«Desde la mitad del tercer milenio en adelante, época del rey medio mítico sumerio Lugalannemundu, la conquista, o mejor, las invasiones por botín contra los vecinos más débiles forma una parte inherente de la política exterior de cada reino, dentro y alrededor de Mesopotamia […] El palacio del rey consumía la mayor parte del botín, recogido a base de campañas institucionalizadas anualmente, pero subsistía básicamente con inversiones en la tierra labrada por prisioneros de guerra y deportados, complementadas por nuevas entregas de mercancías de las naciones sometidas, aliadas, o bien amigas, llamadas “tributo”»1.
«Enormes cantidades de mano de obra se empleaban en trabajos forzados dentro de la misma provincia, y se deportaban esclavos y esclavas como propiedad de los templos, del palacio real o de los altos funcionarios. Anualmente se recogían tributos en especie, lo que nos da una imagen clara de los productos de Siria y Palestina. En primer lugar, había que entregar productos agrarios (trigo, aceite, especias) y, en segundo, madera del Líbano, metales, sobre todo grandes cantidades de cobre, piedras semipreciosas, objetos artísticos y suntuarios y, naturalmente, armas. Aparte de esto, se transportaba a Egipto ganado en grandes cantidades, especialmente caballos, en cuya cría destacaban las regiones periféricas de Siria y Palestina. Incluso animales exóticos de esos países, como el oso y el elefante de Siria septentrional, y diversas clases de plantas desconocidas en Egipto, pasaron a los jardines zoológicos y botánicos reales para realzar el prestigio de los faraones y subrayar las dimensiones ilimitadas de su poder»2
- QUÉ ES UN PARADIGMA REPRESIVO
- CAMBIOS POLÍTICO-MILITARES
- CAMBIOS SOCIOPOLÍTICOS
- CAMBIOS PSICOPOLÍTICOS
1.- QUÉ ES UN PARADIGMA REPRESIVO
La publicación de dos textos3 ha intensificado una muy necesaria reflexión colectiva sobre los cambios en el paradigma represivo del capital en respuesta a la agudización extrema de las contradicciones que le minan y a la recuperación de las movilizaciones por los bienes comunes, que puede ser la antesala de la lucha por el comunismo. Es una cuestión eminentemente «política» en el sentido marxista de la palabra, es decir, el problema del poder de clase y por tanto el sentido de la teoría y de la praxis humana. Según el Diccionario, la palabra ‘reprimir’ significa contener, refrenar, templar o moderar, es decir, un amplio conjunto de métodos destinados a mantener el orden imperante. El paradigma represivo es la totalidad que integra y coordina las doctrinas, sistemas, estrategias y tácticas necesarias para, según los casos, contener, refrenar, templar o moderar las resistencias y luchas de las y los oprimidos. Si estos métodos fallan en su accionar específico, el paradigma los va endureciendo hasta llegar al terror, al fascismo, a la contrarrevolución.
Generalmente recurrimos con razón a términos como «guerra de quinta generación»4, «guerra híbrida», etc., para definir las estrategias imperialistas, en las que juegan un papel destacado la manipulación psicológica de masas, la industria cultural, la mentira sistemática y una larga lista de métodos que son muy antiguos, casi tanto como los primeros proto Estados, los Estados del modo de producción asiático o tributario tal como hemos visto en las dos citas iniciales, por no hablar de China, Grecia y Roma, maestras en la manipulación de masas5. Podría decirse que un cambio histórico de paradigma exitoso por cierto para las condiciones de su época, fue el Concilio de Trento (1545-1563) porque readecuó métodos psicofísicos, de terror moral como el sacramento de la confesión, e innovaciones educativas y propagandísticas, etc., del paradigma tardo feudal para derrotar a la Reforma burguesa con la Contrarreforma, resultando una contrarrevolución internacional6 con nefastas secuelas aún hoy, cuando la derecha española reprime con multas las utilización del lenguaje inclusivo7. En este sentido también podría decirse que fue un intento de proto «ingeniería social», tema al que volveremos luego.
De entre estos métodos destacaron desde muy pronto la compra, soborno o simple asalarización de la «casta intelectual» para legitimar al poder, algo normalizado, como la CIA termina reconociéndolo implicando a intelectuales tan famosos como Foucault, Braudel, Levi-Strauss y otros8. A muchas de estas personas o a todas podemos integrarlas en el rebuznante rebaño pesebrero de los « ¿ilustres? recompensados ($)» según la feliz expresión de N. Manzanares Blanco9. Pero estas y otras tácticas se implementan desde y para estrategias, sistemas y doctrinas que las engloban y dirigen, que a su vez pertenecen a un paradigma represivo superior, y es aquí, en este nivel decisorio, donde radica el problema que debemos resolver porque, en efecto, la efectividad de toda «guerra cultural» depende de la efectividad superior del paradigma represivo que la orienta. La «guerra fría cultural»10 lanzada por el imperialismo a comienzos de 1950 obtuvo éxitos, desde luego, pero no evitó decisivas victorias revolucionarias.
Desde la victoria de la propiedad privada sobre la propiedad colectiva, comunal, los sucesivos modos de producción basados en esa forma de propiedad han tenido y tienen en esencia el mismo paradigma represivo destinado a impedir por cualquier medio, frecuentemente sanguinario en caso extremo, que vuelva a reinstaurarse la propiedad comunal, para ello su monopolio de la violencia material y simbólica, de la manipulación psicopolítica y de la pedagogía del miedo ha sido una constante. El modo capitalista de producción añade tres cualidades nuevas al paradigma: una, está absolutamente supeditado a la obtención de la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible sin reparar en los efectos negativos que ello acarrea; dos, además de recurrir al terror en situaciones críticas para la burguesía, sobre todo se sostiene sobre la sorda coerción del capital, sobre el fetichismo y sobre la alienación; y tres, que su enemigo mortal es el comunismo.
Por esto, el paradigma represivo abarca la totalidad de medios para alcanzar un fin, para realizar un objetivo que no es otro que revertir la acción de la ley general de la acumulación capitalista y la ley tendencial de la caída de la tasa media de ganancia. Revertir durante un tiempo estas leyes tendenciales del capital para recuperar e incrementar la tasa media de ganancia, exige vencer en la lucha de clases mundial, mantener el saqueo imperialista de los pueblos, vencer la competencia de otros Estados y exprimir a burguesías débiles, explotar la naturaleza, monopolizar la tecnociencia y la industria de la matanza humana, etc. Exige a la vez para impulsar la centralización y concentración de capitales, facilitar la ley de perecuación de capitales, reducir lo más posible los tiempos de realización de la plusvalía, destrozar toda barrera a la dictadura financiera, multiplicar los contenidos fetichistas para imponer definitivamente la dictadura del dinero11, etc.
