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Burguesía, independencia nacional y socialismo

Fuentes: Rebelión

«Cuanto más nacionales sean los polacos, más internacionales serán». Friedrich Engels Teresa Berríos, una mujer puertorriqueña conciente de la opresión nacional que viven los pueblos en vías de desarrollo a mano de las grandes potencias capitalistas, me formula dos preguntas. Primera: ¿qué relación establecieron Marx y Engels entre la independencia nacional y el socialismo? Y […]

«Cuanto más nacionales sean los polacos, más internacionales serán». Friedrich Engels

Teresa Berríos, una mujer puertorriqueña conciente de la opresión nacional que viven los pueblos en vías de desarrollo a mano de las grandes potencias capitalistas, me formula dos preguntas. Primera: ¿qué relación establecieron Marx y Engels entre la independencia nacional y el socialismo? Y segunda: ¿qué relación establecieron Marx y Engels entre la independencia nacional y el dominio de la burguesía? Marx y Engels no dedicaron grandes pensamientos a estas cuestiones, no obstante existen textos donde sí quedaron fijadas sus posiciones respecto fundamentalmente de la primera cuestión. Tal vez sea Ilích Ulianov quien mejor asimiló lo poco que escribieron al respecto Marx y Engels.

Nacionalismo e internacionalismo

En una carta dirigida a Kautsky el 7 de febrero de 1882 y titulada ¿Está superada la reivindicación de la independencia de Polonia?, Friedrich Engels se expresa en los siguientes términos: «Así pues, mi opinión es que hay dos naciones en Europa que tienen no solamente el derecho sino el deber de ser nacionales antes que internacionales: los irlandeses y los polacos. Cuanto más nacionales sean, más internacionales serán». La afirmación de Engels sirve para evidenciar que no es correcto, como afirman algunos marxistas, que los obreros son por esencia internacionalistas y los burgueses nacionalistas. Sirve además para probar que los contrarios no son polos que se dan la espalda y entre los que no existen transiciones, sino todo lo contrario: el desarrollo de uno de los polos de la contradicción depende del desarrollo del otro. Y así lo remató Engels: «cuanto más nacionales sean los polacos, más internacionales serán». No se trata, como piensan los dogmáticos, de que para ser internacionales hay que negar el desarrollo nacional a los pueblos, sino todo lo contrario: serán más internacionales cuanto más nacionales sean. Sólo hay que observar las medidas tomadas por el gobierno de Evo Morales para ver claro esa idea de Engels: la nacionalización de los hidrocarburos ha provocado que Bolivia se haya vuelto mucho más internacional y, con ello, más respetada. Podemos concluir que lo nacional no se opone a la internacional, sino que en cada pueblo concurren ambos lados, y que el desarrollo del lado internacional depende del desarrollo del lado nacional.

Emancipación nacional y emancipación social

En una carta dirigida a Kugelmann el 29 de noviembre de 1869, titulada Irlanda y la clase obrera inglesa, Karl Marx formula el siguiente razonamiento: «La tarea especial del Consejo Central en Londres es la de despertar en la clase obrera inglesa la conciencia de que la emancipación nacional de Irlanda no es para ella una cuestión abstracta de justicia o de sentimientos humanitarios, sino la primera condición de su propia emancipación social». Esta idea de Marx sirve para poner de manifiesto que la emancipación nacional de los pueblos pobres es la primera condición de la emancipación de clase de los trabajadores de las grandes naciones. Dicho de otra forma: la clase trabajadora de los países más avanzados del mundo no se puede emancipar de la opresión de la clase capitalista, sin que previamente las naciones pobres del mundo se emancipen de la opresión de las grandes naciones. Así que todos los movimientos nacionales de los pueblos en vías de desarrollo conducentes a recuperar sus recursos naturales, a hacerse dueños de su destino, constituyen la primera premisa para la liberación del trabajo respecto del capital en las naciones más avanzadas del mundo.

