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Cine de la RDA: buscan promover una cara desconocida de la cultura de Alemania del Este

Fuentes: Deustche Welle/Clarin

Un archivo de películas de gran valor histórico se conserva en perfecto estado. Se trata de 1.770 filmes rodados en la República Democrática Alemana y 5.800 documentales con sello del este europeo. Ahora, dos instituciones de ese país intentan difundir la colección en todo el mundo.

Algunos filmes se destacan por su valor histórico, como «Los asesinos están entre nosotros». Otros gozaron en su día de reconocimiento internacional, como «Solo Sunny», galardonada en la Berlinale de 1980 con el Premio de la Crítica y el Oso de Plata a la mejor actriz para Hildegard Knef. Un inmenso archivo documental esconde tesoros que dieron la vuelta al mundo, como las imágenes del bombardeo de La Moneda chilena por las fuerzas de Pinochet en 1973.

Muchas de estas películas, grandes éxitos en Europa del Este, pasaron sin gran pena ni gloria por el devenir de la mitad occidental del planeta. La distribuidora Progress y la Fundación DEFA se esfuerzan hoy por dar a conocer 48 años de cine, apoyadas por el renacer de la temática RDA. Largometrajes como la melancólica comedia «Good bye Lenin!» (2003), dirigida por Wolfgang Becker, o el drama ganador de un Oscar «La vida de los otros (2006)», de Florian Henckel von Donnersmarck, están despertando no sólo en Alemania sino a nivel internacional el interés por lo rodado al otro lado del Muro.

La primera película de posguerra

Berlín, 1945. La II Guerra Mundial terminó. La capital alemana no es sólo una ciudad en ruinas: es zona ocupada. En uno de los sectores que la dividen, el soviético, la industria cinematográfica empieza a funcionar. El 17 de mayo de 1946 nace la productora fílmica DEFA y cinco meses después se estrena «Los asesinos están entre nosotros», dirigida por Wolfgang Staudte, la primera película de una todavía inexistente República Democrática Alemana, que se fundará en 1949, y de una Alemania aún no marcada por el Muro, que hará acto de presencia en 1961.

«Los rusos fueron los primeros en darse cuenta de la importancia del cine en la democratización, la educación de la población y su entretenimiento», explica Christel Jansen, de la distribuidora Progress, la empresa que desde 1950 gestiona la producción fílmica de la RDA. «La primera licencia para la producción de películas en Alemania tras el conflicto la otorgaron los soviéticos, y ésta fue a parar por supuesto a los estudios que se encontraban en su zona de ocupación: en Babelsberg, Potsdam, donde Marlene Dietrich se hizo famosa», agrega.

Tesoros en los archivos fílmicos

Como país comunista, la RDA concedió a sus directores enormes facilidades para que eternizasen con sus cámaras las experiencias socialistas en otras partes del mundo. Walter Heynowski y Gerhard Scheumann documentaron «La vía chilena hacia el socialismo» de Salvador Allende, y el 11 de septiembre de 1973 pudieron presenciar un momento único: el ataque a La Moneda, el palacio presidencial chileno, durante el golpe de Estado del general Augusto Pinochet.

«Documentales de este tipo no son sólo un ejemplo de la producción fílmica en la antigua RDA, sino que contienen un trozo de la historia de Chile. Son grabaciones únicas, que incluyen entrevistas con los responsables del golpe, con las víctimas, imágenes del 11 de septiembre y otras tomadas después en el campo de concentración de Pisagua», comenta Jansen.

Cine vivo para interesados

En 1994, cinco años después de que cayera el Muro de Berlín y cuatro de la reunificación de Alemania, la DEFA produjo su última película: «Novalis, la flor azul», dirigida por Herwing Kipping. La psicodélica historia de un amor imposible puso punto y final a las «películas del este alemán». La DEFA dejó de existir. De su legado se ocupa desde 1998 la Fundación DEFA.

Quien no interrumpió su trabajo con la nueva situación política fue la distribuidora Progress. Ella manejó en exclusiva los derechos de los filmes en el paréntesis entre 1994 y 1998, y se preocupa por asegurar hoy que el mundo del cine en la RDA no caiga en el olvido, además de gestionar las licencias de 4.000 películas extranjeras sincronizadas en la Alemania del este.

Embajadas alemanas, Institutos Goethe, festivales de cine, canales culturales en televisión y, sobre todo, los DVD son los lugares predilectos en los que se encuentran hoy las películas de la RDA. Su distribución no es más difícil que la de otros filmes de su misma edad, asegura Jansen, y quien se interesa, da con ellos. «Es un cine que está muy vivo», asegura.

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