Siendo el mismo en esencia, el paradigma imperialista cambia sus formas para aplastar las nuevas fases de lucha de clases según contextos y coyunturas, para derrotar a las potencias competidoras y para exprimir a las burguesías débiles. El paradigma sólo desaparecerá con el capitalismo, mientras tanto y como sucede ahora mismo cambia sus doctrinas, sistemas, estrategias y tácticas correspondientes. Las situaciones críticas que aconsejan al capital endurecer el terror inherente a su paradigma básico son aquellas en las que está en juego su propiedad privada burguesa, su Estado y su monopolio de la violencia. Dicho en palabras de Marx, cuando: « El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material apenas se enseñorea de las masas…»12, cuando se llega a este momento se activa el terror burgués.
2.- CAMBIOS POLÍTICO-MILITARES
Michael T. Klare indicó en 2018 que los métodos imperialistas actuales para acaparar recursos pugnando con otras potencias son «muy parecidos»13 a los de fines del siglo XIX e inicios del XX. Un año antes Klare había denunciado cómo la burguesía utilizaba el cambio climático para militarizar el control policial, dinámica expansiva a la que volveremos al estudiar cómo la pandemia ha sido utilizada como campo de pruebas para mejorar el paradigma represivo en cuanto tal, preparando la militarización definitiva de la población adulta14. Willian I. Robinson analizó en detalle qué es y por qué se desarrolla el «Estado policíaco global»15 integrando, coordinando y dirigiendo una totalidad represiva en lo económico, político, cultural, policíaco-militar, etc.; autor que en mayo de 2021 ha estudiado la sinergia entre la industria militar, el largo estancamiento del capitalismo y las sobre ganancias gigantescas que obtiene el sistema provocando situaciones críticas de preguerra y con matanzas militares16. La sociedad burguesa entera es parte de esa totalidad, funcional a ella y no a la inversa, y lo es tanto para facilitar la ductilidad del paradigma represivo en los cuasi infinitos vericuetos de la explotación social, como para legitimarla y a la vez ayudar al Estado a crear aterradoras fuerzas represivas encubiertas que golpean en el propio país como en el extranjero.
Los más importantes Estados imperialistas tienen estas fuerzas encubiertas sin las cuales el paradigma represivo perdería mucha efectividad, destacando las de EEUU17. Cuando pierden capacidad a pesar de todos los aumentos de efectivos e innovaciones tecnocientíficas invertidas en su mejora, es que han perdido eficacia partes importantes del paradigma represivo o en su totalidad, como contra Cuba, Vietnam, Nicaragua, Venezuela, Siria, Afganistán, etc. Aunque cada derrota imperialista exige un análisis concreto, todas ellas tienen en común el fracaso más o menos estruendoso del paradigma represivo en sus puntos básicos: las fuerzas productivas, que ya no son propiedad directa de EEUU y sus aliados, y de su monopolio de la violencia porque ahora estas naciones son propietarias de sus armas. La historia muestra que un pueblo desarmado es un pueblo vencido.
La prensa burguesa achaca sus sucesivas derrotas desde 1945 a que no estaba preparado para vencer a guerrillas18 en las guerras irregulares, pero en realidad no ha triunfado definitivamente en la guerra de clases mundial, no ha derrotado a pueblos dignos, la implosión de la URSS no fue debida a la superioridad imperialista sino a las contradicciones de la casta burocrática ex soviética, no ha impedido el ascenso de un poderoso enemigo euroasiático, y ve furioso cómo vuelve el fantasma del comunismo19, ya que la tarea central del paradigma imperialista en sí mismo y al margen de expresiones particulares, es la de liquidarlo para siempre. Una de las razones del fracaso imperialista es la incapacidad estructural de su Inteligencia20 para conocer en profundidad las fuerzas y debilidades de las clases y pueblos trabajadores que quiere explotar, a pesar de la sistemática intervención de las llamadas «ciencias sociales» como la antropología, sociología, etc., integradas en el paradigma represivo.
Es obvio que sí se ha impuesto en algunos conflictos, pero no ha convencido definitivamente y para siempre en ninguno de ellos, y tampoco ha logrado imponer la legitimidad alienante que acabe con la lucha de clases que es el objetivo vital de la burguesía. Las lecciones de Irak y otros pueblos son concluyentes. La experiencia vasca también enseña que las victorias parciales no logran una victoria definitiva, que no impiden que se (re)construya la izquierda independentista21. Tal incapacidad responde en el fondo y además de todo lo visto, al hecho objetivo de que la lucha de clases nunca se extingue incluso aunque parezca que sí, que ya ha desaparecido para siempre, incluso entonces late en el fondo del malestar popular que se autoorganiza en silencio para emerger con estallidos volcánicos.
Una de las tareas de la Inteligencia como parte esencial del paradigma es captar e interpretar los leves movimientos tectónicos para desactivarlos antes de que erupcionen. La permanencia de la guerra social con sus altibajos invisibles o visibles, con sus derrotas parciales, también explica lo opuesto, por qué las victorias parciales del proletariado mundial difícilmente dan el salto cualitativo a victorias revolucionarias22. Pero desde al menos 2007-2010 en adelante, sus fracasos han llevado al imperialismo a dar un paso que puede ser suicida para él o que puede desencadenar el holocausto, el Armagedón. Para ese 2010 las principales potencias imperialistas disponían ya de prospectivas suficientemente serias sobre la nueva «decadencia de Occidente».
Sin embargo, ese inquietante «descubrimiento» no era nuevo como veremos luego, y menos aún para el marxismo que, basándose en su teoría de la crisis confirmada de nuevo en 2007, no se sorprendía por lo que pasaba. Por citar un solo ejemplo entre cientos: en 2010 F. Cobarrubia Gómez escribió un texto premonitor publicado en 2011 sobre el ocaso del dólar23 como símbolo del retroceso yanqui, y luego se sucedieron todos los acontecimientos conocidos de sobra, lo que explica por qué desde 2014 EEUU declaró definitivamente a China el enemigo a batir y comenzó la propaganda sistemática según las reglas de la manipulación psicopolítica, emocional, egoísta y machista con las que la burguesía intenta cambiar la mentalidad del proletariado para que acepte ser carne de cañón sumisa en las guerras injustas que el capital lanza en su exclusivo beneficio24. Veremos cómo la Unión Europea recurre al mismo método.
Con Obama, Premio Nobel de la Paz, en la Casa Blanca, el Pentágono decidió concentrar nada menos que el 60% de su fuerza aéreo-naval en el Indo-Pacífico para 2020 y desde 2018 comenzó a retirar tropas de tierra de bases que ya no tenían tanta importancia estratégica según los cambios que se estaban introduciendo en el área político-militar del paradigma represivo en remodelación. Muy recientemente, EEUU baraja el plazo de dos años para atacar a China25, cuando anteriormente se hablaba de seis años. Washington está apretando la soga alrededor de China para medir hasta dónde llegaría su decisión de lucha o rendición, siguiendo la misma estrategia de tensión creciente que empleó contra Japón antes de la IIGM, hasta llevarle a la guerra para destruirla como potencia competidora. EEUU sabía que, en respuesta desesperada, Japón atacaría Pearl Harbor y lo preparó todo para presentarse como víctima26. Mientras tanto y hasta el presente EEUU refuerza la obediencia de sus Estados súbditos para que no sólo le apoyen en el cambio de paradigma represivo, sino que a la vez le imploren mayor dureza nuclear contra China y Rusia27.
