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Cartas inéditas, en honor del filósofo fallecido

Carlos Paris y Manuel Sacristán: amistad y solidaridad

Fuentes: Rebelión

Las cartas pueden consultarse en la Biblioteca de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. La primera, de Sacristán, está fechada en abril de 1980. Tema: su nombramiento como catedrático «una de tantas escaramuzas que se libran entre banderías académicas [barcelonesas] en torno a tesoros para mí enigmáticos.» Carlos Paris Amador […]


Las cartas pueden consultarse en la Biblioteca de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona.

La primera, de Sacristán, está fechada en abril de 1980. Tema: su nombramiento como catedrático «una de tantas escaramuzas que se libran entre banderías académicas [barcelonesas] en torno a tesoros para mí enigmáticos.»

Carlos Paris Amador

Universidad Autónoma

Madrid

Querido amigo,

no te tienes que preocupar ni poco ni mucho por el asunto de la propuesta de catedrático a mi favor. Te agradezco lo que dices al respecto, pero la verdad es que no hay motivo para tomarse la cosa en serio. Tiene todo el aspecto de ser (en Barcelona) una de tantas escaramuzas que se libran entre banderías académicas en torno a tesoros para mí enigmáticos. Es verdad que las personas de otras Universidades que se han interesado por la cosa no tienen nada que ver con esas intrigas. Pero ellas hacen que yo mismo no tenga interés por el desarrollo de la gestión. De modo que, repito, no te hagas mala sangre y olvida el asunto.

Con amistad,

Tres meses más tarde, 5 de julio de 1980, escribía Sacristán de nuevo a su amigo, y a otras personas solidarias, con ocasión de una cena de homenaje que había sido organizada en su honor -y en el de otros compañeros afectados- por el rechazo al nombramiento del consejo de Ministros de la UCD bajo la responsabilidad directa del Ministro de Educación. Un Sacristán en estado puro: «Me permito la esperanza de que esta réplica desproporcionada sea muestra de una sensibilidad tan despierta que permita a las voluntades obrar también en ocasiones de mayor daño y riesgo.»

A Carlos Paris [2]

Queridos amigos,

no me va a ser posible asistir a la cena del jueves. Os ruego que disculpéis mi ausencia y que acojáis mi agradecimiento y mi satisfacción por una cosa que salta a la vista: la desproporción entre la resuelta y generosa solidaridad de tantas personas y la escasa importancia de las circunstancias personales de este asunto (y estoy por decir que no sólo de las mías, sino incluso de las de mis cuatro colegas). Me permito la esperanza de que esta réplica desproporcionada sea muestra de una sensibilidad tan despierta que permita a las voluntades obrar también en ocasiones de mayor daño y riesgo. El que susciten esa esperanza es lo que más hay que agradecer a las personas presentes en esta reunión y a las que han colaborado con ellas [4].

Cordialmente,

M.S.L.

En nota manuscrita, Manuel Sacristán escribió en su copia de la carta una observación que no he sido capaz de transcribir en su totalidad:

Carlos Paris llamó al día siguiente, diciendo que le habían dicho que esta carta no se podía leer, porque… a los amigos.

Por su parte, años después, el filósofo Carlos Paris, el intelectual comprometido que nunca dejó de dar la cara, escribió a Sacristán el 20 de abril de 1984 en los términos siguientes:

Considero que tu nombramiento como catedrático sería un acto de justicia y un factor muy positivo para la renovación y perfeccionamiento de nuestra Universidad. He denunciado, hace largo tiempo, tanto por escrito como a través de declaraciones públicas, las ausencias de que adolece nuestra Universidad…

Carlos Paris, que fue miembro del Comité Central del PCE, estuvo siempre donde había que estar. Y hasta el final de sus días. Con todo el coraje del que era capaz y que era mucho. Con la máxima dignidad. Apoyando a los movimiento sociales emergentes, abonado siempre las finalidades y organizaciones de las izquierdas transformadoras, las que no se conforman, las que no claudican. Como él que nunca claudicó. Hasta siempre, compañero, maestro, filósofo comprometido.

