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Chile sin ti, Celia Hart

Fuentes: Rebelión

«Quisiera tener un hijo, brillante como un clavel, ligero como los vientos, para llamarlo Manuel, y apellidarlo Rodríguez, el más preciado laurel». Violeta Parra Este año, la 18° Feria Internacional del Libro de La Habana tiene como país invitado a Chile, un estado hermano latinoamericano que está tratando de recomenzar su camino después de los […]

«Quisiera tener un hijo, brillante como un clavel, ligero como los vientos, para llamarlo Manuel, y apellidarlo Rodríguez, el más preciado laurel». Violeta Parra

Este año, la 18° Feria Internacional del Libro de La Habana tiene como país invitado a Chile, un estado hermano latinoamericano que está tratando de recomenzar su camino después de los terribles años de la dictadura de Pinochet. Yo, como italiana, recuerdo el duro destierro de muchos compañeros chilenos que han tenido que abandonar su patria para buscar refugio en mi península, no esta de hoy, pero aquella de los años setenta, (cuando todavía existía y sabía imponerse nuestro glorioso PCI), sin nunca olvidar su tierra de origen, continúan soñando con una patria liberada y luchando en una batalla muy dura. Desafortunatamente la historia no ha sido muy justa con ellos, aquel 11 de septiembre de 1973, cuando Salvador Allende le fue arrebatado a los chilenos, su presidente democráticamente electo, y después tuvieron que padecer las torturas más brutales, la casi total desaparición de una generación entera que tuvo la altanería de no bajar la cabeza al sucio fascismo de «el innominado» (como llamaron Pinochet): pero creo que el hecho más triste ha sido veer morir el dictador sin que alguien lo haya condenado nunca por los 3000 muertos o los muchos millares de desaparecidos torturados, hechos reales de lo cual es acusado.

Esta impunidad vergonzosa me hace hervir la sangre, como la italiana atípica que soy, que no acepta que su patria, esta de hoy, con Berlusconi al mando, sea el refugio para criminales brutales de la Operación Cóndor en América Latina, como, para citar uno solo de ellos, Alfonso Podlech, ex procurador de Pinochet, que no ha recibido todavía un proceso, en Roma. ¿Pero qué podemos esperar, si sólo hace pocos días mi «querido» presidente del consejo, Berlusconi ironizó afirmando «Fueron bonitos días, los hicieron bajar del avión» refiriéndose a los famosos «vuelos de la muerte» forma en que mataron a los desaparecidos argentinos????? Para mí, este año, caminar por las calles de la Fortaleza de la Cabaña y trabajar voluntariamente en el Comité Internacional por la libertad de los Cinco cubanos es algo triste, se abre otra vez la herida que no podrá cerrarse nunca: Celia Hart no está a mi lado para exigir la libertad de Ramón, Antonio, Gerardo, René y Fernando.

Se fue de repente y así de improviso, en el momento cuando era más necesaria, y dejó también inconclusa una visita a Chile, donde había sido invitada por los compañeros del Frente Patriótico Manuel Rodriguez. Celia estaba entusiasmada con este viaje, a menudo hablaba de la situación de Chile y estaba curiosa por conocer de cerca la realidad chilena. En respuesta a la invitación, les escribió a los compañeros chilenos: «Es un honor inmerecido esta invitación. Pero la acepto como el mayor regalo que pueda recibir por el 50° cumpleaños de mi revolución (si es que merezco algún regalo). Visitar Chile ha sido…es uno de mis sueños y si son ustedes los del Frente quien es me invitan, pues mejor».

Su ausencia en la Feria del libro ha sido de veras palpitante, justo el lunes 16 de febrero de 2009, cuando volví a entrar en la sala de presentación Calos J.Finlay, al lado de la sala Fernando Ortiz, (donde el año pasado asistí a la presentación del libro de León Trotsky «La Revolución traicionada», hecha por Celia y Jordi Martorell de la editorial Fundación Federico Engels) para escuchar a Alan Woods que presentó su nuevo libro «Reformismo o Revolución. El marxismo y el socialismo del siglo XXI. Una respuesta a Heinz Dieterich», siempre de la misma editorial. Jordi Martorell inició la presentación dando las gracias a Celia Hart Santamaría por haber logrado llevar la editorial a la Feria del Libro de La Habana hace cinco años, afirmando que «el deseo apasionado de Celia era llevar las ideas de León Trotsky a la Revolución cubana».

