Traducido del portugués para Rebelión por Catherine M. Bryan
Por la mañana, apenas despierto, un amigo brasileño me informó de la trascendental noticia que, horas después, inundó todos los medios de comunicación en el planeta: la muerte de Fidel Castro Ruz, el líder histórico de la Revolución Cubana.
El acontecimiento histórico y doloroso fue reportado inicialmente por el actual presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, el hermano de Fidel. En un mensaje transmitido por la televisión cubana, expresó: «Con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy, 25 de noviembre del 2016 a las diez y 29 horas de la noche, falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. En cumplimiento de la voluntad expresa del compañero Fidel, sus restos serán cremados en las primeras horas de mañana sábado 26. La comisión organizadora de los funerales brindará a nuestro pueblo una información detallada sobre la organización del homenaje póstumo que se le tributará al fundador de la Revolución Cubana. ¡Hasta la victoria! ¡Siempre!».
El dolor despertó algunos recuerdos que estimularan mi memoria, revelando el deseo de escribir unas líneas para grabar la importancia y el impacto que la existencia histórica de Fidel Castro tuvo en mi historia y en la historia de mis compañeros de generación. Si la memoria no me falla, estaba en la isla de Itaparica, Bahia, Brasil, cuando escuché por primera vez el nombre de Fidel Castro. En ese momento su nombre fue asociado con los planes criminales de los Estados Unidos para asesinar al comandante Fidel. En la novela de mi libro Memorial da Ilha e otras ficções, traté de representar ese evento, a través de un diálogo entre amigos que estaban en la isla en aquel momento: «La semana pasada, fui informado por un amigo que realmente sabe cosas, que el gobierno de Estados Unidos quiere derribar a Fidel Castro y, en secreto, ya ordenó a la CIA: hacer los planes para invadir Cuba y asesinar al líder cubano». (1)
A partir de ese momento en la isla, me interesé por las figuras de Fidel Castro y del Che Guevara. Y siempre que era posible, trataba de ver las imágenes de los dos líderes, y de entender lo que significaba la Revolución Cubana para Brasil y América Latina. Me di cuenta en aquel entonces, del por qué el gobierno de Estados Unidos no sólo usaba de diferentes pretextos para invadir y conquistar países del Caribe y de América Central (como Haití, 1917, Nicaragua en 1927, Cuba en 1933, Guatemala 1954), sino sobre todo por qué Fidel Castro y Ernesto Che Guevara lucharon en la Sierra Maestra contra el régimen dictatorial de Batista y el gobierno de EE.UU. para hacer una revolución socialista y liberar la isla de Cuba de la dominación, la explotación y la opresión del imperialismo estadounidense.
Alentados por el ejemplo revolucionario de Fidel Castro y el Che Guevara, nosotros, los jóvenes estudiantes universitarios de Brasil, también soñábamos y queríamos hacer una revolución socialista en Brasil para liberarnos del imperialismo norteamericano. Era una época en que a menudo repetíamos la frase de Ernesto Che Guevara: «Hay que endurecerse, pero sin perder la ternura jamás.»
El golpe militar de 1964 y la puesta en práctica de la dictadura militar brasileña por más de 20 años para servir al gobierno de Estados Unidos golpeó con fuerza cruel casi todos nuestros sueños y planes revolucionarios. Pero el sueño no había terminado. A pesar de los golpes de Estado y de las dictaduras militares establecidas en Argentina, Chile, Uruguay, a partir del modelo dictatorial de Brasil, nosotros, los jóvenes estudiantes brasileños y latinoamericanos, todavía teníamos esperanza y continuábamos luchando y soñando con la derrota de las dictaduras y con la victoria final de la revolución socialista en un futuro próximo. Por supuesto, la fuente ejemplar para la continuación de nuestra esperanza y nuestras luchas era no solo la revolución cubana sino la presencia de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia. Cuando el Che Guevara fue brutalmente asesinado por soldados bolivianos comandados por la CIA, nuestra esperanza empezó a menguar.