Ante tantas amenazas, Rusia ha advertido muy seriamente a la OTAN por sus crecientes presiones económicas, políticas y sobre todo militares y por las declaraciones de la ministra alemana de Defensa sobre la utilización de armas nucleares contra Rusia28. Al margen de que sean factibles esas amenazas que bordean el límite29 del caos, lo cierto es que su mera posibilidad confirma la rapidez con la que el imperialismo está adaptando su paradigma represivo, cambiando su doctrina político-militar y cultural, mejorando sus sistemas tecnocientíficos y armamentísticos, precisando sus estrategias para cada área del choque global, y creando las tácticas acordes con todo ello. Lo hace porque su situación interna es cada vez más inestable no sólo en EEUU como lo reconoce su propia burguesía30 que urge a Biden que incumpla el grueso de las promesas electorales que hizo para multiplicar la explotación social, recuperar la economía productiva y el rearme intensivo para volver así a dominar el mundo.
Los síntomas de agravamiento de la crisis son mundiales: ya a finales de 2020 una institución alemana advertía de la proximidad de la mayor crisis financiera de la historia capitalista31, tendencia que se confirma a finales de 202132 entre otras causas porque el imperialismo permanece pasivo ante el avance de la pandemia33, pudiendo desencadenarse la «tormenta perfecta»34. Y la historia del capital muestra que la guerra imperialista y el fascismo son las dos salidas preferidas por el imperialismo en las situaciones críticas. La ralentización económica de China y sus problemas de fondo refuerzan esta tendencia, problemas que le han llevado a medidas que se asemejan a un «economía de guerra»35.
Las alarmas llevan tiempo sonando en la Unión Europea que muy recientemente ha tocado a rebato: para 2025 tiene que existir un efectivo núcleo de ejército europeo que defienda a la UE en sus fronteras y en los intereses exteriores porque «los europeos no siempre son conscientes»36 de los peligros que acechan a la UE. Para que seamos siempre conscientes de los «peligros» la UE nos alecciona con el mismo método que EEUU y otras burguesías emplean para idiotizar a sus clases explotadas alienándolas como soldadesca fanática que pudiera asesinar en masa y dejarse matar defendiendo el fascismo en Ucrania37 y en otras zonas del Este europeo. Las primeras maniobras militares «europeas», es decir, vigiladas desde dentro por EEUU, están programadas para 2023 muy cerca de esa espada de Damocles que es el plazo de dos años para una posible guerra imperialista contra China.
Alemania sabe mucho de esto: antes de que los nazis llegaran al poder en 1933, la «democrática» República de Weimar empezó a reorganizar en secreto su ejército reducido casi a la nada en el Tratado de Versalles. Weimar no se enfrentó decididamente al ascenso nazi, como ahora tampoco la hace el gobierno alemán, abriéndole la puerta del Reichstag sin luchar. La Gestapo aplicó la represión más salvaje y el terror difuso en las fábricas para multiplicar exponencialmente la producción de armas sobre todo desde 1943 al ver próxima su derrota a manos del Ejército Rojo, pero aún incluso bajo aquella esclavización moderna el proletariado se las arregló para hacer huelgas y sabotear la producción38. Ahora la burguesía imperialista en su conjunto empieza a sentir ese miedo que atenazó al nazi-fascismo cuando su Inteligencia les avisaba de la desafección de las masas. Incluso sectores progres del social-liberalismo no tienen más remedio que reconocer que ni EEUU ni la UE «son democracias reales»39.
3.- CAMBIOS SOCIOECONÓMICOS
Y es aquí, en este punto, a partir del cual debemos profundizar en el estudio de los otros cambios en el paradigma represivo global, aspectos que ya hemos ido viendo parcialmente. L. Raphael nos ha explicado cómo la administración burguesa aseguraba la dominación del capital en el siglo XIX, sobre todo en las múltiples formas de represión e intimidación del movimiento obrero40. La IGM obligó a cañonazos a adaptar el obsoleto paradigma represivo decimonónico a la nueva realidad de la lucha de clases generada por el imperialismo con dos grandes doctrinas diferentes en su forma, pero unidas a la lógica capitalista: la democracia autoritaria y el nazifascismo, que venían desarrollándose en silencio desde mediados del siglo XIX41, ambas tenían como objetivo destrozar a la URSS y al socialismo, pero variaban en las tácticas. La IIGM hizo que la primera, la democracia imperialista, aplastara sin piedad a medio mundo desde 1944 con la inestimable ayuda del parcialmente derrotado nazifascismo42, que fue integrado en los aparatos de terror militar y civil del paradigma remodelado, y que empezaría a recuperarlo conforme se agotaba el siglo XX.
La producción en cadena y el Taylor-fordismo estaban relativamente poco desarrolladas en el capitalismo alemán y europeo anterior a la IIGM, desde luego menos que en EEUU. Con la introducción total de la producción en cadena en la industria imperialista, el proletariado sufrió cambios profundos en su composición y por tanto en su forma de lucha obrera. El final de la II GM y el comienzo de la mal llamada «guerra fría» exigió, en líneas generales, cambios en las disciplinas y violencias laborales, en el control social extralaboral, en la regulación de la compraventa de la fuerza de trabajo, en la manipulación alienante de masas mediante la prensa y la educación, en el consumismo y en las pautas sexo-afectivas dentro de los cambios del mercado matrimonial, etc.
Los reformismos y la prensa burguesa ocultan o niegan la dureza de clase de esta nueva forma de dominación social impuesta después de la IIGM en Occidente bajo el mito de «Estado del bienestar» (¿?) y de las excelencias del keynesianismo y del Taylor-fordismo. Los llamados «Treinta Gloriosos», de 1945 a 1975, sólo existieron en Occidente y se basaron en, al menos, cinco requisitos: la reconstrucción de las grandes destrucciones de la IIGM; la «paz social» mantenida gracias a las cesiones obreras; la desactivación sociopolítica realizada por el reformismo; el saqueo imperialista, y la represión suave y dura.
Para mediados de los ’70 esta fase estaba en una profunda crisis que obligó al capital a remodelar en profundidad su paradigma de dominación. M. Baud ofreció a mediados de los ’80 una de las mejores definiciones de su adecuación global para los «próximos decenios»: administrar la represión; mantener y modernizar la agricultura; modernizar y adaptar el desarrollo de los «países en vías de industrialización»; y guiar la inversión tecnoindustrial hacia «el nuevo modelo de acumulación que está comenzando»43. Muy poco después, el crack de 1987 desbordaría esta definición. Para salir del agujero el imperialismo obligó a los Estados débiles a aceptar las feroces exigencias del Consenso de Washington desde 1989.
Pocos años después, intelectuales progresistas mostraron algunos de los límites de ese nuevo modelo: «A) El desempleo creciente en los países desarrollados. B) La brecha que se agranda entre el Norte y el Sur. C) La ecología»44. Las tres y otras más, toman forma en las subcrisis tremendas de Japón, de México, de los «tigres asiáticos», de Rusia, de Argentina… Mientras tanto y al calor de las medidas imperialistas, el capital financiero y especulativo crecía de modo imparable disfrazándose con el nombre de «globalización», proceso brillantemente analizado por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista de 1848, hasta que el globo, el «capitalismo de casino», volvió a estallar en 2007.