Este año Celia no ha podido participar físicamente en el acto, pero estuvo presente en nuestros corazones, mientras los asistentes tristes, de pie y algunos con los ojos húmedos estuvimos en silencio durante un minuto, recordándola. «Pero este homenaje es insignificante», afirmó Jordi, «si luego no continuamos en la lucha por la defensa de la Revolución cubana, por el socialismo mundial y para duplicar el esfuerzo por la liberación de los Cinco cubanos prisioneros políticos del imperio». Posteriormente, Alan Woods empezó la presentación del libro atacando las ideas de Dieterich, que quiere inventar el socialismo de nuevo, con ideas modernas y más «ligeras» que las del marxismo. «Compañeros, no se necesita un pensamiento nuevo, ya en el socialismo científico tenemos todo lo que necesitamos, porque sigue manteniendo su validez y su relevancia».

Cuando Alan Woods terminó, fui a abrazar a los compañeros de la editorial para saber, si aquella tristeza que yo estaba sintiendo los golpeaba a ellos también, casi una sensación de vacío infinito, mientras que en mis orejas todavía repicaba el júbilo de Celia en la presentación del libro de Trotsky por el éxito conseguido el año anterior. También este año la sala estuvo llena de un auditorio muy atento, que con sus interesantes preguntas prolongaron el tiempo destinado para la actividad.

Pero..siempre este vuelo invisible de la mariposa de la cultura cubana hace que mi cerebro no descanse, se interroga e inexplicablemente, hace que, casi al mismo tiempo, Jordi Martorell y yo, decidamos que al sábado siguiente, y siempre en el Feria del Libro, ibamos a dar un homenaje a Celia Hart, en el stand de la Fundación Federico Engels. Y así fué: la plazoleta ante de el stand D-13 de la Fortaleza del Cabaña se llenó de amigos y familiares de Celia, (algunos quedaron fuera por falta de espacio) que vinieron para darle un saludo y recordarla. Entre los presentes estaban Norma y Niurka, primas de Celia y estirpe orgullosa de estos Santamarías heroicos, Graciela Rodríguez Pérez, «Chela», secretaria de Armando Hart, padre de Celia y una segunda madre para ella, Yolanda Portuondo, escritora cubana, autora de una biografía de Haydée Santamaria, Helena Iono, periodista japonés, que trabaja en Brasil, James Crockford, luchador norteamericano del Free the Five que vive en Canadá, Graciela Ramirez Cruz, coordinadora del Comité Internacional por la libertad de los Cinco cubanos, Alejandro Gumà, presidente de la FEU de la facultad de Historia, Sociología y Filosofía y en representación de los familiares de los Cinco cubanos, las hijas de Ramón y René.

Creo que el hecho más bonito fue que la edad media de los participantes fue muy baja, muchos estudiantes y no solo cubanos han querido acompañarnos en este pequeño regalo a Celia, donde, después de las palabras de Jordi Martorell, Ana Muñoz de la fundación leyó el artículo de Celia «Tú sigues siendo mi Comandante en jefe, Fidel», escrito por la Hart al día siguiente a la presentación del libro de Trotsky en la Feria de La Habana del 2008 y el mismo día de la decisión de Fidel Castro de no aceptar la candidatura como presidente del Consejo de Estado y de los Ministros.

Después, yo leí una carta que Luis Giménez y Delvy Betancourt enviaron, de la dirección nacional del partido comunista de los trabajadores de Argentina, donde afirmaron: «Tuvimos el honor y la suerte de ser sus amigos y creemos que cualquier tributo que se le rinda es insuficiente En la mentalidad capitalista todo puede ser comprado, todo puede ser vendido. Los revolucionarios como el Che, como la Hart y como nuestros 30 mil desaparecidos demuestran la falsedad de tal pensamiento burgués. Mientras la injusticia reine, mientras un niño pase hambre, millones se alzarán por dar vuelta el rumbo de la historia.

Proponemos desde aquí, no un minuto de silencio, sino un minuto de aplausos en memoria de Abel, de Celia y de todos los compañeros caídos en la lucha por un mundo mejor». Alan Woods concluyó el acto recordando el trabajo político de Celia e invitando a los presentes a cantar la «Internacional».

Así se acabó el acto dedicado a Celia, al día siguiente se acabó la Feria del Libro en el circuito de La Habana y a nosotros nos queda la tarea de continuar la lucha, de seguir difundiendo la Revolución, porque sabemos que el capitalismo ya perdió y que sólo el socialismo puede salvar al género humano. Quiero terminar con las palabras de Violeta Parra, cantante chilena revolucionaria, que denotan un conjunto de tristeza y optimismo (que tengo en mi alma), pero siempre con una fe infinita en la Revolución cubana: «Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de ustedes que es el mismo canto y el canto de todos, que es mi propio canto. Gracias a la vida que me ha dado tanto».

*la autora es la responsable de la página en italiano de Prensa Latina