Mis recuerdos también señalan que a pesar de las grandes pérdidas que habíamos sufrido, nosotros, los estudiantes (ahora en grupos menores que antes), seguimos resistiendo a la dominación dictatorial a través de diferentes tipos de luchas: a través de la guerrilla urbana/rural, o vía la participación en el movimiento hippie y en el movimiento underground nacional/internacional, y/o mediante el consumo de marihuana y otras drogas, por vía de la música y el teatro…
Cansados, impotentes en la lucha para resistir y vencer a la dictadura, algunos de nuestra generación perdimos la paciencia (yo entre ellos) y decidimos salir por fin de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, los países de América Latina dominados y masacrados por los militares y la Operación Cóndor.
En el medio de aquel trance y del callejón sin salida, para no perder mi identidad personal y profesional, salí de Brasil para estudiar un postgrado en Sociología en la UNAM, Ciudad de México. Esto posibilitó que siguiera resistiendo simbólicamente a la dictadura militar, mientras estudiaba para mejor entender por qué la revolución socialista había tenido éxito en Cuba, pero no había logrado el mismo resultado en Brasil y América Latina.
Recuerdo que fue durante en año de 1986 (cuando Brasil aún no se había restablecido las relaciones diplomáticas con Cuba) que yo, junto con unos colegas y amigos de Brasil y de América Latina, obtuvimos las visas en la Ciudad de México, DF, para viajar a la isla de Cuba. Recuerdo que estábamos en los últimos días de abril porque mi cumpleaños es celebrado el 28 de ese mes. Y recuerdo también que en la salida del avión de Aviación Mexicana hacia Cuba, de la pista del aeropuerto de la ciudad de Mérida, península de Yucatán, cuando la aeronave volaba a casi mil metros sobre el nivel del mar, una turbina del avión explotó en el aire. En llamas, el aparato comenzó a descender hacia el océano, aterrorizando a la tripulación y a los pasajeros. Cuando el piloto pudo controlar la aeronave, después de la expulsión de casi toda la gasolina del vehículo; cuando el piloto fue finalmente capaz de regresar y aterrizar en el aeropuerto de Mérida, algunos pasajeros decidieron que ya no continuarían en aquel viaje. Entre ellos se encontraba una amiga de Colombia que muy asustada, decidió que no valía la pena arriesgar su vida para saber lo que Fidel y la revolución habían hecho por el pueblo cubano.(2)
Esa misma noche (mientras esperábamos en el hotel por otro avión de Mexicana de Aviación para continuar el viaje a la isla) yo, el profesor Israel Pinheiro, y los compañeros de viaje, empezamos a beber ron como desesperados. Así que para olvidar el horror de esa experiencia aérea aterradora, y obtener el valor de entrar en el próximo avión para conocer la Cuba revolucionaria de Fidel, Israel y yo, subimos al avión de Mexicana completamente borrachos.
Quedamos alojados en Cuba por siete días. Durante este período, nos llevaron a visitar varias ciudades históricas, a conocer la casa del escritor Ernest Hemingway. Nosotros fuimos a bañar en las playas calientes y deliciosas del Caribe cubano, a participar en el gran Festival de Varadero y a frecuentar el encantador Teatro Karl Marx, donde asistimos al concierto de artistas como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Fito Paz y otros. Por la noche, aun tuvimos tiempo para celebrar mi cumpleaños en el gran malecón habanero de la ciudad de Habana, la capital de Cuba.
Nuestra visita culminó con nuestra participación en el desfile del pueblo cubano en el Día de los Trabajadores, en la Plaza de la Revolución, en donde podíamos ver a Fidel Castro en persona y escuchar su largo discurso sobre el futuro socialista de su población. El discurso terminó con el lema: ¡Hasta la victoria! ¡Siempre!». Este es, como sabemos, el mismo lema que expresó el presidente Raúl Castro Ruz al final del mensaje transmitido por la televisión cubana ofreciendo la noticia de la muerte de su hermano Fidel Castro Ruz, uno de los seres humanos más extraordinarios que la historia humana ha producido.
