera en la ONU trasladar la […]

Philip Goldberg, embajador estadounidense en Bolivia, ha pedido disculpas en estos días al gobierno y pueblo boliviano por lo que él mismo ha considerado un chiste, una simple e inofensiva gracia destinada a «distender» las relaciones entre Estados Unidos y ese país latinoamericano.

A raíz de que Evo Morales propusiera en la ONU trasladar la sede de ese organismo a otro país, el embajador Goldberg manifestó que, por ese camino, nada de extraño tendría que el presidente boliviano pretendiera también el traslado de sede de Disneylandia.

Ante la indignada protesta de la cancillería latinoamericana por el exabrupto del representante del Imperio, el embajador se disculpó en el más genuino estilo «americano», culpando a los demás de sus disculpas, reprochando que nadie advirtiera lo que sólo pretendía ser una broma, una divertida gracia ante la «insólita» pretensión del líder aymara.

Ocurre, sin embargo, que no es la primera vez que en el propio seno de las Naciones Unidas se pide el traslado de la sede de esa organización a otro país. De hecho, y desde hace ya bastantes años, viene siendo una constante la demanda del cambio de sede, entre otras razones, por la permanente vulneración de los Estados Unidos de los acuerdos que rigen el funcionamiento de esa organización internacional, llegando, incluso, a negar la visa a representantes de países miembros de Naciones Unidas o creando toda clase de dificultades a funcionarios y delegados de las naciones representadas en esa institución, para no hablar de invasiones a países miembros por parte del ejército estadounidense en contra del parecer de Naciones Unidas o de la negativa de los Estados Unidos a aportar los recursos económicos comprometidos a organismos como la UNESCO.

El problema con las «bromas», especialmente, cuando son tan burdas, tan zafias, es que suelen poner en evidencia a los bromistas, por más embajadores que sean. Y en evidencia ha quedado el embajador estadounidense al no reparar en la diferencia que existe entre una empresa privada estadounidense, como Disneylandia, de una organización internacional, «propiedad» de algunos cientos de países.

Estados Unidos puede hacer lo que le venga en gana con Disneylandia o con los Spurs de San Antonio o los Medias Rojas de Boston porque son empresas estadounidenses, sujetas a sus reglas y procedimientos. La Organización de Naciones Unidas no es su propiedad, y si su sede se estableció en Nueva York fue porque así lo decidieron los países miembros en su día, decisión que, perfectamente, puede y debió modificarse la primera vez que Estados Unidos irrespetó sus compromisos al respecto.

El estúpido «chiste» de Philip Goldberg dos cosas pone de manifiesto. La primera, su creencia, temo que compartida por el gobierno que representa, de que Naciones Unidas es un organismo estadounidense, «made in USA», obligado a responder exclusivamente a sus intereses. La segunda, todavía más elocuente y dolorosa, que ninguna diferencia existe entre Naciones Unidas y Disneylandia. Y en eso, a mi pesar, debo darle la razón al embajador.

Hasta me parece oportuno que, dadas las circunstancias, se trasladen las reuniones de su asamblea general a su famoso parque de atracciones, para que sesionen, sin necesidad de quitarse las caretas, Micky Mouse, Pluto, Popeye, el pato Donald y demás alimañas de la fauna de Disneylandia; para que puedan Tom y Jerry extorsionar graciosamente a sus oponentes y llenar el hemiciclo de perros y ratas; para que el Consejo de Seguridad quede conformado, finalmente, por sus más eméritos representantes: el Capitán Garfio, Cruella De Vil y la madrastra de Cenicienta.

Es decir, tal como ahora, pero sin disfraces.

([email protected])