Ninguna de estas subcrisis que confluyen sinérgicamente en el reventón, está libre de los impactos en su génesis de la lucha de clases que va complejizándose por momentos en respuesta al contraataque neoliberal o mejor al «ajuste permanente»45. En efecto, ya en esos años el paradigma represivo que tenía en Bentham (1748/1832) uno de sus ideólogos, y luego en Hayek (1899/1992) otro más actualizado, era incapaz de frenar las nuevas luchas, además de evitar el despegue de otras potencias competidoras. Estudiando los controles y disciplinas del capital, en 2009 A. d’Angelis sostuvo que: «La diferenciación entre disciplina y control no es tan clara. Por el contrario, ambas actividades son complementarias y siempre lo fueron en la historia del modo de producción capitalista. Lo que cambia en esta historia es la forma de su articulación»46. Según el autor, desde los años ’80, asistimos al:
«… proceso de recomposición de reivindicaciones radicales y de sujetos sociales, un proceso que está forzando en cada movimiento no sólo la búsqueda de alianzas sino también el asumir como propias las luchas de otros movimientos […] La premisa de este proceso de recomposición es la realidad multidimensional de las relaciones de explotación y opresión tal como se manifiestan en las vidas y experiencias de muchos sujetos sociales en el panóptico fractal global. Las subjetividades están apareciendo a través de fractales e intentando construir formas de cooperación social alternativas a aquellas forzadas a existir dentro de estructuras competitivas. La interacción entre estos sujetos sociales en los múltiples tipos de lucha crea modos alternativos del pensamiento y de la praxis, que son puestos crecientemente en contra del pensamiento único hegemónico y monopólico, que legitima las estrategias neoliberales»47.
Visto en perspectiva histórica, no es la primera vez en la que reaparecen «múltiples tipos de lucha» sino que se trata de una constante que se reafirma en la praxis siempre que las crisis sistémicas obligan al trabajo a desarrollar todas sus múltiples fuerzas emancipadoras para luchar contra las múltiples expresiones del paradigma represivo del capital. El uso aquí del símil del fractal es correcto en la medida en la que muestra la coherencia esencial interna que identifica a cada una de las partes del todo, es decir, la aparente irregularidad y fragmentación de y entre las múltiples luchas oculta una lógica de fondo, subyacente, que las determina: esta lógica es la de la dictadura del trabajo abstracto sobre el trabajo concreto, del trabajo muerto sobre el trabajo vivo, del valor de cambio sobre el valor de uso, es decir, del capital sobre el trabajo y por tanto de la polícroma lucha de clases.
Desde 2009 la multifacética riqueza fractal de la lucha de clases fue en aumento, incluyendo la confrontación político-militar, que es la que mejor visibiliza en los momentos críticos la vigencia de la ley general de la acumulación y de la ley tendencial de la caída de la tasa media de ganancia. Por ejemplo y obviando la fuerte lucha de clases en Euskal Herria que en ese año entraba en otra fase, también sucedía igual en Nuestramérica de manera que para 2011 emergían nuevas48 resistencias mientras que la consigna «ocupemos Walt Street» se extendía por EEUU al confluir muchas luchas parciales que estaba comprendiendo que Walt Street era uno de los núcleos del poder, que eran parte de la lucha de clases internacional: por esas fechas, a comienzos de 2012, el proletariado belga hizo la primera huelga general en 19 años. Muy lejos de allí, en Argentina la reestructuración del capital que desestructuraba al proletariado iba unida a la propaganda masiva sobre el «fin del trabajo»; sin embargo, E. Lucita mostró en 2014 cómo pese a todo volvía a reestructurarse la centralidad obrera en una lucha abierta e incierta porque dependía de la fuerza de la conciencia obrera49.
En septiembre de 2015 terminaba con victoria la huelga de 593 días de duración en la fábrica de Coca Cola de Fuenlabrada, en la que tuvieron destacada participación las mujeres trabajadoras del colectivo Las Espartanas50, en un contexto de luchas marcado por las muchas movilizaciones diferentes que se unían en las Marchas por la Dignidad confluyendo en Bruselas, y en la amplia diversidad de trabajadoras de la educación en Alemania que se unieron y se lanzaron a la huelga en ese agosto51, todo lo cual impulsaba en 2016 la esperanza obrera que se expresó en muchas formas de lucha de clases en Europa, en contra de otras tantas formas de explotación52. Para entonces la propaganda burguesa no podía ocultar que se agotaba la tenue recuperación económica, caída que explica la reaparición de las protestas en Londres, por ejemplo, en verano de 2017, en el aeropuerto de Barcelona, etc., o aún más importante, el auge de las luchas campesinas en muchos países mostrando su importancia decisiva en la lucha mundial53 y el papel de la campesina y, en las ciudades, de las mujeres de limpieza54, de cuidados bajo condiciones de doble o triple explotación…
Pero si en el plano político-militar la readecuación del paradigma represivo ya estaba a pleno funcionamiento en estas fechas, tal como se aprecia por ejemplo en el reacomodo yanqui en Colombia por su importancia geoestratégica ante la posible derrota del uribismo, como indica Mª F. Barreto55, otro tanto hay que decir en el de la reestructuración socioeconómica del capital mediante las nuevas tecnologías, la de los algoritmos56 en este caso. Con estos nuevos medios tecno-represivos más con la ayuda inestimable del reformismo político-sindical y de la angustia e inseguridad por el futuro, la burguesía alemana logró evitar la total victoria de la poderosa huelga del metal en febrero de 2018. Otra lucha masiva tanto en la variedad de colectivos participantes como en la unidad del objetivo, fue la que se mantuvo en ese momento de EEUU contra la industria armamentista, contra los intentos de recortar los derechos de las mujeres trabajadoras, contra la ferocidad racista de la represión policial, contra la ofensiva antisindical de Trump, etc., temblores multiformes que impulsaban la actual «gran huelga»57 que debilita las entrañas del monstruo
El movimiento francés de los «chalecos amarillos» desde finales de 2018 confirmaba la complejidad de las explotaciones y de las resistencias contra ellas, provocando reflexiones que ahora, a finales de 2021 adquieren una nueva vigencia58. Y por no extendernos, otras dos luchas que ahora también son más actuales que entones: en otoño de 2018 los sindicatos británicos abrieron la reivindicación de la semana laboral de cuatro días sin reducción salarial59, y a finales de noviembre de 2019, muy poco antes de la pandemia, trabajadores de la salud en Holanda hicieron la primera60 huelga nacional en defensa de sus condiciones y de una buena salud pública.
