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Castro, semblanza de un revolucionario

Fuentes: BBC/Rebelión

Hasta este martes Fidel Castro era el líder que más tiempo había permanecido en el poder a nivel mundial en la historia contemporánea. A pesar de que su acérrimo enemigo -el gobierno de Estados Unidos- trató de deshacerse de él en varias ocasiones, Castro vio el paso de nueve presidentes estadounidenses. Para Estados Unidos, Castro […]

Hasta este martes Fidel Castro era el líder que más tiempo había permanecido en el poder a nivel mundial en la historia contemporánea.

A pesar de que su acérrimo enemigo -el gobierno de Estados Unidos- trató de deshacerse de él en varias ocasiones, Castro vio el paso de nueve presidentes estadounidenses.

Para Estados Unidos, Castro representó un constante recordatorio de que las ideas comunistas, si bien prácticamente han desaparecido del resto del planeta, siguen vivas y en el poder nada menos que a 144 kilómetros de sus costas.

Castro nació en 1926, en el seno de una familia de ricos terratenientes. Consciente de los fuertes contrastes entre su alto nivel de vida y la pobreza de tantos otros cubanos, se convirtió en revolucionario.

Con un grupo de jóvenes de ideas similares, decidió derrocar al régimen de Fulgencio Batista, que se había convertido en sinónimo de corrupción, inmoralidad y fuerte desigualdad.

En la década del ’50, Cuba era considerada un paraíso de ricos en manos de la mafia. La prostitución, el juego y el tráfico de drogas eran problemas endémicos.

Revolución

Castro dirigió el asalto al cuartel Moncada de Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953. Aunque ese intento fracasó, marcó el inicio de la revolución que él encabezaría.

Después de un breve período en prisión, de la que salió gracias a una amnistía, Castro se exilió en México, donde organizó una expedición en la que regresó a Cuba en compañía, entre otros, del argentino Ernesto «Che» Guevara, a quien había conocido en México.

Luego de desembarcar por el oriente de Cuba, Castro montó una campaña de guerrilla clásica desde su base en las montañas de la Sierra Maestra.

La revolución triunfó el 1 de enero de 1959, cuando Batista huyó del país y Castro estableció un nuevo gobierno que, entre otros, incluía a Guevara.

El nuevo gobierno prometió devolver la propiedad de la tierra a los campesinos y defender los derechos de los pobres.

Unión Soviética

Desde el comienzo, Castro insistió que su ideología era, primero y principalmente, cubana.

«No hay comunismo o marxismo en nuestras ideas, sólo democracia representativa y justicia social», dijo en esos momentos el futuro líder del Partido Comunista de Cuba.

El gobierno de Estados Unidos no tardó en criticar y desairar al nuevo régimen cubano.

En gran parte debido a las nacionalizaciones de empresas de propietarios estadounidenses por las que no se pagó la debida compensación, Estados Unidos comenzó un embargo comercial contra Cuba, que todavía se mantiene.

Castro sostuvo que fue empujado a los brazos de la Unión Soviética y de su líder, Nikita Khrushchev.

Así, Cuba pronto se convirtió en un campo de batalla de la Guerra Fría.

Girón y los misiles

En abril de 1961, un grupo de cubanos exiliados, apoyados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, invadió la isla por playa Girón, en Bahía de Cochinos, con el objetivo de derrocar a Castro.

La invasión, que terminó con la muerte de varios de los atacantes y la captura de cerca de otros mil, fue un duro golpe que Estados Unidos jamás le perdonó a Castro.

Un año después, aviones espías estadounidenses detectaron un cargamento de misiles soviéticos rumbo a Cuba. De repente, el mundo se vio al borde de una guerra nuclear.

«Una serie de bases militares con capacidad para lanzar misiles está siendo construida en esa isla cautiva. Su objetivo no puede ser otro que brindar la posibilidad de un ataque nuclear contra el hemisferio occidental», aseguró el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

Durante trece tensos días, las dos superpotencias se enfrentaron en una guerra de acusaciones y amenazas, pero fue la Unión Soviética la que primero dio el brazo a torcer.

