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Casa con muerto

Fuentes: http://isaacrosa.blogspot.com/

Cuando éramos niños solíamos jugar en un patio con columpios que había en nuestro edificio. Un día alguien, para asustarnos, nos contó que durante la construcción del edificio había muerto un albañil, y que lo habían enterrado bajo el tobogán. Durante semanas fantaseamos con el espíritu del obrero que asomaría de la arena infantil para […]

Cuando éramos niños solíamos jugar en un patio con columpios que había en nuestro edificio. Un día alguien, para asustarnos, nos contó que durante la construcción del edificio había muerto un albañil, y que lo habían enterrado bajo el tobogán. Durante semanas fantaseamos con el espíritu del obrero que asomaría de la arena infantil para atraparnos. Eran los tiempos de Polstergeist y del clip de Thriller, y había leyendas urbanas sobre casas levantadas en antiguos cementerios.
Hoy, sin saberlo, muchos españoles viven en edificios con muerto. Durante su construcción un hombre cayó de un andamio o fue sepultado en hormigón. Su fantasma no está solo, pues se acompaña de las manos amputadas y las vértebras aplastadas que dejaron incapacitados a sus dueños de por vida. Los inquilinos lo ignoran, claro, como ignoramos cuántos muertos y lisiados costó el túnel o a autopista que usamos. No hay placa en recuerdo, nadie lleva flores, ni reciben el nombre del caído. Sus muertes y heridas no fueron heroicas, más bien vulgares, rutinarias, no causaron escándalo ni alarma social, y sólo merecieron un suelto en el periódico.
A veces juego a que soy ministro de Trabajo e impongo por decreto que las casas con muerto queden marcadas para siempre. Tal vez nadie querría vivir en ellas, y sólo lo harían pagando la mitad que en una casa sin muerto, de manera que los constructores tomarían nota. ¿No elegimos productos con etiqueta verde o de comercio justo? Pues a ver cuándo podemos exigir casas sin muerto.

http://isaacrosa.blogspot.com/