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¡Buenas noches!

Fuentes: Rebelión

¡Buenas noches! fueron las palabras de Javier Valdez en el ocaso de aquel 11 de septiembre del 2011 agradeciendo el Premio Internacional de Libertad de Prensa, otorgado a este bravo periodista de La Jornada, a este escritor mexicano de verdades y denuncias, por el Comité para la Protección de Periodistas en Nueva York. Buenas noches, […]

¡Buenas noches! fueron las palabras de Javier Valdez en el ocaso de aquel 11 de septiembre del 2011 agradeciendo el Premio Internacional de Libertad de Prensa, otorgado a este bravo periodista de La Jornada, a este escritor mexicano de verdades y denuncias, por el Comité para la Protección de Periodistas en Nueva York. Buenas noches, que ayer se volvieron silencio y polvo de primavera, acalladas por balas mercenarias a sueldo de narcotraficantes y gobierno en Culiacán, en el estado de Sinaloa.

«En Culiacán, Sinaloa, México, es un peligro estar vivo, y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos, que están en el narcotráfico y en el gobierno. Un piso filoso y lleno de explosivos. Esto se vive en casi todo el país. Uno debe cuidarse de todo y de todos. Y no parece haber opciones ni salvación. Y muchas veces no hay a quién acudir», escupió con tristeza Javier Valdez aquel anochecer en New York con 21 años de periodista, por entonces, a su espalda, hechos de expresiones de calle, de abrazos y apretones de mano.

Buenas noches, Javier Valdez. Hoy, si acaso, recordarte con los versos que escribiera Unamuno: «Sí, lector solitario, que así atiendes / la voz de un muerto, / tuyas serán estas palabras mías / que sonarán acaso / desde otra boca, /sobre mi polvo / sin que las oiga yo que soy su fuente. / ¡Cuando yo ya no sea / serás tú, canto mío! / ¡Oye la voz que sale de la tumba / y te dice al oído / este secreto: / Ya no soy yo, hermano!»

Y poco más, un recuerdo agradecido y una lágrima en una flor sobre tu vida, que fue, y tus crónicas y tus escritos, que quedan.

En Culiacán, en Madrid y en Bilbao… la voz crítica, la denuncia institucional siguen amenazadas por las balas mercenarias de narcos y del poder. Es mentira la transparencia que venden y la democracia e igualdad que pregonan, y es verdad la compra y el mercadeo de gentes, el montaje de txiringitos, de organismos sumisos y aplatanados, amancebados desde las instituciones, elegidos desde la amistad y el amén. La corrupción, hoy tan pregonada en radios y periódicos, tan en boca de todos, tan arraigada en el PP y sus gentes, en el PSOE y sus filiales, tan denunciada en la tele y en las redes, se esparce en nuestra sociedad como gangrena humana. Somos clientela, vendibles a precio, somos oferta barata y tú, don Javier Valdez, bien lo sabes.

Las tardías y perezosas indagaciones judiciales entre nosotros están descubriendo firmas de funcionarios institucionales, redactando escritos y papeles al antojo del jefe por unas botellas de vino o unos miles de euros. Funcionarios, que dejaron de lado su función y se convirtieron en lacayos de pajarita, yates, viajes y merendolas. Hombres y mujeres, que tras una carrera de años y unas oposiciones duras, abandonaron su dignidad humana en atajos de la vida. Emigran de la dignidad y autonomía humana para inmigrar, adentrarse y cobijarse en una esclavitud dorada.

Buenas noches, Javier Valdez, pero cuánto me gustaría que tu voz de muerto, tus palabras sonaran esta tarde y esta primavera en otras bocas desde tu polvo, que eres su fuente.

¡Ojalá que hoy, que ya no eres, se escuche tu voz, que sale de la tumba!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.