En 2019-2021 se han apelotonado las tres expresiones centrales de la evolución de la lucha de clases según el certero estudio de Beverly J. Silver: «1) las protestas de las clases obreras en proceso de formación; 2) las protestas de las clases obreras existentes que están siendo destruidas y 3) las protestas de esos trabajadores que el capital ignora y excluye, es decir, los miembros de la clase obrera que, aunque dependen exclusivamente de ellos para sobrevivir, es probable que nunca logren vender su fuerza de trabajo»61. El reformismo político-sindical incide de forma diferente en los tres niveles, desmoralizándolos en sus espacios respectivos. Un ejemplo lo tenemos en la indiferencia del reformismo político-sindical y del social-liberalismo para concienciar y organizar a partes del segundo nivel, pero sobre todo del tercero, del que históricamente surge la base lumpen del fascismo, siendo esta una de las razones por las que crece la extrema derecha62.
Sobre los otros dos niveles, un ejemplo clásico es cómo la burocracia sindical de IATSE ha derrotado a 60.000 trabajadores de Hollywood63 en huelga, y es que la «cultura» es una industria contra la que combaten también las trabajadoras de la limpieza del museo Guggenheim de Bilbo64. Las y los obreros de Ámazon en muchos países están aprendiendo de las traiciones sindicales, negándose65 a secundar los llamados del presidente Biden para que se afilien66. La impresionante huelga del acero en Sudáfrica67 enseña lo mismo, con sus matices. Las trabajadoras son el núcleo de la lucha proletaria por las viviendas68, lucha histórica que ha adquirido una prioridad vital como se comprueba en la aplastante victoria de referendo popular a favor de los pisos sociales en Berlín, en contra de los buitres financiero-especulativos unidos a las grandes inmobiliarias69.
La urgencia por completar la reforma del paradigma es clara para el subimperialismo indio aliado estratégico de EEUU que se enfrenta a una gigantesca lucha de clases interna: desde noviembre de 2020 en la India se generalizan las huelgas que llegan a movilizar a 250 millones de personas en febrero de 202170, siendo un ejemplo de cómo la variada clase campesina sabe aglutinar a la variada clase obrera alrededor de reivindicaciones radicales por fuerza elemental y común, como se ha visto en huelgas posteriores. Otro tanto sucede en otro puntal del imperialismo como es Corea del Sur que en octubre de este año ha vivido una huelga general que supone un salto con respecto a las luchas anteriores a la pandemia.
El caso australiano es igualmente esclarecedor porque el papel dado por EEUU al ejército del continente-isla en el cerco atómico a Eurasia firmado en el AUKUS, exige que el pueblo obrero australiano se someta a un régimen disciplinario muy severo71 como el que se lleva imponiendo desde poco antes de la pandemia y se ha acelerado con el confinamiento. La burguesía británica, sabedora de la resistencia obrera, del contenido progresista del nacionalismo escocés y de las tensiones en Irlanda del Norte, azuza el belicismo e intensifica el control social72. Israel ve que su antaño famoso y omnipotente servicio secreto, el Mossad73, está perdiendo eficacia frente a la creciente resistencia de los pueblos.
El Estado español, súbdito fiel de EEUU, avanza en la misma senda al aprobar el 6 de julio el proyecto de Ley de Seguridad Nacional por la cual todo siervo del rey mayor de edad estará a disposición de las autoridades en situaciones de crisis, aplicando el artº 55 de la Constitución según el cual «los españoles tienen el deber y el derecho de defender a España»74. Se prepara así la militarización social que hemos visto en acción en EEUU con la excusa del calentamiento global. El autoritarismo rampante español ha sido reforzado con el mantenimiento de los puntos centrales de la «reforma laboral», de la «ley mordaza», de la próxima «ley Iceta» y la inquietante ley sobre el Copyright, de la derechización extrema del aparato judicial y la sumisión del Parlamento, de la impunidad de la monarquía, del armamentismo imparable, de recentralización del nacionalismo español, de la nueva traición al pueblo saharaui, del mal trato en cárceles y comisarías españolas75 a manos del sistema policial que preocupa por su impunidad76 y «creciente incapacidad»77, reconocidas hasta por el reformismo blando, pero disimuladas por las «grandes mentiras de Marlaska»78.
La inquietud por su debilitamiento interno crece en la burguesía occidental. Recientemente, el vocero del social-liberalismo español se preguntaba sobre las causas del aumento del descontento y de las protestas sociales79. De la misma forma en la que el miedo a la esclava y a la sierva determinaba la ideología esclavista y feudal, el miedo a la proletaria determina la burguesa. El 15 de julio de este año, 537 miembros del Parlamento Europeo aprobaron con 133 votos en contra y 20 abstenciones la puesta en marcha de la ley Chatcontrol que permite la vigilancia masiva de las comunicaciones privadas, aunque sondeos de opinión indican que la rechaza el 72% de la población80. El autoritarismo avanza en silencio ampliando el paradigma represivo en varias áreas especializadas en contener, refrenar, templar o moderar la tendencia al alza de las luchas de clases: Si en 2014-2020 la UE gastó 2800 millones-€ en el control de fronteras, para 2021-2027 ha presupuestado 12800 millones-€81, por no hablar del ascenso exponencial de los gastos en «seguridad ciudadana», eufemismo que oculta todas las formas de violencia represiva.
4.- CAMBIOS PSICOPOLÍTICOS
Naturalmente, los medios de control social extra, para o directamente estatales iban captando el aumento de los malestares sociales, de las delincuencias, de los sentimientos de inseguridad social, etc. Tomando Argentina como ejemplo, pero pudiendo generalizar las lecciones, G. Kessler descubrió tres fases en el ascenso de la inseguridad correspondiente a grandes rasgos con las fases socioeconómicas del neoliberalismo desde mediados de los ’80 hasta la primera década del siglo XXI, con sus desastrosos efectos sobre todo en la infancia con consecuencias acumulativas: entre 2008 y 2009 la venta de alarmas domiciliarias subió un 12% y los cercos electrificados un 200%82. La pandemia ha añadido un agravante cualitativo a la inseguridad convirtiéndola en angustia y hasta miedo, en especial cuando se disparan las delincuencias, muertes y asesinatos incluidos los policiales, como sucede ahora en EEUU. D. Melosi ha seguido la evolución de los sistemas de control social mostrando cómo de la prevención del delito individual se ha pasado definitivamente al control y vigilancia de «la sociedad en su conjunto»83.
Justo en ese 2019, Sean McFate, militar norteamericano retirado y convertido en mercenario, escribió un libro sobre los métodos de manipulación, vigilancia, simulación y engaño sistémico que debería aplicar EEUU. El libro, sacralizado por el Pentágono, debe mucho a los textos clásicos escritos hace más de veinte siglos, por ejemplo, a Sun Tzu: 1.- Se deben esconder las verdaderas intenciones. 2.- Hay que detectar aliados antes de considerar los ataques. 3.- Es necesario falsificar, tergiversar, confundir y complejizar el discurso y el debate social. 4.- Hay que irritar al enemigo. 5.- Saca a tu enemigo de su lugar de fortaleza. 6.- El enfrentamiento en la sombra será el dominante. Y 7.- Los militares, por su formación, son vulnerables a los medios de comunicación. Ergo, hay que formar soldados mediáticos, actores, hábiles declarantes, instigadores de odios, etc.84
En 2001 Sylvain Timsit, psicólogo francés redactó un decálogo de manipulación vuelto a difundir en 2021: 1.- La estrategia de la distracción. 2.- Crear problemas y después solucionarlos. 3.- La estrategia gradual. 4.- La estrategia de diferir. 5.- Dirigirse al público como si fuera un niño. 6.- Utilizar el aspecto emocional antes que la reflexión. 7.- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. – 8.- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. 9.- Reforzar la autoculpabilidad. Y 10.- Conocer a los individuos mejor que ellos mismos85. En el ínterin y ante el alarmante auge de la irracionalidad anticientífica en EEUU, en 2012 R. Dawkins organizó un «mitin a favor de la razón»86 y otro en 2016, volviendo a movilizar al pensamiento libre y ateo en defensa de la razón crítica en 2019, meses antes de la pandemia.
