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Urgencias de presidencia: el caso Ponce Lerou

Fuentes: Rebelión

También se exhibió impúdicamente, como argumento, una supuesta proeza científica, pretendidos avances tecnológicos alcanzados por SQM que ni los chinos, ni los rusos, ni siquiera los yanquis están cerca de descubrir, Benjamin Franklin, Charles de Coulomb, Louis Pasteur, Thomas Edison y Alessandro Volta son una alpargata al lado de Ponce Lerou, se ve que la virgen del Carmen está con el yernísimo, lo protege y lo datea que es un primor.

Hace unos días, -aún en el 2023-, tras el rechazo al proyecto de Constitución pergeñado por el fascismo, la (me cuesta llamarla) prensa… informó:

“el Presidente pronunció un medido discurso en el que señaló que las urgencias son otras y dio por cerrado el proceso constitucional.”

En ese momento -más que cabreado con la sumisa solicitud que muestra hacia las limosnas-, me atreví a afirmar que la escoria política se acomoda a cualquier vaina siempre y cuando las “urgencias” sean definidas por los empresarios, en fin, por los peces gordos.

No fue necesario armarse de paciencia para enterarse de cuáles eran esas “urgencias” tan urgentes: entregarle el Litio (y lo que quedaba, si es que algo quedaba, de castidad, virtud y decencia) al yernísimo, ese que en dictadura se trincó por cojones SQM, para gran satisfacción de la escoria política que el estafador financió y sigue financiando como se hace con las paicas y las grelas tarifadas.

Para acallar cualquier manifestación de incomodo, facilitar la penetración y potenciar el goce, el cielo luminoso que funge de mandamás nos entregó algunas cifras, todas ellas relativas a la pasta gansa de la que dispondrá el erario nacional, cuestión de activar el funcionamiento de nuestras glándulas salivales en plan reflejo pavloviano: hace poco nos había deseado “ser felices” (sic), lo que en estricto rigor, como decimos en Francia, “no come pan”, ergo no cuesta un chavo, es un sinónimo simplón del conocido “que Dios se lo pague”.

Del billete largo que se apodera Ponce Lerou, de la gigantesca pata de cabra -herramienta indispensable para los cacos deseosos de descerrajar puertas refractarias- que se le ofrece para abrir mercados, negociar y recibir millonarias participaciones accionarias de inversionistas extranjeros ansiosos de “colocar” sus capitales ociosos… nada. En realidad Ponce Lerou asciende a la calidad de portero del burdel, ese que detiene en la puerta a los clientes indeseables o se las abre amplias a los acaudalados puteros habituales, dadivosos a la hora de remunerar al personal.

También se exhibió impúdicamente, como argumento, una supuesta proeza científica, pretendidos avances tecnológicos alcanzados por SQM que ni los chinos, ni los rusos, ni siquiera los yanquis están cerca de descubrir, Benjamin Franklin, Charles de Coulomb, Louis Pasteur, Thomas Edison y Alessandro Volta son una alpargata al lado de Ponce Lerou, se ve que la virgen del Carmen está con el yernísimo, lo protege y lo datea que es un primor.

Las almas piadosas, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda (pero… ¿no es lo mismo, Monseñor?) alabaron al cielo luminoso, ensalzando su “pragmatismo”, cualidad que pondrá Chile muy alto en la lista de los países que atraen bucaneros, filibusteros, corsarios y otros aventureros -¡qué digo!, a toda la Hermandad de Piratas del Caribe, que Emilio Salgari y Sandokan nos iluminen-, que llegan con el loable propósito de explotar -es el caso de decirlo- nuestras riquezas que fueron nacionales y a nuestros trabajadores (Milei les llama “capital humano”) y así engrasar a quienes ya desbordan de grasa, gracias mayormente a que de vez en cuando “engrasan” a sus serviles condottieri, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, no se puede decir que a la hora de las propinas sean weones agarrados.

Un pelín urgido por otras “urgencias” -mucho más sencillas y domésticas que las que mueven al cielo luminoso-, me atreví a evocar este tema en los albores de un año que comienza como el orto, a pesar de los sinceros deseos que el personal se distribuyó generosamente a fines del 2023, deseos que como los del cielo luminoso (ser felices), “no comen pan”, ergo no cuestan un chavo.