Krushchev aceptó no instalar misiles en Cuba a cambio de la promesa secreta de Estados Unidos de que retiraría sus armas de Turquía.

Presencia militar en África

A pesar de la «victoria» estadounidense en el conflicto de los misiles, para entonces Castro se había convertido en el enemigo público número uno de Washington.

La CIA intentó en varias ocasiones deshacerse de él. Primero trató de asesinarlo en la «Operación Mongoose», que incluyó diversos planes, como por ejemplo que fumara un habano cargado con explosivos. A la CIA incluso se le ocurrió hacerle caer la barba para ridiculizarlo.

La Unión Soviética respondió saliendo en ayuda de Cuba. Le compró su producción de azúcar y, a cambio, envió a La Habana barcos cargados de productos que hacían falta en la isla debido al embargo estadounidense.

A pesar de su creciente dependencia soviética, Cuba se convirtió en uno de los impulsores del Movimiento de Países no Alineados.

«Periodo Especial»

En esa época -mediados de los ’80- el gobierno de Moscú pasó a manos de Mijail Gorbachov, quien introdujo grandes cambios que terminarían con la desaparición de la Unión Soviética a comienzos de la década de 1990.

La llegada de Gorbachov y su perestroika (reestructuración) y glasnost (transparencia) le asestaron un duro golpe al gobierno castrista.

Por otra, tras la desintegración de la Unión Soviética y los cambios de gobierno del resto de sus aliados europeos, Cuba perdió los socios económicos con los que había comerciado durante tres décadas.

Comenzó lo que se denominó el «Período Especial en Tiempos de Paz», que en términos reales se tradujo en una profunda crisis económica.

Éxodo

A mediados de los ’90, miles de cubanos, cansados de esta situación, comenzaron a lanzarse al mar en embarcaciones precarias, con la esperanza de llegar a Miami a una vida económica mejor. A pesar de ellos, los cubanos se mantuvieron firmes en su modelo social y el liderazgo de Fidel Castro resultó inquebrantable a  la dura situación económica.

Después Cuba volvió a la actualidad internacional cuando, durante varios meses, Elián González, un niño que llegó a Miami por mar en noviembre de 1999 y que perdió a su madre en el camino, se convirtió en portada de casi todos los periódicos de la región.

Tras una larga batalla legal entre su padre, que había quedado en Cuba, y sus parientes en Miami, el niño fue enviado de vuelta a la isla.

Castro también obtuvo buenos resultados en temas internos: el servicio de salud cubano sigue siendo considerado uno de los mejores de la región y el índice de mortalidad infantil es comparable al de los países más desarrollados.

Vientos de cambio

Castro pareció moderara sus posiciones en los últimos años. En 1998 recibió al papa Juan Pablo II, algo que incluso cinco años antes hubiera sido impensable.

El Papa aprovechó la oportunidad y criticó al gobierno cubano por la situación de los derechos humanos en la isla.

En los últimos años Castro encontró un nuevo aliado y un gran sostén económico en la figura del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Otros líderes regionales, como el presidente de Bolivia, Evo Morales, también se han declarado fieles simpatizantes del mandatario cubano.

Problemas de salud

El 31 de julio de 2006 Fidel delegó provisionalmente sus cargos a su hermano, Raúl, después de ser sometido a una operación de emergencia por una grave enfermedad intestinal.

Fue la primera vez en más de 40 años que se alejó del poder.

Su última aparición pública fue en un encuentro internacional durante una reunión del Mercosur, en Córdoba, Argentina, en la que participó como invitado especial.

Allí, frente a miles de personas, auguró que un «Mercosur social» llegaría para «cambiar el mundo».

A pesar de estar convaleciente, Fidel se presentó en enero de este año en las elecciones parlamentarias.

El presidente interino, Raúl Castro, fue el diputado que más votos recibió en los comicios, superando a Fidel por un estrecho margen.

Raúl consiguió el 99,4% de los votos, mientras que Fidel logró el 98,3%.

Su estado de salud y algunas de sus últimas reflexiones ya habían hecho pensar que Fidel, a sus 81 años, podría no aceptar la presidencia del Consejo de Estado, cargo que ocupaba desde 1976.