Estamos ante métodos comunes a todo paradigma opresor desde hace XXV siglos como menos, cuando la lucha de clases, la competencia entre facciones de la clase dominante y las guerras entre Estados giraban siempre alrededor de acaparar más propiedad privada en detrimento de la propiedad común, como lo refleja la historia del pensamiento. La «solución» capitalista a la pandemia ha reactivado estas técnicas clásicas como la recreación del fascismo en el núcleo de las sociedades imperialistas87; también ha creado otros nuevos medios y ha reforzado el irracionalismo anticientífico buscando mejorar su paradigma represivo que se ancla en los primeros sufrimientos humanos causados por la propiedad privada de las fuerzas productivas.
Las resistencias se reorganizaron con relativa facilidad viendo la dureza del confinamiento autoritario impuesto al proletariado. Se recuperan de forma «frágil pero real»88 en muchos países, teniendo que vencer la «represión interna» o sea el accionar del reformismo político-sindical a favor del capital de forma directa o indirecta, problema grave al que volveremos. Frente a esta dinámica, el nuevo paradigma recentraliza el poder decisivo en el Estado. Las tesis que defendían que el Estado ha perdido poder ante la descentralización de las grandes corporaciones no explican los cambios recientes. Según P. Calveiro: «Las nuevas formas de dominación pasan por el control corporativo –es decir, descentrado del Estado y concentrado en diferentes grupos de poder económico, jerárquicos y cerrados– de la totalidad de los recursos sociales. Se trata de una red financiera-militar-tecnológica-comunicacional en sus nodos centrales, con muchos focos o centros de poder diferenciados por sus funciones y por su potencia, pero siempre interconectados […] Una primera diferencia sustantiva en el mundo actual –que organiza todo el cuadro– es la coexistencia del Estado de derecho –del que se jactan las democracias actuales– con un verdadero Estado de excepción»89.
Es cierto que, por ejemplo, la fusión entre la carrera militar y la carrera empresarial, tan común en la historia, se ha confirmado una vez más en la industria de la manipulación mediática cuando Facebook ha contratado a un alto responsable de la OTAN como «jefe de inteligencia»90. El avance de la militarización de la enseñanza universitaria es tan imparable que no vamos a extendernos en ella. También es cierto que sólo 14 personas poseen las llaves del control mundial de la seguridad de la Red91. Son ciertas las estrechas relaciones entre grandes empresas que poseen más poder que muchos Estados, así como la gran libertad de movimiento que tienen en el mercado mundial, etc.
Pero es aún más incuestionable que aparatos decisivos para el buen funcionamiento del capitalismo, como la CIA92 por ejemplo, son poderes que hacen que su Estado-cuna, el yanqui en este caso, controle desde dentro a las grandes corporaciones, a gobiernos y a Estados. Las incursiones militares, los golpes blandos judiciales y los duros de Estado, las leyes antidemocráticas, la represión sociopolítica, los presupuestos generales y los gastos militares, la política demográfica y cultural, un sin fin de reglamentaciones socioeconómicas y medioambientales, todo esto y más que es vital para el intento de controlar la ley general de la acumulación y la ley tendencial de caída de la tasa media de ganancia, las imponen sobre todo los Estados imperialistas y sus ejércitos. La estrategia del «imperio Facebook»93, por ejemplo, para aumentar sus beneficios manipulando la grave crisis del actual modelo de acumulación sería imposible sin el apoyo básico imperialista en la persecución y represión de Snowden, Julián Assange y otras personas y colectivos que defienden derechos elementales.
El «Estado de derecho» no existe sino sólo a condición de que se especifique que es el «Estado de derecho burgués», es decir, que su esencia es ser un «verdadero Estado de excepción» porque en toda sociedad basada en la propiedad privada derecho y represión son lo mismo en el fondo, aunque parezcan opuestos en la superficie. Una de las adecuaciones del paradigma represivo consiste en reforzar la ficción democrática mediante la industria cultural que legitima la sinergia entre los lazos políticos, ideológicos, económicos con «todos los poderes capitalistas, como son la política de Estado, los servicios secretos o el mundo del narcotráfico» adormeciendo y distrayendo las conciencias con «sueños prefabricados»94 industrialmente.
Esta crítica realizada en 2016 ha sido verificada y mejorada durante la pandemia con otros avances aún más fusionados con el área político-militar, como es la «guerra cognitiva» que consiste en «“hackear al individuo” explotando “las vulnerabilidades del cerebro humano”, para mejorar las técnicas de ‘ingeniería social’»95. O también: «La guerra cognitiva pretende que la manipulación de caminos lógicos, de percepción, análisis, procesamiento y razonamiento influyan en los sujetos y hagan coincidir la opinión de víctima y agresor de modo que mueva su voluntad, en una fórmula aparentemente no coercitiva de obtención de consenso. En su defecto inducir una confusión incapacitante. En su conjunto, lo que se espera es una alteración del comportamiento y del pensamiento, concretado por el cambio en el número de acciones de un tipo (delitos, asaltos, obras), del tono de las publicaciones en medios y otros indicadores»96.
Además de la proto «ingeniería social» de Trento, otros intentos posteriores fueron los de la sociología comtiana y la sociobiología yanqui, reactivados por el nazismo, luego en 1942-1952 por la burguesía «democrática» canadiense con el apoyo directo de la Iglesia católica97 y así hasta ahora: el confinamiento impuesto por el capital es otra forma de «ingeniería social» para debilitar sociopolítica y anímicamente al proletariado en beneficio del capital que desarrolla todas las tecnologías de control posibles para mejorarla, desde el big data hasta el poder de análisis psicofísico que tiene la tecnología de control facial98, por ejemplo. Además, de manera acelerada desde la pandemia se mercantiliza el malestar99 provocado por la explotación, añadiendo así al paradigma represivo una de las armas más efectivas de disciplinarización individualizada, como se está viendo en el incremento de suicidios directamente causados por la extrema brutalidad de la explotación tanto en fábricas como el caso de France Telecom100 o de los campesinos de la India a los que la agroindustria les ha arruinado la vida. En el Estado español se han producido once suicidios al día durante 2020101.