Esa noche, después de nuestro desfile con el pueblo de Cuba en la Plaza de la Revolución, amigos cubanos nos invitaron a una fiesta de despedida en una de las casas de su vecindario. Para esta fiesta, los amigos brindaron toda la comida para los invitados nacionales y extranjeros (el plato principal era una pavita preparada en estilo español-cubano) mientras que nosotros, los brasileños y los latinoamericanos, contribuimos comprando muchas botellas de ron cubano, de brandy de Checoslovaquia y de vodka de la Unión Soviética. En esa fiesta nocturna, había de lo bueno y de lo mejor para disfrutar de la compañía de esa gente humilde pero hospitalaria que alegremente nos enseñaba a bailar los ritmos cubanos. Fue una noche inolvidable y nosotros nos despedimos de ellos afuera de la casa, caminando y cantando en conjunto, «Guantanamera, guajira Guantanamera, Guantanamera, guajira Guantanamera. Yo soy un hombre sincero, de donde crecen las palmas. Yo soy un hombre sincero, de donde crecen las palmas, y antes de morirme yo quiero cantar mis versos del alma»…
Nuestra experiencia en la isla de Cuba fue humanamente tan gratificante y enriquecedora que aún hoy en día, mirando hacia atrás, me siento muy orgulloso de haber vencido al miedo y embarcado en el avión de Mexicana que nos introdujo al país de Fidel y al pueblo cubano. Para mí, Israel Pinheiro (y los amigos y colegas que nos acompañaron y no renunciaran a esa travesía), el accidente se transformó simbólicamente en una poderosa «prueba de fuego» en el camino de la lucha contra el sistema capitalista. Y a partir de esa experiencia única, y del conocimiento histórico concreto que nos brindaba, me di cuenta de que tenía todas las razones del mundo para seguir defendiendo a Fidel y la Revolución Socialista Cubana contra todos los vientos y mareas (huracanes, tormentas y ciclones) que fueran producidas por el imperio de Estados Unidos para destruir la gloriosa conquista del pueblo cubano. Leer los poemas de José Martí y Nicolás Guillén, escuchar las canciones tradicionales de Cuba («Guantanamera», por ejemplo) y de la moderna Nueva Trova Cubana; bailar los ritmos musicales como el bolero, el chachachá, el mambo, la rumba, la salsa, el son montuno en la fiesta cubana; beber mojito en La Bodeguita del Medio, observar la arquitectura de los edificios, los monumentos coloniales e históricos, las obras de arte en los museos, y asistir por la noche los shows de las boîtes Tropicana y Pico Blanco (donde conocimos personalmente al famoso compositor, César Portillo de la Luz, y cantamos juntos con él, su bolero inolvidable «Contigo en la distancia»); caminar a través de los campos y ciudades del país (Matanzas, Cienfuegos, Camaguey, Santiago de Cuba) teniendo en cuenta las dificultades, los obstáculos, y los retos de la vida social en la isla, solo así pudimos comprender el proceso de lucha y de superación de las personas, lo que ellas tenían que hacer para sobrevivir al cruel y criminal bloqueo económico impuesto por los EE.UU. a la isla de Cuba.
Era casi increíble que Castro y la Revolución Socialista de Cuba hubieran soportado y sobrevivido heroicamente a todas las formas de sabotaje, a más de 600 intentos de asesinato contra Fidel por la CIA, al envenenamiento sistemático de la agricultura cubana, y a todas las invasiones, como «La invasión de la Bahía de Cochinos», en abril de 1961, y «La Crisis de los misiles de Cuba», entre el 16 y el 28 de octubre de 1962, perpetrados por la guerra del gobierno y el bloqueo económico de EE.UU. contra la Cuba socialista.
Aprovecho estas memorias para preguntar a los lectores: ustedes saben ¿con qué frecuencia y durante cuántos años, la mayoría casi absoluta de los países pertenecientes a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) ha denunciado el bloqueo de los EE.UU. contra Cuba como una política criminal en contra de los derechos humanos del pueblo cubano? Y, ¿con qué frecuencia y por cuántos años, la mayoría casi absoluta de estos países ha votado para poner fin al bloqueo de EE.UU. contra el pueblo cubano? Por desgracia, casi nada ha cambiado con respecto al terrorismo de Estado de los presidentes del gobierno imperial (que se auto proclama democrático) en contra de la isla de Cuba.
