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«Como en todo proceso de cambio, en la UP hubo dificultades y errores»

Fuentes: Azkintuwe

Carlos Ruiz Rodríguez (1954), es doctor en Historia y profesor de la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Junto a Augusto Samaniego, es uno de los pocos académicos que ha investigado la relación establecida por el movimiento mapuche y sectores de la izquierda chilena en el siglo XX. Entre sus trabajos destacan «La cuestión mapuche: […]

Carlos Ruiz Rodríguez (1954), es doctor en Historia y profesor de la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Junto a Augusto Samaniego, es uno de los pocos académicos que ha investigado la relación establecida por el movimiento mapuche y sectores de la izquierda chilena en el siglo XX. Entre sus trabajos destacan «La cuestión mapuche: Chile, 1964-1973. Discursos y prácticas desde el Estado y la sociedad civil hacia las minorías étnicas»; «La Cuestión Mapuche en la Segunda Parte del Gobierno de Eduardo Frei Montalva y las Transformaciones del Agro. Problemática, Discursos y Prácticas (1967-1970)»; y «Comunidad agraria y autonomías para el pueblo mapuche (1953-1972). Lipschutz y el hombre progresista: ¿Un marxismo liberal o innovador?».

 

Actual asesor de la Consejería Indígena Urbana, Ruiz conversó con nosotros su visión sobre el gobierno de la Unidad Popular en relación al Pueblo Mapuche, los principales logros del periodo y la relación del movimiento mapuche con partidos y movimientos de la izquierda chilena, cuyos «desentendimientos», advierte, fueron más bien entre personas y no entre organizaciones. Comparte además un aspecto desconocido del gobierno de Allende: el Programa de Salud Intercultural, implementado en Temuco, entre otros, por los doctores Hernán Henríquez y Jécar Nehgme, ambos ejecutados tras el Golpe por el régimen militar.

 

– Carlos, a nivel mapuche se destaca como uno de los principales logros del Gobierno de Salvador Allende la dictación de la Ley Indígena 17.729. Como académico e investigador de dicho período ¿compartes esta lectura?.

 

Absolutamente. El logro principal del gobierno de Allende fue la promulgación de la ley 17.729, que defendía a la comunidad mapuche del peligro de la división a que estaba sometida conforme al marco legal dado por un decreto del dictador Ibáñez, de 1927, y por la hasta entonces vigente Ley Nº 14.511, de 29 de diciembre de 1960, que databa del gobierno de Jorge Alessandri y que buscaba facilitar el proceso de división de las comunidades. La resistencia a esta división había sido la reivindicación principal del movimiento mapuche, tanto bajo el liderazgo de Venancio Coñuepán y la Corporación Araucana como bajo la conducción de las organizaciones de izquierda: el Frente Único Araucano y, desde los ’60, la Federación de Campesinos e Indígenas (FCI), vinculada al PC y al PS, que sería desde 1967 la Confederación Nacional de Campesinos e Indígenas Ranquil.

 

La ley transformó además la Dirección de Asuntos Indígenas en una Corporación de Desarrollo Indígena, bajo la dirección de un mapuche, Daniel Colompil Quilaqueo, ingeniero agrónomo, militante del MAPU, quien se mantuvo en el cargo hasta el golpe de Estado. Esta Corporación no sólo se preocupó del aspecto agrario, sino de la conservación y recuperación de la cultura ancestral. Los documentos de la época de la UP, como el propio mensaje con que Allende mandó el proyecto al Parlamento, desmienten el dicho, hoy de moda, de afirmar que la Unidad Popular confundió a los mapuche con el campesinado chileno. El mensaje, al parecer asesorado por el Dr. Alejandro Lipschutz, decía claramente que se trataba de situaciones distintas y llamaba la atención a los aspectos culturales como el derecho a la educación en su propio idioma y la enseñanza de las tradiciones. La ley y el accionar del gobierno de la UP fueron un gran paso también en la lucha contra la discriminación.

 

– ¿Qué otros avances nos puedes mencionar en dicho período?