Pero la mejora sustancial del paradigma no es otra que las nuevas formas que adquiere el fetichismo de la mercancía y la alienación social generalizada en esta fase de acumulación de capital denominada como «flexibilidad liofilizada», «liofilización organizativa», etc., que impone una explotación en «apariencia más ‘participativa’» para una minoría cualificada y multifuncional, mientras que la mayoría inmensa es precarizada y descualificada para «dilapidar todos los lazos de solidaridad y acción colectiva» para imponer la individualización absoluta. Lukács ya insinuó el paso de las «cosificaciones inocentes a las cosificaciones extrañadas o alienantes» en la vida cotidiana, paso irreversible en la actualidad102. El extrañamiento cosificado hace que sectores del proletariado se vean a sí mismos de forma inconsciente como «cosas», como objetos pasivos con una mal vivencia precarizada, sin sentido, insegura y atemorizada, con miedo a la libertad, o sea, la auto-represión que se adelanta a los golpes del paradigma represivo, reforzándolo.
La progresía pragmática, que piensa sólo dentro de los límites positivistas del sentido común a pesar de ser contradicho una y otra vez por la realidad103, es una de las fuerzas que ayudan de un modo u otro a la «represión interna», a la auto-represión de la clase trabajadora. Un ejemplo lo tenemos en la incongruencia del progresismo españolista que vive feliz en la contradicción irresoluble que existe entre, por un lado, decir que la izquierda necesita una «revolución», o mejor dicho: un «proceso constituyente» interno que la vivifique, expresión que vacía de contenido radical a la «revolución»; pero por otro lado, decir que el Estado español sólo necesita una «reforma» más o menos importante de la Constitución que conecte con el «sentir común» para «mejorar en Educación, sanidad, transparencia, derechos sociales, igualdad de las mujeres y competencias autonómicas»104.
Como se ve, las propiedades del IBEX 35, de la gran banca y grandes empresarios, de latifundistas, de la Iglesia, etc., quedan fuera de una «reforma» que ni siquiera pide una reforma fiscal en el sistema de tributación en beneficio de las clases y pueblos oprimidos, por citar una sola injusticia de urgente solución. Al constreñir las movilizaciones y las luchas sociales a una reforma tan blanda, esa izquierda está presionando al proletariado para que se auto-controle, se auto-reprima rebajando sus reivindicaciones a lo poco que la burguesía querría conceder, lógicamente a cambio de que se mantuviera lo importante, como en 1978. Dentro de este posibilismo están las declaraciones de EH Bildu y de ERC pidiendo al Gobierno del PSOE-UP que confirme «con hechos» que es «de verdad de izquierdas»105 si quiere contar con su voto positivo para los PGE de 2022. La postura de ERC y EH Bildu es un poco más radical que la del progresismo estatal, pero no rompe con la cárcel posibilista.
Lo peor de ambos es que además de ayudar a la auto-represión de la clase obrera como hemos visto, también imponen restricciones al desarrollo del pensamiento crítico al interior de sus organizaciones porque más temprano que tarde y siempre que su militancia tenga una formación revolucionaria, surge la contradicción entre el libre debate interno y la defensa y justificación práctica del reformismo, de sostener a un Gobierno capitalista a cambio de una mejora muy pobre de las condiciones de vida y trabajo de las clases explotadas y de las naciones oprimidas. Precisamente cuando la lucha de clases va logrando conquistas esperanzadoras como la de la larga huelga de Tubacex y otras, cuando tiende a crecer el impulso popular para una Huelga General de la que se viene hablando desde mayo’21 a partir de las lecciones de la anterior Huelga General del 30 de enero de 2020, precisamente ahora es cuando más contundente ha de ser tanto la crítica práctica al Gobierno como la explicación pedagógica del modelo de una Euskal Herria socialista e independiente. Los cambios con los que el capital actualiza y refuerza su paradigma represivo no se combaten con reformas y apoyos a la burguesía, sino con la intensificación de la lucha revolucionaria.
EUSKAL HERRIA, 15 de noviembre de 2021
1 A. Oppenheim: «Comentario». Estado y clases en las sociedades antiguas. Akal Madrid 1982, p. 46
2 AA.VV.: Los imperios del antiguo oriente II. Siglo XXI. Madrid 1992, p.158.
3 https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/dena-denona-da-omnia-sunt-communia-todo-es-comun y https://liberacion.cl/2021/11/02/sobre-el-contexto-mundial-entrevista-a-inaki-gil-de-san-vicente/
4 https://latinta.com.ar/2018/09/guerra-quinta-generacion/
5 Eulalio Ferrer Rodríguez: De la lucha de clases a la lucha de frases. Taurus. México 1995, pp. 26-56.
6 Neil Faulkner: De los neandertales a los neoliberales. Pasado & Presente, Barcelona 2013, p. 153.
7 https://www.eldiario.es/murcia/politica/pp-vox-sacan-adelante-mocion-sancionar-lenguaje-inclusivo-administracion-murciana_1_8476375.html
8 https://www.lahaine.org/mundo.php/braudel-foucault-levi-strauss-y
9 https://kaosenlared.net/cuba-ilustres-recompensados/
10 Josep Fontana: Por el bien del imperio. Pasado & Presente. Barcelona 2013, pp. 125-133.
11 https://elsudamericano.wordpress.com/2014/04/14/dinero-alienacion-y-liberacion/
12 https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
13 https://www.fuhem.es/2018/09/23/entrevista-a-michael-t-klare/
14 https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/07/06/estado-espanol-una-ley-mas-que-polemica-todos-los-mayores-de-edad-podran-ser-movilizados-en-caso-de-crisis/
15 https://rebelion.org/estado-policiaco-global/
16 https://rebelion.org/crisis-capitalista-y-control-social/
17 https://mpr21.info/el-pentagono-ha-creado-la-mayor-fuerza-militar-encubierta-que-ha-conocido-el-mundo/
18 https://elpais.com/internacional/2021-08-02/por-que-estados-unidos-ya-no-gana-las-guerras.html
19 https://elpais.com/cultura/2012/06/05/actualidad/1338919715_886491.html
20 https://www.jornada.com.mx/2017/03/10/opinion/002a1edi
21 https://www.boltxe.eus/2021/10/22/prologo-a-la-edicion-de-2021-de-lenin-txabi-argala/
22 https://katz.lahaine.org/derrotas-del-imperialismo-sin-victorias-progresistas/
23 Faustino Cobarrubia Gómez: «El ocaso del dólar: ¿la hora de las guerras o de los pueblos?». Pensar a Contra Corriente. Ciencias Sociales. La Habana 2011, pp. 250-277.
24 https://www.cronicapopular.es/2017/02/como-nos-enganan-antes-de-cada-guerra-decalogo-de-pedagogia-politica-pre-belica/
25 https://www.wsws.org/es/articles/2021/11/08/usch-n08.html
26 James d’Angelo: «El mito de Pearl Harbor ¿Un cebo para entrar en guerra?» Pearl Harbor. Desperta Ferro, Madrid, N.º 48, noviembre-diciembre 2021, pp. 48-52.