Notas:

[1] Su nombramiento como catedrático extraordinario no se hizo efectivo hasta 1984. La propuesta de nombramiento fue rechazada en Consejo de Ministros del gobierno de la UCD. Cuando José Mª Maravall fue nombrado ministro de Educación y Universidades en el primer gobierno PSOE el asunto adquirió otro rumbo.

[2] Es probable que Sacristán no llegara a enviar finalmente la carta. En un telegrama remitido el 7 de julio de 1980 a su amigo señalaba: «Ruego disculpen mi ausencia y acojan mi agradecimiento por tan cordial e inmerecida muestra de solidaridad colegial. Cordialmente, Manuel Sacristán Luzón».

[3] Carlos Castilla del Pino, Manuel Castells, J. Vidal Beneyto y Miguel Sánchez Mazas. En carta enviada a Sacristán desde México el 4 de julio de 1980, Adolfo Sánchez Vázquez apuntaba:

Cuando me disponía a escribirte con este motivo [fallecimiento de Giulia Adinolfi, la primera esposa de Sacristán], me entero también de que…se te ha negado una vez más, pero ahora en forma aún más escandalosa, el derecho legítimo a ser catedrático de la Universidad. Es verdaderamente asombroso, a la vez que sumamente indignante, que esto pueda suceder todavía en España, aunque no debiera sorprender tanto si se piensa en quienes tienen el poder fáctico -como ahí se dice- en España y, consecuentemente, en el sistema universitario. Pero de todas maneras no puede uno dejar de sentirse indignado ante hechos de esta naturaleza. Te expreso, pues, en este momento mi más viva solidaridad y la esperanza de que este entuerto pueda ser deshecho algún día, o sea, cuando decisiones de este tipo no estén en manos de este vergonzoso y cavernario consejo de rectores».

[4] En «Desde mi puesto en el Consejo de Rectores» ( El País , 13/7/1980), Antonio M. Badia i Margarit, entonces rector de la UB, apuntaba:

[…] Honestamente he de reconocer que yo expresé ciertas reservas en cuanto al procedimiento para nombrar catedráticos por vía directa. Reservas que no podían sorprender a nadie. Sabido es que quienes estamos hoy al frente de la Universidad de Barcelona propugnamos una política de profesorado que no lleve indefectiblemente a su funcionarización, lo cual quiere decir que aspiramos a poseer un profesorado contratado digno y prestigioso, por lo menos como una doble vía, que permita su coexistencia con el cuerpo de profesores funcionarios.

Ahora bien, añadía Badia i Margarit, ante el peso de la legislación vigente

[…] se nos impone el realismo, y tanto este como la autonomía universitaria que defendemos con ahínco no dejaban ningún lugar a dudas: mi presentación de Manuel Sacristán, candidato de la Universidad de Barcelona a ser nombrado catedrático por nombramiento directo, se convertía así en su defensa ante el consejo, si éste se mostraba reacio. Hechas, pues, las reservas dichas (que el propio interesado no desconocía), me correspondió la honrosa y delicada tarea de hacer la apología de Sacristán en un medio que no le era favorable, y sólo diré que fue a propósito de él que la tensión de los reunidos alcanzó su cota más elevada y más violenta. Por cierto que, informado Sacristán por mí mismo del resultado aciago de la propuesta, su reacción fue para mí una profunda lección de humanidad . [la cursiva es mía].

De su reacción de profunda lección de Humanidad, tenemos los testimonios de Vera Sacristán y Francisco Fernández Buey en los documentales «Integral Sacristán», dirigidos por Xavier Juncosa (El Viejo Topo, Barcelona, 2006)

Salvador López Arnal fue alumno de Manuel Sacristán y lector de Carlos Paris.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.