También fue un logro la aplicación de la Ley de Reforma Agraria en favor de las comunidades a las que los colonos y latifundistas habían usurpado las mejores tierras. En sólo 3 años fueron devueltas a las comunidades, 220.000 hectáreas sólo contando a Malleco y Cautín (la actual IX Región), y muchas más en Arauco, Biobío, Osorno, Valdivia y Llanquihue. La dictadura desde 1973 volvió a usurpar estas tierras que se «devolvieron» a los usurpadores, renovando así el conflicto que se mantiene hasta ahora, por ejemplo en Temucuicui, comunidad que había sido beneficiada con recuperar tierras que desde 1973 volvió a perder . Por otro lado, s e desarrolló una política cultural en que se valoraba positivamente a los pueblos originarios, como raíces de la sociedad chilena y como motivo de inspiración en sus ideales de libertad, autodeterminación y valentía ante el invasor.

 

Hubo una propuesta cultural que asumía estas raíces, y se expresaba en una nueva música (mestiza), pintura, literatura, cine, etc. donde se destacaba lo mapuche. Hasta la moneda de más valor de entonces, la de 5 escudos, llevaba la figura de Leftraru, a diferencia del presente en que la mujer mapuche está en la de cien pesos y no en un billete alto, como reprochara el Consejero Urbano José Llancapan al Presidente Lagos en su momento. Salvador Allende en el acto inaugural de su mandato presidencial, en el Estadio Nacional el 5 de noviembre de 1970, comenzó su discurso invocando: «Están aquí Lautaro y Caupolicán, hermanos en la distancia de Cuauhtémoc y Túpac Amaru».

 

– Tu has estudiado la relación de la izquierda chilena y el movimiento mapuche en esos años. Háblanos de estas «relaciones» y alianzas existentes y de lo complejo que fueron en algunos casos.

 

Para empezar, el Partido Comunista y la Federación Obrera de Chile, FOCH, desde los años de 1920 que tenían contactos y alianzas con Manuel Aburto Panguilef. El PC siempre fue consecuente con este apoyo, incluso en su período de clandestinidad. Allí estaban los peñi Painemal de Chol Chol, entre muchos otros. Diputados y senadores del PC apoyaron a las comunidades en conflicto, por ejemplo Luís Corvalán y José Santos Medel evitaron una masacre mediando con Carabineros en la isla del Pangal, durante una recuperación de tierras. Muchos jóvenes comunistas como Gladys Marín, los hermanos Guerrero, etc., hacían trabajos voluntarios en las comunidades ganando el cariño de la gente. Por todo eso, el PC logró elegir un diputado con primera mayoría individual, al peñi Rosendo Huenumán en 1973, en las elecciones más difíciles que tuvo que enfrentar la UP. Por lo mismo, fue el partido más reprimido con numerosos mapuche comunistas asesinados.

 

– ¿Y respecto del Partido Socialista de entonces?

El PS tuvo un fuerte trabajo en las comunidades, en 1964 se creó un comando mapuche allendista que llevó a efecto el «Pacto del Ñielol», en que Allende se comprometió a defender al pueblo mapuche desde la Presidencia. Pero acaso no surgieron muchos líderes mapuche socialistas, podríamos citar a Gregorio Seguel Capitán, sí hubo parlamentarios socialistas chilenos, como el propio Allende, que apoyaron las demandas mapuche. La excepción desagradable fue un diputado Samuel Baeza (del PS se pasó al PC), acaso el único partidario de dividir las tierras comunitarias en propiedad individual. Pero el PS tuvo cuadros como Jecar Nehgme (padre) y Manuel Gastón Elgueta, que fueron asesinados por haber desarrollado un programa de salud intercultural con las comunidades mapuche, junto al dr. Hernán Henríquez y a Alejandro Flores Rivera (PC). Otro partido fue el MAPU que desde sus raíces estaba en la lucha por la Reforma Agraria: en poco tiempo (1969-1973), alcanzó bastante arraigo en las comunidades. Tenía al Ministro de Agricultura Jacques Chonchol, artífice de la Reforma, al Director de Asuntos Indígenas (y después de la Corporación de Desarrollo Indígena), a numerosos cuadros profesionales en CORA e INDAP. Entre sus mártires está Carlos Lincoyán Huenul, joven funcionario del gobierno de la UP y mapuche urbano. «MAPU significa tierra», cantaba Dióscoro Rojas, y cada mapucista se sentía lleno de esa fuerza que viene de Miñchemalongko y Leftraru.