Independencia nacional y burguesía

En un artículo titulado Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, Ilích Ulianov formula el siguiente razonamiento: «En todo el mundo, la época del triunfo definitivo del capitalismo sobre el feudalismo estuvo ligada a movimientos nacionales. La base económica de éstos consiste en que, para la producción completa de la producción mercantil, es necesario que la burguesía conquiste el mercado interior, es necesario que territorios con poblaciones de un solo idioma se cohesionen en un Estado, quedando eliminados cuantos obstáculos se opongan al desarrollo de ese idioma y a su consolidación por la literatura. (.) Por ello, todo movimiento nacional tiende a la formación de Estados nacionales, que son los que mejor responden a estas exigencias del capitalismo moderno». Con esta idea de Ilích Ulianov queda claro que corresponde a la burguesía liderar los movimientos de independencia nacional y la constitución de los Estados nación. No obstante, aunque la independencia nacional sea su tarea histórica, no por ello cualquier burguesía puede y quiere llevarla a cabo. También merece que le prestemos especial atención a la idea de que la burguesía debe conquistar el mercado interior del territorio que debe erigirse en Estado nación. Puesto que hoy día el mercado interior de muchos pueblos latinoamericanos está dominado por las multinacionales y las grandes oligarquías financieras internacionales. Y este hecho pone de manifiesto que las burguesías nacionales de esos pueblos, o sus fracciones más importantes, no son revolucionarias y, en consecuencia, no luchan por la independencia nacional.

Etapa democrático revolucionaria y etapa socialista

En 1900 Rusia era un país semifeudal y semicapitalista. Bajo el punto de vista económico no estaba madura para que se realizara la revolución socialista, sin embargo, bajo el punto de vista político sí lo estaba o estaba en el camino de estarlo, como así se demostró en 1917. Por dicha razón, Ilích Ulianov planteó que la revolución social en Rusia debía transcurrir en dos etapas: la democrática y la socialista. En la etapa democrática se debían cubrir aquellos objetivos que históricamente correspondía a la burguesía haberlos realizados. Pero como esta burguesía no era capaz de cumplir con su misión histórica, sería llevada a cabo por la clase trabajadora. Dentro de esos objetivos democráticos revolucionarios se encontraba el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos que constituían el imperio ruso. La experiencia demostró que los objetivos de la etapa democrático revolucionaria no se cumplieron, que el poder soviético no solventó los problemas nacionales, que la federación de las repúblicas soviéticas no superó las diferencias nacionales. Y así en las postrimerías del siglo XX, en diciembre de 1991 y bajo el gobierno de Mijail Gorbachov, aquello que en su momento no se solventó volvió a brotar y donde antes había un solo Estado surgieron 15 nuevos Estados independientes. De esta experiencia podemos extraer dos lecciones muy importantes: primero, la clase trabajadora puede llevar a cabo la misión histórica que corresponde a la burguesía, cuando se da el caso de que ésta es débil, y segundo, la clase obrera no puede pasar por encima de los objetivos democráticos revolucionarios saltando directamente al socialismo.

Burguesías nacionales y burguesías burocráticas

En todas las naciones poco desarrolladas hay dos clases de burguesía con mayor o menor grado de desarrollo y de predominio: una de ellas, dotada de un gran orgullo nacional, hace de la independencia nacional de su pueblo su principal causa y está dispuesta a llegar a acuerdos con la clase trabajadora, y la otra, carente de conciencia nacional, hace de la alianza con el gran capital extranjero su principal causa y no está dispuesta a hacer concesiones a la clase trabajadora. Esta segunda clase burguesa la denomino burocrática porque nace y se nutre de la penetración del capital extranjero. Está constituida por todos los representantes y delegados del capital extranjero. Así que es muy importante para las vanguardias de izquierda que quieran liderar los movimientos de liberación nacional saber ganarse la confianza de la burguesía nacional y neutralizar o aislar a la burguesía burocrática.