Desde que vivo en los EE.UU., y a pesar de toda la propaganda masiva a favor de los hombres que han conquistado el papel de presidente y líder (George Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama) del país más poderoso del mundo, ninguno de ellos fue capaz de revelar la inteligencia, el conocimiento, la sabiduría, la dimensión humana y la grandeza de hombre de estado que ha sido la marca indeleble del presidente Fidel Castro.
En la mañana siguiente a la muerte de Fidel Castro, decidí prender los canales de TV de los medios corporativos de EE.UU., para verificar qué tipos de comentario estaban emitiendo sobre la muerte del líder cubano. Para mí no había ninguna sorpresa, en los principales canales de televisión de EE.UU. se repitió la misma farsa abominable de siempre: Fox News, MSNBC, CBS, Univisión, Telemundo, etc., todos esos canales repetían «ad infinitum» la misma propaganda anacrónica contra Fidel y en contra de la Cuba socialista. Un ejemplo: en medio de un desgraciado y miserable discurso del ex gobernador de Florida, Jebb Bush (el hermano menor del infame ex presidente George W. Bush), en medio de las imágenes festivas de conocidos gusanos cubanos pagados por la mafia de Miami para celebrar la muerte de Fidel, también aparecía la imagen de José Díaz-Balart y de su hermano Lincoln Díaz-Balart (uno de los lideres de los gusanos de Florida), ambos sobrinos, odiosos y resentidos, de Fidel Castro Ruz. Fantaseado de reportero del canal Telemundo, José Díaz-Balart, trataba de desempeñar el papel de un periodista neutral, «justo» y «equilibrado»; el papel de un individuo calificado para hablar «imparcialmente» para el público estadounidense, sobre la vida de Fidel, la vida de los cubanos y de la revolución socialista. Apagué el televisor para no vomitar en el sofá de mi casa.
En este día, el momento más vergonzoso aún estaba por llegar. Al abrir la página principal del periódico Folha de São Paulo (el diario brasileño que muchos ingenuos continúan considerando como «progresista», de la «izquierda»), su titular repitió, sin reparos, el titular de los medios corporativos de la derecha de los EE.UU.: «Dictador Fidel Castro muere en Cuba después de 90 años «. Cabe recordar que Folha São Paulo es un periódico golpista (que apoyó el golpe de Michel Temer contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, elegida democráticamente por los votos de más de 54 millones de brasileños) que sigue repitiendo la misma farsa abominable de los medios corporativos de EE.UU.: la misma media corporativa que ayudó a la administración de George W. Bush en la difusión de la mentira de que Saddam Hussein tenía armas atómicas y nucleares para atacar al pueblo estadounidense. Y es la misma media que recientemente trató de fabricar el consentimiento del pueblo estadounidense, promoviendo dentro y fuera de los EE.UU., la escandalosa mentira que Hillary Clinton ya había ganado las elecciones en este país del norte.
Hoy en día, muchos sabemos que esta inmoralidad repugnante y sistemática de los medios corporativos occidentales a favor del terrorismo de Estado de EE.UU. contra los pueblos del mundo, ha convertido esa media en cómplice directo de la tortura y de los crímenes de guerra cometidos por los EE.UU. contra millones de seres humanos asesinados (o refugiados) de Irak, Afganistán, Pakistán, Siria, Libia… Para aquellos que ya tienen conocimiento de los documentos que demuestran los crímenes de la guerra y el genocidio de la dictadura de los Estados Unidos contra el pueblo de Hiroshima, Nagasaki, Vietnam del Norte, Irak y de otras naciones de África, ya sabemos que es parte de la política terrorista de los EE.UU, el tratar de satanizar al comandante Fidel Castro con el apodo de «dictador». ¿Por qué? Porque sabemos que este proceso de demonización de la personalidad de Fidel Castro como «dictador cubano» fue iniciado por los medios de comunicación occidentales a causa de que Fidel no se ha sometido al poder de la dictadura imperial estadounidense en su intento de reconvertir a Cuba a colonia de los EUA de los tiempos de la dictadura cubana de Fulgencio Batista.