 

– ¿Y qué nos puedes comentar del Movimiento de Izquierda Revolucionaria?

El MIR, desde su fundación en 1965, procuró el compromiso con el pueblo mapuche. Por 1969 creó el Movimiento Campesino Revolucionario, MCR, que asumió un fuerte compromiso con las comunidades en lucha por recuperar la tierra. Acaso sus teóricos no comprendieron tanto las diferencias entre el campesinado y el pueblo mapuche, pero en la práctica, hubo un accionar que llevó al heroísmo a sus mejores cuadros, hoy detenidos y desaparecidos. También existió el Movimiento Netuaiñ Mapu, cercano al maoísmo, pero con mucha raíz mapuche y que también luchó con tesón por la recuperación territorial. Todos estos partidos y movimientos aportaron a crear un clima de movilización que hizo posible la recuperación de tierras y el establecimiento de una nueva institucionalidad.

 

– ¿Como analizas hoy dichas vinculaciones? ¿fueron un aporte, un retroceso?…

 

La recuperación de una posición de dignidad para el pueblo mapuche, ese fuerte simbolismo mapuchista, el conseguir un fuerte aumento de las becas universitarias y esas más de 220.000 hectáreas recuperadas, nunca podrían haber significado un retroceso… Si hubo desentendimientos, fue entre personas y no entre organizaciones, por la mentalidad racista que subsistió en muchos mandos medios y militantes, criados y educados con los textos escolares de entonces, y con prácticas y discursos wingka, transversales a toda la sociedad chilena, de izquierda y derecha. Hubo gente autoritaria, verticalista y burócrata en todos los partidos, pero eso afectó a mapuches, chilenos, etc. Eso hizo crisis después del golpe, pero hasta entonces no hubo una postura de mapuche de izquierda decididamente dispuesta a reivindicar la cultura y la organización ancestral por sobre los esquemas culturales occidentales. Como en todo proceso de cambios, hubo dificultades y errores, ya que se trataba de una experiencia nueva. Un pueblo y un gobierno se enfrentaban a poderosos opositores, que mantenían su poder casi intacto y cada día buscaban crear y agudizar problemas. Hubo así, erróneas aplicaciones, inexperiencias en el terreno, burocracia, pero también hubo sectores de la izquierda que representaban estos problemas ante el Gobierno. El golpe no permitió resolver las dificultades ni desarrollar el proceso.

 

– En un trabajo publicado por Azkintuwe, señalas que el Golpe de Estado se adelantó en el caso mapuche. Podrias entregar mas antecedentes respecto de los niveles de represión que afectaron a las comunidades y sectores organizados en aquellos años.

Hubo muchos operativos militares, bajo el pretexto de aplicar la Ley de Control de Armas, en comunidades mapuche de Malleco, Cautín, y especialmente en Valdivia, en torno a las actividades del MCR en focos como el Complejo Maderero Panguipulli. Los militares se sirvieron para saciar venganzas personales de colonos y latifundistas wingka contra comuneros mapuche con y sin militancia. Las masacres fueron la respuesta de uniformados y hacendados locales a las justas reivindicaciones de los mapuche despojados y de los chilenos explotados y sin tierra; fueron una venganza a las «enormes movilizaciones de campesinos en las zonas de Galvarino, Lautaro, Loncoche y Cunco» en los años 1970-1973 . Según Montupil, «Los militares y carabineros, en efecto, perpetraron horrendas masacres contra el campesinado mapuche en: Lautaro, Cunco, Melipeuco, en la provincia de Cautín; Lonquimay, en la provincia de Malleco; y Panguipulli, en la provincia de Valdivia» . Y desde luego, en Osorno y muchas otras partes.

