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Comienza la arremetida pinochetista

Fuentes: Rebelión

El presidente electo de Chile, gracias a la derechización de la Concertación, Sebastián Piñera, ha manifestado sus intenciones de invertir capitales privados en Codelco, es decir, comenzar con su proceso de privatización. O dicho de otra manera, que los empresarios se enriquezcan aún más a costa de lo que les pertenece por derecho a todos […]

El presidente electo de Chile, gracias a la derechización de la Concertación, Sebastián Piñera, ha manifestado sus intenciones de invertir capitales privados en Codelco, es decir, comenzar con su proceso de privatización. O dicho de otra manera, que los empresarios se enriquezcan aún más a costa de lo que les pertenece por derecho a todos los chilenos, tal como ha sucedido con el agua, luz y ahorros previsionales. Saquear al Estado es una de las características de la derecha, como muy bien quedó demostrado durante la tiranía militar. Es importante recordar que actualmente sólo un tercio del cobre está en manos estatales, el resto ha sido entregado a privados con la complicidad de la Concertación.

Por otro lado, los empresarios ya hablan de rebajar el miserable sueldo mínimo y enajenar el derecho de los trabajadores a la indemnización de un mes por año cuando son despedidos. Es el comienzo de las intenciones de despojo absoluto, del despliegue de la oligarquía empresarial con toda su fuerza explotadora. Entre Centenario y Bicentenario hemos pasado, sin duda, de la República oligárquica a la República de la oligarquía pinochetista/concertacionista.

Ante esto, el presidente de la CUT y los partidos de la Concertación han reaccionado timoratamente. Los intelectuales y artistas que apoyaron a Eduardo Frei están mudos, de hecho algunos han saludado al presidente electo y manifestado su deseo de que continúe con las políticas culturales de Bachelet (léase Fondos Concursables y Batucadas, esencialmente). Es curioso lo que se observa en el mundo de la cultura, en algunos actores, por ejemplo. Mientras reclaman por mayor justicia social (cuidando cada palabra que sale de sus bocas) se dedican a incentivar al pueblo, a través de publicidad en los medios de comunicación, para que gaste el escaso dinero que posee en las grandes tiendas comerciales, esto a cambio de sueldos millonarios. Sobre todo en televisión, que es sinónimo de mierda, empezando por los noticiarios.

Sólo la dirigencia de los trabajadores del cobre ha sacado la voz con fuerza para manifestar que no aceptarán privatización alguna de la minera estatal. Los políticos están más preocupados de sus existencias dentro del sistema y de futuros acuerdos con la derecha, tal cual ha sido la tónica en los últimos veinte años. Prueba de ello es la reciente votación en el Senado donde con votos de la Concertación (la DC por mayoría) se aprobó que las compañías salmoneras puedan hipotecar Bienes Nacionales de Uso Público en los bancos para pagar sus deudas particulares, o sea, el mar encaminado hacia la privatización ¿Qué dirá Frei sobre esto?

También la prepotencia pinochetista aflora en estos días. Una demostración es el incidente protagonizado por el senador Andrés Allamand, que insultó en el mejor estilo matón de esquina al ministro de Hacienda, Andrés Velasco, otro neoliberal, durante su visita al parlamento, por haber éste criticado el manejo de Piñera con la empresa Lan Chile. En tanto, Jovino Novoa, presidente del Senado y miembro de la jauría de Pinochet después del golpe de 1973, demuestra todas sus ansias de impunidad planteando que se deberían cerrar los casos de derechos humanos que aún permanecen siendo investigados por la justicia. Como broche de oro, el ultra pinochetista fascista diputado Iván Moreira desea que se implante toque de queda para los 11 de septiembre.

Pues bien, todo esto es el resultado de la derechización de la Concertación y el apoltronamiento de sus líderes. También de que la Izquierda extraparlamentaria se encuentre dispersa y desmovilizada en sus fundamentos revolucionarios e ideológicos. Por lo tanto, ahora la palabra es del pueblo, que debe organizarse para repeler los avances de la cáfila que alcanzó el poder «democráticamente» dentro de un sistema regido por una Constitución ilegítima en su raíz pero «legitimada» por el socialista más derechista y dañino de nuestra historia, Ricardo Lagos Escobar.