27 https://insurgente.org/ee-uu-recibe-la-peticion-de-sus-aliados-de-no-descartar-un-ataque-nuclear-preventivo-contra-rusia-y-china/
28 https://mundo.sputniknews.com/20211026/rusia-cuestiona-a-la-ministra-de-defensa-de-alemania-que-amenaza-con-usar-armas-nucleares-1117515609.html
29 https://canarias-semanal.org/art/31571/la-otan-a-un-paso-de-la-guerra-contra-rusia
30 https://canarias-semanal.org/art/31531/eeuu-se-derrumba-asegura-el-influyente-periodico-the-new-york-times
31 https://www.eleconomista.es/opinion-blogs/noticias/10828169/10/20/La-crisis-financiera-que-se-avecina.html
32 https://www.wsws.org/es/articles/2021/11/10/glob-n10.html
33 https://www.wsws.org/es/articles/2021/11/08/pers-n08.html y https://www.wsws.org/es/articles/2021/11/11/rese-n11.html
34 https://rebelion.org/economia-mundial-el-riesgo-de-una-tormenta-perfecta/
35 https://mpr21.info/economia-de-guerra-china-raciona-el-suministro-de-gasoil/
36 https://elpais.com/internacional/2021-11-10/josep-borrell-europa-esta-en-peligro-y-los-europeos-no-siempre-son-conscientes-de-ello.html
37 https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/11/13/ucrania-interes-por-elevar-la-tension/ Y https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/11/14/ucrania-que-pretende-estados-unidos/
38 K. H. Roth y Angelina Ebbinghaus: El «otro» movimiento obrero y la represión capitalista en Alemania (1880-1973), Traficantes de Sueños, Madrid 2011, pp. 234 y ss.
39 https://elpais.com/ideas/2021-11-07/estados-unidos-y-la-ue-no-son-democracias-reales.html
40 Lutz Raphael: Ley y orden. Siglo XXI. Madrid 2008, pp. 123-138.
41 https://elsudamericano.wordpress.com/2019/06/28/bonapartismo-dictadura-militar-y-fascismo-por-george-novack/
42 Donny Gluckstein: La otra historia de la Segunda Guerra Mundial. Ariel, Barcelona 2013. Pp. 239-248.
43 Michael Baud: Historia del capitalismo. Ariel. Barcelona 1986, p. 290.
44 C. Berzosa, P. Bustelo y J. de la Iglesia: Estructura económica mundial. Síntesis. Madrid 1996, p. 489.
45 Xabier Arrizabalo: Capitalismo y economía mundial. IME, Madrid 2014, pp. 369-442.
46 Massimo De Angelis: «Hayek, Bentham y la máquina global de trabajo: la aparición del panóptico fractal». El trabajo en debate. Herramienta. Buenos Aires. 2009, p. 145.
47 Massimo De Angelis: «Hayek, Bentham y la máquina global de trabajo: la aparición del panóptico fractal». El trabajo en debate. Herramienta. Buenos Aires. 2009, pp. 156-157.
48 https://www.alainet.org/es/articulo/154547?language=es
49 https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=1821
50 https://www.sinpermiso.info/textos/coca-cola-la-lucha-sirve-pero-la-lucha-sigue
51 https://vientosur.info/alemania-las-educadoras-dicen-no/
52 https://www.cadtm.org/Nuevas-luchas-sindicales-en-la
53 https://viacampesina.org/es/la-internacional-dias-se-llama-la-via-campesina/
54 https://blogs.publico.es/la-soledad-del-corredor-de-fondo/2017/08/31/de-kellys-riders-y-subcontratas-el-nuevo-sindicalismo-y-la-condicion-precaria/
55 https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/11/12/colombia-estados-unidos-se-reacomoda-geopoliticamente-sin-el-uribismo/
56 https://www.sinpermiso.info/textos/los-trabajadores-son-el-corazon-del-algoritmo-el-nuevo-capitalismo-digital-entrevista
57 https://vientosur.info/estados-unidos-la-gran-huelga-de-2021/
58 https://www.elsaltodiario.com/analisis/posible-vuelta-chalecos-amarillos
59 https://www.resumenlatinoamericano.org/2018/09/13/los-sindicatos-britanicos-reivindican-una-semana-laboral-de-cuatro-dias-sin-reduccion-de-salario/
60 https://www.wsws.org/es/articles/2019/11/25/hola-n25.html
61 https://kaosenlared.net/la-reformacion-de-la-clase-obrera/
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63 https://mpr21.info/los-trabajadores-de-hollywood-estan-decepcionados-con-el-acuerdo-firmado-por-el-sindicato/
64 https://kaosenlared.net/guggenheim-bilbao-el-museo-de-las-subcontratas-el-museo-de-la-precariedad/
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66 https://www.wsws.org/es/articles/2021/09/11/pers-s11.html
67 https://prensaobrera.com/internacionales/sudafrica-la-gran-huelga-del-acero-entra-en-su-tercera-semana/
68 https://www.izquierdadiario.es/Luchas-de-mujeres-por-la-vivienda-ayer-y-hoy
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82 Gabriel Kessler: El sentimiento de inseguridad. Siglo XXI, Argentina, 2009. P. 188.
83 Darío Melossi: Controlar el delito, controlar la sociedad. Siglo XXI, Argentina 2018, pp. 301 y ss.
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85 https://www.psicoactiva.com/blog/las-10-estrategias-manipulacion-sylvain-timsit/
86 Richard Dawkins: «¿Quién acudiría a un mitin en contra de la razón» La ciencia en el alma. Espasa. Barcelona 2019, pp. 367-371.
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89 Pilar Calveiro: Violencias de estado. Siglo XXI. Argentina 2012, pp. 304-305.
90 https://mpr21.info/facebook-contrata-al-ex-oficial-de-prensa-de-la-otan-como-su-jefe-de-inteligencia/
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92 https://elsudamericano.wordpress.com/2011/10/19/la-fundacion-ford-y-la-cia/
93 https://rebelion.org/el-imperio-facebook/
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95 https://canarias-semanal.org/art/31465/la-otan-y-su-nueva-guerra-cognitiva
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97 https://mpr21.info/canada-realizo-experimentos-sobre-desnutricion-con-los-ninos-indigenas-de-los-internados-catolicos/
98 https://rebelion.org/como-usa-israel-el-reconocimiento-facial-para-monitorear-ciudadanos-palestinos/
99 https://www.elsaltodiario.com/el-blog-de-el-salto/psiquiatria-mercantilizacion-malestar
100 https://www.elsaltodiario.com/orange/france-telecom-condenada-acoso-laboral-masivo-19-suicidios
101 https://www.publico.es/sociedad/maximo-historico-suicidios-primer-ano-pandemia-11-personas-dia-quitaron-vida-2020.html
102 Ricardo Antunes: «Marx y las formas actuales de alienación: las cosificaciones inocentes y las cosificaciones extrañadas». De regreso a Marx. Bellaterra. Manresa 2020, pp. 159-176.
103 Andrew Kliman: Reivindicando El Capital de Marx. Una refutación del mito de su incoherencia. El Viejo Topo. Barcelona. 2020. P. 170.
104 https://blogs.publico.es/dominiopublico/41097/el-progresismo-necesita-una-revolucion-pero-espana-una-reforma/
105 https://www.eldiario.es/sociedad/ultima-hora-coronavirus-actualidad-politica-12-noviembre_6_8482795_1081009.html
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