 

El CONSUPSENA (Consejo Superior de Seguridad Nacional) había puesto en práctica un Plan de consolidación social y territorial para las zonas fronterizas de las provincias antes citadas. Bajo este pretexto, dice Montupil, el Ejército «muy hábilmente comenzó a tomar las medidas y desarrollar los dispositivos militares que les permitieran, llegado el momento, controlar la situación». En atención a este plan, fueron desplazados dos regimientos de la ciudad de Santiago a Valdivia y Temuco; el Ejército instaló tropas antiguerrilleras en Valdivia y la FACh reforzó la base aérea de Maquehue (Temuco). En 1972, el Ejército ya chequeaba y controlaba la población local: «en otras palabras, podría decirse que el poder local ya estaba en manos de los militares» . Las Fuerzas Armadas se preparaban para la guerra, ya decidida por el golpismo con apoyo de USA e independiente de la conducta que observase el gobierno de Allende.

 

– Luis Vitale en algunos de sus trabajos recuerda esta historia…

Luis Vitale conoció en prisión a varios sobrevivientes de las masacres de Panguipulli. Relata que «Varios compañeros, con los cuales estuve preso en los campos de concentración, me contaron cómo fue la masacre, cómo persiguieron a los campesinos e indígenas después del bombardeo con napalm en Panguipulli, cómo se formaron caravanas de hombres, mujeres y niños que huían desesperados hacia la cordillera tratando de pasar a Argentina» . El Tercer Grupo de Helicópteros, con asiento en Maquehue, y el Regimiento Tucapel, de Temuco, iniciaron operaciones de allanamiento y ocupación de predios beneficiados por la reforma agraria. El 29 de agosto de 1973 allanaron el Centro de Producción Nehuentué, de Carahue, apresaron y torturaron al Presidente del Centro de Producción Lobería, Juan Segundo Quían Antimán, quien falleció el 8 de septiembre a consecuencia de estos crímenes. Desde el 11 de septiembre habría muchos más como él. Incluso hubo un sacerdote católico, Wilfredo Alarcón, quien trabajaba en la parroquia de Perquenco apoyando a las comunidades, que fue detenido el 13 de septiembre y fusilado en el río, pero quedó vivo, salió río abajo y ha contado como eran estos crímenes.

– Un aspecto desconocido y que tambien mencionas en tu artículo es el trabajo desarrollado en la UP a nivel de la salud mapuche. Me refiero a la búsqueda de complementariedad, lo que hoy seria la «medicina intercultural», algo extraordinario para esos años. Podrias profundizar en ello.

El Presidente Allende se dio a conocer desde joven como médico comprometido con los sectores más humildes de la sociedad chilena. Los contenidos de la política de salud de Allende hacia el pueblo mapuche deben buscarse en el Pacto de Cautín, celebrado solemnemente el 6 de abril de 1964 en el cerro Ñielol, entre el candidato Allende y representantes de los Araucanos Allendistas, Título IV. de dicho pacto se refería a los compromisos que asumía Allende con respecto a la salud. El programa de salud de Allende planteaba la participación de hombres y mujeres mapuche en la gestión: era una forma de practicar la interculturalidad y el cogobierno. El programa decía: «Elaborar con representación de las comunidades, un plan de saneamiento ambiental que abarque los problemas de dotación de agua potable… Establecer un servicio dental para las comunidades. Formación de personal practicante (mujeres que sean araucanas como ayudantes dentales)» . El programa de la Unidad Popular en 1970, expresaba algo similar: «Asegurar la atención médica y dental, preventiva y curativa a todos los chilenos, financiada por el Estado, los patrones y las instituciones de previsión. Se incorporará la población a la tarea de proteger la salud pública» . Al asumir la Presidencia, Allende confió la conducción del tema de la salud a profesionales idóneos y comprometidos con el proceso de cambios.