Hablando de eso, ahora recuerdo una entrevista realizada por la revista Playboy con Fidel Castro en 1985. En ese momento histórico, el ex presidente de los EE.UU., Ronald Reagan, era identificado en América Latina como «el carnicero de Nicaragua» por ser el gran responsable por los asesinatos de decenas de millares de nicaragüenses provocados por la «guerra de los contra» contra el pueblo de Nicaragua, ese pequeño país de América Central. En esta entrevista, le preguntaron a Fidel Castro, qué le pareció la descripción que Ronald Reagan le hizo como un dictador militar implacable. Fidel Castro, un hombre estudioso de la historia, la economía política, la literatura y la lingüística (muy diferente de un actor de películas «B», mediocre e ignorante como Ronald Reagan), dijo: «Si ser un dictador quiere decir gobernar por decreto, entonces podría usar ese argumento para acusar al Papa de ser un dictador»(3). Y siguió: «Si el poder de un presidente incluye algo tan monstruosamente antidemocrático como la capacidad de ordenar una guerra termonuclear, les pregunto yo: ¿Quién es más como un dictador: el presidente de los Estados Unidos o yo?»(4).
En la actualidad, uno de los mantras ideológicos repetidos por la propaganda anti-Cuba produjo el siguiente discurso: la decisión presidencial de restaurar las relaciones diplomáticas y políticas con Cuba por el presidente Barack Obama fue un error y el presidente Obama ha sido muy tolerante y permisivo con la «dictadura» cubana. Pero, a pesar de la propaganda a favor o en contra de la restauración de las relaciones diplomáticas y de la visita del presidente Barack Obama a Cuba, la tortura en Guantánamo y el bloqueo económico de EU.UU. siguen de viento en popa, continuando con el gigantesco terrorismo de Estado estadounidense contra el pueblo cubano. Es por todo eso que no podemos permitir que los medios corporativos de EE.UU. y de Brasil sigan tratando de engañarnos, porque actualmente ya sabemos que la «democracia» estadounidense es una farsa sangrienta y que la mayoría de los congresistas y senadores estadounidenses (demócratas y republicanos) sólo representa los intereses de los millonarios americanos (menos del 1% de la población estadounidense), y que no tolera la existencia de una Cuba socialista a 100 millas de Florida. Y, a pesar de esta sangrienta farsa que produce y reproduce diariamente la historia del capitalismo y del imperialismo estadounidense en el planeta tierra, hay también una historia viva y una galería de grandes héroes que dedicaran sus vidas en pro de la liberación de los seres humanos dominados, explotados y oprimidos por el capitalismo. En este teatro histórico y en esta galería vital están y estarán incluidos los nombres imprescindibles de los verdaderos líderes de la humanidad: Karl Marx, Vladimir Lenin, León Trotsky, Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Ho Chi Minh, Mao Zedong, Patrice Lumumba, Carlos Marighella y el Che Guevara. El reciente fallecimiento del líder socialista cubano, nos obliga a colocar entre los primeros nombres de esta poderosa constelación de estrellas de la historia de la humanidad, el nombre de Fidel al lado de su heróico lema: ¡Comandante Fidel Castro Ruz: Hasta la victoria, siempre!
Notas
1)Jorge Vital de Brito Moreira. Memorial da Ilha e Outras Ficções.
Brasil: Bahia: JVBMoreira Edition; 1st edition (December 28, 2007). ISBN-10: 0615176550
2) La primera vez que mencioné este accidente de aviación públicamente fue para la entrevista «Una conversación sobre Manuel Sacristán con el escritor, sociólogo y filósofo Jorge Vital de Brito Moreira» realizada por Salvador Lopez Arnal para Rebelion.org.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69805
3) «If being a dictator means governing by decree, then you might use that argument to accuse the Pope of being a dictator. His broad prerogatives for governing the Vatican and the Catholic Church are well known. I don’t have those prerogatives. Yet no one would think of saying that the Pope is a dictator.»
http://www.playboy.com/articles/playboy-interview-fidel-castro-part-one
4) «I honestly believe that the President of the United States has much greater power and more capability of giving direct, unilateral orders. If his power includes something as monstrously undemocratic as the ability to order a thermonuclear war, I ask you who, then, is more of a dictator: the President of the United States or I?»
http://www.playboy.com/articles/50-years-of-the-playboy-interview-fidel-castro
Fuente: http://novaspensatas.blogspot.com/2016/11/pensatas-de-domingo.html