Asumido el gobierno de Allende, los encargados de la salud pública en la Zona del Servicio Nacional de Salud (SNS) de Malleco y Cautín, se abocaron a la tarea de realizar una política que tomase en cuenta la participación de los beneficiarios, en este caso en gran medida mapuches, la cultura tradicional de éstos y las concepciones del gobierno acerca del desarrollo social, de la erradicación de la pobreza y del ejercicio de los derechos populares. Esta política regional, tomó la forma de un programa de salud que integraba los adelantos de la medicina occidental con el ejercicio de la medicina ancestral mapuche, basada en un sistema propio de sanación natural, con participación de los y las machi, cuyas prácticas serían respetadas y sus conocimientos serían rescatados en pro de su conservación y transmisión. El programa de salud intercultural fue ejecutado por un equipo integrado entre otros, por el doctor Hernán Henríquez, Jécar Nehgme Cornejo, Alejandro Flores y Manuel Elgueta.

 

– ¿Cómo se materializaba en la práctica este Programa de Salud Intercultural?

La práctica de este programa suponía una estrecha relación entre los ejecutores estatales y los participantes mapuche; implicaba también, romper con la postura eurocéntrica en la medicina. El programa era criticado por la derecha, que lo consideraba muy revolucionario para esos tiempos. Además de integrar la medicina formal con el sistema holístico mapuche (filosófico, psicológico, sanitario), contemplaba la ejecución de cursos de capacitación para monitores mapuche, que podían llevar a la práctica sus conocimientos al interior de sus comunidades, en armonía con la medicina ancestral y tomando en cuenta los intereses, creencias y supuestos culturales de la comunidad. Hasta el golpe de Estado, el equipo había logrado impartir un curso completo y estaba preparando una segunda promoción de monitores. Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre, el equipo de salud intercultural fue duramente perseguido: los militares golpistas consideraron que la actividad que desarrollaban, era altamente subversiva. Consideraron que si unos profesionales de izquierda trabajaban con los mapuche, el sector más marginado de la sociedad chilena, sólo podía ser para intentar sublevarlos. Así, el accionar de los trabajadores de la salud, en el imaginario de los golpistas, no tenía otro fin que el de establecer un foco guerrillero en la región de la Araucanía. Hicieron pública la creencia de que eran los ejecutores del programa, quienes llevarían a efecto el inventado Plan Zeta. Desde luego, además del prejuicio contra la izquierda, primaba el prejuicio antimapuche, el desprecio al pueblo originario y el rechazo fanático en contra de su espiritualidad y de su medicina ancestral.

 

– ¿En qué circunstancias se produce la ejecución del doctor Hernán Henriquez? En Temuco el Hospital Regional lleva su nombre, pero muy poca gente conoce esta historia que nos relatas.

 

El doctor Hernán Henríquez y Alejandro Flores fueron citados por las autoridades golpistas, por lo que se presentaron voluntariamente a la Fiscalía Militar. Fueron ejecutados por agentes del Estado el 2 de octubre de 1973 en la Base Aérea Maquehue. ¿Qué pasaría que los militares y aviadores extremaron su actitud contra el doctor Henríquez y su equipo? ¿Habrán recibido órdenes superiores que los impulsaron a exterminar al equipo de salud que trabajaba con los mapuches? Jécar Nehgme y Manuel Elgueta, como sus compañeros, siguieron en sus casas después del golpe y de la muerte de aquéllos. Fueron detenidos en sus casas en la madrugada del 26 de octubre y ese mismo día fueron ejecutados. Esta historia es el relato del sacrificio de un grupo de chilenos, trabajadores de la salud, en aras del ideal de la dignificación del pueblo mapuche y de la defensa y promoción de sus derechos. Practicaron la Nueva Relación de pueblo a pueblo en sus vidas y las entregaron por lealtad a su causa.

Pedro Cayuqueo (Periodista y Director Azkintuwe)